Desde Numancia hasta Sertorio

Toda la Historia Militar desde la Prehistoria hasta 1453.

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Bernardo Pascual
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Desde Numancia hasta Sertorio

Mensaje por Bernardo Pascual »

Fontes Hispaniae Antiquae:
Cicerón, Philipp., 11, 18 (P· 93):
"Fué necesario declarar la guerra a Aristónico, bajo el consulado de Publio Licinio y Lucio Valerio... Pero ni en esta ocasión encargó el pueblo romano la dirección de la guerra a un particular, aunque éste fuese el Africano, quien el año anterior había celebrado su triunfo sobre Numancia."

Livio, per. 59 (p. 94):
"Tomada la ciudad (Numancia), Escipión el Africano la destruyó y triunfó de ella a los catorce años de la destrucción de Cartago."

Plinio, N. H., 33, 141 (p. 94):
"Destruida Numancia, Escipión en su triunfo distribuyó siete denarios a los soldados."

Lucilio, 409 (p. 94):
"Brillante asamblea: bragas, sagas, relucían los collares de magnífico cincelado."

Lucilio, 1,069 (p. 9A.):
"Por cuya razón Trogino era conocido por «copa» en el campamento."

Lucilio, 467 (p. 94):
"Publio Pavo Tubitano fué cuestor mío en tierras de España, nocherniego, impudente, de este género, en verdad."

Apiano, Iberia, 99:
"Los romanos, según su costumbre, enviaron diez senadores para organizar el estado de los pueblos de España que Escipión había conquistado."

Orosio, 5, 8, 3 (p. 95) :
"Graco, tribuno de la plebe, irritado contra la nobleza por haber sido censurado como uno de los autores del tratado con Namancia, proyectó repartir entre el pueblo las tierras públicas que basta entonces habían estado en manos de particulares."

III.-Las guerras entre Viriato y Sertorio (135-82 a. C.)

De vir. ill., 72 (p. 141):
"Marco Emilio Escauro primeramente en España mereció el «Corniculum» ; en Cerdeña sirvió bajo Orestes."

Plinio, N. H., 2, 169 (P· 1.41):
"Mucho antes que éste (antes que Eudoxo de Cisico, hacia 100 a. C.) dice Celio Antípater haber visto uno que había navegado de Espafia a Etiopía con fines comerciales."

124 a. C.

Q. Fabio Máximo Allobr6gíco en la Citerior

Plutarco , C. Graco, 6 (p. 141):
"Como era el decreto tan equitativo y bello sobre el trigo que el propretor Fabio había enviado de España; Cayo indujo al Senado a vender aquel trigo, enviar el dinero a las ciudades y censurar a Fabio por hacer odioso e insoportable el imperio a aquella gente."

123·122 a. C.

Meteio en la Citerior

Livio, per. 60 (p. 1.42):
"Además contiene la campaña del. cónsul Quinto Metelo contra los baleares, a los que Jos griegos llaman gimnesios por ir desnudos en verano; son llamados «baleares» o por su arte de lanzar el dardo, o de Balio, compañero de Hércules, dejado allí por éste cuando navegaba en busca de Gerión."

Floro, !, 43 (p. 14-2) :
"Guerra de las Baleares.-Hasta tal punto se había acostumbrado la casa de Metelo Macedónico a los sobrenombres bélicos, que, nombrado Crético uno de sus hijos, no se tardó en dar al otro el nombre de Baleárico. Las islas Baleares por este tiempo habían infestado los mares con el furor de sus piratas. Era increíble como hombres violentos y salvajes, que apenas se atrevían desde sus riscos a contemplar el mar, montaban en groseras embarcaciones y aterrorizaban con sus ataques imprevistos a los navegantes que por allí pasaban. Pero al ver cómo de alta mar se acercaba la armada romana, pensando ser fácil presa, se atrevieron a atacarla y al primer impulso cubrieron la escuadra con una nube inmensa de piedras y rocas. Cada uno lucha con tres hondas. No es extraño que sean certeros sus tiros, pues éstas son sus únicas armas y ésta es la única educación de los niños; el niño no recibe el alimento de su madre si antes no ha dado en el blanco que le ha indicado ella misma. Pero no asustaron por mucho tiempo a los romanos con su nube de piedras, y, cuando se combatió más de cerca, y vieron el efecto de los rostra y de los dardos que les caían encima, como un rebaño se lanzaron con gran griterío contra la costa, y, esparcidos por los montículos cercanos, hubo que buscarlos para vencerlos."

