Ingresó como caballero de la Real Maestranza de Caballería de Ronda a la par que su padre, el trece de abril de 1793.

El dieciséis de octubre de 1805 ingresa en clase de cadete en el primer batallón de las Reales Guardias Españolas, donde estuvo formándose y estudiando diferentes materias, tales como álgebra, aritmética, geometría, trigonometría rectilínea y esférica, etc., permaneciendo en esta situación hasta que el ocho de febrero de 1809 asciende a alférez de fusileros y con ese empleo es destinado al Ejército del Centro, hallándose en la retirada de Valdepeñas a Despeñaperros del veintisiete de marzo.
Mes y medio después de este suceso, el diez de mayo asciende a alférez de granaderos y el cinco de julio a teniente de fusileros y con este empleo pasa a servir a las órdenes del general Francisco Javier Venegas, hallándose el once de agosto en la Batalla de Almonacid , donde se distinguió cuando durante la retirada del segundo batallón de Reales Guardias, que ocupaba unas posiciones fuera del pueblo, defendió dicha retirada con una partida de cien hombres del mismo contra una fuerza enemiga muy superior, deteniéndolos durante un buen rato dando tiempos al resto a replegarse. En esta acción se produjeron bastantes bajas entre esos cien hombres, entre muertos y heridos. Por su capacidad y resistencia ante el enemigo, se le ascendió el siguiente trece de septiembre a segundo teniente de granaderos, con cuyo empleo asistió a la catastrófica Batalla de Ocaña del diecinueve de noviembre.
Tras la catástrofe de Ocaña, fue replegado a la ciudad de Cádiz, donde el doce de marzo de 1810 fue ascendido a primer teniente de fusileros y el siguiente seis de agosto a primer teniente de cazadores.
El veintiuno de agosto de 1810, formó parte de las tropas que fueron a la expedición a Moguer, Huelva, con el general Luis Lacy y al siguiente año, los días tres y cuatro de marzo, se halló en la defensa de Sancti Petri, donde tras batirse valientemente, fue hecho prisionero junto a otros por los franceses y recluidos en el castillo de Jerez de la Frontera, de donde diecisiete días después consiguió burlar a la guardia que los custodiaba y a los centinelas del castillo, logrando escabullirse por las calles y escaparse, volviendo a Cádiz y reincorporándose a las líneas de defensa del lugar, siendo ascendido a primer teniente de granaderos el siguiente dieciocho de noviembre.
Viéndose burlados, los franceses corrieron la especie de que era un hombre sin honor, pues decían que había jurado no escapar y a pesar de su juramento huyó, lo que fue después desmentido por el brigadier Lorenzo Jiménez de Cenarbe, compañero de cautiverio.
No parece que tras estos acontecimientos se hallara en más hechos bélicos, pues la siguiente noticia que de él tenemos es ya del diez de abril de 1815, día en el que recibe el grado de coronel, por lo que es posible que se hubiera hallado en alguna otra acción más desde el dieciocho de noviembre de 1811 hasta la última fecha citada.
El quince de marzo de 1818, es recibido como socio de la Real sociedad económica de amigos del País de la villa de Castro el Río, Córdoba.
En abril de 1819, es recibido como caballero de la orden de Alcántara.
Continuó prestando su servicio y la siguiente noticia que tenemos es que era un totalmente contrario a la Constitución de 1812 y consecuente con ello, en mayo de 1820 formó parte de una junta conspirativa cuyo objetivo era impedir que Fernando VII jurara la Constitución en el Congreso y el restablecimiento del absolutismo.
Dos años después, el treinta de junio de 1822, acudió junto con su compañía a posicionarse junto al palacio real, permaneciendo en dicho puesto hasta que el cinco de julio entró en palacio protegiendo a la real familia.