¡Barcos españoles al servicio del Reich!

[Buscaglia]

Saludos.

Leyendo el nº 5 de la Revista del Museo Naval me he encontrado informaciones muy interesantes sobre la actuación de la marina mercante y pesquera al servicio de los alemanes.

Los alemanes compraron varias navieras españolas: la Bachi (que costó 6 toneladas de oro), cuyo principal mercante era el Kauldi (3.000 toneladas); la Compañía Comercial Marítima de Transportes SA, TRANSCOMAR; la Naviera Ibérica SA (NISA)... Con esos buques se pretendía abastecer el frente del norte de África en 1942, poniendo en un brete a las autoridades españolas. Por ello el secretario de Marina Mercante, Jesús Rotaeche, llegó a amenazar al gerente de la Bachi y a sus capitanes que los metería en la cárcel si recalaban en Libia. Y, si no podía detenerlos a ellos por estar en el extranjero, encarcelaría a sus familias.

Con ello logró que estos mercantes no abasteciesen Libia, pero los alemanes los destinaron a la línea Génova-Egeo-Creta. Las autoridades aliadas estaban bien informadas de estos movimientos y el 26 de febrero y el 6 de marzo de 1943 hundieron al "Juan de Astigarraga" y al "Bartolo" en el Mediterráneo.

Por otro lado, alemanes e italianos compraron en España diferentes barcos que, estos sí con pabellón del Eje, fueron destruídos en combate: el "Alma" en Naxos; el "Isis" en Navarino; el "Marguerite" en Argostoli; el "Ostia" en Tobruk; el "Monte Moncayo" en Cabo Carbonara; el Itxas Gain" en Petit Sole...

Además hubo algunas acciones de espionaje: el pesquero Segundo Enrique, de 100 toneladas, fue dotado de un equipo especial de radio para vigilar el movimiento aliado en el Estrecho. Lo capturaron los ingleses tras una delación al agregado naval inglés en Madrid procedente de la Compañía Radio Marítima de Bilbao que era la que le había montado la radio.

También hay que señalar que en las postrimerías del conflicto, tras el desembarco de Normandía, diferentes mercantes y pesqueros españoles abastecieron a las bolsas alemanes que habían quedado en el Muro Atlántico: el Vulcano, el Capricornio, el Tercio de Begoña; el Nieves... fueron algunos de estos rompedores del bloqueo.

[pepero]

Lo de los pesqueros y mercantes que abastecieron a las bolsas alemanas en la costa francesa lo habia oido, lo anterior ni idea. Cada dia se aprenden cosas.

Saludos

[Triton]

Yo ni idea. Un gran tema y desconocido.

Saludos.

[Gral Fernando]

Totalmente desconocido el tema para mí, y por lo que veo para varios compañeros también. Sigue sorprendiéndonos Bus!

[Buscaglia]

Saludos.

¡Pues mira que es difícil informaros de cosas que ignoráis sobre la II Guerra Mundial! Por no decir casi imposible .

A la tarde a ver si encuentro el testimonio de un marino mercante sobre las labores que información naval que hacía para el Reich...

[Buscaglia]

Saludos.

Pues nada, los próximos días seguiremos con el asunto de los marinos mercantes españoles al servicio de los alemanes...

De los marinos españoles que sirvieron como informadores al Reich numéricamente el grupo más importante lo formaban los “forzosos”. Categoría de lo más variopinta. Éstos fueron quienes prestaron mayores servicios a los nazis. Por una parte estaban aquéllos a los que, como en El Padrino, les hicieron una oferta que no pudieron rechazar. Era el caso de muchos marinos mercantes. Para trabajar debían afiliarse a las Falanges del Mar. Este sindicato contaba con más de 20.000 afiliados. Si te pedían que informases de los barcos aliados que avistaba tu embarcación o que recogieses un libro en cierta dirección de Buenos Aires, lo hacías o perdías el trabajo.

También estaban los forzados por el hambre. Los nazis manejaban muchísimos recursos y podían pagar generosamente. En 1945, terminada la guerra, todavía se evaluaban los fondos remanentes de la Embajada, consulados e inteligencia naval en más de 23 millones. Muchas familias vivían de este dinero.

