Cunningham contra Rommel

Alemania, EE.UU, Gran Bretaña, Italia, Balcanes, Africa del Norte..etc

Moderador: GolanTrevize

Responder
Jaro
Suboficial Mayor
Suboficial Mayor
Mensajes: 1292
Registrado: 26 Jul 2007

Medallas

Parches

Cunningham contra Rommel

Mensaje por Jaro »

Imagen

Hasta la capitulación de Túnez, en 1943, la Regia Marina fue la encargada de dar escolta a 1.275 convoyes destinados al Norte de África. El hombre al que los británicos encomendaron librar la batalla contra estos convoyes era el almirante Andrew Browne Cunningham, comandante en jefe de la Royal Navy en el Mediterráneo.
Rommel, por su parte, siempre fue consciente de lo decisiva que la batalla de los convoyes era para el éxito o fracaso de sus operaciones en el desierto. Insistió con frecuencia al OKW, e incluso a Hitker en persona, para que se destinaran más medios a proteger los convoyes y destruir la base británica de Malta.
Cunningham y Rommel jamás entraron en combate el uno contra el otro dado que uno era almirante y el otro mariscal de campo. Pero sus destinos estuvieron entrelazados a lo largo de la larga serie de enfrentamientos areronavales que tuvieron el Mediterráneo como escenario.
Desde que el 12 de febrero de 1941 desembarcara Rommel en Trípoli, fue consciente de la importancia vital que aquel puerto tendría para sus operaciones. Trípoli era el único puerto de Libia disponible con capacidad para recibir en cantidad suficiente los suministros que precisaban los ejércitos del desierto. El objetivo para la Royal Navy era evidente: había que cerrar Trípoli, y de la prolífica mente de Chuchill surgió una de esas audaces ideas suyas que para unos eran geniales y para otros demenciales. El premier propuso al Almirantazgo un plan inspirado en el ataque contra Zeebrugge de la PGM (sobre ese ataque ver viewtopic.php?t=9434). El plan consistiría en hacer que el vetusto acorazado Barnham, y el crucero ligero Caledon, ambos veteranos de la Gran Guerra, llegaran al puerto de Trípoli y entraran en él cañoneando a quemarropa los navíos surtos allí y las instalaciones portuarias para después ser abandonados por sus tripulantes en la bocana del puerto y hundidos, de manera que bloquearan duraderamente el mayor fondeadero de Libia.
El Almirantazgo trasladó la propuesta al comandante en jefe de la Royal Navy en el Mediterráneo, y quien tenía la última palabra sobre el asunto. Cunningham era sin duda un gran marino, cosechó notables éxitos en la guerra mundial: el ataque a Tarento en 1940, la evacuación de Creta en 1941, el desembarco en Sicilia en 1942… Pero en sus operaciones contra los convoyes de suministros para Rommel no le acompañó igual fortuna. Sus buques de superficie desempeñaron un papel poco glorioso en esa batalla, y fueron los más discretos pero mucho más eficaces medios de la RAF, los submarinos y Blechtley Park, los que marcaron la diferencia.
Quizá el primer error de Cunningham fue no valorar la idea de Churchill. Le parecía muy improbable que los buques lograran llegar a la bocana, no ya llegar a penetrar en el puerto, sin irse a pique por la acción de las numerosas minas tendidas para su protección. Y aunque lo consiguieran, el rescate de las tripulaciones sería una verdadera pesadilla. Las cavilaciones del almirante prosiguieron mientras el tiempo apremiaba. El 18 de abril de 1941 se detectó en el desierto la presencia de la 15ª división panzer, recién llegada de Italia para formar el Afrikakorps, con lo que la operatividad de Rommel se incrementaba decisivamente. Era perentorio frenarle de alguna manera, y las fuerzas de tierra, esquilmadas por el desastre de Grecia, poco podían hacer. La Royal Navy, por el contrario, contaba con nutridos efectivos con los que emprender acciones contra Trípoli.
Cunningham no se decidió finalmente por la aventurada propuesta de Churchill, sino que en su lugar prometió algo mucho más convencional: un bombardeo naval del puerto.
En la tarde del 21 de abril 41, los aparatos de la RAF radicados en Malta desencadenaron un bombardeo de dos horas. Al anochecer el submarino Truant emergió frente al puerto y encendió un faro, solo visible desde alta mar, para orientar a la Navy, que avanzaba hacia su objetivo. Cuatro destructores abrían la marcha, con los paravanes desplegados para detectar minas. Y tras ellos otros cinco destructores, tres acorazados Warspite, Barnham, Valiant y un crucero pesado, el Gloucester.

ImagenBarco con paravanes para la detección de minas

Aunque la Regia Marina tenía previsto colocar un impresionante sistema defensivo ante Trípoli con 1.300 minas submarinas y 1.340 boyas explosivas y antirrastras, lo cierto es que no se habían colocado todavía, y la escuadra inglesa alcanzó su posición de disparo sin contratiempo alguno.
El Portaaviones Formidable lanzó al aire sus aparatos, cuya misión esa noche era soltar incesantemente sobre Tripoli bengalas para facilitar el tiro de los artilleros navales, y durante 42 minutos la ciudad soportó inerme el bombardeo, sin poder defenderse de manera alguna. Los italianos contaban con dos baterías costeras de 190 mm, pero disparando en plena noche sin medios de observación no lograron éxito alguno. Y la aviación italiana no se presentó, pese a las llamadas de socorro que se le hicieron.
Durante 42 minutos cayeron sobre la ciudad y el puerto 478 proyectiles de 381mm y otros 1500 proyectiles de 152 mm y 120mm. En total 530 toneladas de bombas, el equivalente a un ataque con 245 B17. Y tras esto, los navíos británicos aproaron al norte y desaparecieron en la noche, de vuelta a Alejandría.
Podría pensarse que debió resultar devastador un cañoneo tan denso sobre un enemigo indefenso, inmóvil e iluminado con bengalas, pero en realidad los efectos del ataque fueron mínimos. Tres mercantes se hundieron, hubo algún daño más en unidades navales menores, ardieron algunos depósitos… pero en 24 horas el puerto estaba operativo de nuevo, y continuaron afluyendo los convoyes de Italia. Ya Nelson había advertido que los navíos no son buenos contra objetivos terrestres, pero Cunningham no era Nelson. Esta primera operación del almirante inglés contra Rommel fue un completo fiasco, tan solo compensado por el hecho de que la Royal Navy no sufrió el más mínimo daño.
En lo que restaba de 1941 las fuerzas de superficie solo realizarían otra operación contra los convoyes. Ante la urgente necesidad de suministros para Rommel, que asediaba Tobruk, la Regia Marina organizó un convoy de excepción: 7 mercantes, con una carga de 34473 toneladas, de las que casi 20.000 toneladas eran de combustible. Y reunió una escolta formidable: diez destructores y dos cruceros pesados, el Trento y el Trieste. Zarparon de Nápoles antes del amanecer del 8 de noviembre de 1941. Navegaron sin problemas todo el día, pero poco antes de la puesta de sol los descubrió un avión de reconocimiento procedente de Malta. De inmediato se puso en marcha la Fuerza K, el grupo de navíos con base en Malta, formado por los cruceros Aurora y Penélope y los destructores Lance y Lively. A partir de la información del aparato de reconocimiento, y guiados por el radar, se dirigieron directamente al encuentro del convoy.
La escolta italiana era mucho más potente que la Fuerza K. Los cruceros Penélope y Aurora desplazaban cada uno 5270 toneladas, frente a las 10.500 toneladas de cada uno de los cruceros pesados italianos Trento y Trieste. Los ingleses sumaban como artillería máxima 12 piezas de 152 mm, frente a 16 piezas de 203 mm de los cruceros italianos. Y en destructores la desproporción era todavía mayor: dos barcos ingleses por diez italianos. Además, los buques italianos eran más rápidos que los ingleses. Si ambas escuadras se enfrentaban a pleno día, la Fuerza K sería probablemente barrida. Pero los ingleses tenían una ventaja que estaba fuera del alcance de toda la Regia Marina: el radar. En un combate nocturno los italianos navegarían y dispararían casi a ciegas, mientras que los ingleses sabrían en todo momento donde estaban sus adversarios. Así que la apuesta británica era evidente: el objetivo era interceptar el convoy en plena noche.
La Luna estaba en cuarto creciente, y para evitar que los italianos pudieran aprovechar siquiera ese tenue resplandor la Fuerza K maniobró de manera que los barcos italianos quedaran silueteados contra el brillo de la Luna, mientras los ingleses se mantenían a sotaluna. El convoy navegaba ajeno a cuanto le esperaba y los británicos, guiados por sus radares, eligieron el lugar y la hora del choque, se apostaron donde más les convenía y a la una de la madrugada todos los navíos ingleses abrieron fuego al unísono. De inmediato el destructor Fulmine se fue a pique, alcanzado de lleno por tres salvas. Pronto el destructor Grecale quedó también fuera de combate. Y después le llegó el turno a los mercantes, el verdadero objetivo del ataque. Los siete se hundieron envueltos en llamas: su carga de combustible y municiones no les daba muchas posibilidades de salir indemnes de un cañoneo tan preciso.
Los navíos de la escolta trataron con denuedo de responder al fuego de los atacantes orientándose por la luz de los fogonazos ingleses, pero sin éxito. El Trento y el Trieste dispararon doscientos cañonazos con sus potentes piezas de 203 mm, pero ni uno solo de sus disparos dio en el blanco. En cambio los británicos dispararon con una precisión mortífera gracias a sus radares, y una vez sentenciados los mercantes, se escabulleron en la noche, ante las mismas narices de los cruceros pesados italianos, que oteaban la oscuridad sin provecho.
La batalla se conoce como la del cabo Spartivento, o la del convoy Duisberg, por el nombre de un mercante alemán que lo integraba, fue un triunfo notable, logrado sin una sola baja inglesa. Otro caso notable en que el empleo del radar en el combate nocturno proporcionó una ventaja insuperable a la Royal Navy se dio un mes después, en la madrugada del 13 de diciembre de 1941: se sabía, por aviones de reconocimiento, de la presencia de dos cruceros italianos, el Barbiano y el Giussano, que guarecían las inmediaciones de Trípoli. Una flotilla de destructores fue destacada para atacarles de noche. Gracias al radar determinaron su posible rumbo y se apostaron en un punto por el que debían pasar. En absoluto silencio y con las luces apagadas, los destructores simplemente esperaron a que los desprevenidos cruceros se les acercaran. En la oscuridad, los italianos navegaban prácticamente a ciegas, y los destructores los torpedearon a placer, hundiendo ambos cruceros. Otro éxito rotundo obtenido sin perder un solo marino inglés.
Pero el enemigo más temible de los mercantes italo-alemanes no era la Fuerza K, ni los navíos con base en Alejandría, sino la combinación de submarinos y RAF. Los sumergibles actuaban desde sus bases de Gibraltar, Malta y Alejandría Los aviones, sin embargo, actuaban principalmente con base en Malta, donde había radicados en agosto de 1941: 32 bombarderos wellington, 20 torpederos swordfish y 10 marylands de reconocimiento, además de 83 cazas, principalmente hurricanes. En octubre se sumaron 11 albacores equipados con depósitos extra de combustible para agrandar su radio de acción de manera que, desde Malta, cubrían todo el Mediterráneo central, entre Italia y África. Todos los aparatos contaban con radar, los wellington incluso con potentes radares de 30 millas de alcance. La RAF en Malta nunca tuvo efectivos muy numerosos, pero su escaso número lo compensaba la idónea posición estratégica de la isla, justo en medio de todas las rutas posibles de los convoyes.

