La Guerra del Coco
Publicado: 20 Jun 2018
LA GUERRA DEL COCO.
OTRAS ISLAS POCO CONOCIDAS.
Normalmente no se suele prestar atención a la Historia de los países del Pacífico, sobre todo cuando no se tratan de estados mayormente euroétnicos, por lo que voy a tratar de rescatar el conflicto que se produjo en uno de ellos, el actual Vanuatu.
Así, Vanuatu fue poblado hace solo 3.000 años por personas de la cultura Lapita procedente del norte de las Filipinas y Taiwan, según los últimos estudios de ADN, a los que se unieron elementos procedentes de Papua hace 2.500 años; aunque se mantendría las lenguas austranesias.
El archipiélago desarrollaría diversas tribus y jefaturas que gobernaban pequeñas partes del mismo y afrontaban los diversos problemas políticos, climáticos, geológicos (en 1452 una gran erupción del Kuwae provocaría efectos globales). Destacando el conocido como Roi Mata un poderoso líder cuya tumba se descubrió en 1967, y que trataría de unificar parte de las islas poniendo fin a las luchas internas, hasta ser envenenado por su hermano o morir de empacho; aunque otros señalan que sería más bien un título ostentado por varias personas.
El primer contacto con los europeos se produjo en 1606 con el viaje de Pedro Fernández de Quirós, que precisamente pondría el nombre a una de las islas, protagonista de este artículo, como Austrialia del Espíritu Santo. Pero no se avanzaría en su exploración y colonización, y habría que esperar a finales del S. XVIII para que primero Bougainville, que las denominaría Les Grandes Cyclades, y luego Cook volvieran a poner sus ojos sobre esas islas, recibiendo el nombre que se mantendría largo tiempo en los mapas de los cartógrafos occidentales: las Nuevas Hébridas.
Si bien la zona solo era ocasionalmente visitada, por ejemplo por balleneros de paso, y no sería hasta 1825 que se le prestaría especial atención, consecuencia de la exploración de Peter Dillon y su descubrimiento de madera de sándalo en la isla de Erromango. La madera de sándalo era un bien preciado, por sus aceites aromáticos, para la perfumería, la medicina,… (con una amplia demanda desde China) lo que había desencadenado una carrera por su obtención a inicios del S. XIX por Tahití, las Marquesas, Hawai,… Aunque los nativos de las Nuevas Hébridas no le daban tanta importancia.
Eso produjo la llegada de comerciantes, y de leñadores, por ejemplo el Sophia trajo en 1829 un centenar de leñadores tonganos a Erromango, en 1830 volvería con 300 rotumanos. La primera estación permanente la crearía James Paddon en 1843, en Anelgauhat en Aneityum (al sur de Vanuatu); y para 1849 habría unos 50 europeos en Aneityum. Si bien, en la década de 1850 se hizo cada vez más difícil encontrar madera de sándalo en las Nuevas Hebridas por la sobreexplotación realizada, sin replantación ni conservación. Hasta que para 1865 cesó su comercio en la zona, teniendo que esperar a fines del S. XX para tener cierta recuperación ya mediante plantación de manera ordenada, aunque con problemas. Otros recursos atraerían el interés de los occidentales, como brevemente el algodón a raíz del hambre de algodón ocasionado por la Guerra de Secesión. Posteriormente igualmente se empezaría a cosechar copra, café,… Y también surgiría la búsqueda de mano de obra para las plantaciones de Australia, Nueva Zelanda, Fiji, las Salomón,… a través de la práctica del Blackbirding que era en parte una especie esclavitud, es decir el secuestro de nativos por la fuerza o mediante engaños para llevarlos a las colonias europeas.
Igualmente aparecerían misioneros (inicialmente la London Missionary Society en 1839, los maristas en 1843 y 1847, los presbiterianos en 1848, los anglicanos en 1849,…) para tratar de convertir a sus poblaciones; aunque algunos de los cuales acabarían incluso devorados como John Williams y James Harris en 1839 en Erromango.
Las relaciones entre comerciantes, misioneros, nativos,… serían diversas y buenas o malas según el momento o las circunstancias. Con situaciones ambiguas de ayuda o enemistad, incluso con las epidemias llevabas por los europeos, voluntaria o involuntariamente, como la de sarampión de 1861
OTRAS ISLAS POCO CONOCIDAS.