Elías Meana nos proporciona un testimonio de segunda mano sobre la labor logística a favor de la Kriegsmarine: «Durante mi etapa como marino mercante, en más de una ocasión escuché relatos a compañeros veteranos, los cuales habían participado en reabastecimientos a submarinos alemanes en el Atlántico Norte y Sur. Estos reabastecimientos consistían en suministrar aceite y combustible mediante bidones que, recogidos en una red, se largaban en posiciones preestablecidas y de acuerdo con las instrucciones que en España recibían los capitanes españoles antes de partir hacia los puertos del otro lado del Atlántico. Los rendez-vous en alta mar se efectuaban, tanto avistando el submarino como sin que éste emergiera, dejando en este caso el conjunto de bidones a la deriva».

El servicio de espionaje para la Kriegsmarine no se circunscribía a aguas de la península. Las navieras españolas más importantes como la Compañía Marítima del Nervión, la Ibarra, la Trasatlántica y la Aznar se encargaban de las principales líneas con América: la Barcelona-Buenos Aires mediante los Cabo de Hornos, Cabo de Buena Esperanza, Cabo San Agustín y algunos Mendis y la del Caribe-Estados Unidos con el Marqués de Comillas y el Magallanes. Entre la tripulación de todos estos mercantes había informadores de los alemanes. En gran parte se trataba de marinos represaliados, a los que los nazis ofrecieron la rehabilitación a cambio de que trabajasen para ellos. Los agentes recibían 300 pesetas mensuales –un pequeño sueldo– por espiar y 7.000 cuando introducían clandestinamente un espía en América. Carlos Imaz, un rentista que administraba el Casino de Algorta, de la Abwehr, era el principal enlace entre los marinos y los alemanes.


El testimonio de Eduardo Intxaurtieta expone las acciones desarrolladas por la oficialidad del Mar Negro. Intxaurtieta había navegado en una motonave republicana durante la guerra, pero cuando lo detuvieron al final de la contienda el hecho no trascendió, así que pudo continuar embarcado. El 8 de diciembre de 1941 zarpó en el Mar Negro:
"La mayor parte de la tripulación era vasca. El capitán se llamaba Francisco Aldámiz Echevarría y era de Laida; el 1º oficial, un tal Goytisolo, de Lekeitio creo. Estos dos eran los más franquistas del barco y el de menor grado había pasado un buque de la llamada zona roja a la zona nacional en el transcurso de la Guerra Civil (...) Todos los buques españoles hacían espionaje al llevar un fichero donde se detallaba la posición, nacionalidad y tipo de navíos avistados. Si España era teóricamente un país neutral, ¿por qué se realizaba esta misión? Sin duda era que el Gobierno se seguía considerando más partidario del Eje que de los Aliados, pues toda esa información se pasaba a la Embajada alemana".

En la ficha de información de buques mercantes, se escribía la hora, fecha y lugar del avistamiento de barcos y aviones, señalando su tipo, nacionalidad, posible misión y procedencia...

[Buscaglia]

Saludos.

Como hemos dicho, en la ficha de información de buques mercantes que redactaban muchos marinos españoles (e iberoamericanos, principalmente argentinos) se escribía la hora, fecha y lugar del avistamiento de barcos y aviones, señalando su tipo, nacionalidad, posible misión y procedencia. Datos bastante inútiles para España, no así para los U-Boot (si algún forero ha jugado con un simulador de submarinos, sabrá lo frustrante de volver a Kiel o Saint-Nazaire sin ninguna presa tras pasar largas semanas en alta mar. Para hundir barcos hay que descubrir las rutas del tráfico y los Aliados variaban constantemente las suyas. Cuando los alemanes descubrían los itinerarios de sus convoyes y comenzaban las pérdidas, se trasladaban a una ruta nueva. Por ello dirigir los submarinos hacia las zonas de tráfico denso era esencial).

El puerto de Bilbao era además un enclave crucial para la Abwehr como punto de llegada de los informes de los espías en Iberoamérica. Los barcos descargaban cientos de cartas de amor, familiares, respuestas comerciales... con un punto en común. O mejor dicho, muchos puntos. En todas había algún que otro punto microscópico. No se trataba de un fallo de la estilográfica, sino de negativos de películas cuyo tamaño se había reducido miles de veces. Ocasionalmente, en lugar de en cartas, la información llegaba en micropelículas cosidas al forro de un traje o en el lomo de un libro o escrita con tinta invisible en una camisa. Los dossiers versaban sobre el movimiento de los buques aliados, la situación política de las repúblicas iberoamericanas y los progresos de la industria bélica enemiga. Los agentes se reunían en el Hotel Excelsior de la calle Hurtado de Amezaga, propiedad de la familia Meissner, y en la tienda de máquinas de escribir de la calle Ledesma. Ambos locales estaban protegidos por el comisario Del Carmen, de la Brigada Político-social.