ImagenSwordfish con torpedo

Aviones y submarinos actuaron conjuntamente en el caso de coordinación entre armas más exitoso de toda la guerra mundial, hundieron 86 mercantes y 9 navíos de guerra. Entre estos últimos el Trento y el Trieste, que si bien la Fuerza K rehuyó atacar en la batalla del convoy Duisberg por temor a su amplia superioridad, más adelante fueron torpedeados y hundidos por submarinos.
Un buen ejemplo de la eficaz colaboración entrre RAF y submarinos lo tenemos en lo sucedido la noche del 21 de noviembre de 1941. Rommel estaba haciendo frente a la ofensiva de Auchinleck, que le forzaría a levantar el sitio de Tobruk después de ocho meses de asedio infructuoso. El Afrikakorps necesitaba desesperadamente suministros, y para enviárselos la Regia Marina organizó un convoy excepcionalmente escoltado: cinco cruceros (Gorizia, Trento, Trieste, Abruzzi, Garibaldi) y catorce destructores acompañarían a cinco mercantes y un petrolero. Zarparon de Nápoles rumbo a Trípoli, pero al cruzar el estrecho de Mesina en plena noche, los wellington con base en Malta comenzaron a iluminarlo con bengalas para facilitar el tiro a los submarinos. Uno de estos inutilizó al Trieste alcanzándolo con un torpedo en la sala de maquinas que le dejó sin energía. Tuvo que ser remolcado por destructores. El ataque prosiguió sin descanso. Una hora después un avión torpedero alcanzó al Abruzzi, dejándole bloqueado el timón. De nuevo hubo que destinar destructores a remolcarlo. Más bengalas, más aviones, más submarinos, hostigaron al convoy toda la noche, agotando los navíos italianos el combustible en sus maniobras de evasión. Al fin el convoy tuvo que tomar rumbó a Tarento, desistiendo de su intento de alcanzar Trípoli. A pesar de la portentosa escolta con que se le había dotado, resulto un completo fracaso. Y los británicos, sin emplear un solo buque de superficie ni tener una sola baja, lograron su objetivo.
Y a todo esto se añadía, y decisivamente en verdad, la eficacia a la hora de descifrar los mensajes radiados por los italo-alemanes. La OIC, Operacional Information Center, con base en Bletchley Park, logró la mayor victoria en la batalla de inteligencia de la guerra al descifrar la clave de la máquina Enigma. Su éxito fue especialmente rotundo a partir de finales de 1943, pero ya a partir de octubre de 1941 descriptaba todos los mensajes italianos del Mediterráneo, obteniendo datos vitales sobre los envíos para Rommel.
Los convoyes italianos fueron duramente castigados: en septiembre de 1941, por citar un ejemplo significativo, llegaron a Libia 67.400 toneladas de suministros, el 28% de lo enviado, pero a costa de la pérdida de 65.000 toneladas de desplazamiento en buques, es decir, cada tonelada que llegaba a Libia suponía perder su equivalente en capacidad de transporte. Y el peor mes no fue aquel, sino noviembre, el mes del convoy Duisberg, cuando se perdió el 63% de lo enviado, y la pérdida en el caso concreto del combustible llegó al 92%.

ImagenMalcolm David Wanklyn

En esta lucha por los convoyes de suministro los líderes más destacados eran los comandantes de submarino, y entre ellos la estrella indiscutible fue el capitán M.D.Wanklyn, el mayor as submarinista de la Royal Navy en toda la guerra. Al mando del submarino Upholder completó 24 patrullas, hundiendo 16 mercantes, 3 submarinos y un destructor, y dañando otro destructor y un crucero. Su logro más sangriento lo alcanzó el 18 de septiembre de 1941, cuando el Upholder, con una sola salva de torpedos hundió dos grandes transatlánticos, el Vulcania y el Oceanía, que llevaban tropas para Rommel. Murieron 5.000 hombres. Pero en pocas ocasiones demostró Wanklyn su talento con tanta audacia como tras el cañoneo nocturno de la Fuerza K contra el convoy Duisberg. Estando ya todos los mercantes sentenciados, la Fuerza K huyó al amparo de la noche, dejando un enjambre de buques italianos de escolta que maniobraban furiosos y confundidos. El Upholder se infiltró en el enjambre italiano, navegando sigilosamente en superficie, y torpedeó y hundió un destructor italiano.
Gracias a la RAF, a la Fuerza K y a los submarinos, para finales de año el paso hacia Libia era una completa pesadilla para los italianos. Tuvieron que optar por enviar naves rápidas de forma aislada, sin formar convoyes. Así lograron un éxito, exiguo pero muy necesario, cuando el 1 de diciembre alcanzó el puerto de Bengasi la motonave Veniero, que embarcaba 14 tanques (realmente vitales para Rommel) y 2.500 toneladas de municiones. Pero el éxito del Veniero llegó envuelto en desastres: la noche anterior los bombarderos de Malta habían hundido un mercante con toda su carga, la noche siguiente la Fuerza K hundió otra motonave antes de llegar a su destino, y la RAF incendió un petrolero con 8.000 toneladas de combustible. Un destructor italiano se acercó para ayudar en lo posible al petrolero, pero fue interceptado y hundido por la Fuerza K. La Regia Marina hubo de tomar medidas excepcionales, emplear submarinos o lanchas rápidas, por ejemplo, e incluso se llegó al extremo de utilizar como carguero al crucero Cadorna, que logró alcanzar Bengasi, eso sí, pero con una carga de tan sólo 273 toneladas de combustible, lo que lo convertía en un transporte antieconómico.
En contraste con la mortífera eficacia de la RAF, de los submarinos y de la Fuerza K, los buques de superficie de Alejandría, dirigidos por Cunningham, hicieron bien poco tras el fiasco del bombardeo de Tripoli. El 24 de noviembre de 1941 salió la escuadra de Alejandría con el objetivo de interceptar convoyes, pero en vez de lograr tal cosa lo que ocurrió fue que encontraron a un submarino italiano: tres torpedos alcanzaron al Barnham por sorpresa. El enorme acorazado zozobró, pero antes de sumergirse estalló en mil pedazos, con lo que no hubo supervivientes entre su tripulación. Murieron 879 marinos británicos.