Normalmente no se suele prestar atención a la Historia de los países del Pacífico, sobre todo cuando no se tratan de estados mayormente euroétnicos, por lo que voy a tratar de rescatar el conflicto que se produjo en uno de ellos, el actual Vanuatu.
Así, Vanuatu fue poblado hace solo 3.000 años por personas de la cultura Lapita procedente del norte de las Filipinas y Taiwan, según los últimos estudios de ADN, a los que se unieron elementos procedentes de Papua hace 2.500 años; aunque se mantendría las lenguas austranesias.
El archipiélago desarrollaría diversas tribus y jefaturas que gobernaban pequeñas partes del mismo y afrontaban los diversos problemas políticos, climáticos, geológicos (en 1452 una gran erupción del Kuwae provocaría efectos globales). Destacando el conocido como Roi Mata un poderoso líder cuya tumba se descubrió en 1967, y que trataría de unificar parte de las islas poniendo fin a las luchas internas, hasta ser envenenado por su hermano o morir de empacho; aunque otros señalan que sería más bien un título ostentado por varias personas.
El primer contacto con los europeos se produjo en 1606 con el viaje de Pedro Fernández de Quirós, que precisamente pondría el nombre a una de las islas, protagonista de este artículo, como Austrialia del Espíritu Santo. Pero no se avanzaría en su exploración y colonización, y habría que esperar a finales del S. XVIII para que primero Bougainville, que las denominaría Les Grandes Cyclades, y luego Cook volvieran a poner sus ojos sobre esas islas, recibiendo el nombre que se mantendría largo tiempo en los mapas de los cartógrafos occidentales: las Nuevas Hébridas.
Si bien la zona solo era ocasionalmente visitada, por ejemplo por balleneros de paso, y no sería hasta 1825 que se le prestaría especial atención, consecuencia de la exploración de Peter Dillon y su descubrimiento de madera de sándalo en la isla de Erromango. La madera de sándalo era un bien preciado, por sus aceites aromáticos, para la perfumería, la medicina,… (con una amplia demanda desde China) lo que había desencadenado una carrera por su obtención a inicios del S. XIX por Tahití, las Marquesas, Hawai,… Aunque los nativos de las Nuevas Hébridas no le daban tanta importancia.
Eso produjo la llegada de comerciantes, y de leñadores, por ejemplo el Sophia trajo en 1829 un centenar de leñadores tonganos a Erromango, en 1830 volvería con 300 rotumanos. La primera estación permanente la crearía James Paddon en 1843, en Anelgauhat en Aneityum (al sur de Vanuatu); y para 1849 habría unos 50 europeos en Aneityum. Si bien, en la década de 1850 se hizo cada vez más difícil encontrar madera de sándalo en las Nuevas Hebridas por la sobreexplotación realizada, sin replantación ni conservación. Hasta que para 1865 cesó su comercio en la zona, teniendo que esperar a fines del S. XX para tener cierta recuperación ya mediante plantación de manera ordenada, aunque con problemas. Otros recursos atraerían el interés de los occidentales, como brevemente el algodón a raíz del hambre de algodón ocasionado por la Guerra de Secesión. Posteriormente igualmente se empezaría a cosechar copra, café,… Y también surgiría la búsqueda de mano de obra para las plantaciones de Australia, Nueva Zelanda, Fiji, las Salomón,… a través de la práctica del Blackbirding que era en parte una especie esclavitud, es decir el secuestro de nativos por la fuerza o mediante engaños para llevarlos a las colonias europeas.
Igualmente aparecerían misioneros (inicialmente la London Missionary Society en 1839, los maristas en 1843 y 1847, los presbiterianos en 1848, los anglicanos en 1849,…) para tratar de convertir a sus poblaciones; aunque algunos de los cuales acabarían incluso devorados como John Williams y James Harris en 1839 en Erromango.
Las relaciones entre comerciantes, misioneros, nativos,… serían diversas y buenas o malas según el momento o las circunstancias. Con situaciones ambiguas de ayuda o enemistad, incluso con las epidemias llevabas por los europeos, voluntaria o involuntariamente, como la de sarampión de 1861