Orosio, 5, 13, 1 (p. 143):
"En estos mismos tiempos Metelo recorrió en guerra las Baleares, las sometió y con la matan za de un gran número de sus habitantes, suprimió las correrías de los piratas que de allí entonces tenían origen."

Cicerón, De Divin., 2, 136 (p. 143):
"Cecilia, hija del Baleárico."

Estrabón, 167 (p. 143):
"Los habitantes son pacíficos a causa de la bondad del suelo, como los de Ebusa. Pero, porque unos pocos se juntaron con los piratas, se acusó a todos, y les atacó Metelo, llamado el Baleárico, el que fundó las ciudades .. . Por esta razón Metelo, cuando navegaba hacia estas islas, extendió pieles sobre las tablas de las naves, para defenderse de los proyectiles de los honderos ; también introdujo a tres mil romanos de España como colonos."

Hacia 120 a. C.

Sergio en la Citerior

GIL, 11, 4,956 (p. !44):
"Manio Sergio, hijo de Manio, procónsul."

Entre 124 y 114 a. C.

Q. Fabio Labeo en la Citerior

GIL , JI, 4,924 y 4,925 (p. iU) :
"Quinto Fabio Labeón, hijo de Quinto, pro-cónsul."

114-113 a. C.

C. Mario en la Ulterior

Plutarco, Mario, 6 (p. 144):
"Después de su pretura, habiendo obtenido en suerte la España Ulterior, se dice que limpió de bandidos la provincia, que era aún bárbara en sus costumbres y salvaje, no dudando los iberos de aquel tiempo que el bandidaje fuese la más bella de las ocupaciones."

Plutarco, Mario, 43 (p.i44):
"Llevando una escolta escogida de esclavos que a él habían acudido, y que él llamaba bardíeos."

112 a. C.

Pisón en la Ulterior. Silano en la Citerior

Apiano, l ber., 99 (p. 145): .
"Más tarde, habiéndose producido otras sublevaciones en España, se eligió como general a Calpurnio Pisón."

Cicerón, Verr., IV, 56 (p. 145):
"Siendo Pisón pretor en España, provincia en la que fué muerto, se le rompió un anillo de oro ; mandó llamar a un aurífice y traerlo al foro ante su tribunal, en Córdoba."

Rufio Festo, Brev., 5, 1 (p. 145):
"Sometimos por mano de Décimo Bruto a los rebeldes lusitanos en España ... más tarde Sila enviado contra los españoles en rebeldía, los venció. Los celtíberos en España se levantaban con frecuencia, pero babiéndoseles enviado a Escipión el Joven, con la caída de Numancia fueron sometidos."

111 a. C.

Galba en la Ulterior

Apiano, lber., 99 (p. 146):
"Su sucesor fué Servio Galba. Pero, amenazada Italia por los Cimbrios, agobiada Sicília por la segunda guerra de los esclavos, no enviaron ningún ejército a España, contentándose con enviar legados para que aplacasen la guerra como pudiesen."

Hacia 109 a. C.

Cn. Cornelio Escipión

Valerio Máximo, 6, 3, 3 (p. 146) :
"Este por lo menos había merecido la irritación del Senado; pero Cneo Cornelio Escipión, hijo de Hispalo, la experimentó antes de haberla podido merecer. La suerte le había destinado como provincia a España ; el Senado le prohibió marchar, dando por pretexto su incapacidad. Así Cornelio, por su vida desordenada, fué, sin haber ejercido ninguna función en su provincia, condenado, o poco menos, por concusión."

109 a C

Cepi6n en la Ulterior

Eutropio, 4, 27 (p. :U..7):
"Los lusitanos en España fueron vencidos por Servilio Cepión."