ImagenBarnham hundiéndose

Un nuevo fiasco de la escuadra de Alejandría, que en todo1941 no logró hacer nada efectivo contra los convoyes para Rommel y que, por el contrario, todavía iba a sufrir serios reveses antes de navidad. La noche del 14 de diciembre fue torpedeado por un sumergible alemán el crucero británico Galatea. Cunningham consideró entonces que, tras perder el Barham y el Galatea, la escuadra de Alejandría era demasiado vulnerable, y que debía permanecer en su base hasta reforzarse convenientemente. Pero precisamente iba a ser esa base el lugar más peligroso. En la noche del 18 de diciembre de 1941 se produjo en el puerto de Alejandría la hazaña más audaz y exitosa de todas las emprendidas por Italia en la guerra mundial. En la oscuridad, el submarino Scire logró sortear los peligros de los campos de minas que protegían la base británica y dejó en buena posición para penetrar en ella tres “torpedos humanos”, cada uno de ellos compuesto de dos submarinistas que se desplazaban sobre un torpedo, que al tiempo que era su medio de propulsión contaba con una cabeza explosiva de 300 Kg de trilita dotada de espoleta de acción retardada. ( Ver: viewtopic.php?t=4546)

ImagenSubmarino Scire

ImagenTorpedo tripulado

Tuvieron que esperar en superficie, en silencio y en la oscuridad, tres horas hasta encontrar el momento idóneo, cuando la entrada de unos destructores en la base hizo que los ingleses retiraran por un momento las redes antisubmarinas en la bocana del puerto. Aprovechando esto penetraron en inmersión los seis submarinistas italianos. Una vez en la dársena, y navegando de nuevo en superficie, fueron colocando explosivos bajo la quilla de los mejores blancos que encontraron: los acorazados Valiant y Queen Elizabeth y el petrolero Sagona.
Bajo sus trajes de goma, los submarinistas llevaban uniformes de marinos franceses a fin de poder escapar disimuladamente cuando los torpedos hicieran explosión. Pero el plan no funcionó muy bien y dos de ellos fueron detenidos en la misma base por la Policía Militar. De inmediato, el hecho se puso en conocimiento del almirante Cunningham, pues los ingleses sabían bien lo que podía significar la presencia de dos italianos dentro de la base. Sometidos a interrogatorio (y, por extraño que parezca, parece que los ingleses no recurrieron a la tortura) los italianos no descubrieron su misión. Cunningham sospechaba, con toda razón, que se trataba de submarinistas que habían colocado cargas explosivas, y ordenó entonces que fueran encerrados en algún compartimento del Valiant, por debajo de la línea de flotación, de manera que si ese acorazado era su objetivo tuvieran que delatarse o morirían ahogados en el naufragio. Ordenó también la alerta en toda la base, que se registrara la quilla de los grandes navíos pasando cadenas bajo ellos, que todos los botes se echaran al agua para registrar palmo a palmo las aguas del puerto, y arrojando desde ellos granadas de mano para dañar a otros posibles submarinistas… Después, el almirante subió a la toldilla de su buque insignia, el Queen Elizabeth, desde el que divisaba toda la rada con su escuadra fondeada y la base presa de una inusitada agitación en plena noche. Pero, de todas formas, a las 05:45 comenzaron las explosiones. El petrolero Sagona fue el primero en volar en pedazos, causando de paso graves averías a un destructor que se hallaba abarloado a su lado. Veinte minutos después fue el Valiant el que se estremeció, la explosión le provocó una vía de agua de 25 metros de largo. Y a los cuatro minutos llegó la hora del Queen Elizabeth.
En realidad, pese a lo aparatoso de las detonaciones, ninguno de los dos acorazados llegó a hundirse, sino que debido a la poca profundidad del puerto reposaron sobre el fondo. Laboriosamente, sus cascos pudieron ser parcheados, se les evacuó el agua que habían embarcado y fueron enviados a reparaciones en grandes astilleros, uno a Sudáfrica y el otro a los Estados unidos. Quedaron fuera de combate, el Valiant durante medio y el Queen Elizabeth durante quince meses. Con su pérdida, la escuadra de Alejandría prácticamente dejó de existir.

ImagenEl Valiant en 1943, recuperado de los daños sufridos.

Los dos italianos encerrados en el Valiant pudieron escapar con vida del naufragio y emprender la huída, pero de todas formas los seis submarinistas fueron pronto apresados, y se les mantuvo durante seis meses incomunicados para evitar que informaran del éxito de su operación. “Uno no puede menos de admirar el valor frío y la intrepidez de aquellos italianos”, escribió Cunningham sobre ellos.

(Continúa)


Un lugar donde todos piensan lo mismo es un lugar donde nadie piensa.
Jaro
Suboficial Mayor
Suboficial Mayor
Mensajes: 1292
Registrado: 26 Jul 2007

Medallas

Parches

Mensaje por Jaro »

Aquella noche del 18 de diciembre 1941, el almirante británico no perdió solo su escuadra de Alejandría, sino también otra fuerza que, siendo de mucha menor entidad había causado mucho más daño a los convoyes de Rommel: la Fuerza K.
Mientras los submarinistas italianos penetraban en la base inglesa, la Fuerza K, que se había visto reforzada con nuevos navíos desde su hazaña del cabo Spartivento, se acercaba a Trípoli. Su objetivo era interceptar un convoy que se sabía que estaba próximo a alcanzar el puerto. Los ingleses contaban con acercarse a Trípoli sin problemas, como en la noche del infructuoso cañoneo contra la ciudad, pero en esta ocasión la Regia Marina sí que había tendido los densos campos de minas que tenía planeados y la escuadra inglesa se metió de lleno en una zona minada. El crucero Neptuno avanzaba con los paravanes dados, y eso le permitió detectar el primero la existencia de minas. De inmediato resultaron dañados por otras minas los cruceros Penélope y Aurora (los vencedores del convoy Duisberg), que navegaban a ambos lados del neptuno. Pese a sus averías, estos dos cruceros pudieron retirarse hacia Malta navegando penosamente. El destructor Kandahar se aproximó al Neptuno a fin de remolcarlo, pero detonó a su vez una mina y quedó muy dañado.

ImagenDisparando a las minas

Había en la zona una fuerte marejada que, unida al peligro de las minas, imposibilitaban el rescate de las tripulaciones del Neptuno y el Kandahar. Se corría además el peligro de que cuando amaneciera los italianos lanzaran ataques aéreos desde la cercana Trípoli, por lo que el resto de la Fuerza K recibió la amarga orden de retirarse a Malta sin rescatar a los náufragos.
La marejada arrastró al semihundido Kandahar lejos de la zona minada, de forma que al día siguiente, localizado el barco por aviones de reconocimiento, se envió un navío a recoger a su tripulación. Pero los hombres del Neptuno no tuvieron tal suerte. Zarandeado por el oleaje, el crucero chocó con otras tres minas antes de irse a pique, dejando una multitud de botes y balsas de náufragos con pocas posibilidades de ser rescatados. La sed, la marejada y los tiburones dieron cuenta de ellos. Cinco días después un torpedero italiano recogió del mar al único superviviente. Los otros 764 tripulantes del Neptuno habían muerto. (Su trágica historia se encuentra en http://www.hmsneptune.com/history1.php)

ImagenEl HMS Neptuno

El año 1942 comenzó en el Mediterráneo sin grandes navíos bajo las órdenes de Cunningham. Pero junto a la debacle de la Royal Navy otros dos elementos iban a ser igualmente decisivos ese año en el mediterráneo: la Luftwaffe y los submarinos alemanes. El 12 de septiembre del año anterior, Rommel se había quejado a Hitler de las limitaciones que imponía a las posibles ofensivas sobre Egipto la dificultad de llevar convoyes de suministro a Libia. Rommel estaba entonces en su punto álgido en la estima del Fuhrer, y sus peticiones no fueron desoídas. Al día siguiente Hitler ordenó que se trasladaran al Mediterráneo, expresamente para la protección de los convoyes, el Fliegercorps X y dos flotillas de submarinos alemanes. Esto supuso que al inicio de 1942 había operativos en el Mediterráneo 27 sumergibles germanos, y otros 13 llegaron a lo largo del año, en tanto que en Sicilia se radicaba una potente fuerza aérea germano-italiana cuyo objetivo era bombardear Malta sin descanso, todos los días, para inhabilitarla como base aeronaval. Esto se veía agravado por el hecho de que la defensa de la isla consistía en obsoletos hurricanes, mientras que los cazas del Fliegerkorps X eran modernos Bf 109F. Progresivamente se fueron sustituyendo los hurricanes por spitfires V, pero la desigualdad numérica siempre estuvo en contra de los ingleses: a mediados de 1942 la fuerza aérea dedicada exclusivamente a atacar Malta llegó a su máximo con 520 aparatos de la Luftwaffe y 300 de la Regia Aeronautica, en tanto que hasta julio siempre hubo menos de 100 cazas británicos operativos en la isla.
La suma de estos nuevos factores: extrema debilidad de la Royal Navy, intervención de los agresivos u-boat en el Mediterráneo, y una potente y prolongada ofensiva aérea contra Malta, inclinó la balanza a favor de Rommel y en contra de Cunningham en 1942.
En enero llegaron indemnes a Trípoli dos convoyes con suministros esenciales para la nueva ofensiva de tierra. Así aprovisionado, Rommel inició el día 21 de enero una exitosa campaña que le llevó a apoderarse de buena parte de Cirenaica en diez días, incluyendo el puerto de Bengasi, y quedándose a las puertas de Tobruk. La posesión de Tobruk era de la mayor importancia, ya que el puerto de Bengasi, (como los de Derna y Bardia), no tenía capacidad para recibir convoyes, sólo podía descargar mercantes de mediano tonelaje que llegaran en solitario. En cambio Tobruk era un puerto capaz de competir con el de Trípoli, con la ventaja de que si los convoyes podían arribar a Tobruk, los camiones de suministros se ahorrarían los 1.500 kilómetros de malas carreteras que tenían que recorrer desde Trípoli. En su primera ofensiva, el año anterior, Rommel sometió Tobruk a un estrecho asedio de ocho meses, pero no pudo forzar su rendición. Ahora quería evitar el mismo error. Para alcanzar Egipto, Rommel sabía que precisaba apoderarse de Tobruk, y a preparar esa operación dedicó los siguientes meses.
En febrero de 1942 las dificultades de Malta iban en aumento. En sus intentos por abastecer con mercantes su base para mantenerla operativa, los ingleses sufrieron fuertes pérdidas. Y mientras Malta se estuviera defendiendo no podía atacar el tráfico mercante germano-italiano.
En marzo fue torpedeado y hundido por un submarino alemán el crucero antiaéreo Naiad. Otro u-boat hundió un petrolero y al destructor que lo escoltaba, el Jaguar. Y en el puerto de malta tuvieron que refugiarse otros tres destructores gravemente dañados, Havock, Kingston y Heythrop. Para completar el mes, la Luftwaffe lanzó el día 26 un masivo ataque con 300 aparatos y hundió un destructor más y tres mercantes con suministros para la isla.
En abril los fuertes bombardeos sobre Malta hundieron 4 destructores y 4 submarinos más, y destruyeron tres navíos que estaban siendo reparados en el dique seco: los destructores Havoc y Kingston, y el crucero Penélope. Y para culminación de desgracias, el Upholder, el submarino comandado por el eficaz Wanklyn, resultó hundido el día 14 por los escoltas de un convoy. Malta había dejado de ser operativa como base aeronaval, y la mayor parte de los envíos destinados a Rommel llegaban sin problemas a los puertos de Libia.

