La parte inferior es totalmente maciza y en la superior, a cinco metros y treinta centímetros de altura, encontramos la puerta de entrada, que es de ladrillo el arco superior y las jambas, siendo de mampostería la base. Sobre dicha puerta se ven los restos de lo que en su día fue un matacán, del cual solo quedan las dos ménsulas, una de ellas deteriorada, habiéndose tapiado el hueco que ocupaba dicho matacán.
En el lado este de la torre y sobre un ventanuco, encontramos los restos de dos ménsulas que en su día soportaron un matacán y el hueco que ocupaba tapiado como el anterior. No parece que tuviera más matacanes o, al menos, no queda ni rastro si en su día los hubo.
Volviendo a la puerta, está orientada al noroeste, da acceso al interior de la torre, a una cámara de unos tres metros de diámetro, con paramentos de mampostería de piedra revocada y con techo de bóveda de ladrillo macizo, estando la clave del techo a dos metros y setenta centímetros del suelo de la cámara. En esta cámara encontramos, aparte de la escalera en espiral alrededor de un cilindro y que nos lleva a la azotea o terrado, una ventana que mira al este, otra más pequeño que mira al sur, ambos fabricados en mampostería, y a ras de suelo unas pequeñas alacenas. Frente a la escalera, y protegida con una pequeña construcción de piedra se encuentra la chimenea.
La salida a la azotea o terrado se hace por una garita con cubrición de techo abovedado. Una vez en ella, observamos el tiro de la chimenea y el parapeto, cuyo remate es de cordón de ladrillo puesto a soga y revocado con pendiente al exterior.
Como ya se ha comentado antes, dicha torre fue levantada durante el reinado de Felipe II y puesta al cargo de un hombre, y en la visita de inspección realizada en 1567 por Antonio Moreno, este recomendaba aumentar el número de los guardas de la torre, probablemente de uno a dos.
Efectivamente, en la visita de inspección realizada por Antonio Berrio y Luis Machuca en 1571, se informa que son dos los hombres al cargo de dicho puesto de observación, pero como se observó que su ubicación no era la idónea para vigilar la porción de mar encomendada y no poder comunicar todo lo bien que se deseaba con la torre de San Telmo, se recomendaba firmemente la necesidad de abandonar ese puesto y levantar una torre junto al mar, en la Punta de las Palomas.
La torre en 1908
No cayeron en saco roto las recomendaciones de Berrio y Machuca y para 1575 ya estaba erigida y operativa, con un coste de quinientos ducados.
Lógicamente, a lo largo del tiempo necesitó de reparaciones y acondicionamientos, teniéndose noticia de las siguientes:
- la llevada a cabo en 1749, de revestimiento;
- la de 1759 arreglos de repellos y enlucimiento interior y en la azotea;
- la de renovación de su explanada y reparos menores en 1764;
- la de refuerzo de su bóveda con ladrillo grueso y hormigón y otras reparaciones para resistir el peso de un cañón de a cuatro libras en 1767 y tras las reparaciones llevadas a cabo, Francisco Gozar informa en agosto de 1771 que había sido dotada de dos cañones de a cuatro libras;
- la recomendación de Francisco Gozar de efectuar algunas reparaciones en 1781, llevándose a cabo en 1783.
Poco a poco, como todas las torres, la de las Palomas fue perdiendo la razón de su existencia, deteriorándose con el paso del tiempo, aunque aun para 1849 tenía torreros que vivían en tres chozas en las inmediaciones y gozaban de una fanega de tierra para su explotación y consumo.
El año de 1857, en la memoria presentada por José Herrera García sobre el estado de las torres, indicó que necesitaba ser reparada, incluyéndola, además, en el proyecto de estaciones telegráficas que se pensaba llevar a cabo. Herrera García era mariscal de campo y jefe de la comisión encargada de los proyectos de líneas de defensa y de telégrafos en el litoral de la Península.
Al día de hoy, esta torre cuenta con protección, habiendo sido declarada Bien de Interés Cultural en 1865 (BOE 29-6-1985) y cuenta con protección integral municipal malagueña (PGOU de Málaga del año de 2011.
"Buena parte de los escritos propagandísticos son simple falsificación.
Los hechos materiales son suprimidos, las fechas alteradas y las citas sacadas de contexto y manipuladas para cambiar su significado"
George Orwell