Así pues, una de sus disposiciones dictaba claramente que, en caso de desembarco enemigo :
“No se cederá ninguna posición sin permiso… aun las unidades mas pequeñas deberán hacer preparativos para contraatacar… Nosotros tenemos el honor de ser la línea de defensa de Australia. Seamos merecedores de dicho honor.”
“…hasta que las bombas comiencen a caer a menos de 200 metros, momento a partir del cual los oficiales podrán impartir ordenes a sus hombres de tomar refugio.”
De allí que la decisión de enviar al Brigadier Selwyn Porter de lo mejor que se pudo hacer en esa época para aliviar un poco el desastre que era la guarnición de Port Moresby. Porter, a diferencia de otros oficiales de alto rango que tuvieron participación en esta campaña, provenía de la milicia. De hecho tenia un grado de licenciado por la universidad de Melbourne. Al estallar la IIGM, con el grado de mayor fue destinado como segundo al mando del batallón 2/5 de infantería dentro de la AIF, siendo destinada dicha unidad al medio oriente. Se distinguió en Libia y luego en Siria, herido en combate, recibió Orden de Servicios Distinguidos.
Los que lo conocieron concuerdan en que el sujeto, con sus 1.88 de estatura y voz grave y atronarte provocaba respeto, afortunadamente esto se combinaba con un genuino talento para dirigir a la gente en condiciones difíciles, lo que también provocaba respeto y admiración. A eso se le sumaba que Porter habia estado en Nueva Guinea durante los años 30’s y conocía el ambiente. De hecho en 1941 publica como parte de las guías para las tropas de la milicia un cuadernillo titulado “Notas sobre nueva Guinea”, dicha publicación daba orientación de manera sencilla sobre que hacer y que no hacer en ese teatro de operaciones. Pronto Porter tendría que llevar a la practica todo lo aprendido.