Valerio Máximo, 6, 9, 13 (p. 147):
"Pues este Quinto Cepión, por el esplendor de su pretura y la gloria de su triunfo ..."

105 a. C.

Obsequens, al afio 105 (p. 147):
"El ejército romano fué destrozado por los lusitanos."

104 a. C.

M. Mario en la Ulterior

Apiano, 100 (p. 148) :
"No lejos de Colenda había otra ciudad habitada por celtíberos de diversa procedencia, establecidos allí de acuerdo con el Senado, por Marco Mario, cinco años atrás, quien los había utilizado en sus campañas contra los lusitanos."

101-100? a. C.

Dolabella en la Ulterior

Obsequens, al año 101 (p. 148):
"Vencidos los lusitanos, quedó pacificada la España Ulterior."

Acta lriumphal., (GIL. / 2 , 1,177) (p. 148):
"Lucio Cornelio Dolabella, hijo de Paulo, hijo de Lucio, procónsul, de la España Ulterior, sobre los lusitanos, el 5 de las Kalendas de Febrero."

99 a. C.

C. Celio Caldo en La Citerior

Obsequens, al año 99 (p. 149):
"Se sometió a los lusitanos rebeldes ... en Lusitania se luchó con éxito por parte de los romanos."

98-94 a. C.

Didio en la Citerior

Apiano, lber., 99-100 (p. 149):
"Llegado a España Tito Didio, mató cerca de veinte mil arevacos; a Termeso, ciudad populosa, siempre infiel a los romanos, la hizo trasladar desde una eminencia al llano, y prohibió a sus habitantes que la fortificasen. Sitió después a Colenda, y la tomó al noveno mes, obligándola a rendirse; y vendió a todos sus habitantes con mujeres y niños. (100) No lejos de Colenda había otra ciudad habitada por celtíberos de diversa procedencia, establecidos allí de acuerdo con el Senado por Marco Mario, cinco años atrás, quien los había utilizado en sus campañas contra los lusitanos. Su pobreza les obligaba al bandidaje; Didio con el asentimiento de los diez legados que aún estaban presenles, determinó aniquilarlos, y a tal efecto anunció a los notables de esta ciudad que había decidido, en vista de su pobreza, asignarles las tierras de los colendanos. Viéndolos satisfechos, les ordenó que diesen cuenta de ello a sus conciudadanos, y saliesen todos de la ciudad con mujeres y niños para recibir las tierras. Cuando llegaron, dió orden a los soldados de que saliesen fuera de la valla, mientras los que se disponían en emboscada entraban a dentro, fingiendo querer contar el número de los ciudadanos, en un lugar los hombres, en otro las mujeres y niños, para saber qué cantidad de tierra debía distribuirles. Tan pronto como hubieron entrado en el interior del foso y de la valla, los rodeó de soldados y los degolló a todos. Y por estas cosas también obtuvo el triunfo Didio."

Obsequens, al afio 98 (p. 150):
"Los españoles fueron vencidos en gran número de batallas."

Livio, per. 70 (p. 150):
"El procónsul Tito Didio luchó con fortuna contra los celtíberos."

Obsequens, al año 97 (p. 150):
"Los celtíberos sometidos."

Acta triumph., al año 93 (GIL. F·, 1,177) (p. 151):
"Tito Didio, hijo de Tito, hijo de Sexto, dos veces procónsul, de España sobre los celtíberos, el tres antes de las idus de Junio."

Frontino, 1, 8, 5 (p. 151):
"T. Didio, no fiándose del poco número de sus fuerzas, aplazaba la batalla hasta la llegada de las legiones que esperaba ; pero, sabiendo que el enemigo se aprestaba a salir al encuentro de éstas, dio la señal de reunirse y ordenó a sus hombres que se equipasen para la batalla, al mismo tiempo que de propósito descuidaba vigilar a los cautivos. Los pocos que se escaparon anunciaron a los suyos que la batalla era inminente, y ellos, para no dispersar sus fuerzas en la inminencia de la lucha, dejaron de atacar a los que acechaban, y las legiones con toda seguridad llegaron a Didio sin encontrarse con nadie."