En Bilbao se embarcaron camino de América agentes - como los encargados de sabotear las instalaciones nucleares de Oak Ridge - y se enviaron material e informaciones – como el plan para destruir el Canal de Panamá volando la esclusa del lago Gatum– que podían haber resultado importantes para el desarrollo de la guerra. Pero que, evidentemente, no lo fueron.

[Buscaglia]

Saludos.

Vamos a seguir un poco con el entramado del Eje en España, incluso dando algunos nombres.

Las labores de información y espionaje, la compra de materiales estratégicos e incluso algunas operaciones en América, incluyendo sabotajes, se financiaba con el oro del Reichbank que, a través del Banco Nacional Suizo en Berna, transfería las cantidades a Madrid o al Banco de Portugal, desde donde se distribuían los fondos. A veces, el oro se enviaba físicamente, en trenes y camiones.

Entonces, como ahora, resultaba muy difícil seguir el rastro del dinero. Por ejemplo, el 2 de junio de 1942 se recibió en Hendaya un envío de oro destinado al Banco Alemán Trasatlántico y al Banco Germánico de América del Sur. Los lingotes fueron transferidos a Johannes Bernhardt, director de la Sofindus, que los cambió por francos suizos, parte de los cuales fueron remitidos a cuentas de entidades financieras helvéticas. Otra parte se convirtió a pesetas, que se invirtieron en la Naviera Bachi de Bilbao. Quince kilos de oro se introdujeron en España, probablemente para que la Sofindus comprara volframio o platino venezolano.

Vamos a recorrer algo de la geografía vital de los agentes germanos en el País Vasco, que es la que más controlo: los consulados de la Plaza Moyua de Bilbao y Hermanos Iturrino de Donostia, los colegios alemanes de la bilbaína avenida del Ejército y la donostiarra Calle Nueva, el Club Alemán de Rodríguez Arias, el Hotel Excelsior y el Deustches Heim de la calle Vergara.

Éstos son los nombres de sus principales agentes:

- Friedhelm Burbach. Este era de los convencidos. Cónsul alemán en Bilbao y fascista de primera hornada. Desde la sede de la calle Aguirre, fue la principal figura de la inteligencia nazi en Bizkaia. Artífice de que Hitler recibiera el 25 de julio de 1936 a la delegación de Franco y le concediese ayuda militar, sabía que el Caudillo tenía una deuda de gratitud con él y se permitía actuar sin la menor precaución. Su relación con la jerarquía eclesiástica era espléndida.

- Su sucesor, Edouard Bunge, otro nazi bien integrado en la alta sociedad bilbaína, se ocupaba sobre todo del contrabando de mineral. A Stephan Knupfler, el agregado naval Meyer-Dohner le había encargado el abastecimiento pirata de los buques del Eje en Bilbao.

- Friedrich Lipperheide Henke, un bilbaíno miembro de las SS y de la organización de espionaje de la Marina, era un hombre emprendedor bien relacionado con la alta sociedad. Tanto él como su hermano José llegaron a Euskal-Herria siendo adolescentes y se convirtieron en los más poderosos empresarios alemanes. Se ocupaba del contrabando del volframio –aunque Berlín llegó a acusarle de venderlo también a los Aliados– y del espionaje naval. Sus actividades, pretendidamente discretas, clamaban al cielo: el 28 de mayo de 1944 sus agentes provocaron un apagón de madrugada en Behobia para pasar cinco grandes camiones cargados de volframio con los faros apagados. Como no había tráfico a esas horas, despertaron a medio barrio. En la posguerra le acusaron de ayudar al falangista Ramón de la Peña, supuesto jefe de una red que facilitaba a los prófugos nazis la huida a Argentina. Posteriormente debió perder su fe en el destino universal de los alemanes y cayó en el "separatismo", pues ejerció como cónsul de Austria.

