Armamento en los reinos hispanos medievales

Toda la Historia Militar desde la Prehistoria hasta 1453.

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Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

En un intento por sacudirme la imagen estereotipada que tenía he ido recopilando poco a poco (normalmente en internet) imágenes de combatientes medievales, centrándome en aquellas que representan a guerreros hispanos tanto de los reinos cristianos como de los musulmanes. Me he basado en fuentes primarias y todas las imágenes provienen de códices iluminados, decoración escultórica o frescos contemporáneos. De manera intencionada he huido de reconstrucciones modernas del tipo Osprey.

Me he centrado en los siglos X a XIII porque en época anterior apenas hay datos. Después del siglo XIII ya resulta muy moderno para mi gusto pero probablemente me atreva a aportar alguna cosilla.

Las imágenes me han permitido contrastar la información obtenida a partir de la bibliografía. Imprescindible la obra de Álvaro Soler del Campo (“Notas sobre la evolución de los modelos de armamento adoptados en Al-Andalus”) y los artículos de Yeyo Balbás en la revista Desperta Ferro. Para el siglo XIII las guías básicas han sido “Armas en la Historia de la Reconquista” de Ada Bruhn de Hoffmeyer y la deliciosa “La España del Siglo XIII” de Gonzalo Menéndez Pidal. Siguiendo con los medievalistas españoles clásicos para el siglo X son de gran ayuda las notas que aparecen en “Una ciudad cristiana de hace mil años” de Claudio Sánchez-Albornoz. Menos útil de lo que pudiera parecer es “Guerreros de la Reconquista” de Luis Grávalos y Antonio Manzano. Para la artillería “Los grandes asedios en la Reconquista de la Península Ibérica” de Rubén Sáez Abad.

Intentaré que las imágenes acompañen más o menos armónicamente los textos y trataré de evitar resultar demasiado aburrido. Como siempre los comentarios, la crítica constructiva, la corrección de posibles errores y el aporte de información complementaria serán bienvenidos. Solo os ruego que se respete el esquema del hilo y se eviten saltos temporales y geográficos demasiado arriesgados.

Como estoy con mil cosas a un tiempo iré posteando muy de tarde en tarde. Desde ya mismo os ruego paciencia. Y ahora, al lío...


Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Quinto_Sertorio »

Como siempre... ya se me cae la baba....
¡¡A España, servir hasta morir!!

Los hombres se cansan antes de dormir, de amar, de cantar y de bailar que de hacer la guerra -- Homero.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

FASE 1 (Siglo X y primera mitad del XI). LA PANOPLIA LIGERA.

LA INFANTERIA

Lo que más llama la atención de este periodo es la homogeneidad del armamento. La misma panoplia es usada por los andalusíes y por los cristianos, al menos en lo que hace al núcleo castellano-leonés. Como esta fase coincide con la hegemonía de Córdoba habría que concluir que el armamento utilizado tendría básicamente un origen andalusí y se iría expandiendo hacia el norte acompañando a los triunfantes ejércitos omeyas. Más al este, en los núcleos pirenaicos, la influencia transmontana se dejará notar y el armamento será bastante diferente.

El elemento más característico del guerrero hispano durante esta fase es un escudo redondo de pequeñas dimensiones que se suele denominar adarga o rodela. La adarga estaba confeccionada con cuero o pieles dobladas y perpunteadas y carecía de tablero. Suele presentar cuatro remaches que interiormente sujetan las correas con que se embrazaba. Esas mismas correas permitirían cargarlo al hombro durante las marchas y colgarlo de los borrenes o arzones de la silla de montar. En muchas ocasiones la superficie de la adarga presenta unas líneas radiales que podrían responder al modo en que se unían las piezas de cuero o ser méramente decorativas. Como el motivo recuerda a los discos solares celtas se ha pretendido ver un origen prerromano para las adargas, pero dado que en otras partes del Mediterráneo se representan soldados musulmanes portando escudos idénticos habría que dar poca credibilidad a la propuesta. La adarga se considera en esta fase como un escudo “universal” ya que es usado tanto por los andalusíes como por los cristianos del norte y tanto por la infantería como por la caballería.

Si nos limitáramos a la iconografía de la época se podría concluir que la adarga era el único elemento defensivo empleado durante esta fase puesto que tanto los cascos como las lorigas brillan por su ausencia. Se ha tratado de explicar esto por la supuesta costumbre de llevar los elementos defensivos bajo las vestimentas e incluso se han interpretado que las picudas capuchas de unos jinetes pintados en uno de los “beatos” podrían estar ocultando unos cascos cónicos. Lo cierto es que no hay ni una sola representación de loriga o cota anterior al año 1050 (con las excepciones catalanas que luego mencionaremos) y solo parece existir la representación de un casco cónico (un Spangen-helm de tradición germánica) en la Biblia de San Isidoro del año 960. Según “Los anales palatinos de Al-Hakam II” unas pocas unidades de élite cordobesas se caracterizaban por el uso de lorigas y cascos. Al-Razi menciona también que algunos contingentes armados a la manera cristiana llevaban cascos semiesféricos de un modelo que denomina “bayda”. El uso de cascos se complementaría con el del almofar o capucha de malla. Que esos elementos sean propios de unidades de élite indicaría que el resto de las tropas carecía de ellos. En los textos castellano-leoneses la primera mención de defensas personales no la encontramos hasta el año 1034 en un documento de compra-venta en que se valoran “duos elmos laborados in LX solidos, una loriga de LX solidos”, aunque podrían haberse empleado corazas de cuero antes de esa fecha.

Dentro de las armas ofensivas destacan la espada, la lanza, el arco y la honda.

Se distinguen tres tipos de espadas: la espada franca de doble filo y canal central, que tendría un origen otónida o vikingo (hay también espadas de origen vikingo con pomo trilobulado), espadas “indias” con pomo trilobulado, y espadas de tipo “universal” con pomo esférico y arriaces rectos. En todos los casos se trata de espadas de hoja recta.

Las lanzas serían de dos tipos por su función: lanzas arrojadizas y lanzas empuñables. Las lanzas empuñables permitirían a la infantería formar una barrera defensiva contra la caballería aunque el pequeño tamaño de las adargas sería más apropiado para una infantería “ligera” que emplease formaciones abiertas antes que para una infantería de línea capaz de sostenerse frente a la caballería. A nivel teórico se pueden calificar como lanzas empuñables las que llevan una cruceta que evitaría que la punta se clavase demasiado y no pudiera recuperarse. Siempre a nivel teórico con las lanzas arrojadizas se buscaría el efecto contrario: que resultaran difíciles de desclavar para que el enemigo no pudiera devolverlas. Las fuentes escritas mencionan las lanzas francas, que se caracterizarían por sus anchas hojas. Un historiador moderno ha querido reconocer en uno de los beatos un zupin dailami: una lanza (o javalina) con una segunda punta en el lugar de la contera que es característica de las tribus montañesas del este de Irán, pero la identificación resulta un tanto aventurada.

Respecto a los arcos habrían dos tipos básicos: el arco simple y el arco compuesto (denominado en las fuentes arco árabe o arco turco). Las fuentes mencionan también los arcos francos, que probablemente eran ballestas. La ballesta, aunque conocida, debía ser un arma de uso muy restringido durante este periodo. La primera representación artística de una ballesta en la península está datada en el año 1086.

También serían usadas con profusión las hondas, ya sea la honda sencilla o la honda con proyector (también llamada honda de fuste o fustíbalo). El uso del proyector permitía lanzar proyectiles de mayor tamaño a mayor distancia y su uso era especialmente apreciado en los asedios, tanto por los defensores como por los atacantes. También aparecen frecuentemente representados en los beatos guerreros cuyo único armamento ofensivo son piedras. Eso si, estos “lanzadores de piedras” aparecen equipados con la ubicua adarga circular.

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Imagen del Beato de Urgel, de hacia el año 950. Representa la toma de Jerusalén por Nabucodonosor. Los defensores de la ciudad están equipados con adargas circulares. Resulta interesante porque se puede observar la parte exterior de los escudos (con la decoración radial y cuatro o más remaches) y la parte interior. Parece que no se llevaban embrazados sino asidos. Las armas ofensivas son una gran espada, un arco ¿compuesto? y lanzas con cruceta (por cierto que la punta de la flecha del arquero también tiene cruceta).

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El mismo tema pero esta vez del Beato de San Miguel de la Escalada o Beato Thompson (año 960 aprox.). El armamento es muy similar. Como novedad la presencia de un lanzador de piedras que se protege con una adarga. Otras adargas cuelgan de las almenas a modo de decoración.

Imagen

De nuevo el mismo tema pero con una fecha bastante posterior: del Beato de Fernando I y Doña Sancha, del año 1047. No hay ninguna evolución en el armamento de los defensores de la ciudad.

Imagen

Este angel del Beato de Gerona (año 975) está representado con el armamento estandar del infante de este periodo: lanza empuñable con cruceta y adarga circular.

Imagen

Como evidencia de que los combatientes andalusíes compartían las mismas armas que sus enemigos cristianos tenemos este relieve de la “Arqueta de Leyre”, fabricada en Córdoba en el año 1004. El guerrero va armado de lanza con cruceta y se protege con una adarga con decoración epigráfíca.

Continuará...
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Fernando Martín »

Me parece que todos los arcos de las ilustraciones son arcos compuestos. Salvo los arqueros ingleses y galeses nadie usaba el arco simple en Europa y en el mundo islámico en esa época.
a por ellos que son pocos y cobardes
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

LA CABALLERIA

Durante esta primera fase los jinetes portan el mismo armamento que los peones: espada, lanza, arco y, naturalmente, adarga. También, como en el caso de los infantes, los jinetes aparecen siempre representados sin yelmo ni loriga.

En las imágenes vemos que la lanza podía manejarse de tres maneras: blandiéndola sobre la cabeza para golpear de arriba a abajo, sosteniéndola horizontalmente a la altura de la cadera con una mano, o sosteniéndola horizontalmente a la altura de la cadera con ambas manos. Esta última técnica, de tradición oriental, exigía que el jinete llevase el tronco ligeramente girado y descartase la adarga, que debería quedar colgada de la silla.

Los arqueros a caballo están bien representados en las imágenes de los beatos. En ocasiones aparecen disparando hacia atrás usando la técnica de origen oriental conocida como “tiro parto”. Cuando manejan el arco los jinetes dejan la adarga colgada de la silla.

Como ya hemos indicado no hay imágenes de jinetes equipados con casco o loriga, cuya existencia está solamente atestiguada por las fuentes escritas para un puñado de unidades de élite del ejército cordobés. En los “Anales Palatinos de Al-Hakam II” se menciona a los jamsiyyin equipados con loriga, casco y lanza, y en tiempos de Abd al-Rahman III están atestiguados los tanyiyyin (con loriga) y los abid (con loriga, casco y arco).

