el oro de moscu

Historia Militar 1936-1939.

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el oro de moscu

Mensaje por 101 »

el oro de moscu realidad o propaganda franquista?¿de donde salia el dinero de la republica para armamento?


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Ramius
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Mensaje por Ramius »

Hola 101ranger, bienvenido a éste foro, siéntete como en casa.

La verdad es que poca información se tiene sobre ese tema, que yo sepa, ese dinero se sacó de colectas populares y de las reservas del Banco de España.

Saludos.
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Mensaje por 101 »

grcias ramius,solo deciros que teneis una gran pagina :) y retomando el tema por lo que tengo leido negrin dice:prefiero que el te4soro lo tenga muscu a los nacionales(negrin era un ferreo seguidor de stalin)y por lo tanto bajo lka amenaza de caer madrid se lleva el tesoro del banco de españa mas lo incautado en joyas y demas bienes de las cajas privadas de los bancos a odesay de ese tesoro de mas de 700tneladas de oro mas la plata la utilizo stalin para suministrar tropas y genero belico a los populares(caso desmentido por ellos)
Chickeeper

Mensaje por Chickeeper »

101ranger, intenté saludarte por el chat, pero no fue posible, en fin, que bienvenido :roll:
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Hernán Cortés
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Mensaje por Hernán Cortés »

Hola 101ranger, bienvenido.

Centrándome ahora en el tema principal, personalmente considero el episodio del Oro de Moscú uno de los más curiosos de nuestra Guerra.

Por lo que tengo entendido, las reservas de oro españolas al comienzo de la contienda eran de las más importantes del Mundo, por lo que su traspaso a las arcas de la URSS acrecentó la ruina en la que se encontraba nuestro país al finalizar la guerra.

Me gustaría saber si algún forista conoce los precios por lo que el gobierno de la República apoquinó el material adquirido a la unión Soviética y el precio real de los mismos.

Saludos a todos
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Mensaje por 101 »

hernan he estado revisando en libro y en algunas webs y no he encontrado nada de lo que pides;lo que si te puedo decir para que te hagas una idea es:stalin aprueva la denominada operacion X bajo el pretexto de que hitler y mussolini ya se habian involucrado,aunque casualidad la fecha de tal operacion coincede con la salida del tesoro hacia cartagena 16-9-36 con 506 toneldas de oro y un total de tonelag de 707 contando la plata
hay que tener en cuenta de que los rusos no tienen en cuenta el valor nuministico de ciertas monedas y divisas y estiman el valor del tesoro en 805 millones de dolares de la epoca(8.050 millones actuales)algo bastante por debajo de su valor real
en el 38 stalin comunica de que el tesoro esta casi agotado,queda claro que el aporto hombres,tanques y aviones aparte de viveres
no creo que toda su aportacion belica hubiese costado ni la mitad,pero aun asi creo que el precio que el pago de la republica por su ayuda fue dexorbitante
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Ramius
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Mensaje por Ramius »

Una muestra palmaria de la "desinteresada" ayuda del paraiso obrero y de los hermanos proletarios del tío José.

Saludos.
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Urogallo
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Mensaje por Urogallo »

Para oro, este.

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y hablando en serio. Lo mas fuerte de todo, fué vender oro amonenado, con un valor numismatico notable, como lingotes brutos.
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Hernán Cortés
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Mensaje por Hernán Cortés »

¿Sabéis como se pagó el material comprado a Polonia y el adquirido de extranjis a la neutral Francia?

Saludos
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Urogallo
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Mensaje por Urogallo »

Con divisas y parte del oro depositado en Francia. De hecho, en el 39, se recuperó una parte.
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David L
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Mensaje por David L »

El oro depositado en Rusia sirvió como esta empezando a quedar demostrado al comenzar a abrirse los archivos soviéticos para vender armas a la República,pero con un detalle,fue una estafa mayuscula,ya que si es verdad que sirvieron material actual para la época también vendieron cañones de la guerra de Crimea,con ese dinero se pagó a los polacos que tras los rusos fueron el segundo proveedor de armas de la República,pues bien éstos,vendieron chatarra a precios desorbitantes:reservas de armas y municiones rechazadas o retiradas de servicio como peligrosas,como cañones de campaña y obuses antiguos y gastados de 1905 sin equipo para transporte ni miras y con apenas munición para una semana.
Según el SEPEWE(agencia gubernamental encargada de dichas ventas)Polonia ganó unos 40 millones de dolares con la venta de armas a la República,necesarias para el rearme polaco.

Los polacos optaron por vender a la República por cuestión meraramente económica,ya que sabían que éstos disponían de dinero pero no podían comprar facilmente así que pagaban lo que les decían.
Un apunte último,el porcentaje de armas vendidas por Polonia a los nacionales sólo suponía el 3 por ciento de sus ventas totalles.

Un saludo.
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David L
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Mensaje por David L »

La decisión de trasladar el oro a Moscú fue tomada debido al bloqueo internacional que prohibía la venta de armas a la Republica, ya que en un principio se pensó en Francia como destino del oro, pero las complicaciones surgían al tener que hacer movimientos bancarios en este país para la compra del armamento , así que el destino tuvo que ser la URSS, ya que era el único proveedor con garantías.
La decisión se tomó en secreto, llegandose a ocultarla al propio Azaña, el cual, cuando supo lo ocurrido quisó dimitir, pero fue convencido de no hacerlo por Indalecio Prieto.Azaña era el último símbolo de lo que fue la República parlamentaria, y su dimisión hubiera significado un desatre de cara a las democracias occidentales.
El traslado del oro se hizo a Cartagena, y se eligió esta ciudad por sus excelentes defensas, descartando Barcelona.
La operación llegó a ser tan secreta que los cuatro funcionarios españoles que viajaron a la URSS fueron retenidos y practicamente secuestrados.

Un saludo.
"Lo que me interesa es la historia, vivir la historia, estar lo más posible dentro de la historia".