Imagen Aviones sobrevolando Malta

En mayo, el día 11, una flotilla de destructores británicos se hizo a la mar desde Alejandría a la caza de un convoy. En los buenos tiempos de la Fuerza K el ataque se habría realizado desde Malta, preferiblemente de noche, y no habría dado al enemigo tiempo de reaccionar. Pero con Malta inhabilitada, los cuatro destructores (Jackal, Jervis, Kipling y Lively) zarparon de Alejandría, y su larga travesía dio oportunidad a las fuerzas del Eje de organizar un contragolpe. Un grupo de bombarderos Ju88 partió a su encuentro. Los destructores no llevaban cobertura de cazas y las consecuencias de ello fueron desastrosas: tres destructores fueron hundidos, sólo el Jervis regresó a Alejandría.
Hubo algunas compensaciones para la Royal Navy, el submarino Turbulent logró hundir tres mercantes y un destructor de escolta italiano. Y un submarino alemán que tuvo la desfachatez de internarse en el puerto de Tobruk fue hundido por el destructor Hero.
Pero el protagonismo pasaba a estar en el escenario terrestre una vez que el día 26 de mayo Rommel comenzó su esperada ofensiva contra la línea Gazala-Bir Hakeim. La mejora en los suministros le había permitido reunir una fuerza de 332 tanques alemanes y 228 italianos, además de 700 aviones. Pero incluso con estos medios, nunca igualados en las fuerzas del Eje en África, Rommel estaba en inferioridad numérica y tuvo problemas de aprovisionamiento. Sólo el superior dominio táctico de la guerra de movimientos, que caracterizaba a Rommel, le permitió alzarse con la victoria. Utilizó las fuerzas italianas para atacar frontalmente, fijando así a los ingleses en sus fortificaciones, y empleó el Afrikakoprs en un amplio movimiento de flanqueo. La línea defensiva británica se hundió después de tres días de intensos combates, y Rommel inició un continuado avance imparable que le llevó, el 22 de junio de 1942, a apoderarse del ansiado puerto de Tobruk. Allí no sólo se hizo con el control del necesario puerto, sino que con éste cayeron 28.000 prisioneros, 2.000 toneladas de combustible, 5.000 toneladas de víveres, vehículos de transporte de todas clases y una planta de destilación de agua. A todo esto se sumaba que al poder emplear el puerto para recibir convoyes desde Italia, sus vías de suministros se acortaban en los 1.500 Km que hay entre Trípoli y Tobruk. El éxito italo-alemán era enorme, la amenaza sobre Egipto se volvía tan real que la escuadra británica de Alejandría, a 60 Km de Tobruk, comenzó a retirar buques al otro lado del canal de Suez y Mussolini envió en avión un elegante caballo blanco sobre el que pensaba entrar montado en El Cairo al frente de sus tropas, como un emperador romano.
Y mientras Rommel era ascendido a mariscal de campo por su triunfo de Tobruk, Cunningham sufría en ese mismo mes de junio nuevos quebrantos en su intento por hacer llegar a Malta un convoy de suministros que era ya muy necesario: perdió un crucero, dos destructores y dos barcos mercantes, y el resto del convoy tuvo que regresar a Egipto sin haber podido socorrer la isla.

Imagen

A los suministros capturados en Tobruk, los italo-alemanes sumaban los que les llegaban con fluidez desde Italia ante la impotencia de la Royal Navy. En junio de 1942 los convoyes italianos perdieron el 22% de la carga embarcada. Lejos quedaba aquel dramático 44% de pérdidas de noviembre del año anterior. Ahora Rommel era abastecido regularmente, y si bien siempre estuvo en franca desventaja numérica y material, se sentía capaz de arrollar la nueva línea defensiva levantada por los ingleses: el 1 de julio de comenzaba la primera batalla de El Alamein. En el verano de 1942 el Eje alcanzó su máxima extensión en todos los frentes, con el VI Ejército en Stalingrado, el Afrikakorps en El Alamein y los japoneses en Guadalcanal y Birmania. Nunca antes ni después estuvo la balanza tan inclinada a favor del Eje.
A lo largo de todo julio Rommel intentó una y otra vez aplastar las defensas británicas en Egipto como ya había hecho antes en Libia. No lo consiguió, pero Churchill estaba decidido a impedir que lo intentara de nuevo. Para ello tomó dos decisiones:
- El VIII Ejército debía dejar de mantenerse a la defensiva y pasar al ataque, para ello sustituyó a Auchinleck por Montgomery, con la orden de preparar una ofensiva a la máxima escala.
- Malta debía de ser de nuevo operativa contra los suministros de Rommel, y para ello debía hacerse llegar a la isla un gran convoy, el mayor organizado nunca en el Mediterráneo: la operación Pedestal.
Este convoy debía contar con la mayor escolta posible, y para ello se formó con 25 destructores, 6 submarinos, 3 cruceros antiaéreos, 4 cruceros, 2 acorazados y 3 portaaviones. Además debía ser un convoy rápido, todos los barcos de carga debían alcanzar al menos los 16 nudos. Se reunieron catorce cargueros capaces de esto, incluyendo el petrolero norteamericano Ohio (con tripulación británica), aportado por Estados Unidos a la operación ya que los ingleses no tenían ningún petrolero tan veloz.
El enorme convoy zarpó de Gibraltar el 10 de agosto, e inmediatamente los agentes italianos informaron de ello. Simultáneamente, los británicos hicieron zarpar de Egipto a otro gran convoy de 3 mercantes, 5 cruceros y 15 destructores, pero la misión de este segundo convoy no era transportar suministros, sino distraer la atención de los germano-italianos. Navegó dos días rumbo a Malta y en la noche del 11 de agosto giró en redondo y regresó a su base.
Contra el convoy Pedestal se alinearon 18 submarinos italianos y 3 alemanes, los 700 aviones radicados en Sicilia y Cerdeña y un buen número de lanchas torpederas. Los ataques que sufrió el convoy fueron incesantes, sin faltar un solo día, desde el 11 de agosto, en que el submarino alemán U-73 logró hundir al portaviones Eagle, al 15 de agosto, en que el Ohio llegó a La Valetta.
En la travesía, fueron hundidos el portaaviones Eagle, dos cruceros y un destructor, además quedaron muy dañados dos cruceros y otro portaaviones (el Indomitable, por bombardeo de los stukas). De los 14 cargueros resultaron hundidos 9. El último en llegar fue el petrolero Ohio, que arribó a puerto semihundido y remolcado, después de soportar el impacto de tres bombas y dos torpedos, y además el de un Ju88 y un stuka que se estrellaron contra él en el curso de los combates.
Y las pérdidas pudieron haber sido mucho mayores. La Regia Marina había organizado una potente escuadra de superficie para dar el golpe final en el último tramo de la travesía. Los portaaviones y acorazados que protegían el convoy no iban a ir más allá del estrecho de Sicilia, que separa la isla de Túnez. En ese punto la abundancia de campos de minas, la cercanía de bases aéreas enemigas y el limitado espacio para maniobrar hacían muy desaconsejable el paso de los grandes navíos. La Regia Marina lo sabía y planeó aprovechar la reducción en la escolta para caer sobre el convoy con una fuerza reunida al efecto de 6 cruceros y 11 destructores.