Frontino, 2, f O, t (p. 151):
"Habiendo Tito Didio en España sostenido una encarnizada batalla que la noche había suspendido y en Ja que habían caído un gran número de hombres por ambos lados, tomó la precaución de enterrar durante la noche una gran parte de los cadáveres de los suyos. Al proceder los españoles a la misma función al día. siguiente, como viesen que sus muertos excedían a los de los romanos, dedujeron de este cálculo que habían sido vencidos y aceptaron las condiciones del general."

Salustio, Flist., 1, 88, Maurenbrecher (p. i51:)
"Fué tribuno militar en España con gran gloria, bajo el mando de Tito Didio."

Plutarco, Sertorio, 3 (p. 151}:
"Después de la guerra de los cimbrios y teutones, enviado a gspaña como tribuno con el pretor Didio, se encontraba invernando en Cástulo, ciudad de los celtiberos. Como los soldados tratasen a los habitantes con insolencia, y se diesen en su mayoría a la embriaguez, se ganaron el desprecio de los bárbaros, los cuales enviaron a buscar refuerzos, durante la noche, de sus vecinos gurisinos, y, buscándolos de casa en casa, los fueron matando; Sertorio, sin embargo, escapó con unos pocos, y, reuniendo a los que huían, rodeó la ciudad, y, encontrando abiertas las puertas por donde los bárbaros habían entrado secretamente, no sufrió la suerte de aquéllos, sino que, poniendo guardias y ocupando todos los puntos estratégicos de la ciudad, mató a todos los que estaban en edad de llevar arrnas. Ejecutado esto, ordenó a todos los soldados que se despojasen de sus armas y vestiduras y, poniéndose las de los bárbaros, le siguiesen hacia la ciudad de donde habían salido los que les habían atacado. Engañando con la vista de las armas a los bárbaros, encontró abiertas las puertas y apresó a una multitud de hombres que creían recibir a sus amigos y conciudadanos victoriosos. Así la mayor parte fueron muertos ante las mismas puertas por los romanos; los restantes fueron vendidos por esclavos."

96-94 a. C.

P. Craso en la Ulterior

Scholia Bobiensia, ed. Hildebrandt, p. 92 (p. 152):
"Habla de Publio Craso ... quien había triunfado de España."

Asconio, ed. Sclwell y Kiessling, p. 13 (p. i52):
"Publio Craso, padre de Marco Craso, antes de la guerra de Italia obtuvo un triunfo por su campaña en España."

Plutarco, Quaest. Rom., 83 (p. i52):
"Enterándose de que los bárbaros llamados bletonenses habían sacrificado hombres a los dioses, llamaron a sus jefes para castigarlos. Pero, habiendo demostrado éstos haberlo hecho según una ley, los dejaron en libertad aunque prohibiéndoselo para lo sucesivo."

Estrabón, 176 (p. 153) :
"Cuando Publio Craso, navegando hacia estas islas, vio que el mineral podía excavarse desde poca profundidad, y que los habitantes eran pacíficos ... "

93 a. C.

Flaco en la Citerior. Nasica en la Ulterior

Apiano, lber., 100 (p. 153):
"Habiéndose sublevado de nuevo los celtíberos, Flaco fué enviado contra ellos y mató a veinte mil. En la ciudad de Belgeda, el pueblo, ansioso de levantarse en armas, quemó al consejo que vacilaba junto con el edificio; Flaco, al llegar, ajustició a Jos culpables."

Obsequens, al año 94 (p. 153):
"Los cabecillas de la rebelión en España fueron llevados al suplicio por Nasica, y sus ciudades destruídas."

91 a. C.

Valerio Maximo, 3, 7, 8 (p. 154):
"Vario Severo Sucronense dice que Emiliano Escauro, sobornado por regias mercedes, traicionó al imperio del pueblo romano."

Asconio, ed. Schoell y Kiessling, p. 20 (p. 154):
"Quinto Vario Hispano dice que Marco Escauro, príncipe del Senado, había convocado los aliados a las armas."

89 a. C.

