¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

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Flavius Stilicho
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

Gracias Schweijk, y saludos tardíos a Plaka.
Volvemos a la carga...


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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

4.3 El combate.
Como en toda caballería de la época la unidad táctica básica de los coraceros era el escuadrón, el equivalente al batallón en infantería.
El ataque se solía hacer “en muraille” (rodilla con rodilla o bota con bota, según expresiones de la época). Una solida formación cerrada que no daba pie al individualismo, y con un espacio mínimo entre jinetes que evitara que los jinetes enemigos pudieran atravesar la formación.

Los manuales tácticos de caballería franceses establecían un mecanismo parecido al de otras caballerías europeas. En el caso francés, la carga seguía teóricamente los siguientes pasos y órdenes:
1. Garde à vous pour charger. Orden de prepararse para la carga.
2. Sabre à la main. Desenfundar los sables.
3. Au trot. Marche. Avance al trote (durante unos 150 pasos).
4. Au gallop. Marche. Avance al galope (durante unos 100 pasos).
5. Chargez. Orden de cargar, con el correspondiente toque de todas las trompetas de la unidad. Los soldados se elevaban sobre sus estribos con el sable extendido hacia delante por parte de los jinetes de la primera fila, mientras que los de las siguientes lo sostenían sobre sus cabezas para no herir a sus compañeros.

Ésta era la teoría, pero en la práctica del campo de batalla se tendía a retrasar mucho el momento del galope; y en el caso de los coraceros parece no haberse siquiera usado esa fase, cargando como mucho a un “trote rápido”. Asimismo muchos oficiales defendían que era mejor desenvainar hacia al final de la carga, en vez de al principio; debido a que tal movimiento generaba una momentánea euforia en el jinete.
El oficial Von Bismarck de la caballería de Württemberg dejó una buena descripción de una carga típica tras contemplar una carga contra la caballería austriaca en 1809:
Los coraceros pusieron especial acento en cabalgar bota con bota, y nunca se desplazaron a un paso más veloz que el trote. Se oían constantemente de sus filas a los oficiales hablando a sus hombres: “Serrez, cuirassiers, serrez”. Justo antes de cerrar (la distancia) con el enemigo los generales y coroneles de nuevo repetían la orden; “En avant, marche, ¡Marche!” que era repetida por todos los hombres; pero el paso nunca se incrementaba. Ese “en avant” era simplemente el equivalente francés al ruso “hurrah”.
.
Para sus enemigos el hecho de que los coraceros no cargaran al galope era un reflejo del “sobrepeso” de estas unidades y la escasa calidad de sus jinetes ya que se requería de cierta habilidad para que una formación al galope no se desordenase. La teoría previamente aceptada (desde la época de Federico el Grande) era que una caballería al galope adquiría un “ímpetu” que atemorizaba a una caballería a un paso más lento. Sin embargo la balanza psicológica se podía inclinar rápidamente al otro lado, y la caballería “al galope” se ponía nerviosa cuando a partir de cierto punto contemplaba como sus rivales seguían avanzando metódicamente al trote sin señal de vacilación.

La carga “rodilla con rodilla” contra una unidad de caballería normalmente se resolvía sin llegar a la melé. Según du Picq, en un encuentro de caballería, 49 veces de cada 50 había un bando que vacilaba, se desordenaba y huía antes de llegar al contacto. De ahí el acento que ponían los oficiales de coraceros en mantener la formación anteponiéndola a al velocidad, así como la importancia del efecto moral de la coraza tanto sobre los propios coraceros como sobre los rivales. Si la caballería enemiga cedía pero volvía grupas demasiado tarde, ese era el momento ideal para lanzarse al galope sobre las espaldas de los enemigos.
Independientemente de si las melés eran tan raras como opinaba du Picq o no, lo cierto es que existían. En dicho caso, y sí ambas fuerzas mantenían una formación compacta, no hay que imaginar dos fuerzas estrellándose una contra otra al galope. Si no eran los propios jinetes, ya se encargaban los caballos de frenar la carga. Y no era raro que dos líneas de caballería acabaran paradas a corta distancia mirándose una a otra durante un momento. Cuando se producía la decisión de “pelear”, los jinetes avanzaban unos contra otros prácticamente al paso; y se iban despachando oponentes hasta que unos de los dos bandos huía.


