Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Operaciones navales.

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Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Abro este hilo porque no tenemos uno específico sobre minas y submarinos al inicio de la Gran Guerra, si no varios desperdigados donde además la información no es tan específica como estamos acostumbrados, no porque los compañeros que en su día trataron estos temas no los desarrollasen lo mejor posible en su momento, sino porque ahora tenemos a nuestra disposición fuentes que hace una docena de años no existían. Me propongo realizar una pequeña introducción al desarrollo del submarino tanto en la Royal Navy como en la Kaiserliche Marine, así como los primeros triunfos del arma submarina, que tendrá obviamente como punto culminante el éxito del SM U-9, acción que está perfectamente narrada en español por el maestro Luis de la Sierra en boca del Segundo Comandante del sumergible, pero espero poder añadir más datos sobre este encuentro, tanto desde el punto de vista alemán como británico. Espero que os resulte interesante y como siempre cualquier comentario o rectificación será bienvenido.
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Los submarinos, torpedos y minas fueron son armas anteriores a la Gran Guerra, las minas habían sido utilizadas en la Guerra de Secesión, donde se denominaban torpedos ("Malditos sean los torpedos", exclamó el Contraalmirante David Farragut mientras dirigía la Escuadra de la Unión sobre un campo minado confederado en Mobile Bay). Las minas tuvieron éxito durante la guerra ruso-japonesa, pero después de la Batalla de Tsushima, donde la Armada rusa resultó aniquilada por cañones de grueso calibre japoneses, se pensó que esta era el arma decisiva, no el torpedo o las minas. Sin embargo el submarino poseía una ventaja única sobre los grandes buques blindados dotados con grandes cañones: podía hacerse invisible. Al acercarse bajo el agua podría atacar sin revelar su presencia, excepto por los pocos momentos elegidos cuando izaba su periscopio sobre la superficie, y los torpedos tenían dos ventajas sobre el proyectil de artillería, primero que alcanzaban a su blanco en el punto más vulnerable, en la obra viva o carena, segundo que, como expresó John Keegan sucintamente, "el agua conduce la onda expansiva de manera mucho más eficiente que el aire”. En la década de 1890 John Philip Holland, un nacionalista irlandés que construyó los submarinos más avanzados del mundo en Estados Unidos, se dedicó a diseñar armas que pudieran hundir buques de guerra británicos financiado por los revolucionarios irlandeses. En la superficie, un motor de gasolina de 160 cv le dio a la nave de Holland una velocidad de 7½ nudos en superficie y 6½ nudos en inmersión con la energía de una batería eléctrica. La empresa de Holland, la Electric Boat Company en New London, Connecticut, pronto vio como las principales Armadas del mundo llamaban a su puerta, la US Navy comisionó en el 1900 el USS Holland, en mismo año la Royal Navy compró un solo submarino e, impresionada por su potencial, construyó cinco sumergibles más bajo licencia. La Teikoku Kaigun también compró la licencia y construyó otros cinco submarinos que no eran más que versiones apenas modificadas del diseño de Holland, para el verano de 1914, 400 submarinos, la mayoría de ellos progresiones evolutivas del diseño original de Holland, servían en dieciséis Armadas de todo el mundo.

Imagen
John Philip Holland.

Fisher había sido uno de los primeros en ver el potencial del submarino. En 1903, anunció su poder para revolucionar la guerra en el mar: “¡Muerte cercana, repentina, horrible, invisible, inevitable! ¡Nada concebiblemente más desmoralizador! ". En 1904, antes de que se diseñara el HMS Dreadnought , escribió: "No creo que apenas nos hayamos dado cuenta, la inmensa revolución inminente que el submarino efectuará como arma de guerra ofensiva". El submarino, repetía constantemente, era "el acorazado del futuro", y el torpedo el arma naval decisiva. El problema era cómo lograr que el torpedo alcance su objetivo, en 1903 el alcance efectivo de los torpedos era inferior a un kilómetro. Al equipar los acorazados con cañones de tiro rápido y escoltarlos con naves anti-torpederos (Fisher los denominó “destroyers”), resultaba improbable que un buque de superficie enemigo se acercarse lo suficiente como para poder lanzar sus torpedos. Pero Fisher se dio cuenta de que un submarino era un medio ideal para llevar los tubos de lanzamiento de torpedos al alcance de los principales buques de guerra enemigos a plena luz del día.


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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por cv-6 »

Lutzow escribió:("Malditos sean los torpedos", exclamó el Contraalmirante David Farragut mientras dirigía la Escuadra de la Unión sobre un campo minado confederado en Mobile Bay).
Sé que no es un asunto relevante, pero creo que la traducción sería más bien "Al diablo los torpedos" o "Me importan un XXXX los torpedos".
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Tienes toda la razón, esa sería la traducción correcta, y es relevante porque cambia el sentido de la frase... Es lo que tiene la precipitación y falta del tiempo que me gustaría poder dedicar a esto, si algún día lo paso a limpio tendré en cuenta la rectificación... :dpm:

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Cuando Fisher se interesó por primera vez en ellos los submarinos estaban lejos de ser las armas letales en las que se convertirían en dos guerras mundiales. Lentos, limitados en su radio de acción, con escasa capacidad para permanecer sumergidos, afectados por una visión restringida a la luz del día y por una ceguera total durante la noche, parecían relativamente inofensivos, para algunos, incluso ridículos. El Almirante Beresford, durante su prolongado litigio contra el Primer Lord del Mar, los descartó como "juguetes de Fisher". Más tarde, cuando el potencial de la nave submarina se hizo más evidente, el desprecio se mezcló con indignación y miedo. Los submarinos, se quejaron los Almirantes británicos, ni eran éticos ni eran ingleses, sino “el arma de los cobardes que se negaban a luchar como hombres en la superficie". El Almirante Sir Arthur Wilson, Comandante en Jefe de la Channel Fleet, despreciaba tanto este "método de ataque encubierto” que quería que el Almirantazgo anunciara públicamente que todas las tripulaciones de submarinos enemigos capturadas en tiempos de guerra serían ahorcadas como piratas. Fisher pensaba de manera diferente, su objetivo era hundir buques enemigos, no le importaba si las armas que lo lograsen fuesen cobardes, sobrias o no inglesas, solo le interesaba que funcionaran. Si los submarinos podían torpedear y hundir buques de guerra enemigos, Gran Bretaña debería tener submarinos, y cuanto más mejor. Para superar la oposición Fisher buscó aliados, sirvió como guía del Rey Eduardo VII a través del submarino HMS A-1 cuando estaba en dique seco y se llevó al Príncipe de Gales (más tarde el Rey Jorge V) con él en el mismo submarino durante una inmersión en Portsmouth. (Se escuchó a la Princesa de Gales, observando desde un barco de observación, decir en voz baja: "Estaré muy decepcionada si Jorge no reaparece").

Como Primer Lord del Mar Fisher trabajó muy unido al Capitán Reginald Bacon, a quien describió como "el Oficial más inteligente de la Armada" y a quien más tarde nombraría primer Capitán del revolucionario HMS Dreadnought. En 1904 Bacon comandaba toda la fuerza submarina de la Armada, que por entonces solo constaba de seis pequeñas embarcaciones, pero sus Oficiales y tripulaciones se consideraban un cuerpo de élite y, en las maniobras de la Flota en Marzo de 1904, se hicieron un nombre. Su enemigo era la Home Fleet y alcanzaron tantas veces a los acorazados de Sir Arthur Wilson con torpedos desarmados que los árbitros declararon a regañadientes a dos de los acorazados "hundidos". Desafortunadamente el submarino HMS A-1 fue embestido y realmente hundido por un buque mercante que navegaba por la zona y no había sido advertido de la presencia de submarinos. La verdadera lección de las maniobras, informó Bacon, era que la presencia de submarinos "ejercía una influencia extraordinaria en las operaciones de una Flota de batalla”, a partir de este momento los acorazados debían estar siempre acompañados por una gran pantalla de destructores. Una década después, Jellicoe estaba poniendo en práctica esta lección en el Mar del Norte.