CJL. 12 , 109=Dessau, lnscrip. lat. selectae, 8888 (p. 154):
"Cneo Pompeyo, hijo de Sexto, imperátor, hizo ciudadanos romanos, por su valor, a los caballeros españoles, en el campamento junto a Asculo, el día XIV antes de las kalendas de Diciembre, por la ley Julia."

87 a. C.

Granio Liciniano, p. 16, Flemisch (p. 1.57):
"Bruto y los otros desterrados de España acudieron a él."

Plutaco, Craso, 4 (p. 157):
"Una vez Cinna y Mario dueños de la situación, en seguida fué claro que no volvían para el bien de la patria, sino abiertamente para la supresión y destrucción de la nobleza; los que fueron descubiertos, murieron, entre ellos el padre y el hermano de Craso; Craso, siendo muy joven, escapó del peligro inminente, pero sintiéndose acechado por todos lados y perseguido por los tiranos, tomó con él tres amigos y diez sirvientes y con toda rapidez huyó a España, donde ya había estado durante la pretura de su padre y había hecho amigos. Pero encontrándolos a todos aterrorizados y temerosos de la crueldad de Mario como si lo tuviesen allí, no se atrevió a descubrirse a nadie, sino que, lanzándose a unas tierras junto al mar, de Vibio Paquiaco, que se abrían en una cueva de gran profundidad, se escondió allí. Escaseándole ya las provisiones, envió un esclavo a Vibio para tantearlo. Vibio se alegró de saberlo salvo, y, enterándose del número de los que estaban con él y del lugar, no se presentó él mismo, sino que, llevando allí cerca al encargado de las tierras, le ordenó que cada día llevase allí una comida preparada, y, poniéndola encima de una piedra, se retirase en silencio, sin curiosear ni investigar nada, amenazándole con la muerte si curioseaba, y prometiéndole libertad si le ayudaba con fidelidad. La cueva no está lejos del mar, y las peñas que la cercan forman un paso estrecho y escondido que conduce al interior; pero, al entrar, se levanta hasta una maravillosa altura, y en anchura ofrece unos refugios de gran extensión que se comunican unos con otros. No está faltada ni de agua ni de luz, sino que una fuente forma un agradable arroyo que baña las peñas, y unas rendijas naturales de la roca introducen la luz exterior y así alumbran durante el día aquel lugar. El aitre de dentro es seco y puro, por el espesor de la piedra que exprime las gotas y la humedad hacia la fuente. Viviendo aquí Craso, el hombre diariamente les llevaba los víveres, sin verlos ni conocerlos, mientras ellos le veían y acechaban, esperando la ocasión. La comida era abundante y sabrosa, no limitada a la necesidad; pues Vibio tenía la intención de cuidar a Craso con todo esmero; y tanto era así, que, considerando la edad de Craso, que se encontraba en la flor de su juventud, juzgó que había de proporcionarle alguno de los placeres propios de su edad, puesto que darle sólo lo necesario era más propio del que cumple una obligación que del que obra por benevolencia. Así pues, tomando dos esclavas bien parecidas, se acercó a la costa ; al llegar cerca del lugar les enseñó el camino y les dijo que avanzasen por él sin temor. Los que estaban con Craso viéndolas acercarse, temieron que el lugar hubiese sido descubierto y conocido por muchos; así pues les preguntaron qué querían y quiénes eran. Al contestar ellas, como se les había apercibido, que buscaban un dueño escondido allí comprendió Craso la humorada de Víbio y la delicadeza con que le trataba, y arogió a las jóvenes; y vivieron con él el tiempo restante, dando y transmitiendo mensajes entre él y Vibio. Una de estas esclavas, ya anciana, fué conocida por Fenestela, según él dice, y muchas veces la escuchó explicar esta historia y recordarla con placer. Así pasó Craso ocho meses escondido, basta que, enterado de la muerte de Cinna, se dió a conocer, y acudieron a él un considerable número de hombres ; escogió dos mil quinientos y se puso a recorrer las ciudades. Y, según dicen muchos, saqueó una de ellas, Málaga, aunque él lo niega y contradice a los que lo afirman."