- Otto Henrichsen, antiguo intérprete de la Legión Cóndor y agente de la Abwher, desde su taller de máquinas de escribir de la calle Ledesma se ocupaba de los espías que actuaban en América, secundado por Carlos Imaz. Su hijo Rodolfo lo reconoce: «No es ningún secreto que mi padre colaboró con los alemanes. Tenía contacto con tripulantes de los barcos españoles que iban a Nueva York y Buenos Aires. Les pagaba y conseguía informaciones para el contraespionaje del almirante Canaris».

Seguirá, porque ya vemos que el entramado era denso...

[Buscaglia]

Saludos.

Seguimos con el entramado clandestino alemán.

- Josep Boogen, cuya empresa de maquina-herramienta, según los norteamericanos era la tapadera para «desarrollar actividades de espionaje dirigidas contra el hemisferio occidental». En este caso, su hijo no está muy de acuerdo con la apreciación: «Les obligaban a afiliarse. Eran circunstancias muy complicadas. Mi padre vivía en España mucho antes de la Segunda Guerra mundial. Vino, como otros muchos alemanes, atraído por la industrialización del País Vasco. Los más comprometidos con el nazismo fueron los que vinieron durante la contienda (...) Cuando terminó la guerra y comenzó el bloqueo de bienes alemanes, el Gobierno español avisó a mi padre. Gracias a esa advertencia tuvo tiempo de poner sus propiedades a nombre de unos testaferros. Varios años más tarde, una vez pasado el peligro, las recuperó».

- Eugen Erhardt, consignatario de barcos, colaboraba con los anteriores en el envío de espías a Estados Unidos ocultos en los mercantes españoles. Los agentes nazis que iban a América contaban con un sólido respaldo tecnológico: la cámara fotográfica en miniatura Minox y la técnica del micropunto (miniaturizar varias hojas en un punto negro de medio milímetro que se pegaba en cualquier sitio), además de una tela de forro en sus trajes que producía tinta simpática cuando se empapaba en agua.


- Los hombres de acción eran los hermanos Karl y Wilhelm Pasch, quienes desde su oficina en la calle Larreategui realizaban múltiples operaciones al servicio de la Abwehr.

- En Bilbao también actuaban el jefe del partido nazi Wilhelm Plohr, Wilhelm Spreter y Georg Demmel. Pablo Klinkert era el encargado de las transmisiones radiofónicas.

- Mención especial merece Andrés Martín Hofemann, a quien se acusaba de organizar el abastecimiento de los enclaves sitiados del Muro Atlántico en fecha tan avanzada como la primavera de 1945.

- La red donostiarra era menor, compuesta entre otros por Wilhelm Beisel, Hubert Dencker y un tal Schonte. Probablemente dependían de la sección de contraespionaje del SD, que tenía un grupo en San Sebastián.

[jmkinki]

Impresionante historia...

No conocía nada de esto aunque era de esperar estos trajines..., pero lo que más me ha llamado la atención es el tema de la compra de navieras y el uso de esos barcos.

[Hermes]

Impresionante Busclaglia, eres una enciclopedia viviente amigo mío.

Saludos.

[Buscaglia]

Impresionante Busclaglia, eres una enciclopedia viviente amigo mío.

Saludos.

Saludos.

No, ¡qué mas quisiera! No distingo un fusil de otro, no conocía el nombre del que hizo la banda sonora de las películas de James Bond y ni siquiera se lo que es el "par motor". Pero el tema del espionaje lo tengo muy trabajado porque me tocó investigarlo cuando estaba en paro para sacarme algún dinero con becas y publicaciones.

Proseguimos. Una de las principales actividades de los mercantes españoles al servicio del Eje era la obtención de materiales estratégicos. Eso se hacía principalmente desde Venezuela. En el caso de Argentina que, salvo mica, no exportaba minerales al Eje, se trataba de introducir y sacar agentes, radioemisoras e informaciones en microfilms y micropuntos de las cartas. Por poner un ejemplo, los servicios secretos norteamericanos detectaron que en el mercante "Cabo de Buena Esperanza", que viajaba de Venezuela a la Península, había correos, agentes de espionaje y equipos de radio. Se señalaba que en la cabina había platino en el revestimiento de madera de la litera del oficial M. Aldecoa. Los materiales de contrabando se situaban en diversos escondites: diamantes en tubos de pasta dentífrica y en el mango de raquetas, platino en cartas y latas de fruta...