Para cuando Roger Keyes fue nombrado Capitán de inspección de submarinos en 1910, la fuerza submarina británica ascendía a sesenta y una embarcaciones: doce antiguos clase A, once viejos clase B, treinta y siete clase C, el nuevo HMS D-1 y ocho clase D más en construcción. Cuando estalló la guerra cuatro años más tarde, Gran Bretaña tenía setenta y cuatro submarinos, más que cualquier otra potencia naval en el mundo, pero este número era extremadamente engañoso, pues la mayoría eran antiguas embarcaciones costeras de las clases A, B y C cuya velocidad submarina promedio (aproximadamente 8 nudos) y autonomía sumergidos resultaban demasiado limitadas para permitirles acompañar a una flota de superficie amiga o buscar y atacar a una flota enemiga, raramente permanecieron en el mar por más de unos pocos días y nunca se aventuraron a una gran distancia de la costa británica. En 1907 Gran Bretaña comenzó a desarrollar la clase D, buques oceánicos de 500 toneladas, con motor diésel y una velocidad en superficie cercana a los 15 nudos. Los barcos de clase E que los siguieron crecieron en longitud y desplazamiento (660 toneladas), podían alcanzar una velocidad en superficie de 15½ nudos y bajo el agua de 9½ nudos, con capacidad de sumergirse hasta 70 metros con un buen margen de seguridad. Estos submarinos estaban equipados con torpedos con un alcance máximo de 10.000 metros, dotados con giroscopios que les permitían mantener un rumbo preciso.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Fernando Martín »

La RN no tiene la fama de ser la más innovadora del mundo. Geoffry Regan, en su famoso libro sobre la incompetencia militar dice, citando a Divine, que "de los veinte avances tecnológicos de importancia que separan el primer artefacto marino del submarino Polaris, el engranaje del almirantazgo ha desaconsejado, retrasado, obstruido o positivamente rechazado diecisiete. La incorporación definitiva y necesaria de estos avances en la estructura de modernización se ha debido a oficiales individuales y a veces indisciplinados, a presiones industriales o, con mayor frecuencia, a que otras armadas rivales los habían incorporado con éxito".
Al parecer el Dreadnought es una excepción.
a por ellos que son pocos y cobardes
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Habría mucho que hablar sobre el HMS Dreadnought (y de esto sabe más gcoenders) como evolución más que revolución, y de las prisas que se dieron los británicos en concluir un proyecto que ya se estaba desarrollando en Armadas como la estadounidense o la japonesa...

Respecto a los submarinos ya leemos las reticencias de muchos altos mandos de la Royal Navy, fue Fisher quien se empeñó en ellos, durante su primer mandato como Primer Lord del Mar no se le puede negar tener la mente abierta a las innovaciones, supo forjar una buena herramienta pese a su empeño en el "Speed is armor", otra cosa es que la guerra le pilló mayor y en su segunda etapa tengo la impresión de que estaba un poco gagá... Cuando toque hablar de los alemanes veremos que tardaron bastante más que los británicos en adoptar un arma que históricamente está ligada a ellos...

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por minoru genda »

Lutzow ya sabes para el tema torpedos o minas, y si necesitas colaboración, encantado de echar una mano :dpm:
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Tengo tanto sueño que no custito dracone pero tampoco se me cuela ninguno si lo veo
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Bueno, ya sabes que yo soy de barcos cuanto más grandes mejor, de modo que cuento contigo para corregir o ampliar cualquier información sobre esos "traicioneros" sumergibles... :dpm:

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Originalmente, Alfred von Tirpitz, fundador de la Armada Imperial Alemana, había despreciado los submarinos. Cuando el asunto surgió en el Reichstag en 1901, Tirpitz anunció: “No tenemos dinero que desperdiciar en embarcaciones experimentales, debemos dejar tales lujos a los estados más ricos como Francia y Gran Bretaña”, cada pfennig debía dedicarse al programa masivo de construcción de acorazados diseñado para desafiar a la Royal Navy. Llegado el momento de las evaluaciones del programa de 1905 Tirpitz había cedido terreno y ofreció fondos a la empresa Krupp para que construyera un Unterseeboot (abreviado en alemán como U-boot y en inglés como U-boat), "para experimentos relacionados con submarinos". De este modo el Imperio alemán resultó ser la última gran potencia naval en poseer un sumergible, el SM U-1, que completó sus pruebas de mar en 1907, siendo declarado satisfactorio para operaciones costeras, aunque se advirtió que "su empleo en alta mar resulta dudoso". Sin embargo gradualmente Tirpitz liberó más fondos y entre 1908 y 1910 se ordenaron catorce submarinos más, todos ellos propulsados en superficie por motores de queroseno y bajo el agua por una batería eléctrica, hasta que en 1910 los constructores alemanes cambiaron a motores diésel para la propulsión en superficie; de nuevo Alemania fue la última potencia naval en hacer este cambio. Al estallar la guerra la Kaiserliche Marine tenía veinticuatro submarinos asignados, con otros quince en construcción, ocupando el quinto puesto mundial en número de submarinos, detrás de Gran Bretaña, Francia, Rusia y los Estados Unidos, pero como Alemania había comenzado a construirlos más tarde, tenía tantos submarinos modernos como cualquier otro, de hecho los últimos submarinos asignados podían compararse favorablemente con la clase E británica, siendo buques que desplazaban unas 650 t, con una velocidad superior a 15 nudos en superficie y 10 en inmersión, con una autonomía en superficie a 14 nudos que superaba los 3.000 kilómetros, armados con torpedos tenían un alcance de unos 8.500 metros a 27 nudos.

Sin embargo Tirpitz y la mayor parte del personal naval tenían poca fe en las capacidades de los submarinos, asignándoles un mero papel defensivo, debido en parte a la obsesiva creencia del personal naval de que, en caso de guerra, la Armada británica atacaría a Bight en un intento de destruir la Hochseeflotte. De acuerdo con esta fijación todos los submarinos se basaron en la isla de Heligoland, integrándose en los arreglos defensivos del Bight. Durante el día una línea de observación exterior formada por una flotilla de destructores patrullaba en un arco concéntrico a treinta millas al noroeste de Heligoland, mientras los submarinos, generalmente una media flotilla de siete unidades, formaban una línea estática amarrados a boyas, a veinte millas de distancia. El plan requería que los destructores de la línea exterior se retiraran atrayendo a las fuerzas enemigas que se acercaban sobre esta línea de U-boats, que debería sumergirse y lanzar ataques con torpedos. En conjunción con los ataques en masa de los torpederos, el Estado Mayor naval esperaba que los submarinos pudieran reducir la superioridad numérica de los Escuadrones británicos atacantes antes de que la Hochseeflotte zarpase del Jade.

Imagen
SM U-8

Sin embargo en vísperas de la guerra, cuando el cuerpo principal de la Hochseeflotte regresó de la costa noruega para reunirse en el Elba y el Jade, las flotillas de submarinos esperaban órdenes en Heligoland. Estas llegaron rápidamente: el Comandante Hermann Bauer, Jefe de las flotillas de submarinos, recibió la orden de reconocer el Mar del Norte, descubrir el paradero de la Grand Fleet y establecer la ubicación de cualquier patrulla británica o líneas de bloqueo. En el segundo día de la guerra contra Gran Bretaña, el 6 de Agosto, a las 4:20 horas y con un clima lluvioso y nublado, diez de los submarinos más antiguos de la primera flotilla, los U-5, U-7, U-8, U-9 y U-13 hasta U-18, seleccionados porque sus Capitanes eran los Comandantes más experimentados, zarparon de Heligoland. Al llegar a una posición cercana al Dogger Bank se extendieron en un frente de sesenta millas (siete millas entre naves) y comenzaron un barrido en superficie hacia el Noroeste por el Mar del Norte, con instrucciones de alcanzar la latitud de las Orcadas. A lo largo de su viaje de 350 millas hacia el Norte los nueve submarinos (uno sufrió problemas en los motores y tuvo que regresar) no pudieron ver ni siquiera un buque de guerra enemigo, salvo para su desgracia el SM U-15, con problemas en las máquinas y descubierto entre la niebla por el crucero ligero HMS Birmingham entre las Orcadas y las Shetlands, al escucharse desde el buque británico los golpes con los que presumiblemente se intentaba arreglar la avería, disparando sobre el submarino sin éxito, pero logrando embestirle y hundiéndole junto a los 23 hombres que formaban su tripulación. El 12 de agosto siete de los diez submarinos originales regresaron a Heligoland, como sabemos uno lo había hecho antes, el SM U-15 había sido hundido y nunca se supo nada del SM U-13, perdido por causas desconocidas. Los resultados de esta operación pionera hicieron poco para reivindicar el submarino a los ojos del personal naval alemán, diez submarinos no habían podido dañar ningún buque de guerra enemigo, sin embargo dos de ellos se habían perdido. "Nuestra flota de submarinos era tan buena como cualquier otra en el mundo, pero no muy buena", dijo un Oficial alemán, pues aunque los submarinos trajeron la primera evidencia de que no existía un bloqueo cerrado, no habían podido establecer la ubicación de una línea de bloqueo exterior, concluyéndose que la Grand Fleet se encontraba tan lejos de Alemania que estaba más allá de la capacidad de los submarinos encontrarla.

Imagen
HMS Birmingham.