Imagen

Las consecuencias habrían sido desastrosas para los británicos, pero aviones de reconocimiento con base en Malta detectaron la concentración de navíos italianos. El comandante del convoy, el Vicealmirante Neville Syfreet, comprendió de inmediato las intenciones italianas. No podía hacer nada para evitar que los navíos enemigos aniquilaran los restos de su convoy, pero en la impotencia recurrió a una argucia: por radio y sin usar ningún código, para que el enemigo comprendiese bien el mensaje, ordenó a los aparatos de los portaaviones y a los radicados en Malta que atacaran de inmediato y con todos los medios posibles la concentración de buques italianos. Se trataba, en realidad, de un farol, los aviones ingleses poco podían hacer contra esos buques. El único portaaviones operativo, el Victorious, estaba ya lejos, al otro lado de Sicilia, y los aparatos de Malta eran escasos y estaban faltos de munición y combustible. No había nada con que detener a la escuadra italiana, y sin embargo los almirantes italianos mordieron el anzuelo. El recuerdo de los desastres de Tarento y del cabo Matapán, donde sus navíos fueron devastados por aviones británicos sin que pudieran defenderse, hizo temer a los italianos que se embarcaban rumbo a un nuevo desastre. Decidieron que solo enviarían a la lucha sus barcos si podían dotarlos de una adecuada cobertura de cazas. Pero la Regia Marina no tenía aparatos bajo su mando. La aviación italiana dependía de la Regia Aeronautica, y la alemana del mariscal Kesselring, y ninguno de los dos era partidario de colaborar con la flota. Sus cazas estaban demasiado ocupados protegiendo a los bombarderos que atacaban el convoy, no querían distraer fuerzas para proteger navíos. El almirantazgo insistió, y la disputa fue tensa. Hubo que recurrir al mismo Mussolini para dirimir la cuestión. Mussolini dio la razón a Kesselring, que confiaba en destruir por completo el convoy usando solo aviación, y en consecuencia la Regia Marina no quiso arriesgarse. Los buques de superficie no llegaron a atacar al convoy.
De todas formas, éste había sufrido ya unas pérdidas terribles, y en contrapartida sólo se habían hundido dos submarinos italianos y Malta había recibido tan sólo 32.000 toneladas de suministros, una cantidad totalmente insuficiente para protegerla. La operación Pedestal resultó, por tanto, un completo fracaso para los británicos. Las pérdidas fueron tan enormes que no se volvió a enviar otro convoy a Malta hasta noviembre, cuando los americanos ya habían desembarcado en Argelia y Marruecos y la situación era mucho más favorable. Hasta entonces, la isla tuvo que conformarse con los exiguos envíos llegados en unidades aisladas. El combustible era transportado por los submarinos Partían, Clyde, Treveller y Trasher. Víveres y municiones llegaban con el minador Welsman. Y los aviones alcanzaban Malta tras despegar, al límite de su alcance máximo, desde el portaaviones Furious. De esta forma, durante casi todo 1942 Malta fue abastecida de manera insuficiente y, además, se empleaba para ello unidades de combate que en vez de participar en la lucha tenían que hacer el trabajo de cargueros. Un total desastre.

ImagenEl destructor HMS Eridge, hundiéndose en agosto de 1942

En ayuda de los británicos, sin embargo, llegaba el peor enemigo de Hitler: la Unión Soviética. En la segunda mitad de 1942 se estaba librando la mayor batalla de la guerra, la de Stalingrado, un verdadero agujero sin fondo que tragaba todos los recursos que el Reich podía enviar, y todavía exigía más. La aviación de Sicilia, que tan duramente había estado golpeando Malta, fue debilitada en beneficio del frente Este. En especial, el desastroso puente aéreo de Stalingrado, captó las principales energías de la Luftwaffe. La necesidad de medios terrestres en Rusia también se hizo sentir en el Afrikakorps. De poco servía a Rommel la admiración que le tenía Hitler: Rusia era prioritaria, el desierto podía esperar.
La ingente necesidad de recursos para el Frente Este fue la verdadera tumba del Afrikakorps, por mucho que más adelante la Gran bretaña quisiera hacer pasar a Montgomery por un gran estratega, y a Cunningham por el dueño del Mediterráneo. Lo cierto es que en 1942 la Royal Navy estaba lejos de ganar la batalla de los convoyes, que Malta era fruta madura a punto de caer del árbol, que Rommel estaba a 60 Km de Alejandría, y que los aliados no parecían capaces de cambiar todo esto. Sólo la sangría de Rusia les salvaba de la derrota.
La impotencia de los británicos para entorpecer de manera decisiva los suministros de Rommel se hace evidente en la operación que lanzaron contra Tobruk en septiembre de 1942: la operación “Agreement”. Para reducir la presión sobre el Octavo Ejército en El Alamein, se planificó una incursión de Operaciones Combinadas para destruir el puerto y los depósitos de Tobruk. Se simultanearía un ataque por mar con otro por tierra. En la noche de 13 de septiembre se acercó a Tobruk una flotilla de desembarco: los destructores Sikh y Zulu transportaban 350 Royal marines, y otros 150 soldados iban incómodamente alojados en 18 lanchas torpederas y 3 barcazas de desembarco. Debían tomar tierra en plena noche, apoderarse de las tres baterías costeras que protegían el puerto y utilizarlas para hacer fuego contra las embarcaciones armadas surtas en Tobruk, una fuerza de torpederos y motolanchas. Al mismo tiempo debían llegar a la ciudad por tierra otros 300 hombres del Long Range Deserty Group, LRDG una fuerza especial dedicada a las incursiones en territorio enemigo a través del desierto.

ImagenVehículos del LRDG

El objetivo era arrasar el puerto de Tobruk, volar sus depósitos, inutilizar sus instalaciones, hundir los barcos que se encontraran allí y después reembarcar y emprender el regreso. Mar adentro permanecerían el crucero Coventry y la 5ª flotilla de destructores para escoltar la fuerza de desembarco en su regreso a Alejandria.
Poco antes de la incursión, para sembrar el caos en la guarnición, llegaron 60 wellington, que bombardearon la ciudad y el puerto sin ningún contratiempo. Hasta aquí la operación era impecable: la flota no había sido interceptada, el LRDG había recorrido un largo camino desde el oasis de Kufra sin ser detectado y la aviación se presentó a la hora convenida. Nadie había sufrido bajas. El plan se estaba cumpliendo bien. Pero a partir de entonces todo salió mal. El submarino Tarku debía emerger justo delante de la zona de desembarco y, por medio de un faro enfocado de manera que solo fuera visible desde mar adentro, debía orientar a las tropas de los destructores en su desembarco. Sin embargo, el comandante del Tarku se equivocó, se situó por error en una cala situada 5 Km al este del objetivo, y que estaba perfectamente cubierta por baterías y reflectores. A las 3:00 de la madrugada, se echaron al agua los botes de los destructores Sikh y Zulu, y los Royal marines comenzaron a remar hacia la costa. Los centinelas alemanes los descubrieron mucho antes de llegar a tierra, se encendieron los reflectores y comenzó el cañoneo. Pronto, el Sikh sufrió varios impactos que lo dejaron envuelto en llamas. Muchos botes se fueron a pique antes de alcanzar la playa y los soldados, sobrecargados y sin hacer pie, se ahogaron por cientos. A tierra llegó una pequeña fuerza que se tuvo que rendir al día siguiente: 17 prisioneros de un contingente de 350 hombres.
Al otro lado de la ciudad, el LRDG trataba de cumplir su parte. Atacó una batería costera de 105 mm y se apoderó de ella, pero fracasó en su asalto a otra batería, más importante, de 152 mm. Al no poder utilizarla para abrir fuego contra las embarcaciones del puerto, estas se pusieron en alerta e hicieron frente a las lanchas torpederas, que debían llevar sus soldados hasta la misma dársena. En el interior del puerto de Tobruk se libró una peculiar batalla naval entre pequeñas embarcaciones, en la que los ingleses se llevaron la peor parte por la menor potencia de fuego de sus lanchas, que no iban preparadas para ese combate, sino para el desembarco.
Al amanecer la guarnición germano-italiana se estaba haciendo con el control, aniquilando a grupos dispersos de británicos. El crucero Coventry se aproximó para apoyar con su artillería a los desembarcados, pero a las 9:00 surcaron el cielo los stukas y el crucero resultó hundido. Unas horas después siguió su mismo camino el destructor Zulu, y las fuerzas desembarcadas se vieron obligadas a rendirse: hubo 600 prisioneros.
La absoluta carencia de contrapartidas convirtió al raid de Tobruk en una de las operaciones más desastrosas del Ejército británico en la guerra mundial. Sin embargo, es una operación muy poco conocida. Quizá esto se deba a que se produjo apenas un mes después de una operación anfibia muy similar, el desembarco de Dieppe. El ataque en Dieppe tuvo lugar el 18 de agosto. El de Tobruk el 14 de septiembre. Puesto que el desastre de Dieppe había recibido mucha publicidad y críticas, es de suponer que el gobierno británico no quiso dar a conocer una nueva debacle, sorprendentemente parecida, unos días después. Eso sumió al raid de Tobruk en el olvido.
La reiteración de fracasos y contrariedades a lo largo de todo un año estaba, sin embargo, próxima a terminar. El desvío de recursos al Frente del Este, el continuado éxito de Blechtley Park en el descifrado de códigos y la intervención de los Estados Unidos marcaron un giro decisivo en el teatro de operaciones del Mediterráneo. El 23 de octubre de 1942 se inició la segunda batalla de El Alamein. Ese mismo mes el Eje perdió el 44% de los suministros enviados a Rommel.
El 8 de noviembre de 1942 desembarcan americanos y británicos en Marruecos y Argelia. Ese mismo mes, parte de Alejandría hacia Malta un convoy de cuatro cargueros escoltados por 3 cruceros y 10 destructores. Aunque el crucero Arethusa fue alcanzado por un avión torpedero alemán y tuvo que regresar a puerto, el resto del convoy alcanzó La Valetta el día 20. Esto se consideró el final del largo asedio de la Isla. Desde enero de 1941 la Royal Navy había perdido, en sus esfuerzos por abastecer Malta, 16 destructores, 5 submarinos, 4 cruceros y 2 portaaviones.