Los aliados estaban preocupados por este trasiego, casi imposible de detectar en las rutinarias visitas en alta mar a los mercantes (aunque hubo casos de marinos españoles y argentinos detenidos por llevar microfilms ocultos en el forro del traje, al parecer sin ellos saberlo, y llevados a Gibraltar). Y una de las ayudas que recabaron fue la del lehendakari Aguirre, exiliado en América. Este dio su primera aportación el 18 de diciembre de 1941 cuando logró que el capitán de marina mercante Etxabe, entregase las instrucciones secretas que Madrid había distribuido para el caso de que se declarase la guerra (en ellas se establecían los puertos neutrales donde deberían refugiarse).

Aguirre organizó el "Basque Ship Observers Scheme" para vigilar la actividad de los buques forzadores del bloqueo aliado. También grabó un disco en castellano y euskara que la BBC radiaría a los marinos en el momento de la entrada de España en guerra, invitándoles a hacerse con el control de los buques y arribar a puertos aliados.

En el Diario de Aguirre hay datos muy curiosos de como inicia su relación con Allen Dulles, representante del OSS y futuro director de la CIA. Aguirre, sabedor del interés de Washington y Londres por los servicios que podía facilitar en la vigilancia de la actuación de la marina mercante española, se dejaba cortejar por ambos: «El capitán Cabeaga nos ha enviado el telegrama convenido mediante el cual conocemos que han sido cambiadas las instrucciones de los buques mercantes vascos bajo pabellón español. Los “servicios” ingleses y americanos se hallan a la captura de las nuevas instrucciones. Quiere cada uno de ellos llegar el primero pero el capitán no lo hará sino a quien yo le indique. Con este motivo estamos en el candelero de las organizaciones inglesas y norteamericanas».

En Venezuela el Basque Ship Observers Scheme tenía informadores en Caracas, La Guaira, Maracay, Valencia, Puerto Cabello, Trujillo, Mérida, San Cristóbal, Rubio, Coro y Maracaibo. Sus éxitos en el control del contrabando no se consiguieron sin bajas. En 1942 murieron dos de los agentes que actuaban embarcados: el maquinista del "San Rafael", Txomin Urruchua y Alejandro Solaeche, del "Presidente Trujillo", que se fueron a pique con sus buques. Peio Garay, del "Monte Ayala", tuvo más suerte y sobrevivió al torpedeamiento.

[Buscaglia]

Saludos.

En 1941-42 cierto número de mercantes españoles se pusieron al servicio de los intereses italianos. La colonia italiana en América del Sur podía proporcionar muy necesarios recursos por razones patrióticas y algunos de estos países veían con simpatía la causa del fascismo y estaban dispuestos a hacer la “vista gorda” pese a las presiones de Gran Bretaña y Estados Unidos. Los esporádicos vuelos del Ala Littoria poca carga lograban transportar y los mercantes italianos no podían salir del Mediterráneo. Así que ese comercio debía hacerse mediante buques neutrales y con la cobertura de que se trataba de importaciones para Suiza que se descargaban en Génova. La principal consignataria que efectuó esa labor fue la Compañía Naviera Vascongada que transportaba mercancías desde América del Sur y Portugal hasta el norte de Italia.

Su vapor Sabina, de 3.750 toneladas fue hundido al chocar con una mina el 9 de junio de 1941 en el Golfo de Génova. Peor suerte sufrió el Jesús Antonio, de 1.500 toneladas, cargado con pirita de hierro en el puerto de Valencia, que el 1 de junio de ese año chocó contra otra mina frente a Imperia. Murieron 17 tripulantes.

Los servicios secretos italianos también utilizaron nuestra flota pesquera. La vigilancia de la base de Gibraltar se hacía desde una villa de Algeciras, pero de noche barcos aliados con las luces apagadas cruzaban el estrecho sin que desde tierra fuesen detectados si las condiciones de visión eran malas. Así que se contactó con algunos patrones de pesca, ofreciéndoles grandes cantidades de dinero por facilitar informaciones sobre el tráfico naval inglés. Se proporcionó emisoras de onda larga a estos pesqueros para que contactasen con la Regia Marina.

La Royal Navy comenzó a sospechar al detectar emisiones procedentes de pesqueros que normalmente carecían de aparatos de radiofonía. Y detuvo al Primer Enrique y Segundo Enrique, una pareja de pesca de 100 toneladas, con matrícula de Vigo, cuando faenaban en la zona del Estrecho. Los enviaron a Gran Bretaña en un convoy pero en el trayecto fueron hundidos por la escolta al no poder mantener la velocidad de la formación.