Sin embargo Bauer estaba convencido de que la Grand Fleet tenía como base el Firth of Forth, y convenció a sus superiores para que los SM U-20 y U-21, los únicos disponibles para operaciones ofensivas, patrullasen frente al estuario en busca de presas. Ambos zarparon el 30 de Agosto y mientras el primero no tuvo suerte en su búsqueda, el SM U-21, bajo el mando del Capitán Otto Hersing, descubrió el 5 de Septiembre al crucero explorador de 3.000 t. HMS Pathfinder navegando a solo cinco nudos, debido a la escasa provisión de carbón, cerca de la isla de May. Hersing maniobró hasta acercarse a unos 1.500 metros del crucero, lanzando un solo torpedo, cuya estela fue observada por los vigías del mismo, pero debido a la baja velocidad a la que se navegaba no se pudo esquivar, estallando a la altura del puente y creando un incendio que hizo detonar el pañol de proa, hundiéndose el buque en escasos minutos junto a la mayor parte de su tripulación, 259 hombres, siendo el primero de los numerosos barcos de guerra británicos hundidos por un submarino durante la Gran Guerra.

Imagen
HMS Pathfinder.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por pepero »

Lutzow escribió: Sin embargo Bauer estaba convencido de que la Grand Fleet tenía como base el Firth of Forth, y convenció a sus superiores para que los SM U-20 y U-21, los únicos disponibles para operaciones ofensivas, patrullasen frente al estuario en busca de presas. Ambos zarparon el 30 de Agosto y mientras el primero no tuvo suerte en su búsqueda, el SM U-21, bajo el mando del Capitán Otto Hersing, descubrió el 5 de Septiembre al crucero explorador de 3.000 t. HMS Pathfinder navegando a solo cinco nudos, debido a la escasa provisión de carbón, cerca de la isla de May. Hersing maniobró hasta acercarse a unos 1.500 metros del crucero, lanzando un solo torpedo, cuya estela fue observada por los vigías del mismo, pero debido a la baja velocidad a la que se navegaba no se pudo esquivar, estallando a la altura del puente y creando un incendio que hizo detonar el pañol de proa, hundiéndose el buque en escasos minutos junto a la mayor parte de su tripulación, 259 hombres, siendo el primero de los numerosos barcos de guerra británicos hundidos por un submarino durante la Gran Guerra.

Imagen
HMS Pathfinder.
El SM U-21 debía creer que estaba en unas practicas de lanzamiento de torpedos, a 5 nudos es difícil fallar si acompañan las circunstancias.

El barrido de los submarinos por el mar del Norte hacia las Orcadas ya apunta que los submarinos alemanes tenían autonomía para acercarse a Scapa Flow. Menos mal que la flota inglesa navegaba por otras latitudes.

Saludos.
Pepe
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Jellicoe hizo bien manteniendo a la Grand Fleet navegando de un lado para otro todo el verano, pese a las astronómicas cantidades de carbón gastado, que quizá influyese en la escasez del mismo en el Firth of Forth y la ridícula velocidad del HMS Pathfinder, aunque también es cierto que hasta el momento ningún buque de guerra había resultado alcanzado por un torpedo lanzado por un submarino y, exceptuando algunos mandos como el mencionado Jellicoe, no existía una conciencia real del peligro que representaban... Después de este hundimiento ya no había excusa, pero como veremos en el Almirantazgo seguían ciegos, nos acercamos al 22 de Septiembre...

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Schweijk »

Otro tema interesantísimo. Gracias Lutzow. :dpm:
"No sé lo que hay que hacer, esto no es una guerra".

Lord Kitchener

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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Me alegra que te resulte interesante Schweijk... :D

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Cuando estalló el conflicto los ocho submarinos de la clase D y nueve de la nueva clase E fueron asignados en misiones ofensivas con el fin de llevar la guerra a aguas alemanas, al contrario que la mayoría de sus contrapartes, como ya sabemos ubicados en misiones defensivas. Con base en Harwich y comandados por Keyes, estaban bajo el control directo del Almirantazgo y no de Jellicoe, y como resultado de ello, al igual que las flotillas de destructores de Tyrwhitt, podemos decir que iban por libre respecto a la Grand Fleet y otras agrupaciones navales británicas. Dado que los acorazados alemanes prácticamente no salían de sus puertos no pudieron obtener ninguna victoria resonante, por lo que el deber a bordo de los submarinos enviados a aguas de Heligoland resultó arduo y frustrante, por falta de objetivos relevantes y también por la propia climatología, según informó Keyes: “Las aguas notoriamente movidas que acompañan a los vientos del Oeste en Heligoland Bight dificultan la apertura de las escotillas de la torre de mando y la visión se limita a unos 200 metros. Tampoco existía descanso bajo superficie, incluso cuando navegaban a una profundidad de 25 metros los submarinos rodaban y daban grandes bandazos”. Al menos pudieron estudiar el deficiente sistema defensivo alemán en aguas propias, lo que daría lugar a la Primera Batalla de Heligoland.

El 13 de septiembre uno de los submarinos de Keyes obtuvo el primer gran éxito de la flotilla. El HMS E-9, bajo el mando del Teniente Comandante Max Horton, había pasado la noche anterior posado en el fondo seis millas al Sur de Heligoland. Al amanecer el submarino emergió y de inmediato vio un crucero ligero a menos de dos kilómetros de distancia. Horton se acercó y lanzó dos torpedos a una distancia de 500 metros y, cuando el HMS E-9 se sumergió, se escuchó una fuerte explosión. Emergiendo de nuevo, Horton pudo ver que el crucero se había detenido, pero los disparos de un barco invisible para el submarino cayeron cerca y el HMS E-9 se sumergió con celeridad. Cuando Horton regresó a la superficie una hora más tarde no vio nada más que arrastreros en busca de supervivientes de su víctima, el crucero SMS Hela, de 2.000 t y con 18 años en sus cuadernas, que se encontraba realizando un ejercicio de entrenamiento en aguas supuestamente libres de submarinos enemigos. Pese a hundirse en solo quince minutos, toda su tripulación excepto dos hombres pudo ser rescatada, pero este hundimiento tuvo como consecuencia que a partir de entonces los ejercicios navales alemanes se llevasen a cabo en el Báltico, cruzando para ello el Canal de Kiel. Tres semanas más tarde, el 6 de Octubre, patrullando el Ems, Horton torpedeó y hundió el viejo torpedero alemán T-116, con la pérdida de once hombres.

Imagen
SMS Hela.

Un encuentro anterior que involucró a uno de los submarinos de Keyes fue seguramente el primero de su tipo. El 10 de Septiembre el HMS D-8 vio un submarino enemigo emergido, el SM U-28, y le lanzó un torpedo. El alemán, al verlo venir, se sumergió rápidamente y, como señala una monografía del personal británico “Dadas las circunstancias el estancamiento era prácticamente inevitable porque ninguna de las naves sabía qué hacer con la otra, y después de una hora y cuarto durante la cual ambas embarcaciones emergieron simultáneamente y se sumergieron nuevamente, el alemán se retiró”. El 18 de Octubre el submarino británico HMS E-3 fue observado por el SM U-27 bajo el mando del Comandante Wegener mientras patrullaba entre el Ems y Borkum. Wegener acechó al submarino británico durante dos horas hasta que pudo acercarse con el sol a la espalda, observando que los vigías miraban atentamente en la otra dirección, hacia el Ems. Cuando la distancia se había cerrado a 270 metros el SM U-27 disparó un solo torpedo que alcanzó en la popa al HMS D-8, hundiéndole de inmediato. Los supervivientes eran visibles en el agua, pero temiendo que un segundo submarino británico pudiera haber estado acechando cerca, el SM U-27 se sumergió y se retiró momentáneamente, hasta que media hora después regresó a la escena para buscar rastros y posibles supervivientes, pero sin éxito, los 31 miembros de la tripulación HMS E-3 se perdieron junto a su embarcación, en el que también resultó el primer evento de su tipo, durante el cual un sumergible hundía a otro.

El hundido HMS Pathfinder era una nave con diez años de antigüedad y un valor marginal, pero su pérdida tuvo un fuerte impacto en Jellicoe, el suceso confirmó al Comandante en Jefe su creencia de que el sur y el centro del Mar del Norte eran peligrosos para los grandes buques de guerra, y por lo tanto mantuvo la Gran Flota tan lejos hacia el Norte como lo permitiera el Almirantazgo. Sin embargo algunos Oficiales británicos encontraron que los temores de Jellicoe eran exagerados, y en otras Escuadras de la Armada las órdenes de operaciones y las rutinas tácticas relacionadas con los submarinos resultaban más relajadas. El resultado fue un desastre espectacular, solo tres semanas y media después del triunfo de Beatty en Heligoland, la Royal Navy perdió más hombres en noventa minutos que los alemanes durante toda la batalla. El arma responsable de esta derrota británica fue un pequeño y desfasado submarino alemán, cuyo numeral ha pasado a la Historia.

