Re: La muerte de Indíbil
Publicado: 02 Ene 2021
Te lo pongo entero, un goce, hasta con un Hostilio Mancino.
A mi hay una cosa que no me cuadra de ésto, tengo que mirarlo mejor un año de éstos. Sólo hay una fuerza romana, un único campamento. Las fuerzas de Terracina se llevaron con las de Fabio. No está muy clara la geografía.Los movimientos de Aníbal fueron señalados a Fabio por sus exploradores. Como se sentía muy seguro
de que iba a regresar por el mismo paso por el que había entrado en territorio de Falerno, envió un
destacamento bastante fuerte al monte Calícula y otro a guarnecer Casilino. El río Volturno fluye por el
centro de esta ciudad y forma el límite entre los territorios de Falerno y Campania. Llevó a su ejército de
vuelta por las mismas alturas, tras haber enviado por delante a Lucio Hostlio Mancino, con
cuatrocientos de caballería, para reconocer el terreno. Este hombre se encontraba entre la multitud de
jóvenes oficiales que habían escuchado con frecuencia las feroces arengas del jefe de caballería. Al
principio avanzó con cautela, como debe hacer un grupo de exploración, para obtener una buena visión
del enemigo desde una posición segura. Pero cuando vio a los númidas vagando en todas direcciones a
través de los pueblos, sorprendiendo e incluso matando a varios de ellos, dejó de pensar en otra cosa
más que en luchar y olvidó por completo las órdenes del dictador, que consistan en llegar tan lejos
como pudiese con seguridad y retirarse antes de que el enemigo lo viera. Los númidas, atacando y
retrocediendo en pequeños grupos, poco a poco lo llevaron casi hasta su campamento, con sus hombres
y caballos para entonces completamente agotados. Entonces, Cartalón, el general al mando de la
caballería, cargó a toda velocidad y, antes de llegar al alcance de sus jabalinas, les puso en fuga y los
persiguió sin descanso durante cinco millas [7400 metros.- N. del T.]. Cuando Mancino vio que no había
ninguna posibilidad de que el enemigo cesara la persecución, o de escapar de él, reunió a sus hombres y
enfrentó a los númidas aunque le superaban en número. Él mismo, con lo mejor de sus jinetes, fue
destrozado; el resto reanudó su alocada huida, llegaron a Calvi Risorta y por malos caminos regresaron
donde el dictador. Sucedió que Minucio se había reincorporado aquel día con Fabio. Se le había enviado
para reforzar la fuerza que mantenía el desfiladero que se contrae en un estrecho paso justo por encima
de Terracina, cerca del mar. Esto se hacía para evitar que el cartaginés utilizase la vía Apia para bajar a
territorio de Roma al dejar Sinuesa. El dictador y el jefe de caballería, con sus ejércitos unidos,
trasladaron su campamento sobre la ruta que esperaban que tomase Aníbal, que estaba acampado a
dos millas de distancia [2960 metros.- N. del T.].
[22.16] Al día siguiente, el ejército cartaginés se puso en marcha y ocupó toda la carretera entre ambos
campamentos. Aún cuando los romanos habían formado inmediatamente debajo de su empaliza, en
terreno incuestionablemente más ventajoso, el cartaginés todavía se acercó a su enemigo, con su
caballería y su infantería ligera, para provocarlo. Atacaron y se retiraron repetidamente, pero la línea
romana mantuvo el terreno; el combate fue lento y más satisfactorio para el dictador que para Aníbal;
cayeron doscientos romanos y ochocientos enemigos. Viendo ahora cerrada la vía a Casilino, le pareció a
Aníbal que quedaba bloqueado en tanto que Capua, el Samnio y todas las ricas tierras del Lacio tras él
suministraban provisiones a los romanos mientras que los cartagineses tendrían que invernar entre las
peñas de Formia y las arenas y pantanos de Literno y en medio de sombríos bosques. Aníbal no dejó de
observar que sus propias tácticas eran empleadas en su contra. Como no podía salir a través de Casilino,
y tendría que abrirse paso por la montaña cruzando el paso de Calícula, era posible que le atacasen los
romanos mientras estaba encerrado en los valles. Para protegerse de esto se decidió por una
estratagema que, engañando los ojos del enemigo por su aspecto alarmante, le permitiría escalar las
montañas en una noche de marcha sin temor a interrupciones