Josep Pla (1897-1981), escritor y periodista catalán.
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Mensaje por 101 »

muy buen post david, pero creo que si se eligio rusia fue por que no habia nadie mas seguidor de stalin que negrin a parte de que francia no estaba en una situacion politica estable ( como toda europa en los 30 ). Los deseos de algunos republicanos por formar parte del gran imperio comunista se vieron reflejados en este sentido; despojar a tu pais de su tesoro e independencia para contentar a otros.
sin duda alguna no habido hecho historico en españa menos patriotico que este.
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David L
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Mensaje por David L »

101 escribió:muy buen post david, pero creo que si se eligio rusia fue por que no habia nadie mas seguidor de stalin que negrin a parte de que francia no estaba en una situacion politica estable ( como toda europa en los 30 ). Los deseos de algunos republicanos por formar parte del gran imperio comunista se vieron reflejados en este sentido; despojar a tu pais de su tesoro e independencia para contentar a otros.
sin duda alguna no habido hecho historico en españa menos patriotico que este.



Desde luego nadie puede dudar de que Negrin fue aupado como Jefe de Gobierno por los comunistas tras los sucesos de Barcelona en mayo de 1937, a pesar de que dentro del socialismo estaba considerado hasta entonces como un moderado.
Al acabar con los anarquistas en 1937, a los comunistas no había nadie que les hiciera sombra en la República, y esta claro que las miradas siempre estaban dirigidas hacia la URSS, pero es que realmente tampoco les quedaban más opciones, ya que Francia e Inglaterra se negaban a venderles armas, contribuyendo todo esto a que los comunistas en España se hicieran lo suficientemente fuertes como para dirigir tanto la política interior como la exterior.

Un saludo 101.
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Mensaje por caracalla »