Imagen
Emblema de los submarinistas alemanes durante la Gran Guerra.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Al comienzo de la guerra la Royal Navy poseía una multitud de buques de guerra de superficie de edad avanzada que Fisher había querido desechar,pero que permanecieron a flote, requiriendo tripulaciones cuyos números estaban fuera de toda proporción con el valor de combate de los barcos. Entre estos se encontraban los seis cruceros acorazados de 12,000 toneladas de la clase Cressy (también conocidos en algunas publicaciones británicas como clase Bacchante, desconozco el motivo), construidos entre 1898 y 1899 y ahora completamente desgastados. Sus motores, diseñados para alcanzar los 21 nudos, apenas podían lograr sobrepasar 15, sin embargo, en lugar de desecharlos directamente, el Almirantazgo había asignado a los Cressy al limbo de la Flota de Reserva; no se gastaría dinero reparándolos, pero se mantendrían en el inventario hasta que fueran completamente inútiles. En el verano de 1914 permanecían amarrados y oxidándose en Medway, en el estuario del Támesis.

El estallido de la guerra devolvió la vida a estos viejos barcos. Cada crucero portaba dos cañones de 234 mm en torres individuales a proa y popa y otros doce de 152 mm, armamento más que suficiente para poder hundir cualquier crucero ligero alemán que cometiese el error de ponerse a su alcance. Por esta razón se les aplicó una capa de pintura de guerra gris, se cargaron municiones y suministros y más de 700 Oficiales y marineros formaron el complemento de cada barco. Los marineros provenían de la Reserva de la Royal Navy, un grupo de pensionistas de la Armada, muchos de ellos hombres de familia de mediana edad. Al igual que muchos barcos de reserva en la Royal Navy los antiguos Cressy eran barcos locales, la mayor parte de las tripulaciones provenían de pueblos y aldeas cercanas, que se enorgullecían de que sus hombres ahora sirviesen en la Armada. Para compensar la inexperiencia de las tripulaciones, a los antiguos cruceros acorazados se les asignaron Capitanes y Oficiales regulares de la Royal Navy, además de nueve jóvenes cadetes del Royal Naval College en Dartmouth en cada buque, la mayoría niños menores de quince años.

Debido a que los cruceros eran viejos y lentos y sus tripulaciones inexpertas nunca se pensó que debían operar con la Grand Fleet, cinco de ellos fueron asignados a patrullar el sur del Mar del Norte frente a la costa holandesa, con base en Harwich, donde su misión era apoyar a los destructores de Tyrwhitt y los submarinos de Keyes para bloquear cualquier fuerza de superficie alemana que intentara atacar los transportes que trasladaban la BEF al Continente. Sin embargo el frecuente mal tiempo había alterado este arreglo, y en lugar de actuar en apoyo de los barcos más pequeños, los viejos cruceros, más capaces de hacer frente a los mares agitados, se convirtieron en la primera línea de defensa. En monótonos viajes de ida y vuelta, día tras día, los cruceros acorazados patrullaban a su ritmo, permanecían en el mar sin descanso y se turnaban para carbonear. A medida que terminaba el verano y el mar se embravecía, los destructores que los acompañaban frecuentemente debían regresar a puerto. Los cruceros habían caído en malos hábitos, se pretendía que mantuvieran 15 nudos con zigzagueos ocasionales, pero esta velocidad resultaba complicada de mantener ya que los viejos motores de los barcos sufrieron constantes averías, se solía navegar a 12 nudos y sin zigzaguear, el contralmirante Arthur Christian se consideraba afortunado si tenía a tres de sus cinco cruceros disponibles en cualquier momento.

El peligro asociado a este despliegue se hacía patente en algunos mandos británicos, Tyrwhitt y Keyes insistieron en que los Cressy eran piezas de museo que nunca deberían haberse enviado al mar. El 21 de Agosto Keyes escribió al Contralmirante Sir Arthur Leveson, Director de la División de Operaciones del Almirantazgo: “Piensa en lo que sucedería si dos o tres cruceros alemanes bien entrenados caen sobre esos viejos buques. ¿Cómo se puede esperar que disparen en línea recta o que tengan confianza en sí mismos cuando saben que no están entrenados? ¿Por qué dar a los alemanes la menor posibilidad de una victoria barata y una moral mejorada? ¡Por el amor de Dios, llévate esos buques! Si los alemanes están informados del dispositivo y envían una fuerza adecuada, que Dios los ayude”. Al dar estas advertencias todos estaban pensando en un ataque repentino de los cruceros de batalla alemanes ante el que los Cressy no tendrían la menor oportunidad, pero por entonces nadie, ni siquiera Keyes, que era el Comodoro de los submarinos británicos, se mostraba preocupado por la amenaza de los sumergibles rivales.

El 17 de Septiembre las advertencias de Keyes alcanzaron el nivel más alto de la Armada, Churchill y Sturdee estaban a bordo de un tren que viajaba hacia el Norte para reunirse con Jellicoe a bordo del HMS Iron Duke en Loch Ewe (Noroeste de Escocia), y Tyrwhitt y Keyes, aunque relativamente jóvenes, habían sido incluidos en la reunión porque Churchill admiraba su iniciativa. A bordo del tren, el Primer Lord animó a ambos Comodoros a hablar y Keyes mencionó que en la Flota se conocía a los Cressy como "el Escuadrón de cebo vivo". No había mejor manera de atraer la atención de Churchill que usar lenguaje gráfico, de modo que atrapado por la frase llamativa, exigió saber lo que significaba y Keyes le dio la misma explicación que en la carta al Contralmirante Leveson.

A bordo del HMS Iron Duke Churchill sacó a colación el asunto de los Cressy y recomendó que se retiraran. Jellicoe estuvo de acuerdo pero Sturdee se opuso, tratando de aplastar a Keyes: “Mi querido amigo, no conoces tu historia, siempre hemos mantenido un Escuadrón en los Broad Fourteens” (así denominados por las 14 brazas – 25 metros – de profundidad de la zona). Sin embargo al día siguiente Churchill envió un memorando a Battenberg, Primer Lord del Mar, que no había estado presente en Loch Ewe: "Los Cressy no deberían continuar con este servicio, el riesgo para tales barcos no está justificado por los servicios que prestan. Los Broad Fourteens, que son el punto más cercano al enemigo, deben ser vigilados por un pequeño número de barcos modernos”. El Príncipe Louis estuvo de acuerdo y le dijo a Sturdee que emitiera las órdenes necesarias, mientras Churchill, suponiendo que las instrucciones dadas serían obedecidas, se olvidó del tema. Sin embargo Sturdee continuó concentrándose en el peligro de un ataque de superficie alemán en la vital línea de suministros a través del Canal. Admitió que los Cressy eran demasiado lentos para el trabajo táctico con destructores que doblaban su velocidad y estuvo de acuerdo en que los viejos cruceros acorazados deberían ser relevados lo antes posible por los nuevos cruceros ligeros de la clase Arethusa que comenzaban a resultar asignados. Pero de los ocho Arethusa en construcción, hasta el momento solo uno había sido entregado a la Armada y mientras tanto, argumentó Sturdee, los Cressy eran mejores que nada. Con la climatología adversa, cuando los destructores debían ser retirados, los cruceros acorazados proporcionaban una alerta temprana esencial y una primera línea de defensa para el Canal. Battenberg se dejó persuadir y el 19 de septiembre aprobó una orden para que los Cressy continuasen patrullando en los Broad Fourteens, sin avisar de ello a Churchill. Más tarde, el Príncipe Louis admitió: "No debería haberme rendido".
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por pepero »

El uso de esos cruceros acorazados era un mal necesario por la falta de otros buques que los pudieran suplir en esas tareas, como los cruceros ligeros que eran mas apropiados en las labores de apoyo a los destructores. Ahora no recuerdo la fecha de destitución de Battenberg, ¿la perdida de los cruceros fue anterior o posterior a su "amortización" como Primer Lord del Mar?

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Fernando Martín »

El viejo problema del conservadurismo del Almirantazgo británico.
a por ellos que son pocos y cobardes
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Lo cierto es que, más allá de las tradiciones, sí parece que resultaba necesaria una línea de vigilancia a la entrada del Canal, sobre todo ahora que la Grand Fleet había sido empujada cada vez más lejos del mismo (como vemos en estos momentos se encontraba nada menos que al Noroeste de Escocia), y no podría intervenir en caso de un ataque en fuerza de la Hochseeflotte a los trasportes de tropas y abastecimientos de la BEF... Pero esa línea de vigilancia que pudiese avisar con tiempo de un ataque para que todos los transportes se refugiasen en puerto debía estar formada por cruceros ligeros, a ser posible más veloces que los schlachtkreuzer, porque de otro modo efectivamente se convertirían en cebo vivo... El problema es que al estallar la guerra la Royal Navy no andaba sobrada de cruceros ligeros, y todos ellos, incluidos los más modernos como los Southampton con una velocidad similar o incluso inferior a los cruceros de batalla germanos, no digamos con mal tiempo... Aún así algo habría a mano mejor que los Cressy, que además de estar vendidos ante un ataque de superficie alemán, también ofrecían un magnífico blanco en caso de ataque submarino debido a su escasa velocidad...