ImagenNavíos entrando en Malta

En esta larga y extraña batalla, en la que unos atacaban los convoyes a Libia mientras los otros hacían lo mismo con los convoyes a Malta, el resultado final estuvo poco influido por las habilidades tácticas de los mandos o por el coraje de la tropa. Cunningham tuvo poca oportunidad de lucir sus habilidades. Rommel tuvo muchas, pero sus carencias de material le constriñeron demasiado. Y sus marineros y soldados dieron sus vidas en una lucha decidida por factores que escapaban a su conocimiento.
En la batalla de los convoyes resultaron factores relevantes el hecho de que Italia y Alemania no invadieron Malta, a pesar de que era evidente desde un principio que su posición la convertía en una base letal para los convoyes italianos, y también el que la inteligencia británica descifró los códigos italianos y alemanes, disponiendo siempre de una información vital sobre los convoyes italianos. Pero, sobre todas las cosas, fue el Frente del Este la tumba de Alemania. La carencia crónica de suministros que padeció Rommel estuvo mucho más determinada por la sangría de Rusia que por todos los factores del Mediterráneo.

Fuentes:
DE LA SIERRA, Luis. La guerra naval en el Mediterráneo. Ed. Juventud. Barcelona, 2005.
http://www.naval-history.net/WW2Campaig ... Africa.htm
http://www.europa1939.com/ww2/1941/afrikakorps.html
http://www.spitfiresite.com/1942-defence-of-malta.htm
http://www.upholders.co.uk/submarine.htm
http://www.exordio.com/1939-1945/milita ... estal.html
Un lugar donde todos piensan lo mismo es un lugar donde nadie piensa.
Avatar de Usuario
Juanjo_93
Brigada
Brigada
Mensajes: 661
Registrado: 07 Mar 2007
Ubicación: ESPAÑA

Medallas

Parches

Mensaje por Juanjo_93 »

Magnífico Jaro, me he leído tu post enterito y merece que fuera puesto como artículo. Buen trabajo :dpm: .

Demasiado hizo Rommel con lo que tenía, si no le hubieran cortado el grifo seguramente la bandera del III Reich hubiera ondeado en Alejandría y Suez. Para mí el ganador táctico de tu propuesta fue Rommel.
La géographi, ça sert, d’abord, à faire la guerre - La geografía, un arma para la guerra
(Yves Lacoste).
Avatar de Usuario
Sparta
Cabo
Cabo
Mensajes: 108
Registrado: 13 Ene 2006
Ubicación: Alicante

Mensaje por Sparta »

Muy buen libro el de Luís de la Sierra, y muy bien extractado por ti, te aconsejaría que si cayera en tus manos de la misma editorial “La Batalla del Mediterráneo” de George Stitt, te daría una visión mas completa del tema, ya que llena algunas lagunas del de la Sierra,
Para el que no conozca al autor, tiene varios libros que tratan toda la guerra naval durante la segunda guerra mundial, en el pacifico, atlántico, la guerra de corso, etc. bastante ameno y fidedigno.

Añadiría a tus comentarios sobre el almirante, que habría que ponerse en su lugar, no podía permitirse el lujo de sufrir perdidas irremplazables, pues desde la caída de Francia siempre tuvo que temer a la armada francesa, ya pasándose a los alemanes, o bien simplemente capturada por ellos, y con un enemigo muy superior a el desde el principio ( Regia Marina), con Italia en una posición geoestratégica inmejorable en el centro del Mediterráneo, especialmente la isla de Sicilia, mientras el estaba en el fondo del saco en el extremo del mar en una posición estratégica muy poco beneficiosa, con la Royal Navy enfrascada en la batalla vital del atlántico, y tras la entrada de Japón peor ya que le significaba la practica imposibilidad de tener refuerzos, hasta bien avanzada la guerra.

A todo esto hay que añadirle el gran respeto que el almirante tenia por la vida de sus subordinados, haciendo que planificara y calculara muy minuciosamente los riesgos de las operaciones en vidas y recursos, exponiéndolos en los casos extremos de las evacuaciones de Grecia y Creta prácticamente, y solo para salvar a las fuerzas expedicionarias del exterminio.

Sin embargo, cuando se volvieron las tornas en el norte de África, tras el Alamein y el desembarco en el África francesa, se volvió más agresivo y apoyo a las fuerzas terrestres directamente con los riesgos que eso suponia, incluso exponiendo los acorazados, por ejemplo en Salerno para sacar a las fuerzas desembarcadas del atolladero donde se habían metido enviando dos acorazados a cañonear a poca distancia de la costa. Pero las circunstancias ya habían cambiado, la marina Italiana estaba fuera de combate, la francesa ya no era un peligro, y en el caso de sufrir perdidas de buques tenia ya la seguridad de que se los hubieran repuesto. La marea de la guerra había cambiado de signo.

Sparta
"Todo derecho que no lleve consigo un deber, no merece que se luche por defenderlo."Mahatma Gandi
Jaro
Suboficial Mayor
Suboficial Mayor
Mensajes: 1292
Registrado: 26 Jul 2007

Medallas

Parches

Mensaje por Jaro »

Gracias a ambos. Estoy de acuerdo contigo, Juanjo93, en que Rommel fue derrotado por la falta de suminitros, no tácticamente. Pienso que fue el mejor táctico de la guerra.
Gracias también, Sparta, por la pista sobre el libro de Stitt. Aunque el de Luís de la Sierra es bueno, también es cierto que tiene bastantes lagunas, e incluso para escribir mi pequeño post tuve que indagar en varias páginas web (que cito en las fuentes) para conseguir datos complementarios. Estoy de acuerdo contigo en que Cunningham era un gran marino y una gran persona: Logró un sorprendente éxito en la evacuación de Creta, Churchill siguió confiando en él pese a todos los desastres de la batalla de los convoyes, y es realmente admirable que no torturara en el interrogatorio a los submarinistas italianos capturados en la incursión de Alejandría (¡¡qué diferencia con los nazis!!).
Pero Cunningham contó con la inestimable ayuda de Italia, que fue para Alemania un aliado peor que muchos enemigos. Italia no fue capaz de invadir Malta, y ni tan siquiera de neutralizarla. En mí humilde opinión, Mussolini cometió el mayor error de la guerra al invadir Grecia en vez de Malta. Grecia era una dictadura filofascista, el régimen del general Metaxas, no era ningún peligro para el Eje, al contrario, era un aliado potencial. En cambio la campaña de los Balcanes retrasó varias semanas Barbarroja, y Malta permaneció clavada en el costado de Rommel durante toda la campaña africana.
Un lugar donde todos piensan lo mismo es un lugar donde nadie piensa.
Avatar de Usuario
Sparta
Cabo
Cabo
Mensajes: 108
Registrado: 13 Ene 2006
Ubicación: Alicante

Mensaje por Sparta »

Sobre los desastres de los convoyes a Malta, hay que tener en cuenta que eran a cualquier coste, ya que el lograr meter un solo petrolero en La Valeta significaba darle un mes mas de vida a la isla. La misma fue la zona mas bombardeada de la segunda guerra mundial. Este bombardeo continuo era el que impedía el poder basar buques pesados en la isla por los riesgos que corrían, causa que provoco que la campaña contra los abastecimientos del norte de África la tuviera que basar en la flota submarina prácticamente inactiva en el resto de teatros, y en la fuerza aérea, mas fácilmente reemplazables sus efectivos y con consumos de vituallas mucho menores que los buques de superficie pesados, vituallas prácticamente imposibles de enviar a Malta y a un costo inmenso.

Con tu comentario sobre los submarinistas italianos de Alejandria me ratificas la importancia que daba a la vida humana, y de ello parte de su estrategia durante la guerra,

Sobre Rommel, por supuesto que era sino el mejor uno de los mejores tácticos de la guerra, pero como bien coincidimos todos, Malta fue un puñal en su espalda durante toda su campaña norte africana.

Sparta
"Todo derecho que no lleve consigo un deber, no merece que se luche por defenderlo."Mahatma Gandi
Avatar de Usuario
Mahout
Soldado de 1ª
Soldado de 1ª
Mensajes: 55
Registrado: 08 Ago 2007

Mensaje por Mahout »

JARO magnifico post eres un maquina.

Debido a su situación estratégica, Malta era un punto estratégico tanto para el Eje como para los Aliados—la isla está en medio del Mediterráneo junto a África, Italia y Turquía. Desde 1814 había sido, después de dos años de ocupación napoleónica, parte del Imperio Británico. Era la única base militar británica entre Gibraltar y Alejandría, por lo que su aérodromo era muy utilizado por los cazas aliados. A pesar de su situación, los británicos habían trasladado el cuartel general de la Marina Real en el Mediterráneo de La Valeta a Alejandría a mediados de la década de 1930, así que la base estaba debilitada para cuando Italia le declaró la guerra al Reino Unido el 10 de junio de 1940. El Eje consideró que la isla, lejos de Gran Bretaña y cerca de Italia, no podía ser defendida y que atacarla no consumiría muchos recursos, pues en la isla sólo permanecían 4.000 soldados y tres biplanos obsoletos con provisiones para cinco semanas. Por otra parte, la isla era una amenaza estratégica para Italia y Alemania y para la comunicación entre los territorios del Eje en Europa y en el Norte de África.

El 12 de junio de 1940, al día siguiente de declarar la guerra a Gran Bretaña, Italia atacó la isla. La mayor parte de las fuerzas terrestres del Eje estaban ocupadas en la Invasión de Creta, así que Italia recurrió al bombardeo aéreo para impedir que Malta representase una amenaza. El primer día 10 bombarderos italianos arrojaron su carga explosiva en la isla.