Hasta que fue convenido por los gobiernos español y soviético, a través de representantes legales, el traslado de una parte de las reservas de oro de la República al Banco Central de la U.R.S.S, entraron en acción los representantes diplomáticos rusos con la ayuda de elementos con que contaban en España. Participó en la dirección de esta operación como elemento principal, en representación del Estado soviético, y en nombre del embajador Rosemberg, el agente Alexander Orlow; por parte del Estado español, en representación del ministro de Hacienda, el director del Tesoro, Francisco Méndez Aspe. Cuando Orlow en algunos de sus artículos sobre este problema, una vez que huyó de Rusia y se instaló en los Estados Unidos, habla "de un alto funcionario del Ministerio de Hacienda", sin nombrarlo, podemos afirmar que se trata de Méndez Aspe, según él, en un estado de "nerviosismo", cosa cierta y que respondía a su carácter.
La segunda operación consistía en el traslado de las cajas desde el refugio de Cartagena hasta los barcos y, una vez embarcadas las 7,800 cajas conteniendo oro amonedado y en lingotes, su transporte marítimo hasta el puerto de Odesa. Desde allí se encargarían los servicios soviéticos de hacer llegar el cargamento, por ferrocarril, a Moscú, hasta quedar depositado en el Banco Central. En todo este proceso estaban presentes los cuatro bancarios españoles representantes del Banco de España y del ministro de Hacienda. Es verdad que se trataba de un movimiento de valores de la mayor trascendencia y, posiblemente, sin precedente en las relaciones entre dos Estados soberanos y que por su naturaleza tenía que organizarse con todo sigilo y reserva, bajo las más rígidas normas de un secreto de Estado y, además, en las anormales circunstancias de un país en guerra, bajo la invasión de potencias extranjeras. Eso era todo. Y para lograr el más absoluto secreto se combinaron los elementos de expedición y los de recepción. Los primeros eran españoles y los segundos rusos. El Banco Central de un Estado, realizaba una transferencia de valores en depósito, bien que esta fuese de un significado y de una importancia extraordinarios, al Banco Central de otro Estado amigo, el único que ofrecía las garantías para su custodia.
Se especula en todas las publicaciones que Orlow se negó a firmar un recibo por las 7 800 cajas y hasta él mismo señala que había una diferencia de 100 cajas entre las contadas por el —o sus colaboradores— y las contadas por los remitentes. Es un aspecto del sensacionalismo al que acudió Orlow cuando, tras renegar de la Unión Soviética, se refugió en los Estados Unidos: necesitaba hacer méritos. El que se negara a extender el recibo no tenía nada de particular. La expedición, por su carácter, no podía ser asegurada, como es práctica aceptada, por ninguna compañía de seguros lo cual sena tanto como poner el secreto de la operación en manos del enemigo. Por otra parte, el Banco del Estado soviético no podía aceptar ningún riesgo. La expedición podía caer en manos del enemigo o este, en una acción de guerra, hundir de Odesa. Desde allí se encargarían los servicios soviéticos de hacer llegar el cargamento, por ferrocarril, a Moscú, hasta quedar depositado en el Banco Central. En todo este proceso estaban presentes los cuatro bancarios españoles representantes del Banco de España y del ministro de Hacienda. Es verdad que se trataba de un movimiento de valores de la mayor trascendencia y, posiblemente, sin precedente en las relaciones entre dos Estados soberanos y que por su naturaleza tenía que organizarse con todo sigilo y reserva, bajo las más rígidas normas de un secreto de Estado y, además, en las anormales circunstancias de un país en guerra, bajo la invasión de potencias extranjeras- Eso era todo. Y para lograr el más absoluto secreto se combinaron los elementos de expedición y los de recepción. Los primeros eran españoles y los segundos rusos. El Banco Central de un Estado, realizaba una transferencia de valores en depósito, bien que esta fuese de un significado y de una importancia extraordinarios, al Banco Central de otro Estado amigo, el único que ofrecía las garantías para su custodia.
. La expedición podía caer en manos del enemigo o este, en una acción de guerra, hundir los barcos. La garantía para el Estado español estaba en que iría en cada barco un representante y responsable del Banco de España que había controlado el embarque y seguiría controlando la expedición hasta su destino. No es de suponer que en la travesía se evaporaran esas cien cajas de que nos habla Orlow. A Moscú llegaron las cajas que salieron de Cartagena, y si no hubiese sido así, los responsables serian los representantes españoles. Las anécdotas de Orlow son pura leyenda.
El recibo sería dado a la recepción física de la expedición, previo inventario, en el que estarían presentes y participarían en su elaboración los representantes del Banco de España. El levantar el inventario fue una labor minuciosa que duró tres meses. Terminada esta, se formuló el acta correspondiente y el depósito, de acuerdo con prácticas y normas bancarias generalmente aceptadas, quedó formalizado en el Banco Central del Estado soviético el 5 de febrero de 1937. El documento ya es conocido. El Estado español a partir de ese momento tenía acreditado ese depósito del que dispondría, a su conveniencia, a través de las firmas autorizadas. El Estado republicano y su legalidad fueron destruidos por la violencia, el nuevo Estado, no obstante su origen y naturaleza, tiene el derecho de reivindicar el saldo de esa cuenta, tanto si resultara acreedor como deudor.
Después de la muerte del doctor Negrín, el 12 de noviembre de 1956, el Estado español está en posesión de los documentos que dejan plenamente esclarecido el problema o misterio "del Oro del Banco de España", depositado en el Banco Central del Estado soviético. El acta-testimonio formulada por Mariano Ansó, ex ministro de uno de los gobiernos del doctor Negrín, en París, el 14 de diciembre de 1956, y que ratifica Rómulo Negrín, hijo del doctor, deja ante el pueblo español y ante la historia, develado el secreto sobre el que ya no será posible escribir más leyendas. El autor mantiene una fraternal amistad con Rómulo Negrín y de una carta de éste, que tenemos en nuestro poder, no parece su intención el divulgar los documentos que, de acuerdo con la voluntad de su padre, fueron entregados al Estado Español y que, en parte, han sido dados a conocer en el interesante libro Yo fui Ministro de Negrin, de Mariano Ansó. En cualquier caso, los relatos del libro, tanto en lo que se refiere al problema del oro, como al de la CHADE, no cabe duda, se ajustan totalmente a los hechos y corresponden a la verdad histórica frente a todas las versiones de los detractores del doctor Negrin, último Presidente del Gobierno legal de la República Española.
En el embarque y traslado de Cartagena a Odesa, hubo algunas disposiciones tácticas, como por ejemplo, para no correr el riesgo que representaría el efectuar el transporte en un solo barco, fue tomada la prudente decisión de que los envíos se efectuaran en cuatro barcos, así el cargamento quedó distribuido de la siguiente manera:
Neva .. ...2.697 Cajas
Kim .. ....2.100 Cajas
Volgores . 983 Cajas
Jruso........ 2 .020 Cajas
Total: 7800
En cada uno de estos barcos, como se señaló anteriormente, iba un funcionario del Banco de España, elegido por la Federación Nacional de Banca, y eran estos: A. Padin, Arturo Candela, José González y José Ma. Velasco. Los dos primeros viven en México, el tercero, en la Argentina y el cuarto, reposa en el Cementerio Español de la capital de México. En tomo a estos cuatro nombres se escribió toda una serie de historias tales como que, por mucho tiempo, habían permanecido secuestrados; que habían desaparecido; que les habían hecho la vida imposible en la Unión Soviética ; que no les dejaban salir del pais para incorporarse a sus familiares, etcétera. Sólo fantasías inventadas por los falsificadores de la historia.
Los embarques en el puerto de Cartagena se iniciaron el 22 de octubre, se dieron por terminados el 25 y, de inmediato, los barcos zarparon rumbo a su destino. Llegaron a Odesa el 2 de noviembre, salvo el Jruso, que retardó su arribo unos días a causa de una avería. El cargamento fue trasladado de Odesa a Moscú por tren. Depositado en el Banco del Estado, se iniciaron los trabajos de inmediato y el 5 de febrero, como ya se señaló anteriormente, se daba por terminado extendiéndose el acta definitiva correspondiente, de común acuerdo por ambas partes. Por el Estado español, suscribió el documento el embajador de España, el socialista Marcelino Pascua, y por la Unión Soviética, el comisario del pueblo del Ministerio de Finanzas de la URSS. G. F. Grinko y el comisario adjunto N.N. Krestinski. Desde ese momento quedó formalizado el depósito contra el que operaría el Gobierno español a través del ministro de Hacienda. Según aparece en el libro de Ansó, ya citado, Yo fui ministro de Negrín, las disposiciones con cargo al depósito se iniciaron el 3 de marzo de 1937 y la última aparece el 28 de abril de 1938.
En un amplio trabajo de don Juan Sarda, muy documentado, titulado "El Banco de España 1931-1962", en su página 435, dice: "La disposición del Oro depositado en la URSS por el Gobierno de la República puede seguirse con detalle a través de la documentación entregada por el hijo del que fue Ministro de Hacienda, Negrín, al Cónsul de España en París el 18 de diciembre de 1956." Áñade que el doctor Negrín, "firmó 21 órdenes hasta el 16 de febrero de 1937, consistentes en ordenar la fundición de monedas del tesoro español y su conversión en dólares, al curso del día en el mercado de Londres, abonándose el importe a la Banque Commerciale pour L'Europe du Nord en París..." En la página 46 de su documentado trabajo, afirma "que todo hace creer que las diferencias existentes han de ser muy pequeñas y que el tesoro español entregado a la URSS, fue efectivamente gastado en su totalidad por el gobierno de la República durante la guerra".
El punto a esclarecer, después de tantos años, es el saldo que esa cuenta pueda arrojar en números negros o rojos, favorable o desfavorable al Estado español. En algunos escritos se da una cifra. El autor deja constancia de que, en 1939, en París, hablando del problema con el último ministro de Hacienda de la República Española, Francisco Méndez Aspe, éste le dio una cifra que el autor se reserva y que, por otra parte, no podría precisar hoy si era en francos, en dólares o pesetas, pero la cifra la retiene en su memoria perfectamente. Estamos seguros de que las autoridades españolas también la conocen. Con su actitud están dentro de un "Juego diplomático", sus cartas tal como se van desarrollando los acontecimientos, no tardarán en descubrirse. El juego no ofrecerá sorpresas. Los enemigos de Negrin habrán perdido una partida, y con ella, un tema de groseras infamias que soportó en silencio durante años. Sus enemigos hicieron del problema una cuestión personal, cuando estaba determinado por una decisión unánime del Gobierno presidido por Francisco Largo Caballero, y sancionada por el Presidente de la República, Manuel Azaña, con la colaboración directa del ministro de la Marina, Indalecio Prieto, quien dispuso que una parte de la escuadra protegiera a los barcos soviéticos que realizaron el transporte.
caracalla
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Mensaje por caracalla »