En el caso de atacar a infantería organizada, como ya se ha comentado era fundamental el buen juicio de los oficiales a la hora de valorar si la infantería enemiga estaba cerca o no de derrumbarse. Como ya se ha comentado, los coraceros eran más propensos a tomar el riesgo de “acercarse” a una formación de infantería. Una vez que la infantería había descargado totalmente sus armas a corta distancia y estaba en proceso de recarga, había un momento crítico en que se podía decidir el resultado de la acción.
Con los coraceros ya cerca, los infantes menos disciplinados tendían a ponerse nerviosos y ejecutar mal el proceso de recarga; no eran raros disparos precipitados en algunos casos sin bala o directamente disparando la propia baqueta. Muchos soldados se asustaban ante la presencia cercana de los caballos y tendían a recular, además el hecho de ver a los jinetes armados con corazas les quitaba a algunos la confianza en sus bayonetas. Los coraceros trataban de aprovechar eso, realizando movimientos intimidatorios, siempre en busca de un hueco en la formación.
Cuando surgía ese hueco había que reaccionar rápido y cruzarlo. Si se entraba en un hueco de un cuadro y este se cerraba la cosa solía pintar bastante mal para el jinete. Un truco muy utilizado era gritar “prisionero” cuando se cruzaba el hueco, tratando de que los soldados se bloquearan en su reacción y su moral se viniera abajo y efectivamente se rindieran.
Quedaba el problema de que había que ocuparse de los prisioneros, lo más rápido posible y reformar la unidad para que siguiera combatiendo o respondiera a un contraataque, a la vez que se vigilaban a los prisioneros. No siempre era fácil asegurar los prisioneros. Según el oficial napoleónico De Brack, había tendencias por nacionalidades:
La infantería austriaca arroja sus armas, y cada soldado proclama que es polaco; como prisioneros te acompañan fielmente. La infantería prusiana arroja sus armas, pero las retoma con presteza si perciben la llegada de ayuda. La infantería rusa se tiende (en el suelo), permite la carga continuar, se alza y hace de nuevo uso de sus armas.



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L. Rousselot. El avance de los coraceros en Waterloo (1815).


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J.O.B. Clásica imagen de una carga de coraceros.


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K. Rocco. Carabineros (1er rgto.) vs húsares rusos (Izoum) en Borodino (1812). Tras una salvaje melé, ninguno pudo proclamarse claro vencedor.


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P. Dennis. Coraceros intentan forzar un cuadro británico en Waterloo (1815).
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por APV »

Flavius Stilicho escribió:La teoría previamente aceptada (desde la época de Federico el Grande) era que una caballería al galope adquiría un “ímpetu” que atemorizaba a una caballería a un paso más lento.
Era la forma tradicional de carga de la caballería francesa durante la guerra de sucesión, avanzar al trote culminada por el disparo de las pistolas y luego el choque a espada, frente a la táctica inglesa de cargar al galope con las espadas.
Federico se uniría a las técnicas de carga a galope, que por ejemplo usaban polacos y suecos (los rusos a inicios del S. XVIII preferían el trote y el uso de las armas de fuego).
Flavius Stilicho escribió: Los coraceros trataban de aprovechar eso, realizando movimientos intimidatorios, siempre en busca de un hueco en la formación.
Barbero describe el avance contra los cuadros en Waterloo como un juego psicológico a ver quien cedía primero.