Las sillas parecen haber sido de dos modelos: uno con arzones altos a modo de volutas (que es el que suele aparecer representado en los beatos mozárabes), y otro con arzones bajos que son simples resaltes. A este último modelo parecen corresponder las sillas bereberes que se popularizaron en Al Andalus en el siglo X hasta el punto de tener que ser prohibidas por el califa Al-Hakam II, aunque parece que se hizo escaso caso de la prohibición ya que Al-Razi afirma que eran muy apreciadas por que permitían una gran maniobrabilidad. En ambos modelos de sillas los jinetes aparecen montado a la jineta: con las piernas flexionadas presionando los costados del caballo, ya sea sin estribos o con estribos cortos.

Existen en este periodo muchas imágenes de jinetes que montan sin usar estribos. Se aprecia una pauta cronológica en la escena de “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis” representada en los beatos mozárabes: en los del siglo X (Thompson, Gerona y Urgel) los jinetes aparecen montando sin estribos, mientras que en los del siglo XI (Fernado I y Osma) ya los usan. A partir de estas evidencias se ha establecido que el uso del estribo no se generalizaría en las tierras castellano-leonesas hasta principios del s.XI. El estribo habría llegado a esas regiones por influencia musulmana. En ese sentido es significativo que los “Jinetes del Apocalipsis” aparecen representados en el Beato de Gerona sin estribos mientras que en ese mismo beato se representa a Nabucodonosor cabalgando con estribos. Lo interesante es que la figura de Nabucodonosor retrata muy probablemente a un jinete andalusí como indicaría su turbante y la cola del caballo anudada siguiendo la costumbre cordobesa. En ese mismo sentido apuntan las arquetas de marfil cordobesas de entorno al año 1000 en que los jinetes aparecen siempre equipados con estribos.

Los musulmanes conocían y usaban el estribo al menos desde el siglo VIII como se aprecia en las pinturas del palacio omeya de Qasr al-Hayr al-Sarqi (Siria). Y sin embargo cuando Ibn Hawqal escribe en siglo X sobre los guerreros andalusíes dice: “Ni yo ni nadie les ha visto jamás montar un purasangre o algo similar usando estribos, lo que les resulta imposible, tampoco tengo noticia de que nadie allá los emplee porque temen quedar enganchados al estribo en caso de caer”. Sin duda Ibn Hawqal exagera, pero parece claro que antes del siglo XI el estribo, aunque conocido, era muy poco usado en España.

La monta a la jineta, la falta de protecciones corporales, el uso del tiro parto, la escasa aceptación del estribo y la popularidad de las sillas bereberes nos refieren claramente a una caballería ligera, apta para hostigar y para maniobras de flanqueo y persecuciones, pero poco apropiada para cargar contra el enemigo (aunque como ya hemos visto la infantería contemporánea no estaba tampoco bien preparada para resistir cargas en campo abierto).

Imagen

Escena de batalla de la Biblia de San Isidoro, del año 960. Los jinetes van armados con lanzas con cruceta, espadas y adargas. Se observa con mucha claridad como montan a la jineta, con las piernas flexionadas y sin estribos. El jinete que aparece en primer plano ha colgado su escudo de la silla para sujetar las riendas con una mano mientras con la otra blande la espada. En la parte superior de la escena se ve lo que podría identificarse como un casco cónico tipo Spangenhelm que uno de los jinetes habría perdido durante la huida.

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Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis del Beato de Valcavado (año 970). Montan a la jineta con las piernas flexionadas y sin estribos. Las sillas son de arzón alto. Dos de los jinetes van armados con espadas y otro está disparando su arco vuelto de espaldas (tiro parto).

Imagen

Probable jinete andalusí representado en el Beato de Gerona (975 aprox.). El turbante y la costumbre de anudar la cola del caballo lo identificarían como un guerrero musulmán. Como novedad usa estribos cortos que todavía le obligan a llevar las piernas bastante flexionadas. La silla es de arzones altos avolutados.

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Combate entre dos jinetes de la arqueta de Leyre (1004). Ambos llevan sillas con arzones bajos (¿sillas bereberes?) y estribos muy cortos. Uno de ellos lleva adarga y espada y el otro ataca con una lanza empuñada a dos manos.

Imagen

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis en el Beato de Fernando I y Doña Sancha (o Beato de Facundus) del año 1047. De nuevo vemos a dos jinetes armados con espadas y a un arquero practicando el “tiro parto”, pero esta vez aparecen usando estribos cortos. Las sillas son de arzón alto. También son muy visibles los acicates.

Continuará...
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Satur »

Excelente trabajo, Noviscum y para nada aburrido. Tómalo con calma que ya sabes que nos gusta más la calidad que la rapidez. :dpm:
Cuando el líder eficaz ha dado por terminado su trabajo,
la gente dice que todo ocurrió de un modo natural.
LAO TSE.

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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

ARTILLERIA

Respecto a la artillería, parece que las piezas de torsión de tradición grecorromana habían caído en desuso, y solo se empleaban máquinas pivotantes de tracción humana. Estos ingenios responden al mismo principio básico que el fustíbalo y consisten en una viga de madera horizontal unida mediante un eje a una estructura vertical fija. Uno de los extremos de la viga lleva unida una honda y del otro extremo cuelgan una o varias cuerdas. Cuando uno o varios hombres tiran con fuerza de las cuerdas la viga pivota sobre el eje impulsando el proyectil alojado en la honda. La máquina lanzadora pivotante de tracción humana habría llegado a la Península de manos de los invasores musulmanes en el siglo VIII, siendo adoptada rápidamente por los núcleos cristianos. Este tipo de maquina recibe el nombre genérico de mangonel o manganilla, y pueden distinguirse dos variantes: la algarrada, de pequeño tamaño e impulsada por uno o dos hombres, que puede montarse sobre torres y es muy utilizada en la defensa de fortalezas, y el almajaneque o al-majaniq que es similar pero construido a mayor escala y necesitando para funcionar la fuerza de varios hombres. Aunque se mencionan en algunos asedios parece que estos ingenios, aunque conocidos, no eran demasiado empleados durante esta primera fase.

ENSEÑAS

Durante el siglo X las enseñas más habituales serán simples turbantes anudados al asta de una lanza, siguiendo la costumbre musulmana. Estos estandartes se conocían como uqda (atadura, nudo). También pervive el modelo del draco romano: una cabeza de animal hecha en metal y unida a una manga de tela que se hinchaba con el viento. También se conocen estandartes del tipo bandera, normalmente triangulares, que pueden estar reforzados o no por una vara horizontal. En algunos casos estos estandartes presentaban una decoración ajedrezada (satrany).

Imagen

Beato de la Seo de Urgel (año 950 aprox.). Este es el aspecto que podría tener un ejército hispano del siglo X. Vemos tres infantes: uno equipado con adarga y espada, otro con lanza (¡con doble cruceta!) y un lanzador de piedras. Los tres aparecen protegidos con las típicas adargas circulares de pequeño tamaño. Los tres jinetes montan sin estribo sobre sillas de arzones altos. El primero es un arquero que ha colgado su adarga de la silla. El central lucha con espada y adarga (aunque el artista por error ha dibujado una segunda adarga colgada de la silla. El tercero lucha con espada y sostiene una enseña que consiste en una lanza con una bandera triangular sujeta cerca de la punta; como lleva las dos manos ocupadas la adarga cuelga de la silla.

Imagen

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De la misma época es el Beato de San Miguel de la Escalada. Se repite el mismo trío de jinetes: un arquero, un espadachín y un portaestandarte. Siguen sin usar estribos y cuando no empuñan las adargas las cuelgan de sus sillas de arzones altos. Más interesante es la infantería que se representa: son peones armados con lanza y adarga que podrían estar adoptando algún tipo de formación cerrada. Sin embargo el pequeño tamaño de las adargas no les permitiría formar un “muro de escudos” eficaz.

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También de la misma época que los anteriores (mediados del siglo X) es la Biblia de San Isidoro. Vemos también infantería armada con lanza y adarga que podría estar adoptando algún tipo de formación. Hay que destacar las enseñas que algunos de ellos llevan atadas a sus lanzas: en tres casos se trata de turbantes anudados, y en el cuarto es una enseña zoomorfa del tipo de los dracos romanos.

Imagen

Otra imagen de la Biblia de San Isidoro. En este caso se representa infantería emboscada en un paraje montañoso. Los peones están armados con lanzas. Destaca el personaje principal (¿un monarca?) y los dos portaestandartes que llevan enseñas en forma de turbantes anudados a sus lanzas. La “mitra” que lleva la figura central es algún tipo de tocado característico de personajes dirigentes que volveremos a ver en otras imágenes. Resulta muy raro encontrar en las imágenes guerreros equipados con dos armas ofensivas como es el caso del personaje principal y del portaestandarte que, aparte de la adarga y la lanza, llevan una espada colgada de la cintura.

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Toma de Jerusalén por Nabucodonosor del Beato de Gerona (hacia el año 975). Los defensores de la ciudad muestran algunos detalles interesantes: aparte de los ya conocidos lanzadores de piedras equipados con adarga podemos ver también lo que parecen lanzadores de jabalina. Estos tres peones (que también portan adargas) se presentan en actitud de lanzar las jabalinas que se diferenciarían de las lanzas por que la punta no tiene cruceta. Es también interesante por que por vez primera vemos un arquero con su aljaba, que porta sujeta por una correa en bandolera y cuelga a la altura de la cintura. Los dos estandartes que ondean sobre la fortaleza son más elaborados que los que se veían en las imágenes de mediados de siglo.

Imagen

Otra imagen del Beato de Fernando I y Doña Sancha, ya de mediados del siglo XI. El equipo de los jinetes y peones presenta pocas novedades respecto a lo que ya hemos visto, tan solo el uso de estribos que, como ya hemos indicado, se generalizaría durante la primera mitad de ese siglo. En el registro inferior aparece de nuevo un monarca tocado con una tiara.

Continuará...
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

LA EXCEPCION CATALANA

Durante el siglo X el núcleo castellano-leonés había permanecido prácticamente aislado del resto de la Europa cristiana y el grueso de sus intercambios comerciales, culturales y tecnológicos eran con el emirato/califato cordobés. A nivel militar eso se vio reflejado, como ya hemos visto, en que el equipo militar utilizado en esos territorios fuera prácticamente el mismo que empleaban sus enemigos andalusíes. Pero más al este, en la zona pirenaíca, los condados catalanes y otros núcleos cristianos estaban más abiertos a las influencias europeas debido al establecimiento de la Marca Hispánica por los carolingios. Estos contactos con las tierras al norte de los Pirineos se reflejaron en la adopción de un armamento que resultará muy diferente al empleado en el resto de la península. Tenemos ejemplos de las armas empleadas por los catalanes en las imágenes de dos biblias escritas algo después del año 1000 en el scriptorium del monasterio de Santa María de Ripoll: las conocidas como Biblia de Roda (1010-1015) y Biblia de Ripoll o de Farfa (de entre los años 1015-1020).

Las diferencias del armamento catalán respecto a la panoplia “estándar” son:

El escudo empleado no es la adarga sino un tipo almendrado que prefigura el escudo cometa que se generalizará en el siglo XI. Se trata de un escudo más largo que protege mejor la pierna del jinete y que, al contar probablemente con tablero de madera, será más resistente que la adarga. También permitiría a la infantería formar un “muro de escudos” más eficaz. Como desventaja tendría el ser más pesado y difícil de mover con rapidez para parar golpes y proyectiles.

