Lutzow escribió:Pobre Ludendorff, esperemos que le salga un defensor, porque al parecer todos estamos esperando para darle su merecido...
Venga, va, voy a romper una lanza (pequeñita, eso sí) en favor del pobre Erich.
Es cierto que era un tipo inestable, con mal carácter (incluso se nota en las fotos) y muy probablemente acomplejado por su origen humilde, después de pasar toda la vida rodeado de oficiales nobles prusianos con el "von" delante.
También es cierto que su comportamiento en la segunda mitad de 1918 fue inaceptable. Igualmente su apoyo a la guerra submarina sin restricciones es un error importante, si bien no fue el único ni probablemente el mayor defensor de esta estrategia, así que la culpa sería más bien de todo el Alto Mando.
Ya no digamos el comportamiento posterior con los nazis, y el oscuro fin de su vida, como un iluminado cualquiera que se apunta a sectas; él, que había sido prácticamente el jefe de Alemania (en la práctica) durante la PGM.
Pero también tiene sus virtudes (o disculpas).
Es comúnmente aceptado que las victorias en Prusia Oriental no fueron obra de Hindenburg, sino de Ludendorff en primer lugar, y también de François y de Hoffmann; si bien es cierto lo que se apunta de que los rusos tuvieron gran parte de la responsabilidad por sus muchos errores.
También hay que concederle que a partir de ese momento los alemanes se mostraron bastante exitosos en el Este, incluso muchos meses después de esas batallas, cuando Rusia ya había reforzado el frente con nuevos ejércitos. Y eso a pesar de que prácticamente sólo tenía las migajas, puesto que el grueso de las fuerzas estaba en las trincheras de Francia, y tenía que conformarse con lo que podía.
De hecho, todo el posterior transcurso de la guerra, hasta justo la operación Michael fue bastante exitoso para los alemanes (salvo Verdún, donde Ludendorff no pintaba nada), y una buena parte de la responsabilidad de todos esos avances, así como de las brutales bajas aliadas en el frente Occidental ante la Línea Hindenburg, fueron gracias al trabajo meticuloso de Ludendorff, dueño de la situación desde mediados de 1916.
Podemos pensar que parte de estos avances fueron mérito de subalternos como Falkenhayn en Rumanía o Mackensen contra serbios y rusos, pero sería bastante hipócrita pensar que Ludendorff no hacía nada en todo esto, y que, al igual que Hindenburg, se dedicaba sólo al politiqueo. Sabemos que no es cierto y que dedicaba muchas horas a planificar las campañas.
De hecho, si la ofensiva de 1918, cuando llegaron los refuerzos de Rusia, hubiera sido un éxito y se hubiera abierto una brecha que hubiera permitido llegar a París (algo complicado pero no tan improbable), quizás ahora estaríamos hablando del invencible Erich, y poniéndolo al nivel de Napoleón o Alejandro. Pero salió mal.
Tal y como yo lo veo, el principal fallo de Ludendorff es que a medida que fue pasando el tiempo, la presión por conseguir la victoria final le pasó factura. Erich trabajaba contra reloj, porque era evidente que cada día que pasaba era favorable a los aliados, que no estaban bloqueados navalmente y que encima se vieron reforzados por EEUU. Esto, junto con el desgaste de tantas horas de trabajo y su propia ambición, le fue obsesionando tanto que fue tomando decisiones cada vez más estúpidas. Primero la guerra submarina sin restricciones. Luego cuando cayó Rusia y llegaron los refuerzos, quiso avanzar a lo loco, sin asegurar la logística y las comunicaciones, y sin un objetivo concreto. Luego, al no conseguir el objetivo, se limitó a quedarse quieto sin saber qué hacer, en lugar de, por ejemplo, acortar el frente mediante retiradas tácticas. Y ya fue el colmo cuando incluso después de haber aconsejado al gobierno una rendición, luego se desdijo y pidió que se siguiera en la guerra. En general, diría que era un tipo bueno en lo táctico, pero sin visión estratégica.
Pero en su disculpa hay que decir que no es lo mismo encontrarse con un ejército casi invencible en 1914 pero que poco a poco tiene cada vez menos recursos (debido al bloqueo naval especialmente), que frente a los ejércitos aliados, algo en desventaja al principio, pero que al final contaban con una brutal diferencia en tanques, aviones, artillería, etc., y con un montón de medios materiales y humanos que llegaban de fuera. Claro, así es normal que Haig nos parezca cada vez mejor general a medida que pasa la guerra, mientras que Ludendorff cada vez parece peor.