Una pequeña batalla, de esas que no tienen casi espacio en los libros de Historia, pero que miden el temple de los combatientes: la batalla del oasis de Gialo.
Uno de los frentes secundarios de la contienda fue el de los oasis del interior de Libia. Los italianos mantenían en la zona unos 5.000 hombres al mando del general Gallina (menudo apellido para un bizarro militar

El 24 de diciembre de 1941 el oasis de Gialo había sido conquistado por los ingleses y en febrero de 1942 una columna alemana lo reocupó, entregándolo a una guarnición italiana. En septiembre de 1942 desde El Cairo se decidió su conquista temporal, Operación Nicety, para evitar que la guarnición italiana pudiese atacar a las fuerzas aliadas que iban a efectuar masivos ataques contra la retaguardia de Rommel en Bengasi, Tobruk y Barce.
La fuerza de ocupación era la Sudan Defence Force, viejos enemigos de los italianos, a los que llevaban combatiendo desde 1940 en escenarios secundarios como Etiopía o el sur de Libia. Los sudaneses eran 200 hombres en ¡120 vehículos! (realmente lujoso el despliegue material aliado). El contingente se componía de dos secciones de infantería, dos compañías de ametralladoras y una batería de obuses capturados al Regio Esercito. Los comandaba el teniente coronel A. B. Browne. Disponía del apoyo de la Patrulla YG2 de LRGD, al mando del capitán Hunter, que actuaba como fuerza de exploración.
Los aliados temían sobre todo que pudiesen ser descubiertos por la Aviación en la fase de aproximamiento y destruidos en una zona descubierta del desierto. Si llegaban hasta el oasis daban por conseguida la victoria. Tras la conquista, en unos días abandonarían Gialo debido a las dificultades de aprovisionamiento en un lugar tan aislado.
La fuerza sudanesa salió de territorio egipcio el 11 de septiembre. Atravesó el Mar de Arena hasta El-Zighen y de allí pasaron al uadi de Middle Lift, su base avanzada, donde acamparon el 14 de septiembre. De momento todo se desarrollaba según lo previsto y, además, no había aparecido ningún avión. La jornada más complicada era la siguiente etapa, por terreno descubierto hasta el mismo oasis de Gialo. Con gran astucia, Browne no lo recorrió por la mañana, cuando los Ca.309 buscaban posibles incursores, sino que salió al mediodía e hizo la aproximación por la tarde del 15.
La Fuerza de Defensa del Sudán llegó hasta su objetivo al anochecer sin haber sido detectada. Alcanzaron los límites occidentales del oasis, se dividieron en tres columnas y se dirigieron contra el fortín. Sus vehículos estaban a 100 metros de la puerta y todavía nadie había disparado contra ellos. Aparentemente se había conseguido la sorpresa y la victoria resultaría fácil…