El pequeño fuerte de Wal Wal en el Ogaden.
El fuerte estaba en una zona fronteriza entre la Somalia italiana y Etiopía, que no estaba bien definida. El 22 de noviembre de 1934, una fuerza de 1.000 milicianos etíopes con tres fitaurari (comandantes político-militares etíopes) llegó cerca de Walwal y pidió formalmente a la guarnición de Dubats estacionada allí (compuesta por unos 60 soldados) que se retirara de la zona. El suboficial somalí que dirigía la guarnición se negó a retirarse y alertó al capitán Cimmaruta, comandante de la guarnición de Uarder, a 20 kilómetros de distancia, de lo que había sucedido.
Del 5 al 7 de diciembre, por razones que nunca se han determinado claramente, hubo una escaramuza entre la guarnición de somalíes, que estaban al servicio de Italia, y una fuerza de etíopes armados. Según los italianos, los etíopes atacaron a los somalíes con fuego de fusil y ametralladora. Según los etíopes, los italianos los atacaron y fueron apoyados por dos tanques y tres aviones. Al final, aproximadamente 107 etíopes y 50 más, entre italianos y somalíes, resultaron muertos.
El caso fue presentado por Haile Selassie ante la Sociedad de Naciones que en esta crisis diplomática mostró sus límites. Durante el periodo de discusión, las dos partes se prepararon militarmente para la guerra. Paule Henze cree que después de Wal Wal, «Italia fue arrastrada por un delirio nacionalista que ahogó la voz de la precaución y los temores del fracaso», acelerando así el proceso que condujo al conflicto militar. Para Harold Marcus, la guerra pareció inevitable desde el principio de la crisis, puesto que Benito Mussolini ya había tomado una decisión clara en pro de la guerra con fines expansionistas.
El 3 de octubre de 1935, después del fracaso de todas las negociaciones y discusiones, Italia invadió Etiopía, desencadenando la segunda guerra ítalo-etíope.