MENCEY escribió:Las Divisiones creadas con personal de la Milicia en España no encajaban con la organizacion Italiana de esos años, fueron ¨¨ otra cosa¨¨, motivada por las circustancias.
Con la inclusion de la Legion de CCNN en 1940 , las Divisiones de Infanteria pasaron a 13.000 hombres, pero siguieron igual de mal en artilleria de campaña, contracarro, y servicios.La Legion añadida contaba con 2 Banderas, batallones, cuando los Regimientos contaban con 3, pero nada mas, ni siquiera con bateria de acompañamiento de 65mm o compañia de morteros como los Regimientos de Infanteria Regular, es mas, las Banderas no tenian compañia de ametralladoras y morteros, contando la Legion con una, por lo que un Batallon regular contaba con 8 ametralladoras y 18 morteros de 45mm, y una Bandera de CCNN, con 6 y 9 respectivamente.
En definitiva, los 2 Regimientos Regulares contaban cada uno con, 6 morteros de 81mm, 4 cañones de 65mm, 24 ametralladoras, 36 Fusiles ametralladores y 54 morteros de 45mm, en cambio la Legion de CCNN de ¨¨ refuerzo¨¨, solo con 12 ametralladoras, 24 fusiles ametralladores y 18 morteros de 45mm.
Que el ejército italiano demostró sus ineficiencias durante la Segunda Guerra Mundial es innegable, y estoy bastante de acuerdo en lo que dices, aunque creo no todo se puede centrar en la composición de sus divisiones. Es cierto que los rumanos incrementaron el número de sus divisiones simplemente renombrando a sus brigadas de cazadores de montaña y de caballería, para no ser menos que sus ‘
enemigos’ los húngaros. ¡Los ejércitos de papel! Pero recuerdo que las divisiones alemanas tipo 1944 tenían también 6 batallones, y dieron el callo en las Ardenas.
Sabiendo todo esto, lo que yo quería resaltar es que cuando hablamos del ejército italiano a todos nos viene a la mente su pésima fama (muchas veces exagerada por ciertos prejuicios de los anglosajones y alemanes), aumentada por su presentación bufa en el cine de Hollywood, que lleva a mucha gente a considerar a su ejército era algo así como el andorrano. Y sin embargo Italia en los treinta jugó un papel de mucho peso en la política europea y la postura francesa en política intrenacional estuvo muy ligada al intento de tratar de que Italia no se alineara con Alemania. De hecho a Hitler hay que reconocerle una gran habilidad política. Italia estaba enfrentada con la política expansionista alemana por el tema de Austria, alineandose con Hungría. La pequeña entente (Rumanía, Checoslovaquia y Yugoslavia) también se situaba frente a Alemania, como también la entente balcánica (Rumanía, Grecia, Turquía y Yugoslavia). Alemania supo ir desmontando estas redes y consiguió ponerlos a todos bajo su órbita con el inestimable concurso de la inacción de las potencias democráticas, que los fueron abandonados a su suerte, hasta que con Polonia dieron el paso al frente.
A lo que estábamos, que me pierdo. Pasemos a las cifras. Con todas sus deficiencias, en Italia el ejército metropolitano contaba en 1936 con 13 cuerpos y 31 divisiones de infantería, 114 regimientos de infantería (incluidos bersaglieri, alpini y carros), 12 de Caballería y 31 de artillería divisionaria. En la Francia metropolitana había 18 regiones militares, 20 divisiones de infantería, 1 colonial, dos norteafricanas, 2 senegalesas y 5 de caballería, que incluían 52 regimientos de infantería metropolitana, 11 de fortificaciones, 7 medias brigadas de cazadores, 3 medias brigadas alpinas de fortificaciones, 12 regimientos de tiradores norte-africanos, 11 de carros, 7 de infantería colonial, 6 de tiradores nativos y 1 de zuavos (99) y 30 de caballería.
Por ello el 1936 el ejército italiano tenía un considerable prestigio y todo el mundo esperaba que lo de España fuera pan comido. En Guadalajara se iniciaría su lento declinar. Cuando en 1940 falló primero en los Alpes y luego en Grecia y más tarde en África, perdió el poco prestigio que le quedaba. La nefasta política de Mussolini de subordinación a los intereses de Alemania solo contribuyó a que el apoyo a la guerra por la población cayera totalmente y que se recibiera a los invasores anglo-americanos con lo brazos abiertos.
Cien millones de ducados en picos, palas y azadones para enterrar a los muertos del enemigo. Ciento cincuenta mil ducados en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios por las almas de los soldados del rey caídos en combate. Cien mil ducados en guantes perfumados, para preservar a las tropas del hedor de los cadáveres del enemigo. Ciento sesenta mil ducados para reponer y arreglar las campanas destruidas de tanto repicar a victoria. Finalmente, por la paciencia al haber escuchado estas pequeñeces del rey, que pide cuentas a quien le ha regalado un reino, cien millones de ducados