Lutzow escribió:Vale que la población de Asia siempre ha destacado por su número, pero me da la impresión de que las crónicas chinas tenían la misma costumbre de hinchar las cifras que en las de Occidente, porque la logística para mover ejércitos de 200.000 hombres en aquellos tiempos se me antoja imposible...
Guerrero íbero alcanzado por un pilum, desconozco el autor...
Saludos.
Muerte de Indíbil por un pilo romano, 205a.C. Carlos Fernández del Castillo.
De Tito Livio: Ab Urbe Condita. XXIX, 2
la totalidad del ejército hispano marchó armado y en formación de combate hasta menos de una milla del campamento romano. Los ausetanos formaban el centro, los ilergetes lo hacían a la derecha y la izquierda estaba compuesta por varias tribus sin nombre. Entre las alas y el centro quedaron espacios abiertos, lo bastante anchos como para permitir que la caballería cargase por ellos cuando fuera el momento adecuado. La línea romana se formó en la forma habitual, excepto que copiaron la del enemigo al punto de dejar espacios entre las legiones por los que pudiera pasar también su caballería.
Léntulo, sin embargo, se dio cuenta de que esta disposición solo resultaría ventajosa para aquel bando que fuera el primero en enviar su caballería por los espacios abiertos en la linea contraria. Por consiguiente, ordenó al tribuno militar, Servio Cornelio, que enviase a su caballería a toda velocidad a través de las aberturas. Él mismo, viendo que su infantería no progresaba y que la duodécima legión, que estaba en la izquierda frente a los ilergetes, empezaba a ceder terreno, mandó a la decimotercera legión, que estaba en reserva, para que la apoyara. Tan pronto se restauró la batalla en este sector, cabalgó hasta Lucio Manlio, que estaba en primera línea animando a sus hombres y llevando refuerzos donde lo exigía la situación, señalándole que todo estaba a salvo a su izquierda y que Servio Cornelio, actuando bajo sus órdenes, pronto envolvería al enemigo con una carga de caballería. Apenas había dicho esto cuando la caballería romana, cargando por en medio del enemigo, puso en desorden a su infantería y, al mismo tempo, impidió el paso de los jinetes hispanos. Estos, al verse incapacitados para actuar como caballería, desmontaron y combatieron a pie. Cuando los generales romanos vieron el
desorden en las filas enemigas, extendiéndose el pánico y la confusión y oscilando atrás y delante sus estandartes, llamaron a sus hombres para que quebrasen al enemigo y no le dejasen volver a formar su línea. Los bárbaros no habrían resistido el furioso ataque que siguió de no haberse colocado Indíbil y su caballería desmontada a modo de pantalla de la infantería. Durante algún tempo se combatió muy violentamente, sin que ninguna de las partes cediera. El rey, aunque medio muerto, mantuvo su terreno hasta que cayó a tierra atravesado por un pilo; los que combatan a su alrededor cayeron finalmente
abrumados bajo una lluvia de proyectiles. Se inició una huida general y la carnicería resultó aún mayor debido a que los jinetes no tuvieron tempo de recuperar sus caballos y los romanos nunca relajaron su persecución hasta haber arrojado al enemigo de su campamento.
Prometí también que no haré guerra ni paz ni pacto a no ser con el consejo de los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo regirme.
IV Item. Decreta que Don Alfonso, Rey de León y de Galicia estableció en la Curia de León en 1.188