Los jinetes van equipados en su mayoría con un casco de perfil cónico u ovalado que en algunos casos está dotado de un cubrenucas. Algunos jinetes van protegidos además con una brunia: una coraza corta de cuero sobre la que van cosidas escamas o anillas de metal. Ambos elementos defensivos son de tradición carolingia y bastante diferentes a los tipos que se generalizarán durante el siglo XI.

Los jinetes montan “a la brida”, con estribos largos que les permiten llevar las piernas totalmente estiradas. Los borrenes o arzones de las sillas son también muy altos. El tipo de monta es muy diferente de la monta “a la jineta” que se practica en el resto de la península y será característica de la caballería pesada medieval ya que permite al jinete asentarse más firmemente sobre su montura (en detrimento de la agilidad).

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Combate entre jinetes de la Biblia de Roda. Todos llevan la cabeza protegida con cascos ovalados que se prolongan hacia atrás formando un cubrenucas. Los cascos llevan un refuerzo en el borde y otro a modo de cresta que podría cubrir la junta de unión de las dos mitades del casco. Solo dos de los jinetes van protegidos con brunia, lo que coincide con las fuentes escritas que indican que se trataba de un elemento muy caro solo al alcance de unos pocos. La brunia es muy corta y deja desprotegidos el antebrazo y prácticamente toda la longitud de la pierna. Tanto ese tipo de casco como la brunia son elementos de tradición carolingia que pronto desaparecerán siendo sustituidos por cascos apuntados y semiesféricos y loriga de malla. Van armados con escudos almendrados, lanzas con cruceta y, en un caso, con espada. Los jinetes sostienen la lanza a la altura de la cadera, aunque uno de ellos ha prescindido del escudo y está manejando la lanza a dos manos. Todos los jinetes montan a la brida con estribos largos y sillas con arzones altos avolutados.

Imagen

Otra escena de combate entre jinetes de la Biblia de Roda. Presenta muy pocas diferencias con respecto a la imagen anterior. De nuevo tenemos jinetes con y sin brunia, con el mismo tipo de escudo y casco e idéntico armamento. Vemos jinetes combatiendo con espada y otros con lanza. De nuevo vemos dos jinetes que atacan con la lanza a la altura de la cadera y otro que maneja la lanza a dos manos. Son técnicas “antiguas” que a lo largo del siglo XI serán reemplazadas por la técnica “medieval” de la “lance couche”.

Imagen

Otra imagen de la Biblia de Roda muestra una emboscada y nos permite observar el armamento de la infantería. A parte del uso de escudos almendrados en lugar de las adargas las armas son las mismas que aparecen en los beatos mozárabes y así vemos lanceros y lanzadores de piedras. A diferencia de los jinetes los peones catalanes no portan ni cascos ni brunias. Destacan en el registro superior dos infantes armados con fustíbalos u hondas de fuste que podrían estar atacando una fortaleza. Los fustíbalos serían muy usados en la defensa y ataque de recintos amurallados. Debido al escaso empleo de máquinas de guerra (cuyo uso se limitarían a campañas muy específicas) los fustíbalos se podrían considerar como “la artillería de los pobres”. En la esquina inferior derecha se aprecian dos jinetes: uno de ellos llama la atención por llevar un hacha de guerra (de tradición carolingia) y por el tipo de casco. Se trata de un casco apuntado de perfil asimétrico (con la punta doblada hacia delante) parecido a los cascos que se generalizarán más adelante a lo largo del siglo XI.

Imagen

No he encontrado ninguna imagen de mejor calidad de la Biblia de Ripoll. Si prescindimos de los elefantes (que serían un elemento exótico introducido por el ilustrador) tenemos un combate entre dos grupos de jinetes. No se distinguen bien los detalles pero vemos que montan con estribos largos y van armados con lanza y escudo. No parece que ninguno lleve brunias pero todos se protegen la cabeza con cascos apuntados de perfil asimétrico como el que vimos en la escena anterior. No se puede afirmar con seguridad pero puede que algunos de los cascos lleve nasal. Se distinguen dos estandartes de varias puntas atados al asta de sendas lanzas.

Continuará...

EDITO


Gracias a unos excelentes enlaces que me pasado el compañero mclane he logrado un buen número de imágenes de la Biblia de Roda que nos permiten tener una buena perspectiva de los ejércitos de la época:

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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

He encontrado una nueva imagen del Beato de Gerona (año 975 aprox.) que resulta interesante.

Imagen

Los Jinetes del Apocalípsis aparecen montando sin estribos, aunque la silla es de arzones bastante altos. Como ya comentamos en ese mismo Beato el jinete que representa a Nabucodonosor aparece usando estribos (ver más arriba). Esto podría ser significativo ya que Nabucodonosor parece estar representado como un jinete andalusí mientras que los del Apocalípsis podrían ser cristianos: el estribo se introduciría en León/Castilla desde Al-Andalus con un cierto retraso.

La imagen es también interesante porque se han querido interpretar los tocados puntiagudos de los jinetes del registro superior como cascos cónicos, tal vez cubiertos por capuchas... aunque quizás sean solo capuchas o algún otro tipo de tocado al estilo de las mitras que ya hemos visto.

Respecto al armamento vemos un jinete armado con un arco compuesto tirando hacia atrás (tiro parto) y otro en actitud de arrojar una lanza o jabalina (en este caso está claro que se trata de un arma arrojadiza). Ninguno de los guerreros lleva escudo, pero los Tetramorfos aparecen representados sobre unos círculos que podrían ser adargas.

Cuando pueda comienzo con la 2ª fase, que tengo esto muy parado...
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

FASE 2 (2ª mitad del s.XI y s.XII): EL CABALLERO ENLORIGADO

Ya vimos como durante el siglo X la Península Ibérica (con la excepción de los núcleos pirenaicos) había vivido prácticamente aislada del resto de Europa por lo que el armamento que se empleaba era muy dependiente de los usos y tecnología andalusíes. A partir de mediados del siglo XI observamos un cambio radical en el armamento que aparece representado en las imágenes de los códices y la decoración escultórica y pictórica. Este cambio es revolucionario en el sentido estricto del término: no responde a una evolución de la panoplia anterior sino se incorporan directamente elementos europeos. La adopción de nuevas armas hay que ponerla en relación con la apertura cultural y económica de los reinos cristianos españoles que supondrá, entre otras cosas, la introducción del estilo románico y del rito romano. La dinamización del Camino de Santiago y la llegada de peregrinos europeos con nuevas ideas tendrá un papel fundamental en ese proceso.

En este sentido la incorporación de nuevo armamento asociado a un nuevo tipo de guerrero (el caballero enlorigado) ayudaría a explicar la sorprendente hegemonía navarra durante el reinado de Sancho el Fuerte (1004-1035). Roncesvalles sería la puerta de entrada de las innovaciones y Sancho sería el primero en sacar provecho de ellas. El mismo éxito del navarro provocará que el nuevo modelo de armamento se trasmita rápidamente a Castilla y León. A partir de ese momento el empleo de caballeros enlorigados dará a los cristianos una neta superioridad en los combates en campo abierto ante los musulmanes, que incorporarán el nuevo armamento con cierto retraso (aunque su inferioridad se vería agravada por la división política provocada por la disgregación del califato).

Las innovaciones del siglo XI beneficiarán especialmente a la caballería, pasando los jinetes ligeros a convertirse en caballeros enlorigados. Se concretan en:

1.- Generalización de la monta a la brida, con estribos largos (que permiten al caballero llevar las piernas totalmente estiradas) y silla de arzón alto.

2.- Mejora en la protección del caballero con la incorporación de lorigas de anillas (largas, hasta más abajo de la rodilla) con almófar, cascos metálicos y escudos más largos con alma de madera.

3.- Introducción de un nuevo estilo de combate con lanza, sujetándola horizontalmente bajo la axila, técnica se conoce como “lance couchée”.

La combinación de esos tres elementos convertirá al caballero enlorigado en un arma formidable que dominará los campos de batalla europeos durante gran parte del Medievo. Al mantener la lanza firmemente sujeta al cuerpo la potencia del golpe ya no depende de la fuerza del brazo sino de la inercia obtenida por el caballo al galope. Los estribos largos y la silla de arzones altos permiten al caballero mantenerse firmemente sobre el caballo convirtiéndose el conjunto en un proyectil viviente lanzado contra el enemigo. La infantería quedará en neta inferioridad, aunque en España los almorávides y almohades contrarrestarán con cierto éxito la caballería enlorigada empleando grandes masas de infantería capaces de resistir y absorber sus cargas.

Pero hay que dejar claro que los tres elementos podrían no haberse adoptado en los reinos peninsulares simultáneamente. La monta a la brida y el uso de casco y loriga si que parecen haberse incorporado en un momento muy temprano, hacia el año 1050, pero el uso de la “lance couchée” podría haber tardado bastante más en generalizarse. Oficialmente la primera representación del uso de la “lance couchée” en Europa la tenemos en el Beato de Saint Sever (1050-1070) pero en el Tapiz de Bayeaux (poco después del 1070) todavía aparecen muchos caballeros blandiendo la lanza al estilo “antiguo”. Probablemente hasta finales del s.XI no se generalizaría el empleo de la “lance couchée” tanto en los reinos hispanos como en el resto de Europa.

LORIGAS

Se denomina loriga a una cota de malla de anillas (“sortijas”) de hierro entrelazadas. Durante los siglos XI y XII se usa la loriga larga que protege la pierna hasta más abajo de la rodilla y los brazos hasta las muñecas. Formando parte de la loriga está el almófar o capucha de malla que protege la cabeza. El almófar está dotado de una solapa llamada gorguera o barbera que se cierra con una hebilla y protege la garganta y la boca del caballero. Para evitar que el roce de las anillas dañe la piel la loriga se viste sobre una prenda acolchada denominada gambax. También, y con la misma función, se llevaba bajo el almófar una “cofia de armar” que se anudaba bajo la barbilla. En la parte inferior de las piernas que la loriga dejaba al descubierto se solían llevar unas medias denominadas calcillas o peales que protegían desde debajo de la rodilla hasta el tobillo.

CASCOS

Durante este periodo se emplean dos tipos básicos de casco: el casco apuntado o agudo (que se puede considerar como el más típico) y el casco semiesférico. El casco apuntado ya hemos visto que deriva de tipos tardoantiguos. En esta época suele presentar un perfil asimétrico: la punta está normalmente curvada hacia delante (casco apuntado con perfil lateral asimétrico). El tipo semiesférico suele tener reforzado el borde inferior con un aro metálico denominado “cerco” que puede llevar algún tipo de decoración. En muchas ocasiones este aro de refuerzo llevaba fijada una pieza denominada nasal que protegía la nariz del guerrero (también en muchas ocasiones vemos cascos apuntados con nasal). Hacia finales del siglo XII comienza a ampliarse la protección de la cara y el nasal puede ser sustituido por una plancha o máscara fijada al aro del casco que se suele denominar “facial”. Con esos tipos metálicos convive el más económico bacinete de cuero.

