MARISCAL SANTIAGO LIRIO BURGOA. 1814-1899.
Publicado: 15 Ago 2021
Breve -e incompleta- biografía del general carlista Santiago Lirio Burgoa.
Vino al mundo el primero de Mayo del año de 1814, en Fuentecilla de Abajo, provincia de Valladolid, hijo de una familia acomodada y muy tradicionalista.
Se hallaba estudiando ya en la Universidad de Valladolid, cuando falleció el tirano Fernando VII y al conocer el levantamiento de los partidarios de Carlos María Isidro de Borbón en Castilla contra la legítima soberana de España a cuyo frente se había puesto Jerónimo Merino Cob, el famoso Cura Merino terror de los franceses cuando la Guerra de la Independencia, el veintidós de octubre de 1833 se unió al batallón que se había formado en Peñafiel, en el que militaba su padre y del cual era uno de los oficiales, incorporándose a las fuerzas del Pretendiente en La Rioja el siguiente once de noviembre.
Tras diversos sucesos, esa fuerza de voluntarios se disolvió y ante la perspectiva de ser capturados por las tropas liberales el veinticuatro de diciembre emigró a Portugal junto a Merino y otros diecinueve oficiales más.
Dos meses y medio después, el tres de marzo de 1834, dos escuadrones de carlistas que se habían formado en Portugal y a las órdenes de Merino, entran en España, entre cuyas filas se hallaba nuestro hombre y avanzan hacia el interior de la Península, operando preferentemente por las provincias de Burgos y Soria, enfrentándose en repetidas veces con los cristinos, sufriendo los rigores del clima continental de la Meseta, la escasez de avituallamientos y el acoso constante de las tropas liberales, sonriéndoles a veces la fortuna y otras sufriendo amargamente los embates de la derrota.
El veintiséis de Setiembre de 1835 y en cumplimiento de la orden recibida, pasó este ejército rebelde a las Provincias Vascongadas y a Navarra, donde continuaron de campaña hasta 1836, cuando la famosa expedición de Gómez. En ella estuvo nuestro D. Santiago como ayudante del brigadier Villalobos, y, muerto éste en Córdoba, pasó como ayudante del general en jefe al cuartel general.
Poco tiempo después, el coronel Alcántara y Santiago Lirio fueron enviados como parlamentarios a la localidad jiennense de Alcalá la Real, donde se hallaba la división cristina de Alaix, siendo recibidos por éste en el primer momento como correspondía, pero alguna razón que desconozco, fueron entregados a la milicia nacional del pueblo, en calidad de detenidos por espías, siendo trasladados a Granada y encerrados en la torre del homenaje de la Alhambra, permaneciendo en prisión dos meses y medio, al cabo de los cuales fueron trasladados a Cádiz, donde fueron embarcados en un bergantí mercante británico escoltado por un barco de guerra de esa nación, con rumbo a Santander, donde fueron puestos en libertad mediante un canje de prisioneros celebrado en Vitoria.
El treinta y uno de agosto de 1839 y como comprendido en las Reales órdenes emanadas del Consejo de Vergara, queda incorporado en el ejército nacional, en el mismo arma en que servía en el ejército carlista y destinado en clase de supernumerario al regimiento de Húsares de la Princesa por Real orden de siete de noviembre de ese año.
Al año siguiente, estuvo con su regimiento participando de las operaciones llevadas a cabo contra Segura, Morella y Verga, plazas que fueron tomadas al enemigo, distinguiéndose concretamente en la última, que por sus acciones fue ascendido a comandante de escuadrón el cuatro de julio de 1840.
Los años de 1841 y 1842 los pasa prestando el servicio de su clase, hasta que por Real orden de nueve de agosto de 1843 le fue revalidado su empleo de capitán y por otra Real orden de veintiuno del mismo mes es destinado como capitán primero del primer escuadrón del recién creado regimiento de Talavera 1º de cazadores a caballo, pues el de Húsares de la Princesa quedó extinguido y donde permaneció por espacio de cinco meses, al cabo de los cuales quedó de reemplazo.