Battenberg salió del Almirantazgo poco antes de Coronel (1 de Noviembre) por lo tanto bastante después del desastre en ciernes, y no debido al mismo, si no por su apellido y conexiones con la nobleza alemana...

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

En la noche del 17 de Septiembre el tiempo en los Broad Fourteens se volvió tan duro que los destructores que escoltaban a los viejos cruceros acorazados fueron enviados de regreso a Harwich. Los barcos de 12,000 toneladas permanecieron patrullando a 10 nudos, sus Capitanes no pensaron en zigzaguear porque les habían dicho que los mares difíciles para un destructor serían igualmente imposibles para los submarinos. A las 6:00 horas del 20 de Septiembre la patrulla se redujo de cuatro cruceros a tres cuando el HMS Euryalus regresó a Harwich para carbonear. Las altas olas impidieron que el contralmirante Christian, que normalmente se hubiera quedado con el Escuadrón en el mar, pudiese trasladarse en bote al HMS Aboukir, de modo que partió con su buque insignia y el Escuadrón quedó al mando del Capitán con mayor antigüedad, John Drummond, a bordo precisamente del HMS Aboukir.

Durante dos días, los 20 y 21 de Septiembre, los tres cruceros restantes continuaron su misión de patrulla, balanceándose pesadamente sobre los Broad Fourteens. Al ponerse el sol el día 21 Drummond envió una señal a Christian en Harwich, "el tiempo es todavía bastante áspero, pero amainando". Durante la noche el viento cayó casi por completo, pero sin embargo al Oeste de Harwich continuó soplando fuerte y Tyrwhitt esperó hasta las 5:00 horas del día 22 para partir con un crucero ligero y ocho destructores con el fin de ofrecer escolta a los cruceros acorazados, su viaje tomaría cuatro horas.

A las seis en punto de la mañana en los Broad Fourteens, con el horizonte Oriental desvaneciéndose de negro a gris, los HMS Aboukir, Hogue y Cressy se encontraban sin sospecharlo a tres kilómetros de distancia de su némesis, navegando a 10 nudos a través de un mar moderado. Debido a que el Contralmirante Christian no había dejado instrucciones específicas sobre los submarinos y Drummond no había emitido ninguna los barcos no zigzagueaban, aunque en todos existían vigías en busca de cualquier periscopio y un cañón en cada costado estaba cargado y preparado para disparar a la menor señal de alerta. A las 6:30 de la mañana esta escena tranquila fue destrozada por una explosión en el costado de estribor del HMS Aboukir.

Para el almirante Von Tirpitz los ataques submarinos contra buques de guerra en el mar parecían una forma de guerra poco prometedora, también para la mayoría de los Oficiales navales alemanes, estos buques parecían demasiado pequeños y frágiles incluso para labores costeras. Fue, por lo tanto, con cierta renuencia compasiva que el personal naval ordenó al puñado de los primeros U-boats de la Flota que abandonaran sus amarres y se dirigieran al Mar del Norte el 6 de Agosto. Entre estas naves estaba el SM U-9, uno de los catorce submarinos que quemaban queroseno construidos entre 1910 y 1911. Con 57 metros de eslora y desplazando 493 toneladas, este submarino tenía una tripulación de cuatro oficiales y veinticuatro marineros. Se montaron dos tubos lanzatorpedos en la proa y otros tantos en la popa, navegando con todos los tubos cargados mientras dos torpedos de reserva fueron transportados sobre rieles en un compartimento delantero desde donde podrían deslizarse dentro de los tubos de proa una vez que sus antecesores habían sido lanzados. En la superficie, quemando queroseno, la nave podía alcanzar 14 nudos, en inmersión, cambiando a baterías eléctricas, no superaba los 8. El espacio reducido y el aire viciado le habían dado al servicio de submarinos una reputación de insalubridad y peligro, y solo recientemente se había permitido a las tripulaciones dormir a bordo en el puerto. En Diciembre de 1912, como experimento, seis submarinos con tripulaciones a bordo habían permanecido en la superficie anclados a las boyas durante seis días en Heligoland Bight, en lo que fue considerado un logro de resistencia sorprendente. La inmersión siempre se consideró arriesgada, y en condiciones climáticas adversas, el procedimiento táctico requería que se realizaran ataques con la torre de mando sobre la superficie. Sin embargo, debido a que los motores de queroseno desprendían mucho humo, un submarino en la superficie podía localizarse desde mucha distancia. Este hecho facilitó la detección por parte de los destructores enemigos, de los catorce sumergibles con motores de queroseno con los que Alemania comenzó la guerra, doce se perdieron.

El Capitán del SM U-9 era Otto Weddigen, un sajón rubio, de 32 años, conocido por su cortesía, pero también como luchador, corredor y nadador. Weddigen desdeñó la percepción común de que los submarinos apenas eran más que ataúdes de acero, en Enero de 1911 sobrevivió a un episodio durante un ejercicio de entrenamiento de rutina en el que el SM U-3 se hundió en el fondo del puerto de Kiel porque alguien accidentalmente había dejado abierta una de las válvulas. Bajo nueve metros de agua, el submarino se estaba inundando y llenando de gas cloro creado por la reacción química del agua salada con el ácido en las celdas de la batería de los motores eléctricos. La tripulación logró cerrar el respirador abierto y luego usar aire a alta presión para expulsar el agua de los tanques de flotabilidad hacia adelante del submarino, elevando la proa a la superficie, hasta que uno tras otro los veintiocho hombres escaparon por los tubos lanzatorpedos. Weddigen también era famoso por saltar al Mar del Norte y rescatar a un marinero que cayó al agua desde de la estrecha cubierta de un submarino en superficie con mal tiempo, tras salvarlo las olas lo arrojaron contra el casco del submarino y Weddigen se rompió el brazo. Dos semanas después, el Comandante de la base encontró a Weddigen realizando una clase de gimnasia de marineros y preguntó si, con su brazo herido, el ejercicio no resultaba difícil. "Oh, no", respondió Weddingen "solo me he roto un brazo".

Imagen
Otto Weddigen.

Para 1914 Weddigen comandaba su propio submarino, el SM U-9. Eligió a su tripulación con cuidado y la entrenó primero en tierra, en submarinos ficticios, y cuando sus hombres estuvieron listos, Weddigen comenzó a probar los límites del SM U-9 . Quince metros era la profundidad operativa normal, pero Weddigen se zambulló más profundo buscando los límites de su nave. Practicaba regularmente recargar tubos de torpedos en el mar, arrastrando hacia adelante los dos torpedos de reserva que colgaban de los rieles superiores y deslizándolos en los tubos de proa vacíos. En poco tiempo los hombres de Weddigen se consideraron una de las unidades de élite de la Armada alemana. Cuando se embarcaron, a ellos y a todos los submarinistas se les concedieron privilegios especiales: gramófonos y discos, salchichas, anguilas ahumadas, chocolate, tabaco, café, mermelada, mermelada y azúcar. Hubo una excepción: no se permitía cerveza en los submarinos. Weddigen también era práctico sobre la vida en tiempos de guerra, el 14 de Agosto se casó en la capilla militar de Wilhelmshaven.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

La primera misión en tiempo de guerra de Weddigen fue patrullar el tramo del sur del Mar del Norte al oeste de las bajas y arenosas islas Frisias entre Borkum y Heligoland. El SM U-9 zarpó de Wilhelmshaven el 6 de agosto, pero los problemas con el motor le obligaron a regresar y mantuvieron el submarino en el astillero durante las siguientes seis semanas. El 16 de Septiembre el Estado Mayor Naval ordenó al Comandante en Jefe de la Flota de Alta Mar enviar un submarino para atacar a los transportes británicos que desembarcan tropas en Ostende. El SM U-9 estaba listo, pero un vendaval de tres días pospuso la misión; la tormenta fue tan severa que en la isla de Borkum un avión alemán fue arrastrado al mar. Finalmente a las 5:00 de la mañana del 20 de Septiembre Weddigen pudo abandonar el puerto, pero el clima no mejoró, un viento ascendente del noroeste y fuertes marejadas hicieron que el girocompás del submarino resultase inútil e imposible seguir un rumbo preciso. Golpeado por olas de tres metros, salió a la superficie de la tormenta con sus motores girando solo lo suficiente para mantener la proa frente al oleaje. Incierto de su posición, abandonó el intento de alcanzar el Canal de Ostende y, con la esperanza de orientarse desde un punto en tierra, giró hacia el sur en dirección a la costa holandesa, un lugar conocido por sus bajíos. El 21 de septiembre pudo ubicarse al contemplar el balneario holandés de Scheveningen, se encontraba 80 kilómetros fuera de rumbo. Deteniendo sus motores eléctricos para conservar sus baterías y con la esperanza de ofrecer un descanso a su agotada tripulación, Weddigen posó el submarino a 15 metros donde, sin dejar de resultar sacudido por las mareas, el SM U-9 pasó la noche.