ESCUDOS

El escudo más característico de este periodo es el escudo tipo cometa o lágrima. Este escudo llega a los reinos hispánicos desde Europa y por lo tanto no es evolución del tipo usado en el siglo X. El escudo cometa es de madera forrado con cuero, que va unido al tablero con cola. Un cantel metálico refuerza el borde del escudo y una serie de clavos (clavazón) contribuye a reforzar todavía más el conjunto teniendo además una función decorativa. En ocasiones los clavos se distribuyen en dos hileras paralelas verticales que podrían corresponder a la sujeción de las abrazaderas. En el centro del escudo suele aparecer un clavo de mayor tamaño denominado bloca. Durante este periodo la superficie de los escudos no presenta todavía señales o motivos heráldicos pintados que no se generalizarán hasta bien entrado el siglo XIII. De la cara interna del escudo pende una correa larga llamada tiracol que permite colgarlo del cuello, y dos abrazaderas o braceras para manejarlo durante el combate. Los escudos de este tipo son de gran tamaño (en la Armería Real de Madrid se conserva uno con 1'50 m. de longitud) lo que permite proteger la pierna izquierda del caballero (aunque resulta poco manejable). Existe una variante del escudo cometa conocida como escudo almendrado en el que la punta inferior se suavizada formando una curva.

En la Península el escudo tipo cometa convive con un nuevo modelo de adarga circular. Esta nueva adarga no parece derivar de la pequeña adarga omeya del siglo X sino que podría tener un origen norteafricano y haber llegado de la mano de los almorávides. La nueva adarga, de mayor diámetro, se adaptaría bien a las tácticas almorávides y almohades permitiendo a sus formaciones de infantería formar un “muro de escudos” eficaz. También los caballeros andalusíes parecen preferir la adarga al escudo cometa cristiano. Como ya hemos indicado esta adarga es circular y de bastante diámetro, y carece de tablero estando fabricada con varias capas de cuero encoladas y pespunteadas. Suele llevar una sola embrazadura o bien dos manijas arqueadas para manejarla con una mano. La cara externa de las adargas va decorada con 3 o 4 borlas.

Junto con los escudos cometa y las grandes adargas vemos representados durante toda la Edad Media pequeños escudos circulares que sí que podrían derivar del modelo omeya. Estos pequeños escudos suelen verse en manos de peones.

ESPADAS, LANZAS, BALLESTAS Y OTRAS ARMAS

Se siguen usando espadas de corte, largas y de hoja ancha, con un canal en el centro de la hoja. Presentan generalmente arriaces rectos y pomos esféricos (aunque perviven los tipos trilobulados). Es un arma más apropiada para tajar que para herir con la punta.

La lanza de caballería, con la introducción de la técnica de la “lance couchée”, se tuvo que hacer más robustas para resistir el golpe brutal tras la carga. Eso implicaría un aumento del peso por lo que la lanza de la caballería pasará a ser más pesada que la de los infantes. Los caballeros andalusíes adoptarían la lanza pesada con más reticencias y muchos seguirán usando una lanza más ligera más apta para ser blandida que para cargar “a la europea”.

La primera representación de una ballesta en los reinos hispanos la tenemos en el Beato del Burgo de Osma, del año 1086. Las ballestas de este periodo son ballestas “de mano”, sin estribera, por lo que deben ser todavía armas de poca potencia. Solo en la segunda mitad del s.XII se adopta la ballesta de estribo (como se ve en un capitel del claustro de Sto. Domingo de Silos). El arco todavía seguiría siendo muy usado aunque su efectividad se habría visto afectada por la mejora de las defensas corporales. Fustíbalos y hondas se seguirán usando durante toda la Edad Media como armas eficaces y baratas.

Respecto a la artillería, no se producen cambios respecto al periodo anterior, y se siguen empleando ingenios pivotantes de tracción humana: almajaneques y algarradas.
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Voy a ir posteando las imágenes por orden cronológico para que se pueda observar cualquier evolución del armamento.

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Talla en marfil de la arqueta de San Millán, de entre el año 1053 y el 1067. Representa al rey Leovigildo conquistando Cantabria. El rey está representado como un caballero enlorigado que debía ser una verdadera novedad en la Península Ibérica en esos momentos. Está protegido con una loriga que le protege hasta la rodilla. Hay que señalar que las lorigas de anillas tienen muy poco en común con las brunias carolingias que vimos en las biblias catalanas de principios de siglo: las anillas de la loriga van entrelazadas mientras que la brunia las lleva cosidas sobre un sayo de cuero. Leovigildo lleva, sobre el almófar, un casco semiesférico con cerco decorado y nasal. El caballero monta a la brida con las piernas totalmente estiradas. Va armado con una espada de canal central y pomo trilobulado. Al estar representado en acción de golpear al enemigo mientras lo sujeta del pelo con la mano izquierda (gesto que encontramos ya en la iconografía del Antiguo Egipto) no porta escudo, aunque de portarlo sería sin duda un escudo cometa con bloca como los que vemos colgados de las murallas a la derecha del registro.

Es interesante notar que el otro jinete representado no lleva ni loriga ni casco. Tal vez eso indicaría que, en un momento tan temprano como éste, el nuevo armamento solo estaría al alcance de unos pocos, y muchos jinetes deberían llevar un equipo mucho más ligero. Probablemente los caballeros enlorigados lucharían en primera línea seguidos por escuderos y otros auxiliares a caballo con armamento más ligero.

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Detalle del relieve de una de las pilastras del claustro de Sto. Domingo de Silos, datable entorno al año 1080. Representa a los soldados que guardan el Santo Sepulcro milagrosamente dormidos en el momento de la Resurrección. Los soldados llevan el equipamiento “estandar” de un caballero de la segunda mitad del siglo XI. El armamento está muy logrado y se aprecian muy bien algunos detalles. Bajo las lorigas se asoma el gambax o túnica gruesa que protegía el cuerpo del roce de las anillas. Se ve también como las espadas (de pomo esférico y arriaces rectos), cuelgan del cinturón. En la vista lateral se aprecia como la barbera forma una especie de solapa que se sujeta al almófar a la altura de la oreja cubriendo, en este caso, incluso la nariz. Sobre el almófar llevan lo que parece una variante de casco apuntado. Llevan colgados por el tiracol grandes escudos cometa y portan lanzas.

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Escena del Beato del Burgo de Osma, del año 1086. Se trata de la más antigua representación en España de una ballesta. La ballesta no lleva estribo por lo que la cuerda debía tensarse con la mano, lo que implica que el arma tendría poca potencia. La imagen es interesante porque los jinetes no montan a la brida, sino a la jineta, con estribos cortos. Hay que tener en cuenta que aunque la monta a la brida se adoptó rápidamente por la ventaja que ofrecía en el combate, para otros tipos de actividad (caza, viajes...) debería preferirse la agilidad que ofrecía la tradicional monta a la jineta, que no llegaría a desaparecer. En ese sentido los jinetes representados en esta imagen no parecen estar representados como guerreros, sino que llevan atuendos “civiles”. No existía tampoco un tipo universal de silla de montar, y se usaría en cada momento la más apropiada a las circunstancias. En la coetánea batalla del Pinar de Tévar (año 1090) los hombres del Cid tuvieron ventaja sobre los de Berenguer Ramón II porque los castellanos montaban con “sillas gallegas” que les permitían mantenerse firmemente asentados sobre sus caballos mientras que los catalanes fueron fácilmente desmontados porque usaban “sillas coceras” que eran “buenas para correr”.

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Escena del Beato de Silos, datable de entre los años 1091 y 1109. Los guerreros representados son guardias palatinos y su equipamiento y armamento están en función de su servicio en la corte (un caso similar lo vemos en los guardias que aparecen en el Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo). Es de suponer que en campaña irían equipados de otra manera. Los guardias van vestidos con una túnica talar rícamente bordada, y van armados con pequeñas adargas de tradición omeya (que ya estarían cayendo en desuso), lanzas con hoja muy ancha poco aptas para combatir a caballo, y espadas de pomo trilobulado. Su armamento resulta en general bastante anticuado.

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Otra escena del Beato de Silos en que se representan los Cuatro Jinetes. Los cuatro van equipados con loriga larga y montan a la brida. Aunque estén representados sin escudos y sin cascos lo normal sería que los caballeros en combate estuvieran equipados con esos elementos defensivos. Llama la atención que el artista ha representado las piernas de los jinetes cubiertas con medias de malla similar a las de la loriga: debe tratarse de un error de interpretación puesto que las brafoneras no empezarán usarse hasta un siglo más tarde. Llama también la atención el uso del arco por parte de uno de los jinetes porque no parece el arma más habitual de un caballero enlorigado. Tal vez, dado que en la Península durante el siglo X y primera mitad del XI el uso del arco a caballo estaba muy generalizado, perdurara aun un tiempo tras la adopción del equipo pesado. O tal vez fuera solo una convención artística que uno de los Jinetes del Apocalípsis se representara siempre armado con arco.

Continuará...
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por xino »

Noviscum, primero felicitarte por el tema que estas desarrollando magnificamente :dpm: Y luego una preguntilla, en las imagenes vemos que los enlorigados no parecen usar sobreveste, ¿no era de uso en la peninsula por estas fechas y aparecio mas tarde?

saludos
Cada vez que miro un de esos grabados del tal Goya me vienen a la memoria aquellos desgraciados con sus ojos de desesperación, engañados por reyes, generales y ministros durante siglos de hambre y miseria, analfabetos e ingobernables, con su orgullo y su furia homicida como único patrimonio.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

xino escribió:Noviscum, primero felicitarte por el tema que estas desarrollando magnificamente :dpm: Y luego una preguntilla, en las imagenes vemos que los enlorigados no parecen usar sobreveste, ¿no era de uso en la peninsula por estas fechas y aparecio mas tarde?

saludos
Hola xino, que bueno verte por aquí. La sobreveste no se generaliza por estas tierras hasta bien entrado el siglo XIII. Las representaciones más antiguas que he encontrado son del Beato de las Huelgas, de hacia el 1220, y en ellas los caballeros que llevan sobreveste sobre la loriga son todavía una minoría.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por pegaso »

Muy buenos artículos Noviscum, la verdad es que te tengo que dar las gracias pues creo que he aprendido mucho con ellos. En el método de estudio me surge una duda ¿Hasta qué punto puedes dar por precisas las ilustraciones que muchas veces son elaboradas por gente que no eran especialistas en armamento? ¿Se puede dar por cierto las representaciones o simplemente puede ser la vaga y difusa imagen que recuerden de unos soldados vieron en un momento concreto?
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Muchas gracias por el interés pegaso.

