Saludos.Miguel Villalba escribió:Vamos que la verdad absoluta en historia está lejos de ser resuelta casi nunca en todos los temas....en este esta mas que claro que no. Lo malo del asunto es lo que vienen señalando diferentes foreros...su utilización para justificar políticas y reclamaciones de hoy en día.
Mientras los historiadores que tratan de ejercer su trabajo de la forma mas aséptica posible a ideologías están mal mirados por las diferentes...tribus.
Gracias y saludos.
Un buen ejemplo de lo que señalas: el artículo de Tomás Urzainki del 15 de agosto en Diario de Noticias, aprovechando del aniversario de la batalla de Orreaga/Roncesvalles.
"Las batallas de Orreaga, que ocurrieron entre el año 778 y el 824 en la comarca de la vieja ciudad minera de Iturisa, son hitos de un continuo prolongado, tan largo como el de la historia de la propia sociedad pirenaica que fue la verdadera actora. La posibilidad de que tuvieran un resultado victorioso está en la superior organización y medios de la sociedad política que se defiende a sí misma.
Las batallas militares de Orreaga se han sucedido a lo largo de más de dos mil años, según las auténticas fuentes documentales. Así las milicias territoriales de Pompeirune, Pamplona-Iruña, impidieron el paso a los ejércitos de los pueblos germánicos a partir del año 408, lo que fue reconocido desde Roma por el emperador Honorio. En el año 721 el ejército vascón, tras frenar el avance musulmán, derrotándolos en Tolosa de Gasconia, fue reconocido por el papa Gregorio II como a salvador de Europa.
Los francos aprovecharon la situación de desgaste por la invasión musulmana, y traicionando a los vascones, los invadieron con la intención de someterlos a su poder. El siglo VIII se ve alterado por las sucesivas campañas francas iniciadas tras la batalla de Poitiers en 732 con la invasión y construcción de la fortaleza de Froisac cerca de Burdeos y que culminan cuarenta y seis años más tarde con la destrucción de las defensas de Pamplona-Iruña en el verano del año 778 y la consiguiente batalla, que concluye con la victoria vascona de Orreaga, el 15 de agosto del mismo año. A raíz de las victorias sobre los francos, estos se vieron obligados a reconocer la existencia independiente del reino navarro de Pamplona-Iruña, iniciada por Eneko Aritza en el año 824. En el 981, dirigidos por el rey de Pamplona/Iruña Sancho Garcés II Abarca (970-994) y el duque de Gascuña Guillermo Sancho, los navarro/vascones derrotan a los normandos (vikingos) en la batalla de Taller en las Landas. En agradecimiento a la victoria levantan el Monasterio de Saint Sever con monjes venidos de Leire.
Son variadas las batallas, llamémosles tareas de la independencia, que se desarrollan todos los días, que no se valoran como tales, y que se convierten en los motivos justificados sobrados para recuperar la independencia, como única garantía de ejercicio de nuestras libertades y derechos".