Pues no lo sé pepero
Artilleros antitanque PIAT del Regimiento de Fusileros Regina canadiense, observando el carro PzKpfW V Panther alemán que destruyeron a menos de treinta metros del cuartel general del batallón, en Bretteville-l'Orgeuilleuse, Francia, el 8 de junio de 1944. El fusilero Joseph Lapointe (a la izquierda) fue el principal artífice de esta hazaña.
La noche del 8 al 9 de junio de 1944, Kurt “Panzer” Meyer, que estaba al frente de un regimiento de la 12ª División Blindada de las SS Hitlerjugend, marchaba a lomos de su motocicleta, acompañando a sus tanques Panther y a sus granaderos acorazados.
Los blindados se detuvieron a una distancia prudente del puesto de mando de los canadienses del Regimiento Regina Rifles, situado en la localidad normanda de Bretteville l’Orgueilleuse. Los Panther apuntaron sus cañones de 75 milímetros contra las posiciones canadienses y lanzaron un diluvio de proyectiles sobre el enemigo. Tras un intenso cañoneo, creyendo haber aniquilado a los hombres del Regina, los carros de combate, comenzaron a rodear las posiciones canadienses.
Los fusileros del Regina, agazapados en la oscuridad, sentían la tierra vibrando bajo sus cuerpos mientras escuchaban el desquiciante rugido de los motores de las bestias de acero que les rodeaban. Las bocas de los fusiles de los canadienses y sus armas antitanque habían permanecido en silencio ante el estrepitoso monólogo de los disparos de los carros de combate germanos.
En el momento preciso, cuando los tanques alemanes estaban al alcance, los anticarro de los canadienses comenzaron a disparar. Cada descarga resplandeció en la oscuridad. Unas pocas piezas antitanque lograron detener la carga de los blindados alemanes. Los canadienses del Regina resistieron tenazmente, provocando que de los 22 tanques con los que comenzaron la ofensiva los hombres de Kurt “Panzer” Meyer, regresasen con 6 carros menos. Duramente castigados, los panzers de Meyer, dejaron atrás un montón de ruinas envueltas por el humo. El temido y aguerrido Kurt “Panzer” Meyer, frustrado, subió a su motocicleta y dio media vuelta.
Lo mejor del Call Of Duty, es que ni te duelen los tiros ni pagas la munición.
El Maestro Zebra.
Ab insomne non custita dracone