El problema es que para la caballería era un problema de tiempo, porque sus caballos se iban agotando por esas maniobras y la unidad tendía a desorganizarse.
Para la infantería en formación el problema era menor, salvo que la artillería y la infantería enemiga se fuesen acercando, en ese caso necesitaba dispersar rápido a la caballería para poder cambiar de formación.
Flavius Stilicho escribió:La infantería rusa se tiende (en el suelo), permite la carga continuar, se alza y hace de nuevo uso de sus armas.
Ese es el gran problema, y por eso Federico decía que había que matarlos dos veces. Si la formación rusa no se rompía, y simplemente te dejaban pasar por encima, la unidad volvía a estar en disposición de combatir casi de inmediato (y disparandote por la espalda).
Lo que unido a que los rusos no se sentían tan intimidados por ver sus comunicaciones cortadas hacía que se les considerase una infantería muy sólida en combate y muy peligrosa (distinto era las capacidades de los mandos que tenían).

El resultado podía ser una victoria sangrienta como Eylau o Borodino.
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas no estarás jamás en peligro Sun Tzu.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Schweijk »

Flavius Stilicho escribió:Independientemente de si las melés eran tan raras como opinaba du Picq o no, lo cierto es que existían. En dicho caso, y sí ambas fuerzas mantenían una formación compacta, no hay que imaginar dos fuerzas estrellándose una contra otra al galope.
Recuerdo un testimonio de la época sobre una mélé. Decía que contrariamente a lo esperado, con hombres y caballos rodando por los suelos a causa del impacto, los jinetes se mezclaron como cuando se entrecruzan los dedos de las manos.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

5. Organización.
Los regimientos de coraceros contaban inicialmente con 4 escuadrones, cada uno de ellos dividido en 2 compañías. Los 3 primeros escuadrones eran los escuadrones “de batalla” y el 4º era el de “depósito”, y generalmente permanecía en el depósito regimental entrenando a los reclutas que irían al resto de escuadrones.
En el verano de 1806, Napoleón decide reforzar a los coraceros con un 5º escuadrón. Sus respectivas compañías se crean en octubre y diciembre de ese año; y el decreto que confirmó la existencia de dicho escuadrón tuvo lugar en marzo de 1807. El escuadrón “extra” tendría una vida azarosa. Tras la paz de Friedland y el acantonamiento de las divisiones de coraceros, se decidió utilizarlos para formar 3 regimientos provisionales en 1807-1808 de cara a su envío a España. A finales de 1809 serían oficialmente disueltos los quintos escuadrones (con excepción del del 13º regimiento), pero fueron recuperados para la campaña de 1812 en Rusia; siendo vueltos a eliminar de cara a la reconstrucción de los regimientos en 1813.

En 1803 los regimientos se componían de 657 hombres para tiempo de paz y 706 para tiempo de guerra. Para 1806, habían pasado a estar compuestos por 820 hombres. Con la temporal incorporación de otro escuadrón llegaron a tener 1040 hombres. Por supuesto una cosa eran las cifras teóricas y otra la realidad.

Los regimientos contaban con un estado mayor regimental que ascendía en 1806 a 20 hombres.
El comandante del regimiento era un coronel (rango recuperado por Napoleón en sustitución del revolucionario “chef de brigade”). El segundo oficial en rango era el “major”, que quedaba a cargo del depósito del regimiento. Asistiendo al coronel había 2 jefes de escuadrón (“chefs d´escadron”), que en realidad no comandaban escuadrones, sino que era un rango que había sustituido al antiguo teniente-coronel. Los jefes de escuadrón servían de lugartenientes en el manejo del regimiento; pudiendo asimismo asumir el mando de un destacamento formado por una o más compañías.
El staff regimental contaba con varios ayudantes, así como con un “brigadier-trompette”, que era el encargado de instruir a los trompetas del regimiento.
Adicionalmente dicho staff incluía personal especializado, como un oficial que ejercía de tesorero, así como los miembros del servicio médico (1 “chirurgien-major”, 1 ayudante y 2 auxiliares), o los dedicados a “oficios” como guarnicionería, veterinaria...

