Soldados rusos junto a los restos de los armenios quemados por las fuerzas otomanas en el pueblo anatolio de Sheikhalan, 1915.
Lo que sigue son extractos del diario del soldado danés-alemán Heinrich Jessen de junio de 1916, que sirvió en un batallón de ametralladoras en Oriente Próximo.
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"Hay muchos prisioneros aquí, son ingleses e indios de Kut-al-Amara a unos 300 km al sur de Bagdad, y van camino de "Konia". Unos 13.000 - 14.000 prisioneros fueron llevados allí, venden todo lo que poseen por algo de dinero turco para poder comprar algo de comer. Su cuidado es moderado, seguro que no desearía ser un prisionero en cautiverio turco.
Cuando uno ve esta crueldad, realmente es casi indescriptible lo que ocurre aquí abajo. A veces nos encontramos con grandes hordas de "armenios", atados con esposas, esta gente hambrienta y atormentada, "bestias herejes" como los llaman los turcos, dado que los armenios son un pueblo cristiano.
Cuando uno ve sus ropas andrajosas, sus miradas desesperadas, cuando se acercan a nosotros con los brazos extendidos, pidiendo ayuda y limosna, entonces te golpea el corazón, tanto que podríamos haber acribillado a los guardias (turcos) con ametralladoras, pero obviamente no nos lo permitieron.
Les dimos todo el pan que teníamos, pero los guardias nos lanzaban miradas furiosas. Es una pena que algunas personas deban ser torturadas así.
Invadieron sus tierras, les robaron todo lo que poseían, quemaron sus casas, mataron a los niños, vendieron a las niñas, y los hombres primero tuvieron que trabajar todo el tiempo que pudieron, y cuando se derrumbaron los llevaron a los desiertos para que los chacales se alimentaran de ellos.
Aquí y allá huían algunos, nosotros también teníamos unos cuantos, los turcos no se atrevían a registrar nuestro lugar en busca de ellos. Pudimos hacer uso de un sirviente, y por ese tiempo tuvo paz de los turcos.".
Saludos.