82 a. C.

Apiano, b. c., i, 89 (p. 159):
"Entretanto los jinetes celtíberos enviados por los pretores de España se unieron al ejército de los cónsules .. . doscientos setenta celtíberos se pasaron a Sila; Carbón mató a los restantes."

Granio Licinirmo, p. 31 (Flemisch) (p. 159):
"Murena triunfó del Asia y Valerio Flaco de la Celtiberia y de la Galia."


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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Re: Desde Numancia hasta Sertorio

Mensaje por Bernardo Pascual »

Y la primera en la frente:
Después de la expulsión de los cimbrios, llegó Tito Didio y dio muerte hasta veinte mil arevacos. A Termeso, una ciudad grande y siempre insubordinada contra los romanos, la trasladó desde la posición sólida que ocupaba a la llanura y ordenó que sus habitantes vivieran sin murallas. Después de poner sitio a Colenda, la tomó a los ocho meses de asedio por rendición voluntaria y vendió a todos sus habitantes con los niños y las mujeres.
Apiano, Iberia, 99.
Existía otra ciudad próxima a Colenda, habitada por tribus mezcladas de los celtíberos , a quienes Marco Mario había a sentado allí hacía cinco años con la aprobación del senado, por haber combatido como aliados suyos contra los lusitanos. Pero éstos a causa de su pobreza se dedicaron al bandidaje. Didio, tras tomar la decisión de destruirlos, con el beneplácito de los diez legados todavía presentes, comunicó a los notables que quería repartirles el territorio de Colenda en razón de su pobreza. Cuando los vio alegres, les ordenó que comunicaran al pueblo esta decisión y acudieran con sus mujeres e hijos a la repartición del terreno. Después que llegaron, ordenó a sus soldados que evacuaran el campamento y, a los que iban a recibir el nuevo asentamiento, que penetraran en su interior so pretexto de inscribir en un registro a la totalidad de ellos, en una lista los hombres y en otra las mujeres y los niños para conocer qué cantidad de tierra era necesario repartirles. Cuando hubieron penetrado en el interior de la zanja y empalizada, Didio, rodeándoles con el ejército, les dio muerte a todos. Y por estos hechos también celebró su triunfo Didio. De nuevo se sublevaron los celtíberos y, enviado Flaco contra ellos, mató a veinte mil. En la ciudad de Belgeda, el pueblo, presto a la revuelta, prendió fuego al consejo, que se hallaba indeciso, en el mismo lugar de su reunión. Flaco marchó contra ellos y dio muerte a los culpables.
Apiano, Iberia, 100.
Creo que no hace falta decir nada, pero es que ni me atrevo a hacerlo.
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Re: Desde Numancia hasta Sertorio

Mensaje por Bernardo Pascual »

