De vuelta a Woensdrecht con el mismo mapa:
El 10/10 se reanudan los combates por las ruinas de Hoogerheide entre las tropas de Von der Heydte y los Calgary Highlanders, apoyados por los carros del Fort Garry Horse. Al final del día los canadienses son dueños de la población y el cruce con Woensdrecht, pero, exhaustos no pueden progresar más hasta el terreno elevado de tan vital importancia en este escenario plano. Por el flanco izquierdo los hombres del Royal Regiment of Canada, infiltrados por los pólders, casi llegan al dique, amenazando con cortar el istmo. Un batallón de paracaidistas alemanes se desplaza a tapar la brecha. Las comunicaciones por tierra serán cortadas el día 11 por la noche, sin embargo, un contraataque de la 346 DI alemana consigue que se mantenga una estrecha franja en torno al ferrocarril.

Un Sherman expuesto en las cuestas tan decisivas de Hoogerheide. Fue puesto fuera de combate durante la batalla.
https://www.tracesofwar.com/sights/542/ ... drecht.htm
El 11 también se ataca en el flanco derecho, los South Saskatchewan Regiment, tomados prestados a la 6ª Br.I. Al noreste de Hoogerheide se encuentra el aeródromo. Ya había sido evacuado por los aparatos de la Luftwaffe, sin embargo, contaba con varios bunkers de ladrillo y tierra (refugios para personal y depósitos de municiones) y varios emplazamientos Flak. Se gana terreno pero no consiguen flanquear las defensas. También serán contraatacados en días posteriores.
Para el día 13, viernes, al no poder maniobrar por los flancos, se decide atacar en el centro, como en Waterloo. Este día es considerado por muchos el más trágico en la historia del Ejército de Canadá. Los Hamiltons asaltarían hacia Woensdrecht y el Black Watch el dique del ferrocarril, para acabar de cortar las comunicaciones por tierra con Walcheren.
El asalto de los Hamiltons fue cancelado, por la oposición de su Coronel, quien pensaba que no estaba lista su unidad para esa misión. Los Black Watch siguieron con el plan, que en principio parecía bueno. Gran masa artillera, apoyos varios de morteros pesados y ametralladoras. 1.200 yardas de avance al descubierto hacia un dique. Un batallón que ya había sufrido 81 bajas en los combates por Hoogerheide. Una compañía tras otra. Hay mucha literatura al respecto, lo mejor, el parte de operaciones. Tal parece retrotraído de otros tiempos y a la vez, mi opinión, precursora de otros nuevos.
Las Compañías B y C cargaron a partir de las 6.30. Cuando llevaban recorridas 250 yardas, se desató el fuego de artillería y morteros sobre ellas. La artillería canadiense no cesaba de apoyarlos, sin embargo, era difícil determinar los blancos. Además, los morteros fueron sometidos a fuego de contrabatería alemán. El avance era imposible, los muertos y heridos aumentaban. Se dispararon todas las granadas fumígenas disponibles y todo Jeep disponible comenzó a trasladar heridos. Antes de las 9, el ataque se sabía fracasado.
Sin embargo, las compañías A y D querían intervenir. Algunos hombres habían conseguido llegar al terraplén, entonces los alemanes, arrastrándose hasta su cima, rociaron de granadas de mano a ese grupo. Los que no cayeron fueron hechos prisioneros. La ametralladora alemana que había causado la destrucción, en desenfilada, no había manera de neutralizarla.
Así que se hizo lo que se esperaba. Llamar a la Aviación, apoyo aéreo. 12 Spitfires acudieron a ametrallar todo lo que les parecía sospechoso. Se atacaría de nuevo con las otras dos compañías, pero esta vez con el apoyo de los carros y de los Wasp lanzallamas. Los caños CC serían llevados al frente para apoyo directo incluso. Más potencia de fuego aún. Pero de la Compañía B quedaban 41 hombres y de la C, 25. Lo que hacía falta era infantería.
Un camillero alemán se presenta, solicita un alto al fuego para recoger a los heridos. No llega la autorización del mando y el alemán tampoco la tenía, así que es hecho prisionero. Los alemanes también disparan a los sanitarios canadienses.
A las 17, se ataca de nuevo. Los Wasp transmiten que su efecto ha sido decisivo. Dos radios son destruídas por morteros alemanes, carros, cañones, morteros, ametralladoras, artillería de todos los calibres apoyan el asalto. El asalto no deja de ser un grupo de hombres en una llanura enfangada, como bolos en una bolera segados por el fuego alemán. Una situación que sus padres habían conocido de primera mano, si vivieron para contarla, en la PGM. Como se suele decir, poco importan los miles de proyectiles si sobrevive una sóla ametralladora en una llanura contra hombres que cargan al descubierto.
A las 19.40 la Compañía A, pasando por los los deshechos de la D, transmite que están en el dique. Por tanto, los CC dejan de disparar contra él. Error, no habían llegado.
Por la mañana, sólo se podía sacar a las bajas que se pudiera. Los oficiales, baja en su mayoría, habían sacado a todos los que fueron capaces de retirarse. Llegó la hora del recuento.
183 bajas: 3 muertos, 93 heridos (3 oficiales) y 87 desaparecidos (otros 3 oficiales). De los desaparecidos, se cuentan 27 prisioneros, por lo cual habría que añadir 60 muertos más, además de los fallecidos a posteriori a causa de las heridas. El batallón quedó con una media de 45 hombres en cada una de sus 4 compañías.
Aun siendo una verdadera sangría para los escasos fusileros, no son más terribles que muchas otras batallas. Los rusos incluso tendrían algo grave que decir al respecto, El Alamein era una escaramuza según sus criterios. Lo triste es que fueron bajas por nada, a cambio de nada. Enviados al matadero como en los viejos tiempos. Por parte alemana, se citan 2 heridos. Los valerosos canadienses cargaron frontalmente, sin importar sus bajas, determinadamente. Incluso volvieron a la carga tras el primer desastre. Monty no opinaba lo mismo de sus oficiales. Todos los comandantes de compañía cayeron. 2 de las compañías sólo tenían un oficial, pero eran cobardes por no querer asumir bajas. Y la inmensa potencia de fuego de nada sirvió para la vieja usanza. Las nuevas usanzas, con nuevas máquinas se impondrían.
Prometí también que no haré guerra ni paz ni pacto a no ser con el consejo de los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo regirme.
IV Item. Decreta que Don Alfonso, Rey de León y de Galicia estableció en la Curia de León en 1.188