Estimado APV, como ves coincido en que para Roma contaban otros factores a la hora de tomar decisiones estratégicas, aparte del económico. Factores de prestigio, de mantenimiento de alianzas, de mejora de fronteras... Pero el económico siempre tuvo un alto peso, tanto a nivel público (ingresos para el tesoro) como privado (botines para los soldados, oportunidades para los políticos, mercados para los comerciantes...).Sirili escribió:También es conveniente tener en cuenta que en la fase tardía de la República e inicios del Imperio la guerra es para Roma una actividad que busca un resultado económico. De acuerdo en que no es la única motivación, y a veces ni siquiera la más importante, pero está siempre muy presente en la cabeza y el corazón del SPQR.
Sin embargo en mi opinión los romanos desecharon la conquista tras echar cuentas: la riqueza de Germania no parecía compensar las dificultades una empresa que se reveló tan ardua en el desastre de Varo. Y se confirmó como tal con los apuros que pasó Germánico en su expedición del año 15 mas allá del Rhin: en la batalla de los puentes largos Cecina Severo perdió 7.000 de sus 25.000 hombres, junto con buena parte de su impedimenta, y escapó por los pelos de un remake de Teutoburgo. Razones suficiente para estabilizar la frontera con un conjunto de pueblos más belicosos que ricos.APV escribió:Eran conscientes de la necesidad de una guerra larga (también lo fue Britania), había suficientes incentivos económicos (tierras, exclavos, recursos mineros poco explotados, ambar,...), suponía mano de obra que el Imperio necesitaba, la romanización podía darse igual que en la Galia, Hispania, los Balcanes con el tiempo. Los romanos tras Teutoburgo volvieron a Germania y fueron recortando el territorio y anexionando partes de ésta, pero las grandes ofensivas decisivas fueron canceladas porque en ese momento surgía algo más apremiante (rebelión militar, epidemia, guerra en otro frente,...).
Desde luego la razón que aduces, apremiantes compromisos militares en Oriente, agregó peso al abandono de la conquista. Pero el balance entre pérdidas y ganancias sin duda pesó fuertemente a la hora de replegarse tras el rio.