UNIFORMES 1813 CASTRO URDIALES

Uniformes, condecoraciones, pertrechos y demás equipamientos del soldado.
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BARQUIN
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UNIFORMES 1813 CASTRO URDIALES

Mensaje por BARQUIN »

Saludos.
Estoy realizando un trabajo artístico sobre la toma de Castro Urdiales (Cantabria) por el ejercito frances-italiano del general Maximilien Foy el 11 de mayo de 1813.
Agradecería a algún forero si me pudiese dar información gráfica sobre los uniformes que portaban el regimiento IBERIA a mando de Pedro Pablo Alonso de Guzman (por parte española) y de los granaderos y cazadores por parte de la división italiana del general Palombini y del batallón frances. Os pongo un extracto. Gracias.

CASTRO URDIALES 11 DE MAYO DE 1813
El 11 de mayo de 1813 los franceses consiguen tomar por asalto Castro Urdiales (Cantabria) para, a continuación, arrasar la villa. Áun hoy es posible ver los efectos de aquel saqueo.

Al principiar mayo (de 1813) emprendieron de nuevo los franceses el cerco de Castro-Urdiales, sirviéndose para ello de la división de Palombini y de la del general Foy procedente de Castilla la Vieja. La guarnición se preparó á rebatir los ataques, aproximándose en su auxilio fuerzas inglesas de mar que mandaba el capitán Bloye. Verificaron los enemigos su propósito, teniendo para lograrle que asediar con regularidad tan débil plaza. Los cercados hicieron sus salidas y retardaron los trabajos, pero no pudieron impedir que la flaqueza de los muros cediese pronto al constante fuego del sitiador. Aportillada brecha se halló practicable el 11 de mayo en el ángulo inmediato al convento de San Francisco. No por eso se dieron los nuestros á partido, y una y dos veces rechazaron las embestidas de los acometedores, alentando á los nuestros el brioso gobernador Don Pedro Pablo Álvarez. Duró tiempo la defensa, á la que contribuyó no poco el vecindario, hasta que, cargando gran golpe de enemigos, y entrando á escalada por otros puntos, refugiáronse los sitiados en el castillo, y desde allí fuéronse embarcando con muchos habitantes á bordo de los buques ingleses por el lado de la ermita de Santa Ana. Quedáronse en el castillo dos compañías, aguantando los acometimientos del francés sin alejarse hasta haber arrojado al agua los cañones y varios enseres. De los postreros que dejaron la orilla fue el gobernador Don Pedro Pablo Álvarez, digno de loa y prez. El historiador Vacanni allí presente dice en su narración: « La gloria de la defensa si no igualó á la del ataque (cuenta que habla boca enemiga), fue tal empero que la guarnición pudo jactarse de haber obligado al ejército sitiador á emplear muchos medios y muchas fuerzas... >> Era por tanto acreedora la población á recibir buen trato; que los bríos del adversario mas bien que venganza é ira, infundir deben admiración y respeto en un vencedor de generoso sentir. Aquí sucedió muy al revés: los invasores entraron á saco en la villa, pasaron á muchos por la espada, pusieron fuego á las casas, y ya no hubo sino lástimas y destrozos. En vano quiso impedir estos males el general Foy: los italianos dieron la señal de muerte y ruina, y no tardaron los franceses en seguir ejemplo tan inhumano.


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