Al amanecer del 22 de Septiembre el SM U-9 puso en marcha sus motores eléctricos con el fin de salir a la superficie; Weddigen había recorrido 350 kilómetros en esta patrulla hasta el momento y estaba pensando en regresar a casa. Antes de ello decidió echar un último vistazo a su entorno, cuando su periscopio salió a la superficie Weddigen y su primer Oficial, Johann Spiess, tuvieron una agradable sorpresa: "La luz fluyó desde el horizonte Oriental y se extendió sobre un cielo despejado", escribió Spiess después de la guerra. “El viento era un susurro y el mar estaba en calma, salvo por un ligero mar de fondo. La visibilidad era excelente, el horizonte una línea clara y nítida donde el mar se unía con el cielo… Unos cuantos barcos pesqueros holandeses yacían a la sombra del amanecer como si tuvieran una impresión de colores vivos. No había nada más”, el submarino emergió y Weddigen bajó a desayunar. Mientras el Capitán estaba abajo, desde la torre de mando Spiess observó humo y un mástil en el horizonte. Inmediatamente apagó los motores de queroseno para eliminar la columna de humo que producían y llamó al Capitán; Weddigen subió apresuradamente la escalera, echó un vistazo y ordenó que el submarino se sumergiera.

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SM U-9

A profundidad de periscopio Weddigen, pegado a su ocular, observó cómo el mástil se convertía en un barco, luego en dos, finalmente en tres, eran buques de guerra que navegaban a unos 3.500 metros de distancia. Al principio pensó que debían ser una pantalla para una Escuadra, pero al no ver naves mayores detrás, realizó los preparativos para atacarlos. Navegando en su dirección, subiendo y bajando alternativamente su periscopio, informó a la tripulación: "tres cruceros ligeros, cada uno con cuatro chimeneas". Weddigen tomó como blanco el barco que navegaba en la posición central, acercándose "para asegurar mi puntería". A las 6:20 disparó un torpedo desde el tubo de proa número 2 y ordenó una inmersión a 15 metros, quedando a la escucha. A una distancia de 500 metros el tiempo requerido para que el torpedo alcanzara su objetivo y para que el sonido de la explosión viajase de regreso sería de treinta y un segundos, y efectivamente, treinta y un segundos después, los submarinistas escucharon "un ruido sordo, seguido de un estridente choque". Los vítores estallaron en el SM U-9, Weddigen y Spiess olvidaron la formalidad y se palmearon mutuamente la espalda.

El torpedo golpeó al HMS Aboukir en el costado de estribor y en el medio del barco, el agua inundó rápidamente las salas de máquinas y calderas, deteniendo al crucero y provocando una fuerte escora. En el puente el capitán Drummond, al no ver signos de un submarino, supuso que su barco había chocado contra una mina, izó la señal correspondiente y ordenó a los otros dos cruceros que se acercaran para poder trasladar a sus hombres heridos. A medida que la escora del HMS Aboukir aumentó a veinte grados trató de corregirla inundando compartimentos en el costado opuesto, aunque ya era incorregible y se hizo evidente que el barco se hundiría, pero cuando sonó "Abandon ship", solo estaba disponible un único bote, los otros habían resultado dañados por la explosión o no podían ser bajados por falta de vapor para accionar los cabestrantes. Veinticinco minutos después de resultar torpedeado el buque zozobró, quedando con la obra viva pintada en rojo hacia arriba durante cinco minutos, tentando a unos marineros a trepar por ella para aferrarse a la quilla, pero cuando se hundió, estos hombres le acompañaron al abismo.

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HMS Aboukir.

Cuando los HMS Hogue y Cressy se acercaron para ayudar, el capitán Wilmot Nicholson, al mando del primero, pensó que podían estar tratando con un submarino y le indicó al HMS Cressy que buscara un periscopio. Aun así Nicholson navegaba lentamente entre los hombres en el agua mientras su tripulación arrojaba mesas, sillas, cualquier cosa que flotara, y luego se detenía y bajaba todos sus botes. Sus hombres, aquellos que tuvieron un momento para mirar, quedaron paralizados por una vista que ninguno de ellos había visto nunca: un gran barco rodando en su agonía mortal. Un joven Oficial recordó haber visto "el sol brillando sobre hombres rosados y desnudos caminando por sus costados, centímetro a centímetro, mientras el buque se inclinaba, algunos de pie, otros sentados y deslizándose hacia el agua, que pronto estaba salpicada de cabezas". A las 6:55, cuando el HMS Aboukir se perdía de vista, el HMS Hogue resultó alcanzado por dos torpedos, separados por cinco segundos. Hubo "una tremenda explosión", recordó un Oficial, "el barco se levantó, temblando por todas partes… un segundo después, otro estallido más apagado y una gran nube de humo seguida de un torrente de agua".

Después de disparar un solo torpedo contra el HMS Aboukir y sumergirse, Weddigen llevó con cautela al SM U-9 cerca de la superficie e izó su periscopio. Mientras observaba al abrumado HMS Aboukir, vio que salía vapor blanco de las cuatro chimeneas del barco y quedó impresionado por los "valientes marineros" que permanecían en sus puestos artilleros. También vio a los HMS Hogue y Cressy detenidos en el agua, bajando botes. Ahora sabía que su objetivo no había sido un crucero ligero, como había creído originalmente, sino un gran crucero acorazado, y ante sus ojos se encontraban dos buques idénticos. Según Luis de la Sierra fue Spiess quien informó a Weddigen que las víctimas no eran cruceros ligeros sino cruceros acorazados, indicando que “tienen torres dobles, lo he observado con precisión”. Como sabemos no existían torres dobles en los clase Cressy, por lo tanto quizá estemos ante un error de traducción, y lo que realmente diría Spiess es que tenían casamatas superpuestas en los costados, aunque a esa distancia es de suponer que para Weddigen, un Oficial veterano, no debería resultar complicado identificar a sus presas. En cualquier caso Weddigen volvió a cargar su tubo de proa vacío y seleccionó su segundo objetivo, el HMS Hogue, que se encontraba parado, a solo 300 metros de distancia. Sin correr riesgos, Weddigen disparó ambos tubos de proa, y cuando los dos torpedos salieron el cambio en la distribución del peso afectó el equilibrio del submarino, su proa se levantó y de repente salió a la superficie. Los artilleros de HMS Hogue inmediatamente abrieron fuego mientras Weddigen se afanaba en recuperar el lastre, tuvo éxito y el submarino descendió de nuevo a quince metros; unos segundos después escuchó dos explosiones.

Imagen
Plano y alzado de un clase Cressy.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por pepero »

Mateo Mille sobre este ataque le dedica unas pocas lineas.

Hace poco, en otro tema, se hablo de la alteración de la flotabilidad de un submarino al disparar varios torpedos en rápida sucesión. Aquí vemos que una tripulación bien entrenada no consiguió mantener adrizado (no se si es correcto) o nivelado el submarino y la proa emergió.

Saludos.
Pepe
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Creo que adrizar se utiliza solo para corregir la escora, por lo tanto entiendo que nivelado sería más correcto, pero reconozco que los términos naúticos relativos a los artefactos submarinos no son mi especialidad, a ver si se pasa por aquí Minoru... :-

Spiess nos narra que durante el ataque la tripulación no dejó de correr de proa a popa y viceversa, con el fin de mantener nivelado el submarino y terminando agotada por el esfuerzo...

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Los artilleros de HMS Hogue continuaron disparando incluso después de que los dos torpedos explotaran contra su costado, en un alarde de valentía. El Capitán Nicholson ordenó que se cerraran todas las puertas estancas, pero en cinco minutos el alcázar estaba inundado y el crucero rodó hacia estribor, a Nicholson no le quedó más remedio que repetir la orden dada por el Capitán Drummond: "Abandonad el barco". Solo diez minutos después de resultar alcanzado el HMS Hogue zozobró, hundiéndose a las 7:15, justo cuando sus botes regresaban con los supervivientes del HMS Aboukir.

Imagen
HMS Hogue.

Weddigen fue informado por su ingeniero jefe de que sus baterías eléctricas se estaban agotando, pero decidió continuar su ataque. Quedaban dos torpedos en los tubos de popa del SM U-9 y otro de reserva en un tubo de proa. Regresando a profundidad de periscopio, él y Spiess pudieron obervar el agua "llena de escombros, botes salvavidas abarrotados y hombres ahogados”, también que el tercer crucero se había detenido para rescatar a los supervivientes, de modo que Weddigen maniobró para que su popa apuntara a este barco inmóvil y, a las 7:20 de la mañana, una hora después de su primer disparo, disparó ambos torpedos de popa. "Esta vez fuimos tan audaces que no nos sumergimos por debajo de la profundidad del periscopio sino que continuamos observando", dijo Spiess. “El alcance era de 900 metros, esperamos y escuchamos un golpe sordo, pero no fue seguido de otro, el segundo torpedo había fallado”. A Weddigen le quedaba un torpedo, de modo que volvió a virar el submarino, avanzó hasta situarse a 500 metros del objetivo, apunto a su proa y disparó el último torpedo.