¿HASTA QUE PUNTO FUE NECESARIO PONER TODOS LOS HUEVOS EN UNA SOLA CESTA CON REFERENCIA AL ORO DE MOSCU?

Pero aunque Franco y los generales rebeldes vencieron en el campo militar y en la arena política, perdieron sin paliativos en el frente financiero, pues a pesar de sus reiteradas tentativas no pudieron impedir que sus enemigos se gastaran la totalidad de las reservas metálicas del Banco de España. Con ellas, la República compró el armamento y las municiones que la permitieron defenderse durante treinta y tres meses.

El oro español se vendió en París y en Moscú y las divisas se distribuyeron por esas mismas ciudades y también por Bruselas, Londres, México, Nueva York, Praga y Varsovia. La capital francesa fue como tantas veces se ha dicho, el verdadero centro financiero de los republicanos. Pero fue en la capital rusa donde la República depositó la mayor parte de las reservas metálicas del Banco de España. Los políticos republicanos adujeron, en su día, que no tuvieron otra alternativa. Sin el apoyo de Francia y de Gran Bretaña se vieron obligados a buscar el amparo de la Unión Soviética. Y para garantizarse el armamento prometido por Stalin, Largo Caballero y Negrín tomaron la decisión, tan sorprendente como insólita, de mandar 510 toneladas de oro a Moscú en octubre de 1936. Fue una decisión grave, pues supuso poner en manos del dictador soviético las finanzas de la República.

¿No tuvo la República realmente ninguna otra alternativa? ¿Fue un acierto o, por el contrario, una lamentable equivocación depositar las monedas de oro en Moscú?
La decisión de sacar las reservas áureas de España fue precipitada. En los túneles de La Algameca el oro del Banco no corría excesivo peligro; los temores a que la ciudad de Cartagena fuera apresada por tropas franquistas o cayese en p poder de bandas anarquistas incontroladas resultaron ser infundados. Como se vio después, a finales de 1936, cuando la administración y el ejército republicano lograron organizarse, los frentes de batalla se estabilizaron y todo el levante permaneció en manos del Gobierno de la República hasta el final de la guerra. La Base Naval era un lugar seguro y desde la misma el metal podía transportarse con facilidad a cualquier ciudad española o europea. Sabemos, por ejemplo, que Negrín siguió embarcando monedas y lingotes hacia Marsella y París hasta que se acabaron las cajas almacenadas en La Algameca. Además, si hubiera sido preciso enviar oro a Moscú para pagar suministros bélicos se podría haber transportado en pequeños lotes, aprovechando los buques que, tras dejar el material en España, regresaban vacíos al mar Negro. Y si desde Cartagena y Barcelona se remitieron miles de cajas con lingotes de plata a Estados Unidos en 1938, que atravesaron el Atlántico sin problemas y que compró el Tesoro norteamericano sin mirarles el color político, también cabe suponer que operaciones similares se hubieran podido realizar con las reservas de oro.

Cuando Francisco Largo Caballero y Juan Negrín decidieron enviar las reservas metálicas del Banco de España a la lejana Moscú, el oro se vendía en París, sin que el Tesoro o el Banco de Francia plantearan objeciones, más bien todo lo contrario. Auriol y Labeyrie aseguraron a los responsables del Tesoro español que comprarían el metal que les llegase, y así lo hicieron hasta que el Gobierno republicano interrumpió las ventas. En la capital francesa los agentes de la Hacienda española operaron sin problemas. Las autoridades galas no impidieron o entorpecieron las transacciones financieras de la República. Y si desde noviembre de 1936 la Banque Commerciale pour FEurope du Nord monopolizó el tráfico de divisas procedente de Moscú no fue porque las entidades parisinas estuviesen boicoteando las finanzas del Gobierno de Valencia. El caso del Midland Bank fue la excepción, no la regla. No es descabellado sugerir que en octubre de 1936, los sótanos de la rue de La Vrilliére eran un lugar más apropiado para almacenar las reservas españolas que el Depósito de Metales Preciosos del Estado soviético. El incidente de Mont de Marsan, acaecido a mediados de 1938, no puede aducirse como prueba en contra. Primero, se trataba de un depósito constituido antes de la escisión del Banco de España y, segundo, a mediados de 1938 era imposible no reconocer la existencia real de dos entidades emisoras en España: la de Valencia, perteneciente a un Gobierno cuyas posibilidades de alzarse con la victoria disminuían conforme pasaban los días; y la de Burgos, al servicio de un Gobierno por el que apostaban ya sin disimulo tanto en París como en Londres.

