hoff escribió: ↑05 May 2020Doscientos años de hegemonía en el campo de la Historia Militar... así nos evitaríamos a bocachanclas como Esdailie o Elting
Bueno, tampoco echemos toda la culpa a los historiadores británicos. Veamos, tengo en casa (regalo hecho en su día) un librito (lo de librito es eufemismo, más bien es tochaco monumental) titulado Historia de las Guerras de España, que es una obra generalista sobre las guerras de España desde los Reyes Católicos hasta la llegada de la democracia, cuyo autor es Juan Carlos Losada, doctor en Historia Contemporánea y miembro de la Asociación Española de Historia Militar. Bueno pues en el apartado/capítulo (inmenso) dedicado a la Guerra de la Independencia, y referido a los oficiales y al ejército español, voy a sacar unas cuantas citas:
Lo cierto es que el nuevo ejército español que se formó a toda prisa nunca fue un enemigo de entidad para los franceses. Aunque cargado de entusiasmo, siguió siendo pobre, mal armado, atrasado y peor mandado, lo que se reflejará en la suerte de las batallas. Excepto en los choques de Alcañiz, Bailén y Tamames (el único enfrentamiento de entidad considerado batalla es Bailén) acontecidos en los primeros meses de guerra, las fuerzas españolas no cosecharon, por si solas, ningún triunfo contra las fuerzas de Napoleón. Además, los generales que comandaban las fuerzas vencedoras en estos enfrentamientos (Castaños, Joaquín Blake, y Martín de la Carrera) fueron incapaces de lograr ningún triunfo más.
Más abajo. continúa:
Todas las derrotas fueron acompañadas de numerosas deserciones, de ataques de pánico en plena batalla y que desembocaban en huidas masivas y numerosas muestras de cobardía e incompetencia por parte de la tropa, y lo que es más grave, también de los mandos.
Menciona al vizconde de Zolina como un incompetente supersticioso, que en vez de un sable portaba un rosario, y que consultaba sus estrategias con su sacerdote, y cuya incompetencia causó la derrota en Almonacid; también de Gabriel de Mendizábal y su incompetencia en la batalla de Santa Engracia, del marqués de la Romana, a quien sus tropas llamaban marqués de las romerías, por sus continuas (e inútiles) marchas y contramarchas; habla de la desbandada (miles de hombres) bajo el mando del duque de Alburquerque, en la Carolina, que emprendieron la desbandada al escuchar el toque de las campanas de una población cercana, creyendo que avisaban de la llegada de los franceses, cuando en realidad tocaban a misa; o la obsesión de ciertos mandos por imponerse sueldos de 120.000 reales y otorgarse títulos nobiliarios.
En otro apartado menciona:
Lo cierto es que las victorias que vendrían a partir de 1812, lo fueron gracias al principal concurso de británicos y portugueses al mando del Duque de Wellington...añadido a la evacuación masiva de tropas francesas para la campaña de Rusia.
También menciona la batalla de Talavera, donde:
El resultado del combate fue incierto y se puede hablar de empate; sin embargo, el mal comportamiento de ciertas unidades españolas y la vergüenza que por ello sufrió el jefe español al combatir por primera vez, codo con codo con los ingleses, le llevó a ordenar el fusilamiento por cobardía de 150 hombres; por suerte, el compasivo Wellington pidió a su colega que se apiadase de aquellos desgraciados.
Mucha compasión me parece por parte de Wellington. En fin, continuamos un poco más:
El desbarajuste del ejército español (nunca hubo un plan estratégico conjunto, el estado mayor no se creó hasta 1810, la corrupción, la incompetencia y las rivalidades atenazaban a los generales...) no se solucionó hasta 1813, cuando las autoridades de Cádiz dieron el mando supremo de las fuerzas españolas al general británico.
Luego menciona las dificultades del reclutamiento, hablándose de un 30% de fugas totales de los soldados, de masivas deserciones, de pueblos que declararon exentos para el combate al 90% de los llamados a filas, de médicos y cirujanos sobornados para declarar inútiles a reclutas, y de como en enero de 1814, cuando la victoria era inminente, pudo España reunir un ejército de 130.821 soldados (armados y equipados) frente a los 400.000 soldados y 40.000 jinetes que se plantearon como objetivo del reclutamiento en masa.
Así y todo, se pregunta:
¿Dónde está el unánime heroísmo del pueblo español que luego agitó el Romanticismo?
Eso sí, reconoce el papel de la guerrilla al mantener entretenido al ejército francés y que:
Realmente, la guerra no la ganó España, ni los británicos (que nunca rebasaron la cifra de 50.000 hombres destinados en la Península) ni los portugueses. Las fuerzas aliadas, aunque desgastaron mucho a las francesas e impidieron que pudieran ejercer un control real y efectivo sobre el terreno, así como toda acción de gobierno por parte de José I, nunca pudieron expulsar por sí solas a los invasores. Fue el desastre de Rusia y la necesidad de evacuar tropas lo que dejó vía libre a las fuerzas comandadas por Wellington para avanzar hacia el norte. Lo cierto es que en la gran mayoría de batallas de entidad que se dieron durante toda la guerra, dejando al margen pequeños choques, golpes de mano o combates más reducidos, los franceses siempre resultaron vencedores a pesar de que sus tropas destacadas en la Península nunca fueron las más selectas, salvo en momentos puntuales, y de que en muchas ocasiones sus mariscales actuaron descoordinados y lastrados también por sus rivalidades.
Vamos, que no hace falta ser inglés para poner fino filipino a los mandos españoles durante la guerra.
PD: Y ahora voy a sumergir mis dedos en hielo, que echan humo