Los escuadrones no tenían un mando propio, sino que el mando lo ejercía el capitán de mayor antigüedad de las dos compañías que lo componían. Una compañía de coraceros/carabineros se componía en 1806 de 100 hombres: 1 capitán, 1 teniente, 1 subteniente (2 a partir de 1809), 5 sargentos, 9 cabos, 1 trompeta y 82 “coraceros/carabineros”.


Imagen
Alex Cabaret. Uniformes del estado mayor regimental del 1º de Coraceros, 1815.


Imagen
Alex Cabaret. Uniformes de un improvisado estado mayor a nivel de escuadrón en base a personal del estado mayor regimental; 1º Coraceros, 1815.


Imagen
Alex Cabaret. Uniformes y distintivos de las compañías de coraceros; 1º Coraceros, 1815.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

6. Tropa y oficiales.
Los coraceros y carabineros eran apodados los "gros frères" (grandes hermanos) y los "gros talons" (grandes tacones); términos que se podían generalizar a toda la caballería pesada, formada por hombres grandes enfundados en botas altas. A su vez el término "gros lolo" (gran pecho) se convirtió en un término en argot para referirse a un coracero.
Los coraceros, al igual que el ejército en general, nutrían sus filas con los nuevos conscriptos de cada año y unos cuantos voluntarios. En cada leva, los conscriptos eran clasificados; separando a los más altos y robustos, aquellos que eran considerados aptos para las unidades de élite. A la hora de distribuirlos, normalmente por altura, carabineros y (tras ellos) coraceros tenían preferencia. En 1806 la altura de los jinetes pesados quedó establecida en un rango de 1,7 a 1,8 metros; superando normalmente los 1,73.
En general, las regiones de preferencia para encontrar hombres “altos” para las unidades eran los departamentos del norte y este de Francia. Cuando el Imperio se expandió e incorporó nuevos departamentos adyacentes, coraceros y carabineros no hicieron ascos a incorporar reclutas de dichas zonas, mientras cumplieran los requisitos físicos.

A partir de 5 años de servicio el soldado napoleónico podía en teoría ser licenciado; pero a efectos prácticos en el periodo 1804-1814 la licencia era sólo por motivos médicos. Con los años de servicio, el soldado iba ganando “galons d'ancienneté” en forma de chevrón que se lucía en la manga. Uno a los 10 años, dos a los 15 y tres a los 20.

La promoción entre las filas de los soldados y los suboficiales era responsabilidad del coronel del regimiento, siendo a veces simplemente por una cuestión de antigüedad. Eran raros los intercambios entre regimientos, salvo en el caso de que se consiguiera una recomendación.
Muchos oficiales provenían directamente de la tropa. Como requisito se pedía que el soldado supiera leer y escribir. A ese respecto hay una anécdota de al menos una excepción hecha por el propio Napoleón: al revistar a los caballería en 1807 se encontró con la imponente figura del maréchal-des-logis chef Chambrotte del 1º de Carabineros. Chambrotte era un condecorado veterano que tenía “43 años de servicio” ya que se había unido a los propios carabineros de niño como “enfant de troupe” (en 1773); cuando se le preguntó que de donde era, Chambrotte no pudo mas que afirmar que su hogar era el estandarte del escuadrón. Napoleón cuestionó por qué un hombre como él no era oficial, y al ser informado de que no sabía leer ni escribir, preguntó al oficial al mando que dejando aparte eso ¿si era un buen hombre? Fue el propio Chambrotte el que se apresuró a contestar que sí que lo era, y Napoleón le ascendió a oficial en el acto.