En historia hay pocas cosas seguras, y menos en esta época. Los representaciones artísticas contemporáneas no lo son porque, efectivamente, el artista no tenía porque ser entendido en armas. Pero me temo que no hay mucho más: la arqueología es de poca ayuda para este periodo (la arqueología medieval en España es la pariente pobre) y las fuentes escritas no suelen ser demasiado explícitas. Por eso creo que lo mejor es recopilar el mayor número de imágenes y tratar de sacar conclusiones a base de compararlas tratando de observar alguna pauta. En todo caso estos posts no son un "trabajo científico" y en realidad solo son un intento por aclararme a mi mismo las dudas que me iban surgiendo. Me ha parecido interesante compartirlo con todos porque es un tema bastante poco tratado, pero no pretendo que nada de lo que escribo sea infalible.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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Imagen del Beato de Turín, de alrededor del año 1100. Se representa a varios guerreros defendiendo una fortaleza. Permite observar como las innovaciones en el armamento incorporadas durante la 2ª mitad del s.XI beneficiaron casi exclusivamente a la caballería: los peones siguen usando un equipo ligero muy similar al empleado durante el siglo X. Los defensores de la fortaleza están armados con lanzas (¿arrojadizas?), arcos y piedras. Las únicas diferencias respecto a escenas similares de otros beatos más antiguos son el empleo de escudos cometa (o almendrados) y que uno de los peones parece llevar protegida su cabeza con un casco puntiagudo. Las lorigas están totalmente ausentes. El elemento más llamativo es la presencia de una algarrada: un ingenio lanzador de piedras de tracción humana. Dos hombres operan la máquina tirando de las dos cuerdas que cuelgan de uno de los brazos del asta. La fuerza aplicada provocará que el asta pivote sobre la cureña impulsando hacia arriba y delante el otro brazo al que va sujeta una honda. Las algarradas eran muy apreciadas por su sencillez y su poco peso que permitía montarlas sobre las torres de las fortalezas. El almajaneque sería un ingenio similar de mayor tamaño y operado por un mayor número de hombres, que sería más empleado en el ataque contra fortificaciones.

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Varias imágenes del Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo, de entorno al año 1109. En ellas aparecen representados varios guardias palatinos de los reyes de León. Al igual que en el caso de los guardias que vimos el Beato de Silos van vestidos con túnicas de ricas telas apropiadas para el servicio en la corte aunque es de suponer que en el campo de batalla se equiparían con cascos y lorigas. Todavía vemos adargas circulares de tradición omeya, pero también bastantes escudos cometa. En la segunda imagen vemos como el guardia en posición de descanso apoya la punta de su escudo cometa en el suelo mientras sujeta con la mano el borde superior. Se observa bien el tiracol a la altura de su muñeca. Los guardias están armados con grandes espadas muy decoradas (¿ceremoniales?) y pesadas lanzas de infantería con tope transversal.

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En la decoración mural de la iglesia de San Baudelio de Berlanga (datable entre los años 1120 a 1140) encontramos a este personaje equipado con una de las nuevas adargas de gran tamaño que serán muy populares durante el siglo XII y parte del XIII, especialmente entre los andalusíes, pero que no llegarán a desplazar por completo a las pequeñas adargas de tradición omeya. El gran diámetro de las nuevas adargas protegerá más eficazmente a los peones y permitirá a la infantería formar eficaces “muros de escudos”, lo que concuerda bien con las tácticas empleadas por almorávides y almohades y refuerza la impresión de que estos escudos tienen un origen norteafricano. A diferencia de las adargas omeyas, que estaban decoradas con clavos, las adargas “almorávides” presentan una característica decoración a base de borlas. Se observa en la imagen como el tiracol permite llevar la adarga colgada del hombro.

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Ballestero representado en San Baudelio de Berlanga. Hay que tener en cuenta que el personaje representado no es un guerrero, sino un cazador. Está utilizando una ballesta de mano, sin estribera, lo que implica que no se trata de un arma demasiado potente, probablemente no más que un arco compuesto.

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Escena de la decoración mural de la iglesia de Santa María de Taüll, de entorno al año 1123. Representa la lucha entre David y Goliat. Goliat aparece representado como un caballero enlorigado, probablemente andalusí, y está pintado dos veces: en el registro superior en el momento de recibir la pedrada y en el registro inferior en el momento en que David le corta la cabeza. Aunque luche a pie Goliat no es un peón sino un caballero desmontado como evidencian sus espuelas. Que Goliat sea un filisteo “enemigo del pueblo de Dios” y emplee una adarga “almorávide” en lugar de escudo cometa hace probable, pero no seguro, que haya sido representado como un guerrero musulmán. El equipo sería el habitual de un caballero enlorigado: escudo (adarga en este caso), loriga larga con almófar, lanza con tope transversal y espada. Bajo la loriga asoma el gambax. Es bastante común ver representaciones de caballeros que no portan casco sobre el almófar, probablemente muchos considerarían que la protección que ofrecía este último era suficiente y evitaba el engorro de llevar casco. En la escena del registro inferior David ha retirado el almófar del enemigo caído para poder cortarle el cuello. Es llamativo el modo en que el caballero porta la espada al cinto: la vaina de la espada va bajo la loriga y solo asoma, a través de un orificio, la empuñadura.

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Otra escena de Santa María de Taüll. La he incluido porque en la esquina superior derecha aparecen unos ángeles armados con lanza y escudo y se aprecia bien el modo en que el combatiente sujeta el escudo empleando las dos braceras. Es significativo que los ángeles “del ejército de Dios” estén representados usando escudos cometa mientras que Goliat llevaba una adarga “almorávide”.

Continuará...


NOTA: he añadido en el post de las Biblias Catalanas nuevas imágenes procedentes de una página web que amablemente me ha recomendado el forero mclane.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Pido disculpas por el retraso. A ver si puedo coger de nuevo el ritmo. Seguimos con el siglo XII, con las imágenes ordenadas con criterio cronológico.

Imagen

Imagen del Codex Calixtinus datable entre el 1135 y el 1139. Se representa a Carlomagno y sus caballeros saliendo de una fortaleza. Todos los caballeros llevan loriga larga con almófar, casco apuntado de perfil lateral asimétrico con nasal, lanza y escudo cometa. Todos montan a la brida, con estribos largos y piernas totalmente estiradas. La imagen resulta especialmente interesante porque, de izquierda a derecha, se observa la progresión desde una posición “de marcha” (lanza vertical) a otra “de carga” (lanza horizontal). Los caballeros representados debían conocer la técnica de la “lance couchée”, aunque en la imagen no se aprecia a ninguno de ellos en la última posición de carga con la lanza asegurada bajo la axila (el que aparece en segundo plano en la primera línea ya lleva la lanza totalmente horizontal, pero la posición de su compañero impide ver si sujeta el arma bajo la axila). Se aprecia muy bien como los caballeros manejan el escudo en combate: el tiracol se lleva todavía al hombro para no perder el escudo, mientras que con la mano izquierda se sujetan las abrazaderas y las riendas a un tiempo. Llama la atención que todos los caballeros llevan floja la gorguera del almófar, dejando al descubierto el rostro. Carlomagno lleva sujeto a su lanza un pendón de tres puntas con la cruz como emblema. El mismo motivo aparece pintado en los cascos de los caballeros. A mediados del siglo XII los caballeros todavía no pintan sus señales sobre sus armas, pero la cruz pintada era utilizada por los cruzados (el Codex se data en vísperas de la 2ª Cruzada).

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Otra imagen del Codex Calixtinus representando un grupo de peones. La infantería, aunque va mejor protegida que en siglos anteriores, presenta un equipamiento menos complejo y uniforme que el de los caballeros. En este caso todos los peones van protegidos con cascos apuntados, casi todos sin nasal, pero con cerco y otros refuerzos. No llevan ninguna otra protección, ni loriga ni escudo. Sus armas son bastante heterogéneas: espadas anchas de pomo esférico y lanzas cortas. Como rareza el peón que marcha en cabeza porta un faussar: un arma de hoja recta y filo simple con una empuñadura larga que permitía al guerrero manejarla a dos manos.

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Pintura del Panteón de los Reyes de la basílica de San Isidoro de León, de fecha incierta pero anterior al año 1149. En el intradós de uno de los arcos está pintado un calendario agrícola en el que cada uno de los meses aparece caracterizado por una de las labores que se llevaba a cabo durante esa época del año. De manera muy significativa el mes de mayo (Magius) aparece representado por un personaje que porta un escudo cometa y sujeta por las riendas un caballo. Podría tratarse de un escudero que sujeta el caballo de su señor, o de un “caballero villano” que no podía permitirse adquirir loriga y casco o que prefería combatir sin ellos. Abril y mayo son los meses tradicionales de las algaras: correrías por tierras enemigas (de cristianos por tierras de moros o viceversa) en busca de botín, ganado y cautivos. De la inclusión de esta actividad en los calendarios agrícolas se infiere su relevancia económica ya que para el campesino suponía una importante fuente de ingresos complementaria. Los campesinos estarían de vuelta en casa para la siega. La algara sería la más típica expresión de la “guerra cotidiana” que, al margen de las grandes campañas promovidas por los monarcas y los magnates, protagonizaban la pequeña nobleza, los concejos e incluso grupos de campesinos actuando por cuenta propia.

En el Libro de Alexandre (algo posterior, de la primera mitad del s.XIII) hay unos versos que repasan los meses del año en función de las labores agrícolas. En este caso la actividad bélica aparece también entre las labores agrícolas, pero esta vez en abril:

“Abril sacava huestes pora ir guerrear,
ca avié ya alcáçeres grandes pora segar;
fazié meter las las viñas pora vino levar,
creçer miesses e yervas, los días alongar.”

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Imágenes de la Biblia de San Isidoro de León, del año 1162. En el registro superior se representa el combate entre David y Goliat y en el inferior un combate entre caballeros. Como en otras ocasiones el combate entre David y Goliat aparece representado de forma diacrónica: a la derecha se ve el momento en que el gigante filisteo recibe la pedrada y a la izquierda cuando David le corta la cabeza con su propia espada. Goliat aparece representado como un caballero enlorigado (véanse las espuelas), armado con espada y lanza, y llevando un casco cónico de perfil asimétrico sin almófar. Las piernas parecen protegidas con cota de malla, pero podría tratarse de un error de interpretación del artista puesto que las brafoneras no empezarían a usarse hasta el siglo XIII. Llama la atención que tanto Goliat como el resto de guerreros aparecen armados con escudos circulares de pequeño diámetro. Ya hemos observado como durante el siglo XII los escudos circulares que llevan los caballeros son siempre adargas “almorávides” de gran tamaño, pero en este caso tanto el tamaño como la decoración radial parece indicar que se trataría de adargas de tradición “omeya” como las usadas en el siglo X, aunque éstas no debían llevar tiracol. Parece extraño que caballeros que se atacan con lanza horizontal usen escudos tan ligeros.

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Una imagen ampliada del combate entre caballeros del registro inferior de la misma escena de la Biblia de San Isidoro. Resulta interesante porque se aprecia bien la técnica de la “lance couchée”: el caballero que aparece en primer término carga con la lanza bien sujeta bajo la axila derecha mientras que con la mano izquierda sujeta tanto las riendas como las braceras de su escudo, que va asegurado por el tiracol. Todos los caballeros llevan lanza, escudo circular pequeño (¿adargas “omeyas”?), loriga larga con almófar y casco apuntado de perfil asimétrico (parece que sin nasal). Se aprecian bien los estribos largos y los arzones altos de la silla que permiten al caballero mantenerse firme sobre su montura en el momento del choque. Los guerreros armados con espada que aparecen al fondo podrían ser caballeros desmontados, pero no se ven los pies ni las espuelas.

