La defensa frente a todos los enemigos exteriores, fueran piratas, corsarios, o fuerzas de la marina regular, recayó fundamentalmente en las Milicias Provinciales Canarias.Creadas formalmente en 1551 en Gran Canaria y 1554 en Tenerife y la Palma por reales cedulas , aunque evidentemente existían desde el momento mismo de la conquista.A diferencias de las milicias provinciales peninsulares, a los oficiales los nombraba el rey, Felipe II otorgo tal privilegio a los respectivos Cabildos, aunque el asunto de quien nombraba a los cargos fue motivo de constante disputa con los capitanes generales.En los comienzos debían pertenecer a las milicias todos los varones útiles entre 16 y 60 años, organizados en compañías y estas en Tercios.Estos no tenían una organización fija, variando entre 3 y 12 compañías, según la población de la zona.En 1585 en la isla de la Palma se movilizaron un total de 2.405 hombres ante un intento de Drake, de ellos 600 dotados de arcabuz y el resto con picas y lanzas.Segun las reales cedulas, los oficiales debían ser de " clase hidalga y acomodada, de calidad limpia, con practica y experiencia en las cosas de la guerra".En 1589 Felipe II nombra a Don Luis de la Cueva como capitán general de Canarias , acompañándole algunas fuerzas veteranas.Ni el el capitán general ni las tropas regulares hicieron demasido buen papel, suprimiéndose tanto el cargo como la presencia de fuerzas permanentes.Todas las compañías contaban con 300 hombres
En 1625 se vuelve a crear la capitania general, es nombrado para el cargo General Francisco de Andia, con el encargo de reformar las milicias Canarias.Andia suprimio muchos cargos y dejo las unidades en la mitad, también dicto que los cargos de Maestre de Campo y Sargento Mayor de cada tercio fueran de designación real, quitándoles esa competencia a los cabildos.Estos se debían limitar a nombrar una terna de candidatos al capitán general, que elegia a uno, aunque la ultima palabra la tenían el rey y el consejo de guerra.Las unidades quedaron muy grandes, el Tercio de la Laguna quedo con 23 compañías( 3 de arcabuceros, 19 de picas y 1 de artillería) el de la Orotava con 19 ( 2, 16, y 1, respectivamente) el de Garachico con 18 ( 2, 15, y 1). Durante el mandanto de Andia es cuando se comienza a aplicar el fuero militar a los milicianos, provocando choques con la real audiencia, al colocar a buena parte de la población masculina de las islas fuera de su jurisdicción.Aparte de la instrucción normal, un dia al mes, y los alardes regulares, los milicianos debían cubrir servicios de rondas de vigilancia, velas nocturnas y atalayas.Con los años las unidades y los cargos volvieron a aumentar, si en 1625 eran 3 los Tercios de Milicias en Tenerife, en 1700 eran 11, que pasaron a llamarse regimientos, 3 en Gran Canaria, y 1 en cada una de las islas de La Palma, Lanzarote y Fuerteventura, en la Gomera y el Hierro existían compañías sueltas.Los Maestres de Campo pasan a ser coroneles.En 1723 el Marques de Vallehermoso informa a la corte que las milicias están faltan de instrucción y disciplina , por lo que se envían un cierto numero de capitanes, sargentos y cabos veteranos de infantería y artilleria para servir como instructores.Poco a poco los capitanes generales van tomando mas prerrogativas respecto a las milicias en perjuicio de los privilegios de los cabildos, pasan a nombrar a los capitanes y luego a los tenientes.
En 1769, Carlos III nombra al coronel Nicolas Macia Davalos como segundo cabo e inspector de milicias, con el encargo expecifico de reformarlas.Con Davalos llegan algunas compañías veteranas, 3 compañías de infantería y 1 de artillería, germen del ejercito permanente en las islas, aunque el peso mayor sigue recayendo en las unidades de milicias.Con la reorganización de Davalos, adaptandose a la realidad de hombres y armas , las milicias quedan de la siguiente forma; de Infantería, en Tenerife, 5 regimientos, Gran Canaria, 3, en La Palma, Lanzarote, y Fuerteventura, 1 regimiento en cada isla, en la Gomera y el Hierro, compañías independientes.En cuanto a artillería, 6 compañías en Tenerife, 2 en Gran Canaria, en La Palma y Lanzarote, una compañía y media, en Fuerteventura, una compañía.Al poco tiempo las 3 compañías veteranas o fijas de infantería aumentan a 6 formando una unidad, el batallón de Infantería ligera de Canarias.
A finales del siglo XVIII, en la época del ataque de Nelson las fuerzas con las que se contaba eran las siguientes:
Veteranas:
Batallon de Infanteria Ligera de Canarias, con 740 plazas de tropa.
Brigada fija de Artilleria, con 250 plazas de tropa.
Banderas de enganche de los regimientos de infantería de La Habana y de Cuba.
Milicias Provinciales Canarias:
Infanteria: Tenerife; 5 regimientos ( La laguna, Guimar, La Orotava, Garachico, y Abona) de un solo batallon, con compañias de fusileros y de preferencia, granaderos y cazadores, en total 840 plazas de tropa.Gran Canaria; 3 regimientos ( Las Palmas, Telde, y Guia), misma estructura pero con 960 plazas.En la Palma, un regimiento con 1.176 plazas, Lanzarote, un regimiento con 592 plazas, Fuerteventura, 744.Las compañias de la Gomera, 624, las del Hierro, 420.
Artilleria: Tenerife, 6 compañias con 405 plazas de tropa.Gran Canaria, 2 compañias con 240 plazas.La Palma, 2 compañias con 160 plazas, Lanzarote,1 compañía y media , Fuerteventura, una compañía, La Gomera, media compañía.
En total las Milicias Provinciales contaban con 10.708 hombres de infantería y 1.111 de artilleria, sin contar a los oficiales.
Uniformes de las Milicias durante el siglo XVIII.