En la capital del Támesis los repetidos intentos de los agentes de Franco para que el Banco de Inglaterra influyera en el Banco de Francia o indispusiera contra la República a los bancos de la City resultaron vanos. En Whitehall y en Threadneedle Street las finanzas de Negrín fueron un asunto irrelevante; quizá Chamberlain hubiese tenido la tentación de embargar las importaciones de oro procedentes de España, pero dudamos de que la medida hubiese complacido a los altos funcionarios del Tesoro, como Hopkins, o a los responsables del Banco de Inglaterra, como Siepman y Cobbold. Ninguno de ellos era partidario del control de cambios, ni de la imposición de sanciones, ni de interferir en las operaciones de la banca privada, como pusieron de manifiesto con ocasión de los debates sobre el oro español en el Comité de No Intervención. Es posible que Montagu Norman, presionado por el canciller del Exchequer, no hubiese aceptado el oro español en depósito, pero nunca podremos saberlo con certeza porque nunca se lo preguntaron. En todo caso, debe recordarse que en el Comité de Londres, el Tesoro británico y el Banco de Inglaterra desaconsejaron
cualquier medida que bloquease los movimientos de oro, lo que indudablemente inclinó al Foreign Office a alinearse con el Quai d'Orsay para impedir que el Acuerdo sobre el embargo de armas se ampliase al ámbito financiero. Al Banco de Inglaterra la política de adquisición de oro del Banco de Francia le parecía un juego peligroso, pero Stepinan y Cobbold tuvieron que reconocer que, dada la legislación británica sobre el control de cambios, a ellos mismos les hubiera sido muy difícil rechazar ofertas de venta de un banco central al que consideraron hasta el final de la guerra el legítimo propietario de las reservas metálicas.

Como la decisión de enviar el oro a Moscú se adoptó con precipitación, Negrín no tuvo tiempo de meditar la opción de Nueva York. Fernando de los Ríos, nombrado embajador en Estados Unidos (el 19 de septiembre), llegó a Washington el día 7 de octubre. Tres días después tuvo su primera entrevista con Cordell Hull en el Departamento de Estado, a quien explicó que la guerra de España se libraba contra el fascismo y contra Alemania e Italia, que deseaban alterar el equilibrio en Europa. No hablaron de dinero, posiblemente porque desde Madrid no le habían dado instrucciones, y por eso no consultó la viabilidad de depositar una parte del oro, o su totalidad, en la Reserva Federal. Pero tuvo tiempo suficiente para hacer la consulta, antes de que Negrín y Stashevski acordaran el depósito de Moscú. A Fernando de los Ríos no se le pasó por la cabeza que en Madrid se estaba tomando la grave determinación de sacar el oro de la Península. La eventualidad de un depósito en Nueva York también se podría haber consultado con Claude Bower, el embajador americano en España, un demócrata liberal valedor de los intereses republicanos ante Hull y Roosevelt. No lo hizo el presidente del Gobierno ni tampoco el ministro de Hacienda. Ninguno de los dos se tomó la molestia de hablar con Bower, quizá porque pensaron, erróneamente, que el «embargo moral» decretado por el presidente estadounidense en agosto podría extenderse al terreno financiero. Se equivocaron. La prueba más evidente de la actitud de la administración de Roosevelt la tenemos con el asunto de la plata. Ya hemos visto que cuando en 1938 Fernando de los Ríos se entrevistó con Heriry Morgenthau, un reconocido liberal antifranquista, éste no planteó ningún impedimento a la importación del metal. Tampoco los tribunales norteamericanos cedieron a la presión de Franco. Nueva York hubiera sido un lugar seguro donde depositar el oro del Banco de España.

Si el Gobierno de la República depositó el oro en Moscú no fue por falta de alternativas. En octubre del 36 las había, pero no se exploraron seriamente. El descarte de países, si lo hubo, se hizo demasiado a la ligera. Si el oro español salió hacia Moscú fue porque los dirigentes republicanos se vieron sometidos a la presión de los soviéticos, en particular al chantaje de Rosenberg y Stashevski. Una presión que aceptaron de buena gana, pues a cambio del depósito confiaban obtener el apoyo de Stalin. Los rusos sugirieron tomar el oro en prenda de los suministros y los republicanos accedieron para garantizarse el envío de aviones y tanques.

Grinko y los directores del Gosbank no estafaron a Negrín; le compraron las monedas de oro al precio de la onza troy en Londres y le vendieron las divisas a la cotización del día en el mercado de cambios de la City. No obstante, le cobraron todos y cada uno de los servicios bancarios. Por el contrario, Voroshilov y los responsables del Comisariado del Pueblo para el Comercio Exterior enviaron a España toda clase de armamento, en ocasiones nuevo y de calidad, pero mayormente antiguo, usado y, sobre todo, a precios exageradamente elevados. La República pagó al contado sus compras en la URSS y en otros lugares, pero a cambio recibió mucho material de desecho. Al poner el oro español en poder de Stalin, un dictador sin escrúpulos y poco fiable, el Gobierno republicano perdió su autonomía financiera. Depositar el oro en Moscú no fue una buena idea sino más bien lo opuesto, un craso error que le costó a la República el tesoro del Banco de España.
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De la información recogida por Maria Dolors Genovés se puede deducir que las autoridades del Ministerio de Defensa ruso defraudaron sistemáticamente al Gobierno republicano porque manipulaban los precios de venta y efectuaban operaciones de ingeniería cambiaria. Los precios eran fijados en rublos, después convertidos en dólares y posteriormente en pesetas. Como las facturas que revisaban los españoles sólo figuraba el precio en una de las divisas, nunca pudieron detectar el fraude del que eran objeto. Howson asegura, que a fuerza de manipular los tipos de cambio del rublo con el dólar en cada uno de los productos que embarcaron hacia España, desde un bombardero hasta fusiles ligeros o cartuchos, los soviéticos llegaron a estafar a la República hasta 51 millones de dólares, tan sólo en la venta de armas. Así, mientras el Gosbank compraba el oro del Banco de España al precio de mercado -la cotización de la onza troy en Londres- el Comisariado de Defensa le vendía al Gobierno republicano piezas de artillería, ametralladoras y municiones de desecho, y el Comisariado del Comercio Exterior le cobraba precios arbitrarios a tipos de cambio irreales.
Del examen de los expedientes rusos, que se han podido consultar, se infiere que el sistema de contabilidad de la sección X era extremadamente tosco, de forma que no hay manera de saber con exactitud el coste de producción de cada uno de los bienes. Aunque Voroshílov le aseguraba a Stalin que cargaba a los españoles precios medios europeos, o que incluso les aplicaba algún descuento, los documentos de la «Operación X» revelan que en realidad primaba la más absoluta arbitrariedad. Algunos casos son llamativos. Por ejemplo, los tanques rusos, de alta calidad, los vendieron a 21.500 dólares la unidad, la mitad de lo que costaban los vehículos alemanes de características similares (unos 41.000 dólares); por el contrario, por las piezas antiaéreas cobraron entre 20.000 y 30.000 dólares, unos precios diez y a hasta veinte veces por encima de lo que valían las alemanas o británicas (unos 13.000 dólares); y las ametralladoras las facturaban a 225 dólares la unidad, cuando en el mercado europeo o americano tan sólo costaban 135 dólares. Los ejemplos se podrían multiplicar. De esta forma, pagando precios excesivos, se pudieron malgastar varios millones de dólares.