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Un grupo de peones también de la Biblia de San Isidoro de León. Se puede descartar que se trate de caballeros desmontados ya que no llevan espuelas, pero van bastante bien equipados para lo que debía ser habitual entre la infantería: casi todos llevan casco apuntado de perfil asimétrico y dos de ellos llevan loriga, aunque ninguno lleva almófar. Van armados con lanzas y los pequeños escudos circulares con decoración radial que aparecen siempre representados en este códice.
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

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Capitel del Palacio de los Reyes de Navarra en Estella, del último tercio del siglo XII. Representa el combate entre Roldán y el sarraceno Ferragut. Los dos caballeros, tanto el cristiano como el musulmán, aparecen caracterizados como caballeros enlorigados, lo que confirmaría que los andalusíes adoptan ese modelo aunque con algunas particularidades. Ambos combaten con la lanza horizontal sujeta bajo la axila y se protegen con loriga larga con almófar. Ninguno de los dos lleva casco sobre el almófar, pero el sarraceno lleva un velo o pañuelo anudado sobre éste a modo de turbante. La diferencia más llamativa es que, mientras Roldán porta un escudo cometa decorado con la cruz, Ferragut lleva una adarga de buen diámetro con decoración vegetal. Ambos caballeros llevan sus escudos asegurados con el tiracol. En uno de los laterales del capitel aparece un caballero sarraceno que acompaña a Ferragut equipado de manera similar. En el otro Roldán combate pie a tierra contra otro sarraceno de rasgos grotescos (¿el mismo Ferragut?). La larga lanza de caballería resulta inútil para combatir a pie y Roldán recurre a su espada. El sarraceno combate con una pesada maza. Llama la atención que este último personaje lucha con una loriga corta sin almófar que resultaría más cómoda para los peones (incluso da la impresión que la loriga del Roldán del lateral es también bastante corta).

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Otro capitel del Palacio de los Reyes de Navarra muestra un combate singular entre caballeros desmontados. El equipamiento de ambos es similar: loriga larga con almófar, casco semiesférico, espada y escudo. Lo más llamativo son los escudos: son grandes escudos cometa con el borde superior recortado. Se detecta una tendencia a aligerar los escudos cometa de esta manera que dará lugar, ya en el siglo XIII, al característico escudo “triangular” u “ojival”. Los escudos de este capitel responderían a una fase muy temprana de ese proceso. Llaman la atención también en los escudos la bloca y los refuerzos metálicos radiales que parecen anticipar el motivo heráldico de las cadenas del escudo de Navarra.

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Escena del Beato de Cardeña, fechado entre los años 1175 y 1185. En el registro superior vemos dos grupos de zapadores atacando las murallas de una ciudad. Los zapadores no van equipados con armas sino con herramientas. Debido a su cometido los zapadores iban mejor protegidos que el resto de los peones. En este caso todos llevan cascos con nasal, algunos semiesféricos y otros apuntados, que les protegen de los proyectiles que puedan lanzar los defensores. En imágenes del siglo XIII veremos como la protección de los zapadores se irá haciendo cada vez más pesada. En esta escena cada uno de los grupos de zapadores va protegido por un caballero desmontado. Los equipos de los dos caballeros presentan algunas diferencias: ambos llevan loriga con almófar y espada (de pomo esférico y arriaces rectos), pero el de la izquierda lleva escudo cometa y casco semiesférico con facial, mientras que el de la derecha lleva casco apuntado con nasal y escudo cometa “recortado”. En el registro inferior vemos un grupo de peones con armamento muy heterogéneo: vemos dos espadas anchas iguales a las que llevan los caballeros, una lanza corta, un hacha y una maza (similar a la que veíamos en el capitel de Roldán y Ferragut). Uno de los peones lleva un gran escudo cometa recortado y otro un escudo circular de pequeño diámetro con decoración vegetal, tal vez derivado de las antiguas adargas “omeyas”.

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Los relieves del cenotafio de los Mártires de la iglesia de San Vicente (Ávila), de entorno al año 1190, permiten apreciar con mucho detalle como eran las lorigas largas típicas del siglo XII. Una vez más los caballeros representados prescinden del casco y confían la protección de la cabeza al almófar. Por debajo de la loriga asoman los faldones de una túnica gruesa (gambax) que protegía al caballero del roce de las sortijas de hierro. Se ve muy bien como el almófar incluye una gorguera o barbera que, a modo de solapa, se cierra sobre el rostro protegiendo mandíbula, boca y nariz. El caballero de la primera imagen se ha desabrochado la gorguera, que cuelga sobre su pecho, para poder besar la mano del rey. Se aprecia también como la vaina de la espada pende de una correa atada a la cintura por encima de la loriga.

EDITO:

Añado a continuación dos imágenes del Beato de Manchester. La impresión general es que, aunque ese documento se data entre los años 1175 y 1185 (y es por tanto coetáneo del Beato de Cardeña), se están representando guerreros con un aspecto “arcaico”. Tal vez el iluminador se limitó a copiar bastante fielmente las ilustraciones de un códice más antiguo, uno de los beatos mozárabes anteriores. Los peones van armados con adargas “omeyas” lanzas, arcos, piedras y hondas como en los beatos del siglo X y XI. Incluso los estandartes representados deben ser turbantes anudados al estilo omeya que el artista no ha sabido interpretar correctamente. La caballería tiene un aspecto igualmente arcaico: las capuchas, las adargas de pequeño diámetro y las lanzas arrojadizas nos retrotraen a finales del siglo X o inicios del XI. El primero de los caballeros monta con estribos largos, pero el resto parecen llevar las piernas algo flexionadas. Prácticamente el único rasgo “moderno” es el peón que aparece equipado con lorigón corto con almófar ¡y manoplas! y que se protege la cabeza con un casco apuntado con facial. Otros detalles interesantes son el modo en que el hondero guarda los proyectiles en el faldón de su túnica o como pende la aljaba del hombro del arquero.

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Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por mclane »

Muy buenos esos últimos relieves Noviscum , no los conocía, la verdad es que son muy interesantes tanto artísticamente como informativamente.
Cobdician caballeros las guerras de cada día
por levar muy grant sueldo e doblar la cuantía:
e fuelgan cuando veen la tierra en robería
de ladrones e cortones que traen en compañía.


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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

mclane escribió:Muy buenos esos últimos relieves Noviscum , no los conocía, la verdad es que son muy interesantes tanto artísticamente como informativamente.
El cenotafio fue restaurado hace pocos años y se recuperó la policromía original. Acostumbrado a la escultura "color piedra" resulta algo chocante verlo así, como cuando supe que los mármoles del Partenón estaban pintados en azul y rosa :lol: .

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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por mclane »

Sí, a mí me chocó el hecho de que en su día algunas catedrales también estuvieron pintadas , sobre todo las portaladas
Cobdician caballeros las guerras de cada día
por levar muy grant sueldo e doblar la cuantía:
e fuelgan cuando veen la tierra en robería
de ladrones e cortones que traen en compañía.


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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Para terminar con el siglo XII incluyo una serie de ilustraciones de la Biblia del Rey Sancho el Fuerte de Navarra, del año 1197. En este documento de fecha tan avanzada aparecen ya algunos elementos nuevos que se generalizarán en el siglo XIII.

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Esta primera escena muestra un combate entre caballeros. Con la excepción de las coronas que lucen en lugar de cascos, su equipamiento es el estandar del caballero: loriga con almófar, escudo cometa, lanza y espada con pomo esférico. Montan a la brida con estribos largos que les permiten llevar las piernas totalmente estiradas y cargan con la lanza sujeta bajo la axila. Estos “reyes” van equipados con nuevos elementos defensivo que empezarían a incorporarse en estos años finales del s.XII pero que no se generalizarán hasta el siglo siguiente: la loriga con manoplas para proteger las manos, y las brafoneras o medias de malla que protegen la parte de las piernas que deja al descubierto la loriga . Otra novedad es que todos ellos llevan los escudos decorados con motivos particulares que podrían ser heráldicos: en el siglo XIII se generalizará la costumbre de que los caballeros lleven pintadas sus señas sobre los escudos y se desarrollará la heráldica. Llama la atención que se repite el motivo radial que ya hemos visto en otros escudos navarros y que podría haber evolucionado hacia las famosas cadenas.

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Otra escena de caballeros. Estos no portan escudos cometa sino adargas (que cuelgan del tiracol) y sobre el almófar llevan cascos apuntados de perfil asimétrico con nasal. Como novedad el pendón que lleva sujeto al asta de su lanza el monarca que encabeza el grupo: en el siglo XIII se generalizará que cada caballero lleve en su lanza uno de estos pendones con forma de triángulo rectángulo con el lado más largo unido al asta.

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En esta imagen se observa con mayor detalle el equipo de los caballeros enlorigados (en este caso desmontados). Lorigas con almófar, algunos con cascos apuntados de perfil asimétrico sin nasal, lanzas, espadas y escudos cometa. Dos escudos presentan decoración heráldica (o proto-heráldica), uno de ellos el motivo radial que parece muy común entre los combatientes navarros.

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Combate entre dos grupos de caballeros. Los caballeros del grupo de la izquierda de la imagen (que llevan las de ganar) van bien equipados pero los de la derecha no llevan ni lorigas ni cascos, aunque se ve una adarga circular. En las ilustraciones de la Biblia del Rey Sancho aparecen frecuentemente guerreros montados que no llevan ninguna protección. Tal vez se represente a caballeros que son sorprendidos sin tiempo de prepararse para el combate, o que estaban viajando, pero no se puede descartar la existencia de contingentes que combatieran con un equipo más ligero. Por esta época la presencia en la Península de guerreros africanos (almorávides y almohades) podría haber fomentado el desarrollo de una caballería ligera. Eso será patente en el siglo XIII con la aparición de los “jinetes”, pero puede que en fechas anteriores ya encontremos precedentes.

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Esta imagen representa uno de esos caballeros “ligeros”. No se trata de un “jinete” porque lleva estribos largos y silla de arzones altos, pero no lleva ni casco ni loriga. Tal vez sea solo un caballero de viaje que por comodidad ha prescindido de esos elementos. El hecho de que lleve adarga podría indicar que se trata de un combatiente musulmán, pero no es seguro. La imagen resulta interesante porque se aprecia bien como se sujeta la adarga: cuelga del hombro derecho por el tiracol, se pasa el brazo izquierdo por una correa bracera y con la mano se aferra un asa. El guerrero lleva además una lanza y se adivina la vaina de su espada colgando del costado derecho.

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Combate entre dos grupos de caballeros con equipo ligero, sin lorigas ni cascos. En este caso un grupo lleva escudos cometa (¿cristianos?) y otro adargas (¿musulmanes?). Se ve un pendón triangular.

