Redes clandestinas carlistas al servicio de los ingleses

Historia Militar 1939-1945.

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Redes clandestinas carlistas al servicio de los ingleses

Mensaje por Buscaglia »

Saludos.

Ya alguna vez hemos comentado "la invisibilidad" de los carlistas una vez terminada la guerra. Quizá debido a ello, no hay demasiadas referencias a su actividad durante la Dictadura. Ni siquiera en cuestiones polémicas, como su relación con los servicios secretos británicos.

Las fuentes de este hilo son el libro de David Jato, "Gibraltar decidió la Guerra" y la biografía "Mario Salegi". Jato era el Jefe del Servicio de Información de Falange durante la II Guerra Mundial y Salegi un editor ligado al mundo abertzale, excombatiente de la Guerra Civil y agente al servicio de los aliados en los primeros años cuarenta.

Desde 1941, una vez pasado el agobio provocado por la frustrada operación León Marino, los aliados comenzaron a preparar actuaciones militares en España por si los alemanes intervenían camino de Gibraltar, el Marruecos francés o Canarias. Bill Donovan, del OSS, llegó en febrero para preparar un dispositivo que entorpeciera una posible invasión alemana. Para ello sus agentes contactaron con los generales exiliados Miaja y Asensio, mientras el trataba con políticos del Régimen desafectos a Francos. La principal operación barajada consistía en una expedición contra Canarias que realizarían republicanos exiliados en dos mercantes alemanes incautados, excusa que permitiría a los norteamericanos actuar. Incluso se negoció con un exministro de Franco para concederle el papel de "Quisling" canario. Al parecer una de las piezas esenciales de la operación, Pérez Bueno, ingeniero de la Compañía Telefónica de Buenos Aires, murió en el hundimiento del Monte Gorbea cuando se trasladaba a la Península para ir concretando la jugada (todo esto se insinuó bastante en Buenos Aires en los años cuarenta, no sé si algún compañero del foro tendrá más información sobre ello).

Mientras el cónsul británico en San Sebastián, Mister Goodman, sondeaba otra opción, la de los carlistas. El consulado donostiarra realizaba funciones de recogida de pilotos y fugados de la Europa de Hitler con la pasividad de las autoridades y la ayuda, más o menos interesada, de numerosos guipuzcoanos. Goodman contactó con José Garmendia, antiguo miembro de la Junta Carlista de Guerra, pidiendo entablar contacto con este movimiento político, muy molesto con la política de Franco y temeroso del paganismo y fascismo nazi. En un primer momento, sólo se negoció que sacerdotes de los obispados de Vitoria y Pamplona repartirían la propaganda de la Embajada.

También se iniciaría la formación de una organización clandestina, entrenada por el SOE, que tomaría la armas en el caso de una hipotética invasión alemana. Esto ya eran palabras mayores para el consulado de San Sebastián y Bernard Malley, del departamento de prensa de la embajada en Madrid, comenzó a organizarla viajando a San Sebastián en el verano de 1941...


Según reza una antigua inscripción en la portada de la iglesia de Otxate, cuando el mundo era joven, solo habitaban la tierra y los océanos seres primordiales a los que no resultaba agradable contemplar. Extraños y deformes, procedentes del vacío y las estrellas. En una época aún arcana, estos seres primordiales se ocultaron más allá del tiempo, pero dejaron su semilla. Cthulhu engendró a los seres de la tierra; Dagón, a los marinos, y Derleta, a los lunares.

"Caperucita y otros relatos vascos de terror"
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Re: Redes clandestinas carlistas al servicio de los ingleses

Mensaje por Buscaglia »

Continuamos...

Dado que los izquierdistas y nacionalistas vascos estaban en la cárcel o muy vigilados, la embajada inglesa consideró que el grupo que mejor podía servir a sus intereses eran los grupos clandestinos del requeté, encuadrados generalmente en torno al párroco del pueblo. Fermín Erice, párroco de Añorbe, quedó como responsable de la red.

Londres ofreció a los requetés el apoyo británico a la restauración de la monarquía en su rama carlista. A cambio los requetés se pondrían al servicio de los aliados si se producía una invasión alemana (recordemos que el líder del carlismo estaba en un campo de concentración nazi).

En 1942 comenzaron a formarse operadores de radio en Tánger y el embajador Hoare ultimó la operación visitando en Pamplona al obispo, al conde de Rodezno y al líder carlista Joaquín Baleztena. Este último le certificó que, en caso de invasión alemana, tomarían las armas contra los nazis.

La organización al servicio de los ingleses recogió información sobre 18 puntos de Navarra y Álava susceptibles de convertirse en campos de aterrizaje, establecieron una docena de enclaves idóneos para interceptar las vías de comunicación, fijaron puntos de desembarco en Guipùzcoa y Vizcaya, prepararon un plan para sacar a los prisioneros extranjeros del campo de internamiento de Miranda de Ebro... Las milicias clandestinas carlistas decían disponer de 1000 elementos en navarra y 1.200 en Älava dispuestos a tomar las armas.

Ya en este punto, las autoridades franquistas tenían una idea clara de la operación y decidieron intervenir. El encargado de desmantelar la red fue un joven Gutiérrez Mellado que procedió a detener e interrogar a los implicados, con la salvedad de que los responsables religiosos, que declararon actuar por el bien de España, quedaron protegidos por su fuero eclesiástico y la protección del obispo de Pamplona. Las penas fueron inusualmente leves, limitándose en el caso de los religiosos a unos meses de reclusión en el convento...
Según reza una antigua inscripción en la portada de la iglesia de Otxate, cuando el mundo era joven, solo habitaban la tierra y los océanos seres primordiales a los que no resultaba agradable contemplar. Extraños y deformes, procedentes del vacío y las estrellas. En una época aún arcana, estos seres primordiales se ocultaron más allá del tiempo, pero dejaron su semilla. Cthulhu engendró a los seres de la tierra; Dagón, a los marinos, y Derleta, a los lunares.

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