"En la tierra de nadie encontré a cuatro pobres desgraciados con las piernas destrozadas. Durante dos días estuvieron tirados ahí, consumiéndose, por la fiebre. Estaban tumbados a unos metros de distancia, hablando entre ellos, intentando mantener la moral, todos esperando ser llevados a un lugar seguro. Me rogaron que organizara un transporte para ellos y prometí solemnemente enviar a los camilleros a recogerlos, no tuve corazón para decirles que los camilleros estaban a 20 metros de distancia, muertos.
De vuelta a la estación traen a un artillero, que está en condiciones terribles. Sus heridas son horribles, ha sangrado mucho, su cara es como el mármol blanco. Ambas piernas están destrozadas, unidas con sólo unas pocas hebras de carne y tendones, los huesos astillados, la herida está llena de hebras de carne junto con restos de sus pantalones y ropa interior. Con cuidado intentamos vendar las heridas. Esto significa mover la pierna, hacer que salga una fuente de sangre, empapando al doctor. El pobre hombre suelta un leve gemido y muere. Nuevos gritos en la entrada, esta vez un hombre herido con el pecho lleno de agujeros de bala.
Las vendas ensangrentadas se dejan caer al suelo, no tenemos tiempo de deshacernos de ellas, forman una alfombra a la altura del tobillo.
Grandes manchas negras en el suelo marcan los lugares donde se encontraban las camillas antes de que los heridos sean llevados a la cirugía. Apoyados contra la pared están las camillas vacías, sus cubiertas de lona están manchadas de negro con costras de sangre.
Los portadores están de pie con caras demacradas, miradas torturadas, como si estuvieran sentenciados a muerte. Detrás del granero la vista es terrible, los heridos que habían muerto en el camino o durante el vendaje han sido apartados para dejar paso a los que aún viven. Allí yacen, apilados uno sobre otro, torsos abiertos, miembros perdidos, es terrible de ver. Los rostros tienen muecas de ira, dolor o desesperación y los cuerpos yacen en posiciones grotescas".
Capitán Albert Garnier, 52º División de Infantería,, Verdún, 22 de Mayo de 1916.
Saludos.