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Otro grupo de caballeros sin lorigas ni cascos. Pese a carecer de estos elementos defensivos su aspecto general es el del caballero enlorigado: montan a la brida con estribos largos y sillas de arzones altos que les permiten mantenerse firmemente sobre sus monturas. Aunque no están en ademán de cargar por el modo en que sujetan sus lanzas se entiende que conocen la técnica de la “lance couchée”. Volvemos a ver pendones en las lanzas.

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Esta escena (que podría representar la muerte de Absalón) vendría a confirmar lo que comentábamos antes: el guerrero no lleva loriga ni casco, pero monta a la brida y combate utilizando la técnica de la “lance couchée”, con el arma firmemente sujeta bajo la axila.

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Combate entre dos formaciones de peones. Ninguno de ellos lleva casco ni loriga y su armamento se limita a escudos lanzas y espadas. Uno de los dos grupos va equipado con escudos cometa y otro con adargas, por lo que tal vez se represente un combate entre cristianos y musulmanes. Se aprecia bien la protección que ofrece al infante el gran escudo cometa.

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Otro grupo de peones sin casco ni loriga. Van equipados con lanza y adarga (que debía ser una combinación bastante habitual). Se aprecian los tiracoles de las adargas, que van decoradas con motivos bastante llamativos, incluyendo una media luna.

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Combate entre un grupo de peones y los “caballeros-reyes” que veíamos en la primera escena. Éstos llevan la innovadora loriga con manoplas y brafoneras, que debía estar al alcance de muy pocos en esos años. Pese a la superior protección que les proporcionan estos elementos parece que huyan acosados por los peones que van equipados solo con escudos cometa, lanzas y espadas.

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Combate entre dos ejércitos compuestos por infantería y caballería. Los peones y los caballeros de ambos grupos van equipados a la ligera, sin lorigas ni cascos. Los dos grupos de caballeros van armados con espadas y escudos cometa, los peones con espadas, lanzas y escudos (los de la izquierda con escudos cometa y los de la izquierda con adargas). La mayoría de los caballeros y los peones del bando de la izquierda llevan sus escudos decorados con el motivo radial que ya hemos visto varias veces lo que, quizás, los identifique como navarros. Los caballeros de la derecha llevan sus escudos decorados con bandas paralelas mientras que los peones decoran sus adargas con motivos de círculos y barras.
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

FASE 3 (siglo XIII y principios del siglo XIV): LA EVOLUCIÓN DEL CABALLERO ENLORIGADO

Si el paso de la Fase 1 a la Fase 2 fue una revolución provocada por la introducción de nuevos elementos en la panoplia, el paso de la Fase 2 a la Fase 3 es una evolución. El modelo del caballero enlorigado se consolidó en el siglo XII y, debido a su eficacia, continuó siendo el tipo de combatiente principal en los ejércitos hispanos del siglo XIII, pero los elementos de armamento que lo definen se van perfeccionando:

1.- La loriga se acorta, llegando ahora solo hasta la rodilla. Las piernas se protegen con un nuevo elemento: las brafoneras o calzas de malla. Las brafoneras no llegan a la cintura y se sujetan al cinto mediante correas. Las brafoneras son propias de los caballeros y es muy raro que los peones las usen. Por otra parte las mangas de la loriga suelen ahora terminar en manoplas de malla para proteger las manos. La palma de la manopla no era de malla, sino de cuero o badana. En ocasiones se reforzaba la protección de la loriga vistiendo sobre ella un perpunte, una coraza gruesa de algodón reforzada con pespuntes. Ocasionalmente el perpunte, que se había introducido ya en la segunda mitad del siglo XII, se podía vestir como única protección, descartando la loriga. Pero es más habitual que sobre la loriga se vista una túnica más ligera denominada sobreveste o camisote, que no añadiría protección, sino que respondería a funciones estéticas (aunque también impedía que los rayos solares incidiesen directamente sobre el metal de la cota): en la sobreveste se bordarán las sobreseñales o motivos heráldicos que identificaban a cada caballero (estas sobreseñales se repiten en el escudo, el casco y el pendón del caballero). En fecha posterior a la batalla de las Navas la protección se extiende al caballo: las monturas se protegerán con gruesas vestiduras de piel o cuero denominadas bardas que cubren sus partes más vulnerables. En ocasiones las bardas pueden ser de cota de malla e ir complementadas con frontaleras metálicas que protegen el rostro del animal. De las bardas suelen colgar gualdrapas de vistosos paños con las sobreseñales o armerías del caballero.

2.- El casco más habitual durante el siglo XIII será el modelo semiesférico, con o sin nasal (la variante sin nasal se va generalizando según avance el siglo XIII). El casco apuntado tiende a desaparecer aunque todavía lo encontramos empleado por caballeros andalusíes, en ocasiones adornado con una especie de cresta. El facial o máscara frontalera que veíamos en algunos cascos del siglo XII evoluciona ahora hacia un nuevo tipo: el yelmo cilíndrico cerrado o “gran yelmo”. Este yelmo solía estar formado por cuatro planchas unidas por remaches, con la parte superior cerrada por un casquete ligeramente abombado. Generalmente lleva un aro de refuerzo en la parte superior y, en ocasiones, una cruz metálica reforzando el frente en cuyos brazos se practicaban unas rendijas para permitir la visión. Otras perforaciones en la plancha baja y frontal facilitaban la respiración. En todo caso parece que en la Península el yelmo cerrado fue menos usado que el más sencillo casco semiesférico: probablemente la mayor protección que proporcionaba no compensaba la limitada visibilidad y la incomodidad que suponía llevarlo en un clima cálido como el nuestro.

3.- Se culmina el proceso de “recorte” del escudo cometa (aunque todavía en la segunda mitad del s.XIII encontramos ejemplos de esos grandes escudos): ahora las brafoneras protegen bien las piernas y el escudo ya no necesita ser tan largo. El escudo cometa se recorta por arriba y por abajo hasta dar lugar al escudo triangular u ojival, mucho más manejable y ligero. Sin embargo en los reinos hispanos el escudo más empleado va a ser el denominado “escudo español”, que en lugar de tener un perfil apuntado presenta el borde inferior redondeado. Generalmente sobre el escudo se pintan sobreseñales (motivos heráldicos).

LOS JINETES

Tanto las imágenes como los escritos de autores contemporáneos como Ibn Said e Ibn al-Jatib coinciden en que, durante el siglo XIII (y probablemente también en épocas anteriores), los caballeros andalusíes adoptan plenamente el armamento pesado de sus congéneres cristianos, empleando sillas de arzones altos y estribos largos. Se observan algunas particularidades, como la preferencia por los cascos apuntados y la adarga circular (al menos hasta el primer cuarto de siglo) y la escasa aceptación de los elementos más engorrosos del lote: los yelmos cilíndricos y las bardas. Los andalusíes suelen llevar la vaina de la espada colgada al hombro con una correa mientras que los cristianos la llevan sujeta a la cintura con un ceñidor. Con esas pequeñas excepciones el armamento de un caballero musulmán es similar al de uno cristiano.

Pero durante la segunda mitad del siglo XIII, sin duda por influencia de los contingentes de caballería norteafricana (mariníes o benimerines) que actúan en la península, aparece un “nuevo” tipo de caballería musulmana: los jinetes. Es posible que la caballería ligera “a la jineta” no llegara a desaparecer nunca en el ámbito hispano y que durante los siglos XI y XII algunos contingentes de ese tipo coexistieran con la caballería enlorigada; pero a partir del último cuarto del siglo XIII la monta a la jineta va a vivir una nueva época dorada. En las ilustraciones de las Cantigas (1281-1284) se aprecian bien los elementos que definen a los jinetes y los diferencian de los caballeros enlorigados: emplean sillas rasas con arzones delanteros y traseros bajos, estribos cortos y grandes acicates. Los jinetes no llevan protección corporal y su armas principales son la lanza y la adarga. Las lanzas suelen estar provistas de dos o más topes esféricos en el enmangue y se blanden en alto sobre la cabeza (estas lanzas podrían ser las azagayas mencionadas por las fuentes). Las adargas son de un nuevo modelo bivalvo que desplaza al viejo modelo circular. Estas nuevas adargas parecen ser de origen norteafricano y se documentan por primera vez en las Cantigas. Existen dos variantes: una con la mitad superior acorazonada y el extremo inferior curvo y otra plénamente bivalva con arriñonamiento inferior y superior. Estaban fabricadas con piel endurecida (las mejores con piel de antílope) y no tenían tablero de madera. Suelen ir decoradas con borlas o penachos (en ocasiones solo con remaches) ordenados según unas pautas: dos alineados horizontalmente, tres formando un triángulo, cuatro en dos parejas paralelas... En ocasiones se añaden elementos simbólicos pintados (como el Sello de Salomón) o motivos vegetales esquematizados.

Estos jinetes no combaten cargando contra el enemigo sino escaramuzeando con tácticas de “tornafuye”. Durante el último cuarto del siglo XIII en los ejércitos andalusíes convive el jinete ligero con el caballero enlorigado, pero posteriormente, en el periodo nazarí, se abandona el modelo pesado. Los jinetes nazaríes representados en las pinturas de las Casas del Partal están armados con adargas bivalvas, lanzas ligeras, cascos cónicos sin nasal y con cubrenucas de malla y lorigas cortas o lorigones de cuero. Ya en el siglo XIV los caballeros de frontera castellanos adoptarán el armamento ligero de los jinetes (en las Cortes de 1390 Juan I aconseja la adopción del equipo a la jineta en la frontera). En la Corona de Aragón se adoptará también ese modelo y los jinetes se conocerán como “cavalls alforrats” y convivirán con los “cavalls armats” (caballeros pesados).

BALLESTAS, ARCOS Y HONDAS

Durante el siglo XIII la ballesta empieza a tener mayor importancia en el campo de batalla. La ballesta es en este periodo más potente y requiere mayor esfuerzo para armarla. Se generaliza ahora la ballesta de estribo o estribera. El ballestero mete el pie en el estribo sujetando firmemente el extremo del arma, lo que le permite tirar de la cuerda con ambas manos hacia arriba y atrás. Además del ceñidor del ballestero pende un “gancho de armar” que se engancha a la cuerda de manera que, echando la espalda hacia atrás al mismo tiempo que tira con ambas manos, puede tensar la cuerda y fijarla en la “nuez” de la ballesta. Del cuello del ballestero cuelga un coldre o carcaj donde guarda las saetas.

La ballesta es cada vez más usada y las fuentes mencionan cuerpos especializados de ballesteros que vemos también representados en las imágenes. Ese arma tendrá también una gran aceptación entre los andalusíes que la apreciarán mucho, especialmente en el ataque y defensa de fortificaciones. Esto queda demostrado a nivel arqueológico por la abundancia de nueces de ballesta encontradas en castillos andalusíes a partir de época almohade. Por otra parte “El Llibre dels Fets” de Jaime I se refiere en varias ocasiones a los peones andalusíes como “hombres de lanza y ballesta”.