La manipulación de los tipos de cambio fue incluso más descarada, aunque de ello no tuvieron constancia ni Negrín, ni Méndez Aspe, ni los responsables del Banco de España. Tras el Acuerdo Monetario Tripartito de septiembre de 1936, la tasa oficial se fijó en 5,3 rublos por dólar; pues bien, los documentos de Genovés empleados por Howson y que yo he tenido la suerte de revisar ponen de relieve que los cambios empleados por los funcionarios soviéticos del Comisariado de Defensa variaron de forma sorprendente; además, casi siempre los situaron por debajo del precio oficial. Para los rifles aplicaron un tipo del 3,6, notablemente sobrevaluado; pero para las ametralladoras la cotización fue incluso peor, pues fijaron el dólar a 2,5 rublos, y para los cañones a una tasa ridícula de 2 rublos por cada dólar. De manera que por un rifle de 45 rublos cobraban a los republicanos 12,5 dólares, mientras que al cambio oficial el importe justo hubiera sido sólo 8,5 dólares; en el caso de una ametralladora de 1.500 rublos la diferencia era más que considerable: entre los 600 dólares que facturaron al cambio de 2,3 y los 284 dólares que realmente costaba de haberse utilizado el cambio oficial; y en cuanto a un cañón de 50.000 rublos, que al cambio oficial salía por 9.450 dólares, Voroshílov cargaba, con el consentimiento de Stalin, la astronómica cifra de 25.000 dólares. Así pues, al sobrevalorar el rublo frente al dólar los soviéticos encontraron una segunda vía para estafar a los republicanos.
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Mensaje por Urogallo »

Impresionante trabajo.
"Adoro Alemania. Por eso me gusta que haya dos" Charles de Gaulle.
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Mensaje por 101 »

coincido con Uro en la calidad del trabajo :roll: pero, comentas que Grinko no estafo a negrin, el no tener encuenta el valor numismatico de las monedas o el valor de antiguedad de algunas joyas, eso no es estafa? :wink: :wink:
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oro de Moscu

Mensaje por caracalla »

No he encontrado ninguna referencia de que en este envío se incluyeran joyas. Eran 7.800 cajas que contenían lingotes y oro amonedado.
El oro amonedado en aquellos tiempos, aunque ya declinaba bastante su uso, era el que acuñaba cada país con distintos valores y que había que fundir hasta convertitlo en oro fino para librarlo de las aleaciones que endurecían el metal a fin que pudiera resistir la circulación cotidiana. No se habla en ningún momento de que hubiera piezas de valor numismático. A estas alturas, si se hubieran conservado, seguramente más de una lo tendría.
Quizás confunda Ud. lo de las joyas y las monedas de oro de alto valor numismático con el traslado ya casi terminada nuestra guerra a Méjico de los tesoros producto de las requisas, en el yate Vita. Vender joyas y monedas en subasta pública hubiera supuesto poner sobre la pista a los expoliados de sus pertenencias que las hubieran reclamado y ante el asombro de los funcionarios méjicanos, se desprecia el alcanzar mayor provecho y todo se funde en lingotes con tal de disponer de numerario.
Esto del yate Vita, es otra historia.
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Mensaje por 101 »

lo de las joyas al parecer fueron requisadas de las cajas privadas de varios bancos, incluso Alcala zamora se vio que le quitaron pertenencias.
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Mensaje por caracalla »

Durante los primeros momentos de la Guerra Civil, el expolio de los bienes, sobre todo, dinero y joyas, estuvo a cargo de partidas vandálicas que apropiaban de los tesoros para su disfrute personal. Es posible que en algunos casos se beneficiaran organizaciones políticas y sindicales. Para evitar esto, o por lo menos paliarlo, se creó la Caja General de Reparaciones de Daños Derivados de la Guerra Civil que pretendió sustituir a las acciones espontáneas de los grupos revolucionarios.
El último eslabón de este dispositivo era la Caja a quien incumbiría la materialización de las incautaciones declaradas pertinentes por el Tribunal y la administración y control de los bienes apropiados
La Caja realizó una minuciosa tarea de clasificación e identificación de los objetos decomisados facilitando la transformación de los que tenían como soporte metales nobles. De la inercia de este macrocosmo burocrático y de su insensibilización ambiental, revela el hecho de que bien avanzado 1938, cuando el sentido del desenlace del conflicto civil era claro, se dedicase plácidamente a seleccionar nuevo personal mediante oposiciones convocadas y celebradas con todo el rigor y la parafernalia clásica de estos procesos.
Gracias a esta concienzuda labor de gran esfuerzo metódico, el gobierno de Franco pudo localizar los propietarios y cotejar con la documentación elaborada por Caja, la veracidad de lo reclamado para su devolución. Estos hombres de la República intentarán encauzar jurídicamente o maquillar al menos los desmanes que se perpetraron. Indudablemente el final de la institución no fue glorioso, aunque los historiadores, quizás por ciertos pudores, no hayan querido desentrañar del todo los misterios y turbiedades de los destinos de los tesoros acumulados por la Caja de Reparaciones. Amaro del Real dirá sobre la cuestión «Los dirigentes republicanos se llevaron los recursos más fáciles de realizar, pero una buena parte de ellos se dispersó por el camino y no llegó a la bodega del Vita por la falta de previsión y por la escasa capacidad de aquélla».