A partir de 1806, y especialmente desde 1809 con la creación de la Ecole Imperiale de Cavalerie de Saint-Germain, las filas de oficiales se empezaron a nutrir también de jóvenes que habían pasado por las escuelas imperiales. Sin embargo estos últimos no accedían directamente al puesto de oficial sino que se les obligaba a pasar por todos los rango, teniendo además que hacer exámenes para los rangos de “brigadier” (cabo) y “maréchal des logis” (sargento).
La promoción entre los oficiales, podía implicar en un principio el cambiar de regimiento de caballería, pasando a veces de unidades pesadas a las de dragones o ligeras y viceversa. Esto se consideró poco práctico debido a las diferencias tácticas entre armas. Al avanzar el periodo se procuró que todos los oficiales (hasta el rango de coronel) de la caballería pesada promocionaran dentro de ella. En caso de moverse a la Guardia Imperial, lo serían a la unidad pesada correspondiente: los Grenadiers à Cheval.
A la hora de progresar en la carrera de oficial había un puesto especialmente señalado. El coronel del regimiento escogía entre los capitanes o tenientes más prometedores del regimiento a 2 “adjudant-majors”, cuya misión era transmitir ordenes y hacer cumplir ciertas órdenes genérales. Dicho cargo era considerado una excelente escuela para oficiales superiores, y en el caso de un teniente que accedía a dicho cargo recibía automáticamente el rango de capitán si aguantaba 18 meses en él.


Imagen
P. Benigni. Oficial y coraceros del 3º, realizando instrucción a caballo; 1804-1805.


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P. Benigni. Joven recluta de coraceros en 1813.


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C. Vernet. Coraceros del 2º jugando a los bolos; 1812.


Imagen
P. Benigni. Dos barbudos carabineros, en el de la derecha se puede observar en su manga el triple chevron que denota sus más de 20 años de servicios.


Imagen
C. Vernet. Oficiales del 7º de coraceros, 1812. Los oficiales posan delante de un exótico decorado de ambiente egipcio que contrasta con la campaña en la que están a punto de participar.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

7. Caballos.
Las regulaciones francesas establecían que la alzada mínima de los caballos de coraceros/carabineros era de 15,1 manos (1,55 metros). Asimismo había teóricamente una alzada máxima de 15,3 manos (1,6 metros), ya que se estimaba que era difícil para los jinetes subirse a caballos más altos debido a lo ajustado de sus pantalones de monta y el peso de las corazas.
El problema era que no era fácil encontrar en Francia suficientes monturas adecuadas. En la propia Francia, las remontas de caballos pesados se solían hacer con ejemplares de zona de Normandía, siendo una de las razas favoritas la Boulonnais. También se procuraban comprar caballos en las regiones alemanas de Hannover y Holstein (holsteiner). El nº de caballos alemanes aumentó cuando se consiguió acceso directo a las yeguadas alemanas tras las conquistas napoleónicas. Una de las razas favoritas pasó a ser la de Mecklemburg, en 1813 se ordenó reservar los caballos de esta región para la reconstrucción de la caballería pesada.
Aun así, En 1812 se tuvo que reducir la alzada mínima en media pulgada, y al año siguiente en otra pulgada, dejándola en 15 manos (1,524 metros).

La victoria sobre Prusia en 1806 supuso la captura de numerosos ejemplares de caballos prusianos y sajones. Entre ellos había como no buenos caballos pesados que fueron utilizados para remontar a la caballería pesada en el invierno de 1806-1807. Sin embargo no deja de ser llamativo que más de la mitad de los caballos capturados nunca llegaran a los depósitos de remonta por una combinación de negligencias y malversaciones, por lo que al final en la gran remonta de ese invierno de la caballería francesa sólo un pequeño porcentaje eran caballos capturados: en torno al 20% del total de nuevos ejemplares de la caballería. Al parecer muchos ejemplares capturados fueron revendidos de manera ilegal por sus “vigilantes” mientras que otros fueron directamente utilizados como “comida”; a ello hay que añadir otras causas como los robos, extravíos o muerte natural del animal antes de ser entregado al depósito.