Desde el segundo cuarto del siglo XIII hay testimonios de la existencia de ballesteros a caballo en Castilla. En la Granada nazarí será un tipo de combatiente muy apreciado estando representado en las pinturas de las Casas del Partal.

La ballesta desplaza en gran medida al arco aunque éste sigue empleándose. Es especialmente apreciado el arco compuesto o arco turco, y vemos representaciones de arqueros a caballo en ejércitos musulmanes (en las Cantigas). Probablemente el uso de arqueros a caballo se vio impulsado por la aparición de contingentes mercenarios kurdos y turcómanos (guzz) en los ejércitos almohades. Las pinturas del Partal demuestran que los arqueros a caballo estaban todavía presentes en el ejército nazarí.

Por su simplicidad y economía las hondas y fustíbalos siguieron en uso (en las Navas e incluso en fechas mucho más tardías). Las Partidas mencionan ambos tipos: “fondas daquellas que se tiran con mano, e de las otras que se tiran con fuste”.

OTRAS ARMAS

El arma principal del caballero es la lanza o azcona (aunque según algún autor no son términos equivalentes y la azcona es un tipo de jabalina). Como arma secundaria lleva la espada. En caso de perder lanza y espada se puede recurrir a otras armas: la daga o misericordia y la maza. Las mazas responden a un tipo muy característico con astil de madera rematado en un cilindro de hierro con aletas longitudinales.

El arma principal del peón es también la lanza, que es siempre más corta que la del caballero, o la jabalina. Como arma secundaría habría quien se podría permitir una espada, pero eran más habituales los grandes cuchillos de los que conocemos varias denominaciones: bracamarte (o bracamante o falchion) y cuytelo (o coltell).

LORIGÓN

La loriga con brafoneras resulta demasiado pesada para los peones por lo que, los que lleven protección corporal (que seguirán siendo una minoría), vestirán normalmente un lorigón que es una loriga de mangas cortas (generalmente con almófar). Al no usar brafoneras los guerreros que visten lorigón suelen proteger sus piernas con calcillas o “peales”. Los lorigones suelen ser de anillas metálicas pero en algunos casos aparecen representados guerreros que se protegen con lorigones de grandes escamas. Los personajes que visten lorigones de escamas están representado siempre en actitud de expugnar fortalezas: son zapadores que intentan dañar las murallas, manejan máquinas de guerra o ballesteros que disparan contra lo alto de las almenas. Parece como si el lorigón de escamas fuera la protección característica de los especialistas en asaltos y asedios. Las escamas podrían ser de cuero hervido (cuir bouilli).

ENSEÑAS

Las Partidas de Alfonso X (1252-1284) reglamentan el tipo y el uso de enseñas por parte de los contingentes militares. El estandarte es una enseña cuadrada que solo puede ondear en la hueste del rey. La enseña cabdal es cuadrada y terminada en puntas, y solo puede llevarla el señor que mande una hueste de al menos 100 caballeros. Los pendones son anchos contra el asta y agudos hacia el extremo y solo tiene derecho a llevarlo el señor que mande sobre más de 50 caballeros. Las banderas son rectangulares, más largas que anchas, y corresponden a aquel que mande una hueste de entre 10 y 50 caballeros. Por último cada caballero puede llevar sus propias señas y colores individuales en un pendoncillo o flámula sujeto al asta de su lanza.

ARTILLERÍA

Aunque las fuentes mencionan piezas de tensión y de torsión parece que, durante toda la Reconquista, las piezas de artillería más abundantes fueron las pivotantes. Ya hemos visto como en siglos anteriores las piezas más empleadas eran las pivotantes de tracción humana (mangoneles: algarradas y manganillas/almajaneques/manjaniqs). En el siglo XIII aparecen como novedad las piezas pivotantes de contrapeso (trabuquetes y fundíbulos/fonevols). Las partidas mencionan ambos tipos de artillería: “engeños que tiran piedras por contrapeso como de los otros que tiran con cuerda de mano”. En estos nuevos ingenios la energía la proporciona un contrapeso fijo que se deja caer provocando el movimiento rotatorio del brazo. Se distinguen varias partes: asta, honda, cureña y contrapeso. La artillería de contrapeso es más potente y permite ajustes de puntería mucho más precisos, pero no desplaza totalmente a la artillería de tracción (las algarradas en concreto se seguirán usando en defensa por su simplicidad y menor peso que permite instalarlas sobre torres y murallas).

Hay que mencionar que el siglo XIII marca el despegue de la poliorcética hispana. En los siglos anteriores las fortalezas se solían tomar al asalto o se rendían por hambre o pacto. En el siglo XII las fuentes muestran la ignorancia de los españoles en el ámbito de operaciones complejas de asedio. En los grandes asedios de ese siglo (Almería, Lisboa, Tortosa) fueron siempre contingentes extranjeros (europeos septentrionales o italianos) los encargados de construir y manejar las grandes máquinas y piezas de artillería. Pero en el siglo XIII en los reinos hispanos ya se han asimilado esas técnicas (desarrolladas durante las Cruzadas) y monarcas como Jaime I de Aragón y Fernando III de Castilla las aplicarán con maestría para dar un impulso definitivo a la Reconquista.


Continuará...
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Sir Weymar Horren »

Un trabajo muy interesante, y sin duda muy laborioso. Yo también prefiero las representaciones artísticas de la época a las reconstrucciones modernas, aunque ello a veces tampoco sea una garantía de fidelidad.

PD: ¿soy el único que no visualiza la página correctamente al llegar abajo?
“Me han querido pagar con decir que soy hechicero, y que de noche ando dentro de sus cuarteles en figura de lobo, y esto con tal aprensión, que me dicen que los clérigos de Zaragoza preguntan si es verdad. La curiosidad me pudiera hacer desear otro sitio para ver el papel que me hacían hacer, porque el pasado fue de hereje; éste de brujo, el otro como no sea de puto, estos otros lo harán tolerable” - Gregorio Britto, gobernador de Lleida durante los sitios franceses de 1646 y 1647.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por pepero »

Sir Weymar Horren escribió:

PD: ¿soy el único que no visualiza la página correctamente al llegar abajo?
Yo la veo perfectamente, puede ser que no des tiempo suficiente a que se cargue la pagina. Navego con el Google chrome

Perdón por el OFFTOPIC.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

No, yo también veo como el fondo pasa del gris habitual al negro a partir de cierta altura de la página. Supongo que como hay muchos posts con varias imágenes el sistema no hace bien el salto de página y nos hemos "comido" el fondo (el salto de página lo debe hacer por número de posts o por longitud de código y no por la longitud "real" que vemos). Pero no parece grave :D .
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Quinto_Sertorio »

Hola

Si me permites Noviscum, y aprovechando que el Tajo pasa por Toledo, pondré unas fotos de un caballero cristiano del siglo XIII (Si no recuerdo mal); como pudiera haberse encontrado tal vez en la Batalla de Las Navas de Tolosa ¿correcto?; y tal y como se muestra en el Museo del Ejército. Digno de comentarse...

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La calidad de las fotos (para mi vergüenza) no es muy buena, pero se aprecian los elementos que Noviscum ha ido comentando...
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Quinto_Sertorio »

Y ahora nuevamente con el permiso de Noviscum, quizá aunque sea adelantarse un poco... otro ejemplo del Museo del Ejército. No estaba marcado (o yo no vi el texto explicativo) pero según parece, podría tratarse de un jinete nazarí.


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Entre las curiosidades del museo, de las que me dí cuenta, está el hecho de que este mismo tipo de escudo fue recuperado siglos después para los dragones de cuera españoles en la zona del actual sudoeste de EEUU.

Saludos
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

¡Buenas fotos Quinto! :Bravo

Veamos... el equipo del caballero es básicamente el típico del siglo XII. Loriga larga sin manoplas, casco apuntado con nasal y escudo cometa recortado por su parte superior (pero aún todavía bastante grande). Se protege las piernas con una especie de brafoneras (más bien parecen unas grebas de anillas), elementos que ya hemos visto presentes en imágenes de los últimos años del siglo XII. Faltan los elementos más típicos del siglo XIII: el escudo más pequeño (ya sea ojival o “español”) y las bardas del caballo. Todo esto nos llevaría a finales del siglo XII. Pero el caballero viste sobre la loriga un sobreveste (aunque no lleva bordados motivos heráldicos, que tampoco aparecen en el escudo), elemento que no encontramos hasta 1220 más o menos. Si tuviera que mojarme diría que representa a un caballero de muy finales del siglo XII o de muy principios del XIII. O sea, que bien podría haber estado en las Navas.

Respecto al arquero a caballo, si que parece nazarí: casco apuntado sin nasal y cubrenucas de malla, espada jineta y adarga bivalva. Lo único que no me cuadra son los estribos, que son demasiado largos (deberían ser cortos y no llevar las piernas tan estiradas). Lo situaría en la primera mitad del siglo XIV, de la época de las pinturas de las Casas del Partal en la Alhambra.

Ese tipo de adargas fueron adoptadas por los Castellanos y, efectivamente, siguieron en uso apenas sin cambios durante siglos, y aun las vemos en manos de los Dragones de Cuera que guardaban la frontera norte de Nueva España.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por mclane »

Noviscum Deus escribió:¡Buenas fotos Quinto! :Bravo

Veamos... el equipo del caballero es básicamente el típico del siglo XII. Loriga larga sin manoplas, casco apuntado con nasal y escudo cometa recortado por su parte superior (pero aún todavía bastante grande). Se protege las piernas con una especie de brafoneras (más bien parecen unas grebas de anillas), elementos que ya hemos visto presentes en imágenes de los últimos años del siglo XII. Faltan los elementos más típicos del siglo XIII: el escudo más pequeño (ya sea ojival o “español”) y las bardas del caballo. Todo esto nos llevaría a finales del siglo XII. Pero el caballero viste sobre la loriga un sobreveste (aunque no lleva bordados motivos heráldicos, que tampoco aparecen en el escudo), elemento que no encontramos hasta 1220 más o menos. Si tuviera que mojarme diría que representa a un caballero de muy finales del siglo XII o de muy principios del XIII. O sea, que bien podría haber estado en las Navas.

Respecto al arquero a caballo, si que parece nazarí: casco apuntado sin nasal y cubrenucas de malla, espada jineta y adarga bivalva. Lo único que no me cuadra son los estribos, que son demasiado largos (deberían ser cortos y no llevar las piernas tan estiradas). Lo situaría en la primera mitad del siglo XIV, de la época de las pinturas de las Casas del Partal en la Alhambra.

Ese tipo de adargas fueron adoptadas por los Castellanos y, efectivamente, siguieron en uso apenas sin cambios durante siglos, y aun las vemos en manos de los Dragones de Cuera que guardaban la frontera norte de Nueva España.
Hasta se pueden ver las Adargas en panoplias en las que parece que no "pegan"

Imagen
Cobdician caballeros las guerras de cada día
por levar muy grant sueldo e doblar la cuantía:
e fuelgan cuando veen la tierra en robería
de ladrones e cortones que traen en compañía.


Pero López de Ayala . Rimado de Palacio
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