Fueron estos los procedimientos adoptados por una de las partes contendientes de la guerra civil que disponía de indiscutible legitimidad política inicial, aunque a la postre se tratase sólo de digerir jurídica y administrativamente bienes asumidos bajo el signo de la represalia. Mientras en la otra zona de la conflagración fraticida, con base en la Ley de 9 de febrero de 1939, los disidentes significativos fueron privados de sus patrimonios.
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Re: el oro de moscu

Mensaje por Coronel »

Es un tema interesante en grado sumo. Lamentablemente en este mismo momento no tengo tiempo para postear mucho, pero aquí hay algo que no entiendo bien. Veamos...
La decisión se tomó en secreto, llegandose a ocultarla al propio Azaña, el cual, cuando supo lo ocurrido quisó dimitir, pero fue convencido de no hacerlo por Indalecio Prieto.Azaña era el último símbolo de lo que fue la República parlamentaria, y su dimisión hubiera significado un desatre de cara a las democracias occidentales.
El traslado del oro se hizo a Cartagena, y se eligió esta ciudad por sus excelentes defensas, descartando Barcelona.
Bien, pero eso no encaja con esto...
Los enemigos de Negrin habrán perdido una partida, y con ella, un tema de groseras infamias que soportó en silencio durante años. Sus enemigos hicieron del problema una cuestión personal, cuando estaba determinado por una decisión unánime del Gobierno presidido por Francisco Largo Caballero, y sancionada por el Presidente de la República, Manuel Azaña, con la colaboración directa del ministro de la Marina, Indalecio Prieto, quien dispuso que una parte de la escuadra protegiera a los barcos soviéticos que realizaron el transporte.
A ver, se supone que la decisión de enviar el oro a Moscú no la pudo haber tomado Caballero, ya que al fin y al cabo se había peleado con los rusos echando de su despacho a su embajador diciendo en su cara que España podía ser pobre pero tenía orgullo para dejarse manipular por extranjeros, lo que no casa bien con la idea de que Caballero aceptara enviar el oro a Moscú. Y si además la decisión se tomó a espaldas de Azaña es dudoso que este la sancionase más allá de tener que apechugar bien a pesar suyo con un hecho ya consumado...a sus espaldas, precisamente, así que eso de sancionada por Azaña no suena muy bien que digamos. En cuanto a Prieto, tanto él como Negrín se pasaron la posguerra culpando cada uno al otro del desaguisado y de corrupción. Así que ese otro punto tampoco lo veo muy claro. Si alguien me lo puede aclarar un poco, me vendría de perlas.

Otra pregunta: Quisiera saber porque el oro no se envió a Suiza simplemente. Me parece que habría sido lo más lógico. :D
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Re: el oro de moscu

Mensaje por fco_mig »

Coronel escribió: 27 Nov 2022 Otra pregunta: Quisiera saber porque el oro no se envió a Suiza simplemente. Me parece que habría sido lo más lógico. :D
En este punto puedo aclarar algo: el oro que entra en Suiza, difícilmente sale de Suiza a menos que lo saque el mismo que lo introdujo, si no es tras unos procedimientos que permitan al banco en cuestión lavarse las manos si ocurre algo. Y más en esa época. Las leyes de la Confederación Helvética son rigurosas sobre este tipo de intermediación. De ninguna manera se hubiera podido ocultar el tema.
Otra cuestión es que hubieran podido ponerse en manos de intermediarios financieros menos serios y rigurosos, que también pululaban y pululan por plazas financieras como las suizas. Pero quizás no quisieran correr ese riesgo.
Por otra parte, a los comunistas no les gusta Suiza a quien consideran epítome de lo peor del capitalismo.
A decir verdad, en esta lucha de cada instante, donde el resultado más corriente es que se petrifique todo lo que hay de más espontáneo y valioso en el mundo, no estoy seguro de que podamos ganar.
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Re: el oro de moscu

Mensaje por Coronel »

Gracias por responder. Pero me he quedado más confundido que antes.

Veamos.
el oro que entra en Suiza, difícilmente sale de Suiza a menos que lo saque el mismo que lo introdujo, si no es tras unos procedimientos que permitan al banco en cuestión lavarse las manos si ocurre algo. Y más en esa época.
Pero bueno, digo yo, es que acaso no se supone que eso era precisamente lo que había que hacer, pues, tener la garantía de que el oro estaba bajo el control de la República. Bastaba con una orden escrita del banco de España para que partes de ese oro correspondientes a los importes de las armas fueran enviados a Rusia para que los suizos se lo entregaran...previa autorización, eso sí, del gobierno de la República. Que es como se supone que debería de ser, vamos. Peor lo veo que no se haya hecho precisamente así. :-O
Las leyes de la Confederación Helvética son rigurosas sobre este tipo de intermediación. De ninguna manera se hubiera podido ocultar el tema.
Pero a quién había que ocultarlo, digo yo. A los nacionales no, porque se supone que debía de desmoralizarles saber que no podían apoderarse del oro conquistando esta o aquella ciudad española, porque a Suiza no la podían invadir. A menos que la idea fuera ocultarlo al propio Azaña no le veo la lógica. Y no creo que Azaña se hubiera opuesto a enviarlo a Suiza si allí estaba bajo el control directo de su gobierno. Y si no, pues apaga la luz y vámonos, que si le pasas por encima a tu propio presidente.... pues vamos, hombre... %*}

Otra cuestión es que hubieran podido ponerse en manos de intermediarios financieros menos serios y rigurosos, que también pululaban y pululan por plazas financieras como las suizas. Pero quizás no quisieran correr ese riesgo.
Vale, pero peor me parece correr el riesgo de darle el oro a un tipejo como el tío Joe, que dicen que luego hizo un brindis con sus íntimos diciendo que los españoles no iban a volver a ver su oro...
Por otra parte, a los comunistas no les gusta Suiza a quien consideran epítome de lo peor del capitalismo.
Hombre, los bolcheviques de Lenin le vendieron tropotocientas obras de arte a Andrew Mellon que era más capitalista que Rockefeller a cambio de tener dólares conque comprar armas en 1917. Y el propio Lenin decía que "los capitalistas venderían la cuerda conque les vamos a ahorcar" afirmando que era mucho mejor negocio tener armas para la revolución con dinero de los capitalistas que obras de arte feudal...y que Mellon era un pardillo dando dinero al régimen que acabaría con tipos como él. Con esa lógica... pues, vamos...