Cuando se informó de un periscopio hacia la proa del HMS Cressy a unos 300 metros de distancia, el Capitán Robert Johnson abrió fuego y puso sus motores a toda velocidad, con la intención de embestirlo, pero no vio ni golpeó nada, y en una decisión poco meditada pero comprensible ante la gran cantidad de compatriotas en el agua, el HMS Cressy redujo la velocidad, acabó por detenerse y bajó sus botes. Mientras su tripulación intentaba rescatar a los náufragos Johnson comenzó a enviar señales inalámbricas al Almirantazgo: “¡Aboukir y Hogue se están hundiendo!”. Aproximadamente cinco minutos después de haberse detenido se observó un periscopio por la amura de estribor y la estela de un torpedo a una distancia de 500 metros era claramente visible. Johnson ordenó avanzar a toda máquina pero ya era demasiado tarde, antes de que el HMS Cressy pudiera ganar impulso resultó alcanzado en el costado de estribor mientras otro torpedo pasaba rozando la popa. Los que ya estaban en el agua vieron "una explosión repentina y una gran columna de humo, negro como la tinta", el crucero se inclinó unos diez grados hacia estribor y luego se adrizó momentáneamente, pero a las 7:30, aproximadamente un cuarto de hora después del primer impacto, un tercer torpedo golpeó el barco en el centro del mismo, a la altura de una sala de calderas, falleciendo varios hombres escaldados por el vapor. Al poco empezó a escorar hacia a estribor, hizo una pausa, luego continuo zozobrando hasta que quedó acostado en el mar, permaneciendo en esta posición durante otros veinte minutos y finalmente, a las 7:55, terminó hundiéndose. La señal de socorro de HMS Cressy fue captada por Tyrwhitt a las 7:07, el primer mensaje no dio cuenta de lo que había sucedido o dónde estaban, pero Tyrwhitt dijo: "Sabiendo dónde se suponía que debían estar, navegamos hacia allí a toda velocidad y unos minutos más tarde recibimos otro mensaje con la posición de Cressy y parte de una señal que terminó abruptamente, luego no hubo más".

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HMS Cressy.

Los supervivientes del HMS Cressy sufrieron incluso más que las tripulaciones de sus gemelos, pues todos los botes se habían arriado para recoger a los náufragos de los HMS Hogue y Aboukir, y ahora se encontraban abarrotados; hasta cinco hombres se aferraron a un solo chaleco salvavidas y una docena a una sola tabla. Había arrastreros holandeses cerca, pero al ver tres grandes barcos explotar, volcar y hundirse ante sus ojos, dudaron en acercarse. No fue sino hasta las 8:30 de la mañana cuando el pequeño vapor holandés Flora se acercó independientemente del peligro y rescató a 286 hombres. "Fue muy difícil", declaró el Capitán del Flora, “los supervivientes estaban exhaustos, prácticamente desnudos, algunos tuvieron que ser izados a bordo con aparejos”. Otro pequeño barco de vapor holandés, el Titán, rescató a 147 hombres, solo entonces llegaron dos arrastreros británicos y sacaron a más hombres del mar. El comodoro Tyrwhitt y sus ocho destructores no llegaron hasta las 10:45, Tyrwhitt navegó junto a un pesquero británico cargado de hombres y luego recordó: "Parecían filas y filas de golondrinas en líneas telegráficas, todos acurrucados juntos para mantenerse calientes, la mayoría desnudos o casi”. Cuatro de los destructores comenzaron a trasbordar los supervivientes de los barcos que los habían rescatado mientras que los otros cuatro comenzaron a buscar el submarino. De las tres tripulaciones de los cruceros acorazados hundidos 837 hombres fueron desembarcados en Harwich, descalzos, envueltos en mantas, con el pelo y el cuerpo empapados en aceite; 62 Oficiales y 1.397 hombres habían fallecido.

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El desastre de la Royal Navy el 22 de Septiembre de 1914.

Weddigen observó cómo su último torpedo alcanzaba el costado del HMS Cressy, produciendo una nube blanca de humo y vapor. A medida que el buque zozobraba pudo observar como "los hombres trepaban como hormigas sobre su costado y luego, cuando volteó por completo, corrieron sobre su ancha quilla plana hasta que unos minutos después se deslizó bajo las aguas". El Capitán estaba lleno de admiración por los marineros británicos: “Todo el tiempo los hombres del Cressy se quedaron junto a sus armas buscando a su enemigo invisible, fueron valientes y fieles a las tradiciones marítimas de su país”. Luego, jubiloso, Weddigen se dirigió a Wilhelmshaven sabiendo que en el mar relativamente tranquilo pronto aparecerían destructores británicos. Su energía eléctrica estaba casi agotada y no podía permanecer sumergido, mientras en la superficie resultaba vulnerable en un día cada vez más radiante y un oleaje decreciente, temía que el humo que desprendía su motor de queroseno le delatase, por lo tanto se dirigió hacia la costa holandesa, decidiendo arriesgarse a quedar varado en sus bajíos en un esfuerzo por disimular la silueta de su vela contra el contorno de la costa. Hacia el mediodía pudo observar a los perseguidores de Tyrwhitt navegando a toda velocidad, pero afortunadamente no detectaron el pequeño submarino. Al caer la noche nuevamente se sumergió hasta el fondo para esperar y al amanecer del día siguiente Weddigen emergió para encontrar otra mañana despejada y un mar vacío. Cuando se acercó al barco-faro en la desembocadura del Ems envió la siguiente señal a Wilhelmshaven: “El 22 de Septiembre, entre las seis y las nueve de la mañana, el U-9 ha hundido tres buques de guerra británicos con seis torpedos".
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por pepero »

Como podía estar parado el HMS Cressy rescatando a las dos tripulaciones de sus buques gemelos. Lo que tendría que haber realizado es alejarse , botar todas sus lanchas y mandar estas a rescatar al máximo nº de los tripulantes que se encontraban en el agua. No entiendo esto de estar con el buque parado y recogiendo náufragos. ¡ Qué despropósito!

Saludos.
Pepe
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Es lo que tiene enfrentarse a un arma novedosa y no disponer de directrices claras sobre cómo proceder en caso de ataque submarino, aunque como veremos tras este desastre se tomaron medidas inmediatas...

Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Fernando Martín »

Espero la continuación.
a por ellos que son pocos y cobardes
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Los rumores de la victoria habían llegado a Alemania la noche anterior a la señal del SM U-9, a través de Holanda tras el regreso del Flora y el Titán, de modo que cuando el día 24 el submarino regresó a Wilhelmshaven se encontró con una entusiasta recepción de todos los buques que formaban la Hochseeflotte, con sus marineros en cubierta vitoreando a los submarinistas, y en todo el país se desbordó la alegría por el logro de Weddigen. El Káiser otorgó al Capitán la Cruz de Hierro de Primera Clase, mientras el resto de la tripulación recibía La Cruz de Hierro de Segunda Clase, Weddigen se convirtió en el primer héroe naval de la guerra en Alemania, con una pequeña nave de 493 toneladas tripulada por 28 hombres había hundido 36.000 toneladas de buques de guerra británicos con la pérdida de más de 1.400 hombres de sus tripulaciones. El efecto fue enorme en los países neutrales, donde se daba por sentado la destreza del Ejército alemán, pero la supremacía de la Royal Navy nunca había sido puesta en duda.

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El SM U-9 es recibido en Wilhelmshaven, obra de Willy Stower.

En Gran Bretaña la conmoción fue profunda, nadie creyó el anuncio alemán de que la catástrofe había sido obra de un solo submarino, se suponía que debían haber estado involucrados hasta cinco o seis sumergibles: "Es bien sabido que los submarinos alemanes operan en flotillas de seis barcos", publicó The Times el 25 de Septiembre "Si es cierto que solo uno, el U-9, regresó a puerto, podemos suponer que los otros han resultado hundidos". Hablando de forma práctica, la pérdida de tres barcos desfasados no afectó a la abrumadora superioridad de la Royal Navy, los tres buques, dijo Churchill, "no tenían gran valor, se encontraban entre los cruceros más antiguos y no contribuían de manera apreciable a nuestros márgenes vitales”, pero fue la pérdida de vidas y el golpe al prestigio naval de Gran Bretaña lo que sorprendió a la nación. El número de hombres que murieron fue pequeño en comparación con las bajas que sufría el Ejército en Francia, pero la inmediatez de la pérdida en el mar golpeó con fuerza las conciencias. Desde dentro de la Armada llegaron duras críticas, Beatty, que fue Teniente del HMS Aboukir, le escribió a su esposa: “Escuchamos al Aboukir llorar ayer por la mañana, a más de 400 millas de distancia. Tenía que suceder, nuestros cruceros no debían de estar donde estaban, tarde o temprano seguramente serían atrapados por submarinos o cruceros de batalla, resultado una estrategia defectuosa por parte del Almirantazgo". Desde su retiro Fisher escribió enojado: "Fue un asesinato enviar esos grandes barcos acorazados al Mar del Norte".