De esta manera, las pocas aeronaves estacionadas en Malta, tres biplanos obsoletos Gloster Gladiator—que recibieron los nombres de Faith (fe), Hope (esperanza) y Charity (caridad)— tuvieron que volver al servicio. Al principio no podían despegar del aeropuerto de Luqa, porque no estaba acabado, y operaban desde Hal Far. Inicialmente, los bombarderos italianos volaban a unos 5.500 metros y descendían a 3.000 metros para mejorar sus oportunidades de hacer blanco. El Mayor R. I. K Paine declaró más tarde que “[tras descender] derribamos uno o dos cada día, así que empezaron a venir a 6.000 m. Su bombardeo nunca fue muy preciso. Como volaban alto pasó a ser bastante indiscrimiado”. El periodista Mabel Strickland dijo “Los [pilotos] italianos decidieron que no les gustaban (los Gladiators y los AA), así que soltaban sus bombas 30 km fuera de Malta y regresaban.”

Cuando el gobierno británico vio la efectividad de la defensa a pesar de los pocos recursos cambió de idea y decidió que Malta debía ser defendida y reforzada. Esta política se mantuvo durante toda la guerra. Desde entonces y hasta el final del sitio, convoyes con escoltas navales reabastecían la isla. Ambos bandos estaban al tanto de la importancia estratégica de Malta y enviaron muchas tropas a luchas desesperadas con pérdidas considerables.

A principios de julio los Gladiatores estaban acompañados por Hawker Hurricanes y las defensas se organizaron dentro del escuadrón 261 de la RAF. Durante los primeros cinco meses de combate las aeronaves de la isla aseguraron que habían destruido o dañado unas 37 aeronaves. El piloto italiano Francisco Cavalera dijo: “Malta era realmente un gran problema para nosotros— muy bien defendida”. En Malta murieron 330 personas y otras 297 fueron gravemente heridas.

En enero de 1941, el Fliegerkorps X Alemán llegó a Sicilia ya que el Afrika Korps fue enviado a Libia. La presencia de la Luftwaffe alemana trajo como consecuencia un notable incremento del bombardeo a Malta. La entrada en escena en febrero de los Bf-109E (7 Staffel Jagdgeschwader 26) pilotados por hombres de la Luftwaffe, de mayor experiencia que los italianos, y liderados por el As del aire Oberleutnant Joachim Müncheberg, conllevó un súbito y marcado incremento en las bajas de Hurricanes. Durante los siguientes meses los 7. JG 26 se atribuyeron 42 victorias aéreas (la mitad por Müncheberg) sin una sola baja. En este mismo mes el portaviones HMS Illustrious llegó a la Gran Bahía y fue atacado por bombarderos Junkers Ju-87 (Stuka), ataque del que salió gravemente dañado y en el que murieron 126 miembros de la tripulación y 91 resultaron heridos.

A mediados de 1941 se formaron nuevos escuadrones—Nº 185 y Nº 126—y los defensores recibieron los primeros Hurricane Mk II, así como las primeras unidades Bristol Blenheim y Bristol Beaufighter. El 1 de enero, el Vice-Mariscal del Airte, Forster Maynard, Comandante Aéreo de Malta, fue reemplazado por el Comodoro del Aire, Hugh Pughe Lloyd.

Los ataques del Eje sobre Malta experimentaron un declive más tarde en ese año a medida que los limitados recursos alemanes se desviaron a la lucha en el Frente Oriental contra el Ejército Rojo. Sin embargo, en diciembre de 1941 las fuerzas alemanas volvieron a prestar más atención a Malta y reanudaron los bombardeos intensivos. Tanto la comida como el combustible y la munición debían importarse, y el reabastecimiento se volvió muy difícil y costoso: la isla quedó casi completamente incomunicada. Treinta y un barcos aliados fueron destruidos por los bombardeos. Los defensores aseguraron que habían derribado 191 aeronaves de 1940 a 1941, por 94 pérdidas.

En febrero de 1942, el líder de escuadra Stan Turner llegó a la isla para hacerse cargo del Escuadrón 249. Su experiencia en vuelo con Douglas Bader en Europa le hizo adoptar la conocida formación 'finger-four', cuyo objetivo es disminuir las bajas. Sin embargo, Turner contaba con desfasados Hurricanes y combatía contra los modernos BF 109-F's de la Jagdgeschwader 53 y los Macchi C.202 italianos. El 7 marzo de 1942, llegó el primer contingente de 15 Spitfires Mk V desde el portaaviones HMS Eagle. El refuerzo de Malta desde portaaviones pasó a ser más frecuente aún durante 1942. El 20 de abril llegaron los escuadrones Nº 601 y Nº 603 de Spitfires, y más tarde el US Wasp y el HMS Eagle aportaron otros 59 de estos cazas.

Para mediados de 1942, las fuerzas del Eje que atacaban la isla llegaron a la cúspide de su potencia con 520 aeronaves de la Luftwaffe y 300 de la Regia Aeronautica. Los adversarios principales de los defensores de Malta fueron los 140 Me 109-F de la Jagdgeschwader 53 'Pik As' y II/JG 3 'Udet' y los 80 Macchi C.202 del 4º y 5º Stormo. Entre los estaban los Junkers Ju 88 de II./LG 1, II & III./KG 77, I./KG 54, Kgr.606 & Kgr. 806.

En las ocasiones en las que la RAF no pudo apoyar a la isla el Control de Combate de Malta transmitía comunicaciones de radio falsas, como si sus aviones estuviesen en el aire, ya que conocían que la Luftwaffe monotoreaba las conversaciones.

En este período de la guerra los submarinos de la Royal Navy, los bombarderos de la RAF y los torpederos de la Flota Aérea que operaban desde Malta continuaron luchando contra las embarcaciones del Eje, entorpeciendo severamente los suministros a sus fuerzas en el Norte de África y limitando la capacidad de Erwin Rommel de avanzar en el desierto hacia Alejandría y El Cairo .

El 15 de abril de 1942, el Rey Jorge IV premió a Malta con la Cruz de Jorge, la más alta condecoración civil de la Commonwealth, normalmente otorgada a individuos. El presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, al describir el periodo de la guerra, llamó a Malta “una diminuta llama brillante en la oscuridad”. Algunos historiadores dicen que este galardón fue más que todo un gesto propagandístico para justificar las enormes pérdidas sufridas por el Reino Unido y por impedir que Malta capitulase como había hecho Singapur en la Batalla de Singapur.

En la primera mitad de 1942 sólo hubo un período de 24 horas sin incursiones aéreas. Los registros de la Luftwaffe indican que entre el 20 de marzo y el 28 de abril de 1942 Malta recibió 6.557 toneladas de bombas.


Segunda fase [editar]Gran Bretaña sacó partido de la pausa de los ataques del Eje para incorporar a la isla a 61 Spitfires desde el HMS Furious, lo que mejoró la defensa aéra, aunque la comida, la munición y el combustible seguían siendo muy escasos. La Operación Pedestal fue un importante intento de reabastecer Malta con un convoy de 14 barcos mercantes apoyados por 44 naves de guerra. El convoy fue implacablemente atacado en los primeros días de agosto. El 13 de agosto, las naves supervivientes empezaron a llegar a Malta. La última llegó el 15 de agosto, el día de la Fiesta de Santa Marija (Santa María). Sólo 5 cargueros de los 14 iniciales resistieron los ataques, y además se perdieron un portaviones, dos cruceros y un destructor, y otros dos cargueros y dos cruceros quedaron muy dañados.

La Luftwaffe respondió con nuevos ataques en octubre, pero los esfuerzos aliados en Oriente Medio empezaban a surtir efecto y Malta empezaba a ser abastecida. A medida que las fuerzas del Eje fueron siendo derrotadas en el norte de África, el Sitio de Malta se fue relajando.

La infraestructura de las fuerzas aéreas construida en 1942 pasó más tarde a ser una base ofensiva desde la que operaban más de una docena de escuadrones de Spitfires que cubrían la invasión anfibia de Sicilia
Hércules me edificó
Julio César me cercó
de muros y torres altas,
y el rey santo me ganó
con Garci Pérez de Vargas.
Oskar Matzerath
Capitán
Capitán
Mensajes: 2317
Registrado: 23 May 2007
Agradecido : 11 veces
Agradecimiento recibido: 2 veces

Medallas

Parches

Mensaje por Oskar Matzerath »

Fe, Esperanza y Caridad eran 3 de los 4 Gloster Gladiator que había en Malta. El cuarto se quedó en reserva.

Imagen

Una imagen probablemente de Fe

Los biplanos llegaron gracias al portaaviones Glorius, justo antes del inicio de la campaña de Noruega. Llegaron desmontados y con las piezas se podía montar 8 aviones, pero 4 de ellos se tuvieron que ceder al portaaaviones Eagle. Los 4 restantes se montaron y se planteó llevarlos a Alejandría, pero finalmente se quedaron en Malta, cuando ya los estaban desmontando de nuevo para empaquetarlos. Entraron en combate por primera vez el 11 de junio de 1940 contra 10 Savoia Marchetti 79. No lograron ningún derribo en el primer combate. Los nombres de Fe, Esperanza y Caridad se los puso el oficial de vuelo John Waters.