De todos modos yo tenía entendido que la República era socialista pero no comunista, que lo del comunismo republicano era un bulo de los nacionales. Y si eran socialistas reformistas moderados al estilo sueco, digamos, pues no debería parecerles inaceptable enviar el oro temporalmente a Suiza por una necesidad militar mientras durase la guerra.

Lo dicho: de verdad que me he quedado más confundido aún.
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Re: el oro de moscu

Mensaje por fco_mig »

Coronel escribió: 28 Nov 2022 Gracias por responder. Pero me he quedado más confundido que antes.

Veamos.
el oro que entra en Suiza, difícilmente sale de Suiza a menos que lo saque el mismo que lo introdujo, si no es tras unos procedimientos que permitan al banco en cuestión lavarse las manos si ocurre algo. Y más en esa época.
Pero bueno, digo yo, es que acaso no se supone que eso era precisamente lo que había que hacer, pues, tener la garantía de que el oro estaba bajo el control de la República. Bastaba con una orden escrita del banco de España para que partes de ese oro correspondientes a los importes de las armas fueran enviados a Rusia para que los suizos se lo entregaran...previa autorización, eso sí, del gobierno de la República. Que es como se supone que debería de ser, vamos. Peor lo veo que no se haya hecho precisamente así. :-O
Ya lo dije antes: si se hacía con propiedad, iba a ser casi imposible mantener el asunto en secreto, con la consiguiente merma de prestigio frente a los países democráticos y el daño a la moral de las tropas.
Coronel escribió: 28 Nov 2022
Las leyes de la Confederación Helvética son rigurosas sobre este tipo de intermediación. De ninguna manera se hubiera podido ocultar el tema.
Pero a quién había que ocultarlo, digo yo. A los nacionales no, porque se supone que debía de desmoralizarles saber que no podían apoderarse del oro conquistando esta o aquella ciudad española, porque a Suiza no la podían invadir. A menos que la idea fuera ocultarlo al propio Azaña no le veo la lógica. Y no creo que Azaña se hubiera opuesto a enviarlo a Suiza si allí estaba bajo el control directo de su gobierno. Y si no, pues apaga la luz y vámonos, que si le pasas por encima a tu propio presidente.... pues vamos, hombre... %*}
No descarto que Azaña estuviera en el ajo a pesar de sus protestas. Pero también lo he contestado antes: iba a ser un golpe moral más contra las propias tropas que las nacionales. Y el desprestigio frente a Occidente... es lo único que permite creer que Azaña no mentía y pasaron efectivamente por encima de su autoridad; de ser cierto eso último, indicaría el nivel de descomposición al que había llegado la Segunda República.
Coronel escribió: 28 Nov 2022
Otra cuestión es que hubieran podido ponerse en manos de intermediarios financieros menos serios y rigurosos, que también pululaban y pululan por plazas financieras como las suizas. Pero quizás no quisieran correr ese riesgo.
Vale, pero peor me parece correr el riesgo de darle el oro a un tipejo como el tío Joe, que dicen que luego hizo un brindis con sus íntimos diciendo que los españoles no iban a volver a ver su oro...
También he hablado de los intermediarios financieros oscuros que pululan en torno a las grandes plazas. Sobreviven precisamente por esas transacciones inconfesables. Otro punto que da cuerpo a la tesis de la ignorancia de Azaña de por lo menos el alcance del asunto.
Coronel escribió: 28 Nov 2022

Hombre, los bolcheviques de Lenin le vendieron tropotocientas obras de arte a Andrew Mellon que era más capitalista que Rockefeller a cambio de tener dólares conque comprar armas en 1917. Y el propio Lenin decía que "los capitalistas venderían la cuerda conque les vamos a ahorcar" afirmando que era mucho mejor negocio tener armas para la revolución con dinero de los capitalistas que obras de arte feudal...y que Mellon era un pardillo dando dinero al régimen que acabaría con tipos como él. Con esa lógica... pues, vamos...

De todos modos yo tenía entendido que la República era socialista pero no comunista, que lo del comunismo republicano era un bulo de los nacionales. Y si eran socialistas reformistas moderados al estilo sueco, digamos, pues no debería parecerles inaceptable enviar el oro temporalmente a Suiza por una necesidad militar mientras durase la guerra.

Lo dicho: de verdad que me he quedado más confundido aún.
Los comunistas se habían infiltrado mucho, desde el principio de la guerra, en las estructuras de gobierno. Cuando desplazaron a sus rivales anarquistas, hay quien dice que se constituyeron en un verdadero "gobierno en la sombra". La tesis es discutible pero creíble y, por supuesto, peligrosa para la supervivencia. Pudo ser un bulo de los nacionales, o quizás mejor una exageración. Pero examinando el asunto con objetividad, no puede descartarse que la Segunda República fuese camino de convertirse en una "República Popular" avant la lettre.
Incluso si asumimos que lo anterior es falso, nos encontramos de nuevo con el golpe a la moral y al prestigio propios. Y, sí; los políticos de la época eran verdaderamente unos cenutrios.
A decir verdad, en esta lucha de cada instante, donde el resultado más corriente es que se petrifique todo lo que hay de más espontáneo y valioso en el mundo, no estoy seguro de que podamos ganar.
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