Vino al mundo el primero de Mayo del año de 1814, en Fuentecilla de Abajo, provincia de Valladolid, hijo de una familia acomodada y muy tradicionalista.
Se hallaba estudiando ya en la Universidad de Valladolid, cuando falleció el tirano Fernando VII y al conocer el levantamiento de los partidarios de Carlos María Isidro de Borbón en Castilla contra la legítima soberana de España a cuyo frente se había puesto Jerónimo Merino Cob, el famoso Cura Merino terror de los franceses cuando la Guerra de la Independencia, el veintidós de octubre de 1833 se unió al batallón que se había formado en Peñafiel, en el que militaba su padre y del cual era uno de los oficiales, incorporándose a las fuerzas del Pretendiente en La Rioja el siguiente once de noviembre.
Tras diversos sucesos, esa fuerza de voluntarios se disolvió y ante la perspectiva de ser capturados por las tropas liberales el veinticuatro de diciembre emigró a Portugal junto a Merino y otros diecinueve oficiales más.
Dos meses y medio después, el tres de marzo de 1834, dos escuadrones de carlistas que se habían formado en Portugal y a las órdenes de Merino, entran en España, entre cuyas filas se hallaba nuestro hombre y avanzan hacia el interior de la Península, operando preferentemente por las provincias de Burgos y Soria, enfrentándose en repetidas veces con los cristinos, sufriendo los rigores del clima continental de la Meseta, la escasez de avituallamientos y el acoso constante de las tropas liberales, sonriéndoles a veces la fortuna y otras sufriendo amargamente los embates de la derrota.
El veintiséis de Setiembre de 1835 y en cumplimiento de la orden recibida, pasó este ejército rebelde a las Provincias Vascongadas y a Navarra, donde continuaron de campaña hasta 1836, cuando la famosa expedición de Gómez. En ella estuvo nuestro D. Santiago como ayudante del brigadier Villalobos, y, muerto éste en Córdoba, pasó como ayudante del general en jefe al cuartel general.
Poco tiempo después, el coronel Alcántara y Santiago Lirio fueron enviados como parlamentarios a la localidad jiennense de Alcalá la Real, donde se hallaba la división cristina de Alaix, siendo recibidos por éste en el primer momento como correspondía, pero alguna razón que desconozco, fueron entregados a la milicia nacional del pueblo, en calidad de detenidos por espías, siendo trasladados a Granada y encerrados en la torre del homenaje de la Alhambra, permaneciendo en prisión dos meses y medio, al cabo de los cuales fueron trasladados a Cádiz, donde fueron embarcados en un bergantí mercante británico escoltado por un barco de guerra de esa nación, con rumbo a Santander, donde fueron puestos en libertad mediante un canje de prisioneros celebrado en Vitoria.
El treinta y uno de agosto de 1839 y como comprendido en las Reales órdenes emanadas del Consejo de Vergara, queda incorporado en el ejército nacional, en el mismo arma en que servía en el ejército carlista y destinado en clase de supernumerario al regimiento de Húsares de la Princesa por Real orden de siete de noviembre de ese año.
Al año siguiente, estuvo con su regimiento participando de las operaciones llevadas a cabo contra Segura, Morella y Verga, plazas que fueron tomadas al enemigo, distinguiéndose concretamente en la última, que por sus acciones fue ascendido a comandante de escuadrón el cuatro de julio de 1840.
Los años de 1841 y 1842 los pasa prestando el servicio de su clase, hasta que por Real orden de nueve de agosto de 1843 le fue revalidado su empleo de capitán y por otra Real orden de veintiuno del mismo mes es destinado como capitán primero del primer escuadrón del recién creado regimiento de Talavera 1º de cazadores a caballo, pues el de Húsares de la Princesa quedó extinguido y donde permaneció por espacio de cinco meses, al cabo de los cuales quedó de reemplazo.