Los caballos demandaban una gran cantidad de alimento, especialmente los grandes caballos de la caballería pesada. El habitual sistema de vivir del terreno de los ejércitos franceses, se reveló un grave problema en el invierno de 1806-1807, con serias dificultades para conseguir forraje para la caballería y la perdida de muchos animales por falta de adecuada alimentación. Aunque Napoleón tomó nota de los fallos logísticos, la naturaleza de la campaña de 1812 supuso unos problemas insuperables y de nuevo la perdida de numerosos ejemplares durante una dura campaña, mucho antes de la desastrosa retirada. Los grandes caballos sufrieron especialmente a causa de la sed, y la pobre dieta: la cantidad de cólicos, diarreas y constipados era enorme; y las muertes pronto se volvieron alarmantes.
En campañas como la de 1807 y la de 1812, las graves bajas en monturas provocaban que hubiera que apañarse con lo que se tuviera a mano, aunque fueran pequeños caballos locales. En 1807 Gonneville, por entonces teniente del 6º de Coraceros, fue capturado precisamente cuando se ocupaba de forrajear para la unidad. A su vuelta, tuvo que hacerse con varios caballos -la mayoría de los oficiales estaban obligados a tener 2-3 caballos-, obteniéndo por un lado “un caballo de Ucrania tan ligero como un pájaro y que nunca se cansaba”, después otro al que define como “ordinario” y finalmente un caballo adicional en la forma de un caballo cosaco que había sido dejado atrás por haber sido herido.

Se ha hecho famosa la supuesta negligencia de la caballería francesa en el cuidado de sus caballos. Ciertamente a sus aliados polacos les sorprendía el escaso celo que detectaban en muchos de sus colegas franceses a la hora del cuidado de sus monturas.
Curiosamente las regulaciones básicas francesas al respecto, redactadas en 1788, eran muy avanzadas, y se considera que Gran Bretaña no alcanzó un nivel similar hasta el impulso dado por el capitán Nolan a mediados de siglo. Otra cosa era la practica real, en especial la falta de conocimientos de los nuevos reclutas; o la falta de adecuado sustento en campaña por mucho que las regulaciones establecieran la dieta y las raciones a dar a los caballos.
Coraceros y carabineros como unidades de élite parece que cuidaban algo mejor de sus caballos que otras unidades. Así frente a comentarios preocupantes de varias unidades sobre el estado de sus caballos en la concentración del ejército para la campaña de 1812, tenemos el testimonio contrapuesto de un sargento del 2º de Coraceros de que la marcha a través de Alemania hasta el frente había sido apacible para las monturas y que las unidades estaban en un estado excelente de forma.


Imagen
R. Knötel. Carabinero a la altura de 1805, montado en un enorme caballo negro. El negro era el color “típico” de los caballos de carabineros, aunque más adelante se tuvieron que conformar con monturas de otras tonalidades.


Imagen
P. Benigni. Coracero del 11º se toma un descanso mientras el caballo come, 1805.


Imagen
Horace Vernet: carga de los coraceros. El coracero que sostiene una bandera austriaca capturada no está montado precisamente en un caballo de gran alzada.


Imagen
A. Lalauze. Coraceros dando descanso a sus monturas. Se puede comparar la alzada de sus caballos con la del jinete ligero (probablemente un ayudante de campo) que pasa a su lado.


Imagen
Coracero montando a caballo.


Imagen
C. Vernet. Un "herrador" ("maréchal-ferrant") herrando un caballo del 1º de carabineros con la ayuda de un cabo, 1812.
Última edición por pepero el 27 Nov 2017, editado 1 vez en total.
Razón: cambio de "farrier" por herrador a petición del ususario.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Plaka »

Es cierto que en el cuadro de Horace Vernet el caballo resulta mas bien pequeño pero me imagino que poseería cualidades por la que quien lo montaba estaría satisfecho.