Por de pronto se está duplicando la matanza de Galba:
Galba llevaba a cabo la misma operación por el lado opuesto. Cuando algunos de sus embajadores vinieron a él con el deseo de consolidar los pactos que habían hecho con Atilio, el general que le había precedido, y que habían quebrantado, los recibió, firmo una tregua y mostró deseos de entablar relaciones amigables con ellos, ya que entendía que se dedicaban a la rapiña, a hacer la guerra y quebrantar los tratados por causa de la pobreza: «Pues les dijo la pobreza del suelo y la falta de recursos os obligan a esto, pero yo daré una tierra fértil a mis amigos pobres y os estableceré en un país rico distribuyéndoos en tres partes».
Ellos, confiados en estas promesas, abandonaron a sus lugares de residencia habituales y se reunieron en donde les ordenó Galba. Este último los dividió en tres grupos y, mostrándoles a cada uno una llanura, les ordenó que permanecieran en campo abierto hasta que, a su regreso, les edificara sus ciudades. Tan pronto como llegó a la primera sección, les mandó que, como amigos que eran, depusieran sus armas. Y una vez que lo hubieron hecho, los rodeó con una zanja y, después de enviar a algunos soldados con espadas, los mató a todos en medio del lamento general y las invocaciones a los nombres de los dioses y a las garantías dadas. De igual modo también, dándose prisa, dio muerte a la segunda y tercera sección cuando aún estaban ignorantes de la suerte funesta de los anteriores, vengando con ello una traición con otra traición a imitación de los bárbaros, pero de una forma indigna del pueblo romano. 
Apiano, Iberia, 59-60.
Existía otra ciudad próxima a Colenda, habitada por tribus mezcladas de los celtíberos , a quienes Marco Mario había a sentado allí hacía cinco años con la aprobación del senado, por haber combatido como aliados suyos contra los lusitanos. Pero éstos a causa de su pobreza se dedicaron al bandidaje. Didio, tras tomar la decisión de destruirlos, con el beneplácito de los diez legados todavía presentes, comunicó a los notables que quería repartirles el territorio de Colenda en razón de su pobreza. Cuando los vio alegres, les ordenó que comunicaran al pueblo esta decisión y acudieran con sus mujeres e hijos a la repartición del terreno. Después que llegaron, ordenó a sus soldados que evacuaran el campamento y, a los que iban a recibir el nuevo asentamiento, que penetraran en su interior so pretexto de inscribir en un registro a la totalidad de ellos, en una lista los hombres y en otra las mujeres y los niños para conocer qué cantidad de tierra era necesario repartirles. Cuando hubieron penetrado en el interior de la zanja y empalizada, Didio, rodeándoles con el ejército, les dio muerte a todos. 
Apiano, Iberia, 100.
Y también su justificación:
Plutarco, Quaest. Rom., 83 (p. i52):
"Enterándose de que los bárbaros llamados bletonenses habían sacrificado hombres a los dioses, llamaron a sus jefes para castigarlos. Pero, habiendo demostrado éstos haberlo hecho según una ley, los dejaron en libertad aunque prohibiéndoselo para lo sucesivo."
Livio, per. 49 (p. 103):
Habiendo propuesto Lucio Escribonio, tribuno de la plebe, que se pusiese en libertad a los lusitanos que habían venido a las Galias confiados al pueblo romano por Sulpicio Galba, Marco Catón lo apoyó r.on gran energía. Queda el discurso incluido en sus Anales ... quedan de él (Galba) tres discursos ... uno contra Lucio Cornelio Cetego en el que confiesa que mató a los lusitanos acampados cerca de él por haber descubierto que, a pesar de haber inmolado un hombre y un caballo en señal de paz, tenían la intención de atacar a su ejército.
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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Re: Desde Numancia hasta Sertorio

Mensaje por Bernardo Pascual »

Sin la escritura no se podría saber nada de lo que ocurrió hace más de ochenta años. No existe la trasmisión oral de la Historia. Eso es un mito. Todos los sucesos históricos, por tanto, deben ser codificados por primera vez en un plazo menor a esos ochenta años.

Si bien las fuentes antiguas tienen un alto carácter legendario, esas leyendas no provienen de la tradición oral, sino de la historiografía. No se trata de que en un momento dado un historiador recopile la información procedente de la tradición oral, sino que es la tradición oral de un momento dado la que deforma la Historia escrita y la convierte en leyenda.

Para saber lo que ocurrió hace dos cientos años, tiene que haber una fuente literaria que documente sobre ello. Si no existe esa fuente, no se puede saber. Lo que hace la tradición oral entonces es distorsionar la Historia, duplicarla, para rellenar ese hueco o ese vacío que se desconoce.

A mediados del siglo I a. C. se ignoraba totalmente lo que Tito Didio hizo en Hispania, porque ningún historiador lo había escrito en su día. Así pues, se reinventó a partir de las fuentes preexistentes sobre las guerras celtíberas. Se creó una leyenda a partir de los escritos y no al revés. En este caso, al menos, no se construye la Historia a partir de la leyenda, sino la leyenda a partir de la Historia.

Es como cuando se relaciona a Almanzor, por ejemplo, con algún suceso legendario. No es que se haya trasmitido oralmente desde la Edad Media, sino que se ha inventado en la actualidad a partir de la lectura de la Historia sobre Almanzor. Por supuesto vende más lo primero.
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