
Milicianas, 1962. Fotografía de Alberto Korda.
Van armadas con subfusiles checos Sa-23.
Las primeras entregas a Cuba de armas fabricadas en los países socialistas, llegaron de Checoslovaquia, país usado como testaferro por la Unión Soviética, cuando políticamente no quería arriesgarse a ventas directas (caso similar a la venta de cazas Avia S-199 a Israel).
De esta forma en 1960 comienzan a llegar a Cuba las armas de fabricación checoslovaca. Entre ellas estaban las pistolas ametralladoras Sa-23 y Sa-25, fusiles Vz.52/57, ametralladoras ZB-53 / Vz.37, ametralladoras antiaéreas cuádruples M.53 de 12,7 mm; tanques T-34, cascos Vz.32, cañones autopropulsados SU-100, lanzacohetes Tatra, entre otros.
Los Sa-23 y 25 sirvieron en el Ejército y las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) a principios de los años 60. Fueron usadas para derrotar la Invasión de Bahía de Cochinos, y durante la Crisis de los misiles.
A mediados de la década de los sesenta los Sa fueron puestos en conservación, dado las grandes entregas directas de armas provenientes de la URSS, el calibre diferente a los soviéticos (con los problemas de suministros correspondientes), y la poca popularidad del arma entre los militares cubanos. En Cuba se consideraba que las pistolas ametralladoras Sa eran muy poco fiables, se disparaban solos al menos choque, causando numerosas víctimas. Los militares del país productor Checoslovaquia, también les dieron de baja por la misma época, en 1968.
En Cuba se les llamaba "metralletas checas".
Tras el triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua en 1979, Cuba entregó sobrantes de pistolas ametralladoras Sa-25 para las milicias de sus nuevos aliados, entre otras armas.
Existen reportes de que en Chile bajo el gobierno de Salvador Allende, también aparecieron Sa-25.
Lo mejor del Call Of Duty, es que ni te duelen los tiros ni pagas la munición.
El Maestro Zebra.
Ab insomne non custita dracone