Una ola de críticas públicas cayó sobre el Primer Lord del Almirantazgo, aunque de hecho las disposiciones eran responsabilidad del Primer Lord del Mar y del Jefe de Estado Mayor, Battenberg y Sturdee, mientras que las tácticas defectuosas fueron culpa del Contralmirante y los Capitanes en la escena. Churchill no escatimó reproches: “Uno esperaría que los Oficiales superiores al mando de Escuadrones de cruceros juzgaran por sí mismos el peligro de su tarea y especialmente de su constante repetición, y mientras obedecían las órdenes deberían haber informado, en lugar de continuar día tras día y semana tras semana, hasta que interviniese una autoridad superior o sucediese un hecho lamentable. Además, aunque el impulso que llevó a Hogue y Cressy a rescatar a sus camaradas tras el hundimiento del Aboukir fue de generosa humanidad, difícilmente podrían haber hecho algo más imprudente o más propenso a aumentar la pérdida de vidas, deberían haberse alejado inmediatamente en direcciones opuestas, bajando los botes a la primera oportunidad”.

Oficialmente un Tribunal de Investigación naval declaró que "una patrulla de cruceros establecida en un área limitada a una distancia tan corta de la base de submarinos de un enemigo seguramente sería atacada por los mismos, y la retirada de los destructores aumentó la posibilidad de un ataque exitoso, al tiempo que disminuyó la de salvar vidas”. El 2 de Octubre el Contralmirante Christian fue destituido del mando y recibió media paga, aunque más tarde Battenberg lo exculpó y también hizo concesiones para los tres Capitanes de los barcos hundidos, quienes "fueron colocados en una posición cruel, una vez que se encontraron en aguas plagadas de hombres ahogándose". El capitán Drummond fue criticado por no zigzaguear y por no ordenar que los destructores se uniesen a él durante la noche del día 21, cuando el tiempo comenzó a moderarse, pero alabó su conducta una vez que su barco había resultado alcanzado. Battenberg no pensaba que una corte marcial para Drummond estuviera justificada, pero se quedó con la mitad de la paga y no volvió a tener mando en el mar.

El hundimiento de las tres naves provocó cambios inmediatos, los dos buques gemelos supervivientes del Escuadrón, HMS Euryalus y Bacchante, fueron retirados del Mar del Norte y enviados a prestar servicio en Gibraltar, más allá del alcance de los submarinos. Zigzaguear a 13 nudos se hizo obligatorio para todos los grandes buques de guerra en aguas hostiles, mientras el Almirantazgo envió una orden sombría pero necesaria a la Armada: “Si un barco es torpedeado o golpea una mina, debe dejarse a su suerte y el resto de grandes buques deben salir del área peligrosa, llamando a los barcos menores para que presten asistencia." Nunca más, ya sea en el Parlamento, en la prensa o en uno de sus clubes de Londres, el Almirante Beresford volvió a describir a los submarinos como "juguetes".

Demos por finalizada esta acción con la carta que el Contralmirante Christian publicó en The Times tras la guerra en respuesta a las menciones de Churchill al desastre de los HMS Aboukir, Cressy y Hogue en su libro "The World Crisis"

Señor: ¿Puedo, como el Oficial que en ese momento estaba al mando del Séptimo Escuadrón de Cruceros, formular algunas observaciones y críticas en respuesta a las declaraciones del Sr. Churchill sobre el desastre que aconteció a los cruceros Aboukir, Cressy y Hogue, en Septiembre de 1914 ? No es mi intención entrar en ninguna controversia sobre si alguna responsabilidad recayó en el Almirantazgo por ese hecho. Mi principal preocupación es con respecto a las reflexiones que el Sr. Churchill se ha complacido en verter contra la reputación profesional de los Oficiales de esos barcos, muchos de los cuales perdieron sus vidas, así como de mí mismo.

En primer lugar, cuando el Sr. Churchill enuncia la obviedad de que "en la guerra todas las repeticiones son peligrosas", sugiere claramente, por inferencia, que los barcos habían estado manteniendo la misma patrulla desde el comienzo de la guerra. El área de los Broad Fourteens, que los tres barcos estaban patrullando, no era fija. Durante dieciséis días antes del desastre, el escuadrón había patrullado esta vecindad particular durante cinco días; los días restantes fueron retirados o empleados en otro lugar.

En segundo lugar, después de decir correctamente que el mal tiempo del 19 y el 20 hizo necesario que los cruceros renunciaran a la protección de los destructores, el Sr. Churchill comenta, "pero a pesar de ello se les permitió continuar la patrulla". Si, como debe suponerse, el Sr. Churchill infiere que la continuación de la patrulla, sin proteger a los cruceros se debió a mi iniciativa, le pido que llame la atención sobre el siguiente mensaje inalámbrico que recibí del Almirantazgo a las 17:00 del 19 de Septiembre: La patrulla del Dogger Bank no necesita continuarse. El clima es muy malo para los destructores puedan salir al mar. Zarpe con cruceros para vigilar Broad Fourteens. Se observará que esta fue una orden directa de vigilar los Fourteens con cruceros, y no dejó ninguna opción en cuanto al área que debía ser patrullada. Además, indicaba claramente que la patrulla iba a continuar, tanto si los destructores estaban presentes como si no.

En tercer lugar, el Sr. Churchill afirma que los cruceros navegaban a menos de diez nudos. El mantenimiento de una velocidad de trece o catorce nudos habría implicado un gasto de carbón que hubiera resultado en la retirada continua de los buques de la patrulla. De hecho, la necesidad de una cuidadosa economía del carbón hizo que fuera muy difícil mantener una proporción adecuada del Escuadrón en el mar; y, de hecho, era la necesidad urgente de reunir, y, por cierto, la desactivación de la red inalámbrica de mi buque insignia por el vendaval, que fue la causa de mi ausencia temporal del escuadrón en el día del desastre. Señalé que el estado del tiempo me impedía cambiar mi bandera en el mar, y el Almirantazgo aprobó mi partida del escuadrón temporalmente.

Por cierto, los destructores salieron el 21 de septiembre, pero regresaron al anochecer debido al mal tiempo. Fueron enviados de nuevo al amanecer del día 22, pero, lamentablemente, llegaron después de que ocurriera el desastre. La referencia del Sr. Churchill a la acción de Hogue y Cressy al apoyar a la nave de su Oficial veterano como un acto de "estupidez caballerosa" equivale a una burla velada ante el juicio de los Oficiales que preferían correr grandes riesgos en lugar de abandonar a todos sus camaradas a su destino. ¿Qué hubiera hecho él en circunstancias similares? En cualquier caso, no está de acuerdo con la tradición naval que un Oficial u hombre intente proteger su propia reputación o seguridad, ya sea por escrito o en acción, a expensas de los demás.

Al comienzo de una Gran Guerra, con innumerables problemas nuevos que confrontan los beligerantes, es inevitable que se cometan errores, y 1914 no fue la excepción. Pero me atrevo a afirmar que, en cualquier caso, esos errores no dan excusa a un ex ministro de Estado civil, armado con documentos confidenciales, al que ningún otro tiene acceso, ataque la reputación profesional de los Oficiales, quienes, en circunstancias difíciles, estaban tratando de cumplir con su deber. De hecho, es lamentable que un exministro se rebaje a publicar un libro que contenga informes confidenciales, que son propiedad del Estado.

Personalmente, estoy contento de cumplir con el dictamen del Tribunal de Investigación que escuchó las pruebas y examinó exhaustivamente el caso. Nunca me lo han comunicado, pero aparentemente no se aprobó una solicitud para una nueva investigación, a saber, un consejo de guerra.

Atentamente,

Almirante AH Christian.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Casi olvidaba que tengo una lámina inédita en el Foro que refleja la hazaña del SM U-9, cortesía de Jean-Yves Delitte, y que mejor hilo que este para subirla...

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Saludos.
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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Schweijk »

Lutzow escribió:Casi olvidaba que tengo una lámina inédita en el Foro que refleja la hazaña del SM U-9
Ejem, la subí yo el 24 de Junio... Por lo demás el hilo está a la altura de nuestras elevadas expectativas. :Bravo
"No sé lo que hay que hacer, esto no es una guerra".

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Re: Minas y submarinos, Agosto/Diciembre de 1914

Mensaje por Lutzow »

Vaya, pues el buscador de imágenes de Google falla como una escopeta de feria, no la encuentra en EGC... :/) Bueno, lo importante es que el hilo te resulte interesante. :dpm:

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