Los aviones fueron modificados para ganar velocidad de trepada, además de convertir motores de bombarderos Blenheim para tener piezas de repuesto. Los tres biplanos aguantaron solos durante 17 días los ataques de la aviación italiana. Sus números de matrícula eran N5519, N5520 i N5531.

En su primera misión los pilotaron el teniente George Burges, el líder de escuadrón A.C. Martin y el oficial de vuelo "Timber" Woods. Según los testimonios de sus oponentes italianos, los Gladiator dispararon desde demasiado lejos y sólo se reportaron daños en uno de los Savoia Marchetti 79, el del capitán Rosario Di Blasi.

Burges y Woods lograron derribar un S.79 el 22 de junio. Se trataba de un avión en misión de reconocimiento, pilotado por el teniente Francesco Solimena. Burges explica que la primera pasada sobre el bombardero la realizó Woods, sin aparente resultado. Después él se concentró en los motores y el avión se incendió, cayendo al mar fuera del puerto de Kalafrana. Murió toda la tripulación a excepción del piloto y del copiloto, el subteniente Alfredo Balsamo, que fueron recogidos por el destructor Diamond una hora y ocho horas después del derribo para convertirse en prisioneros de guerra.

Pero los aviones fueron progresivamente eliminados en sucesivos ataques aéreos y al final sólo sobrevivió Fe.

Imagen


Caridad destruido


Más tarde, Malta contó con Hurricanes y aún más tarde con Spitfire. Pero esto está más que bien explicado por otros compañeros. Yo sólo quería añadir algo de información sobre esos tre entrañables aviones. Fe, Esperanza y Caridad.

Imagen


Fe en el Museo de la Guerra de Malta

Fuentes:

http://www.killifish.f9.co.uk/Malta%20W ... harity.htm
http://surfcity.kund.dalnet.se/commonwealth_burges.htm
(sobre el capitán George Burges)
Jaro
Suboficial Mayor
Suboficial Mayor
Mensajes: 1292
Registrado: 26 Jul 2007

Medallas

Parches

Mensaje por Jaro »

Estupenda contribución, Mahout, has cubierto precisamente los aspectos que yo más había pasado por alto. :dpm:

Solo un detalle:
Mahout escribió:El 15 de abril de 1942, el Rey Jorge IV premió a Malta con la Cruz de Jorge, la más alta condecoración civil de la Commonwealth, normalmente otorgada a individuos.
Era Jorge VI. (Es cosa de los teclados, están vivos y tienen su propia opinión sobre el mundo).

Fe, Esperanza y Caridad. Una anécdota muy curiosa. Hubo momentos en que fe y esperanza era lo único que tenían los malteses. Pero ¿cómo se llamaría el cuarto aparato?
Un lugar donde todos piensan lo mismo es un lugar donde nadie piensa.
Avatar de Usuario
Sparta
Cabo
Cabo
Mensajes: 108
Registrado: 13 Ene 2006
Ubicación: Alicante

Mensaje por Sparta »

Solo apuntar, que los malteses están muy orgullosos de su resistencia durante la guerra, y que incluso en la bandera tienen la cruz.

Hace dos años fui de turismo a al isla de Malta solo, pues en realidad son tres islas, y hablando con la guía sobre el tema de la cruz, la guerra, etc. me dijo que les fue concedida a todos y cada uno de los habitantes de Malta, se lo tienen muy asumido.

Me comento que sus padres le habían contado (no había nacido) lo duro que fue esa época, las necesidades que pasaron tanto los civiles como los soldados británicos, pues subsistieron prácticamente solo con lo que la isla producía. Los continuos bombardeos, días y días en los refugios, solo saliendo por las noches ya que era el momento en que algunos días solo tenían de tranquilidad, la alegría que tenían cuando circulaba la noticia por toda la isla de que algún barco había conseguido llegar.

En pocas palabras lo pasaron bastante mál, y la cruz está más que justificada sin necesidad de propagandas belicas.

Sparta
"Todo derecho que no lleve consigo un deber, no merece que se luche por defenderlo."Mahatma Gandi
Oskar Matzerath
Capitán
Capitán
Mensajes: 2317
Registrado: 23 May 2007
Agradecido : 11 veces
Agradecimiento recibido: 2 veces

Medallas

Parches

Mensaje por Oskar Matzerath »

Jaro escribió: Fe, Esperanza y Caridad. Una anécdota muy curiosa. Hubo momentos en que fe y esperanza era lo único que tenían los malteses. Pero ¿cómo se llamaría el cuarto aparato?
Me parece que el cuarto no recibió nombre porque no llegó a actuar y se quedó en reserva como piezas de repuesto. A medida que los tres titulares quedaban fuera de combate iban siendo canibalizados para mantener a Fe.
Jaro
Suboficial Mayor
Suboficial Mayor
Mensajes: 1292
Registrado: 26 Jul 2007

Medallas

Parches

Mensaje por Jaro »

Gracias, Oskar M.

Algo que me parece admirable es que hubiera pilotos capaces de lanzarse al combate en biplanos, que supongo que debían ser bastante poco seguros si se encontraban con algún Bf 109.
En Malta se derrochó coraje en aquellos días.
Un lugar donde todos piensan lo mismo es un lugar donde nadie piensa.
Oskar Matzerath
Capitán
Capitán
Mensajes: 2317
Registrado: 23 May 2007
Agradecido : 11 veces
Agradecimiento recibido: 2 veces

Medallas

Parches

Mensaje por Oskar Matzerath »

También hay que decir que los Gladiator no lucharon contra los alemanes, sino contra los italianos. Eso no les quita de pizca de valor a sus pilotos, que actuaron con unos modelos obsoletos y reservados para la aviación embarcada inglesa (donde también se podían considerar obsoletos). Cuando llegaron los alemanes ya había Hurricanes, según nos han confirmado los compañeros en este hilo :dpm:
Avatar de Usuario
Mahout
Soldado de 1ª
Soldado de 1ª
Mensajes: 55
Registrado: 08 Ago 2007

Mensaje por Mahout »

Pero lo que no comprendo de esto por que los italianos no conquistaron malta si era una posicion tan fundamental envede de conquistar grecia si lo hubieran echo la guerra en africa hubiera cambiado mucho.
Hércules me edificó
Julio César me cercó
de muros y torres altas,
y el rey santo me ganó
con Garci Pérez de Vargas.
Oskar Matzerath
Capitán
Capitán
Mensajes: 2317
Registrado: 23 May 2007
Agradecido : 11 veces
Agradecimiento recibido: 2 veces

Medallas

Parches

Mensaje por Oskar Matzerath »

La explicación más lógica es que consideraban que podían mantener controlada la isla gracias a la aviación y al bloqueo de la Regia Marina y que un ataque iba a tener más costos que otra cosa, vistos los posibles beneficios. Dos posibilidades que rápidamente se toparon con la realidad que los italianos no estaban preparados ni siquiera para eso.

Además, el Duce creía que en Grecia se repetiría lo de Albania y Hitler consideró que podía liquidar a los británicos en el norte de África sin necesidad de acabar antes con Malta.
Avatar de Usuario
harry_flashman
Coronel
Coronel
Mensajes: 6191
Registrado: 04 May 2005

Medallas

Parches

Mensaje por harry_flashman »

En la II GM hubo bastantes biplanos en los primeros años. Los Gloster, además, me figuro que se enfrentarían sobre todo con los CR-32 y CR-42, que también lo eran. Y no sé yo si los Fiat Freccia les superarían en mucho.
¡¡Gritemos bien alto Arriba España y Viva Franco antes de poner el pie en esta tierra de cabrones!! (General Moscardó, presidente del COE, a la delegación española a los JJOO de Londres-48)
"Hitler es un hombre extraordinario. Moderado, sensible, humanista y lleno de grandes ideas" (Francisco Franco a Pedro Teotónio Pereira, 1940).
Groucho lo llevaba escrito. Tip no.
Avatar de Usuario
Mahout
Soldado de 1ª
Soldado de 1ª
Mensajes: 55
Registrado: 08 Ago 2007

Mensaje por Mahout »

Musolini iba lider de gran pais pero italia en verdad no tenia ni el ejercito adecuado para una guerra ni el capital.
Hércules me edificó
Julio César me cercó
de muros y torres altas,
y el rey santo me ganó
con Garci Pérez de Vargas.
Avatar de Usuario
Gaetano La Spina
Cabo
Cabo
Mensajes: 94
Registrado: 16 Dic 2006
Ubicación: CARACAS VENEZUELA

Mensaje por Gaetano La Spina »

Excelentisímo Tema Jaro, te felicito, lo pudiste incluso mandar como artículo.

Es interesante ver como la "guerra pendular" en Africa, dependía directamente del que tan bien abastecida estuviese la isla de Malta. recordemos que después, ya en 1943, cuando el eje estaba ya arrinconado en Tunez, se basaron en Malta aviones Baufighter. Estos aparatos hicieron una verdadera masacre en los puentes aéreos del eje, derribando muchos de los gigantes aviones de transportes Messerschmitt Me 321 Elephant.

Por cierto los invito a mi página que estoy recien creando, se llama Aviación de Combate.

http://miarroba.com/foros/ver.php?id=1299730

saludos.
"Y él (Zeus), de su cabeza, dio a luz a Atenea de ojos glaucos, terrible, belicosa, conductora de ejércitos, invencible y augusta; a quién le encantan los tumultos, guerras y batallas" Hesiodo. Teogonía.
Responder

Volver a “Frente del Mediterráneo”