Quinto_Sertorio escribió:Qué quieren ustedes, a veces es bueno volver la vista atrás con nostalgia de la Historia, es lo que queda.
Aunque intento ser objetivo y mantener el espíritu crítico, no deja de asomar en mí la parcialidad, y no consigo sino leer las facciones realizadas por los Tercios con admiración, y porque no decirlo, cierto desengaño, cuando lo que se pretendía conseguir, lo que pudo ser y no fue, queda desbaratado por tantas causas contrarias, muchas de ellas emanadas desde la propia raíz de España.
Resulta llamativa la recopilación de pasos, y situaciones, típicos de los asedios en aquella época, desde el empleo de las minas y contraminas, las formas de combate que hoy en día resultarían algo raras, hasta que tuvieran que ponerse en práctica de nuevo, caso de la guerra subterránea en las minas; a la tácita costumbre de pasar a cuchillo a los defensores de lugares en los que se ha luchado hasta el final.
Pensaba escribir otro episodio, sobre el asedio de Amberes, pero este fue un sitio por hambre, apenas si hubo aproximación a las murallas de la villa y ciudadela, aunque sí muchos combates por el dominio de los diques que covertían la campiña de la ciudad del Escalda en una laguna dominada por las Armadas de los rebeldes.
De todas maneras, a ver si encuentro otro ejemplo de zapa, mina y batería... El asedio de la Exclusa de Brujas es otro similar [1587] pero no tiene la emoción de este.
a la tácita costumbre de pasar a cuchillo a los defensores de lugares en los que se ha luchado hasta el final
No sólo morían los defensores, sino muchos ciudadanos que en algunos casos, nada tenían que ver con la defensa de la ciudad, sino era como trabajadores que asistían forzados a la reparación y construccíón de obras de defensa. La lástima - y así me pronuncio - es que contra el gobernador de la defensa de la villa, no se actuara de igual manera, pero hasta en el fervor del combate, siempre hay ricos y pobres, y por este "caballero" se podía obtener un rescate que nadie hubiera pagado por esas mujeres y niños que morirían despeñados por el puente del Mosa.
Por cierto, que estos combates subterráneos, me recuerdan los que relata Ernst Jünger en Tempestades de Acero, varios siglos después
¿Será guerra en las trincheras?
Y una anotación, importante tener en cuenta la historia que hay detrás de la puramente militar: La parte política-diplomática que llevó a las salidas de las tropas españolas, y luego su vuelta, en estos momentos. No sólo se cañoneó de un lado y otro, por supuesto.
Acerca de esto estuve leyendo sobre Sancho Dávila, que quedó tras la muerte de Requesens como cabo de guerra informal de las tropas leales [españoles y alemanes] . La muerte de Requesens dejó un vacío de poder que el Consejo de Estado ["dominado" por naturales de los Países Bajos] se lanzó a ocupar. Sancho Dávila era partidario de la mano dura, como su mentor el duque de Alba, y la disensión entre este y el Consejo de Estado llegó a su punto culminante cuando estos publicaron un bando que hacía rebeldes y traidores al rey a las tropas españolas amotinadas [pero no a las valonas, que también lo estuvieran] que alguno interpretó liberalmente y extendió a todas las tropas españolas, estuvieran amotinadas o no. Se vivió en el año 1576 un clima de doble guerra civil: por un lado, la que se mantenía desde primera instancia contra los rebeldes, y ahora contra los que hasta hacía poco se habían mostrado leales al rey.
Tras el saco de Amberes, defendiendo Sancho de Ávila la ciudadela de la que era gobernador, y la propia vida, fue desautorizado por el rey, rebelado, y a Juan de Austria, que había sido nombrado gobernador a mediados de junio, pero que todavía estaba por llegar, se le impuso que aceptase las condiciones de los Estados, a fin de atraerlos al redil.
La medida fue el exponente del agotamiento [financiero y demográfico] recurrente de la corona, que cada tanto, hacía que esta quedara al borde del colapso, y que fue uno de los motivos de que la guerra durara 80 años, para acabar obteniendo un magro resultado.
Pero la salida de las tropas españolas sólo hizo que la rebelión no tuviera marco alguno que la contuviera. Lo cierto es que tuvieron que volver, porque no se podía confiar en que los naturales de los Países Bajos defendieran la causa de su príncipe, combatiendo contra sus paisanos a favor de extranjeros.
En todo caso, amigo Sertorio, le agradezco el interés y la participación.
El próximo, hoy queda escrito: se lo dedico.