Es de suponer que la relación montura soldado en muchas ocasiones sería sumamente fraternal.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

Para más tarde tengo reservada una ilustración de época de jinetes pesados montados en ponis. :)
En el caso de la obra de Vernet, no se yo si la pobre montura es del tipo resistente o no. Me da a mi que un par de cargas más y el lazo fraternal entre jinete y montura acaba con la montura muerta y con el jinete zampándosela al tiempo que proclama: "Pezuñitas lo hubiera querido así"...

Saludos.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

8. Equipamiento.
8.1. Corazas.
Un tercio de los regimientos de coraceros estaban “acorazados” a finales de 1803, el segundo tercio estaba equipado para finales de 1804 y el último lo estuvo justo a tiempo para la campaña de 1805.
La coraza de 1802 (conocida como “1er Modelo”) era básicamente la ya usada por el 8º de coraceros. Con el paso del tiempo se harían dos pequeñas modificaciones; la versión de 1806 (“2º Modelo”) tenía la parte inferior del pectoral más redondeada, mientras que la de 1809 (“3er Modelo”) era un poco más corta y tenía un perfil más pronunciado.
Las corazas de tropa de 1802 parece que pesaban 6,8 y 7,3 kg (venían en dos tallas); a ello habría que sumar el peso de otros elementos como el de las correas reforzadas de los hombros. Las versiones más pesadas de la coraza no pasarían en conjunto de los 8 kg.
La coraza francesa, como ya se ha mencionado, se componía de pectoral y espaldar. Aunque los franceses vieron la necesidad de protegerse también con espaldar, ésta parte era más ligera que la pieza frontal al estar “menos amenazada”. El pectoral adoptaba una característica forma, redondeada sobresaliendo ligeramente en forma de pico, lo que ayudaba a desviar los impactos. Para evitar los roces estaba forrado, sobresaliendo la tela escarlata de dicho forro.

La intención original era que las corazas pasaran unas rigurosas pruebas antes de ser admitidas para servicio. Dichas pruebas consistían en ser capaces de detener 3 balas (¿de pistola?) a 30 pasos. El número de descartes iniciales parece que fue tan elevado que los fabricantes lo consideraron inasumible. Entre la disyuntiva de pagar más por una coraza de mejor calidad o “descafeinar” las pruebas, se optó por esta última: se pasó a un único disparo y a algo más de distancia.

Algunos oficiales, los que se lo podían permitir, tendían a encargar corazas de mejor calidad y que solían llevar algún tipo de adorno en el extremo de la coraza (en torno a la línea de los remaches), así como unas correas más vistosas. Cuando en 1809 se detectó que varios oficiales prescindieron de sus corazas por el calor, fueron castigados con entre otras cosas a usar corazas de tropa.

No sería hasta 1807, tras Eylau y Friedland, en que se dictara la orden para que los generales de las brigadas y divisiones de coraceros, así como los oficiales de dichas unidades asignados a funciones de “estado mayor”, estuvieran también obligados a portar coraza. El propio Napoleón encargó para sí mismo y para su jefe de estado mayor; Berthier sendas corazas; sin embargo una vez que se la probó el emperador la descartó probablemente por considerar que le daba un aspecto ridículo.

La coraza que recibieron los carabineros era la del “3er Modelo”, pero modificada para darle un costoso lucimiento que permitiera a estos distinguirse claramente de los coraceros. Dicha coraza estaba recubierta de una vistosa y fina capa de latón. Las correas de los hombros eran de cuero con guarniciones de cobre, y la tela del forro era azul.
Los oficiales de carabineros usaban una coraza con capa de cobre en vez de latón, y normalmente este adoptaba un tono rojizo para hacerlo más característico.


Imagen
Bucquoy. Coracero del 5º Regimiento, sosteniendo el pectoral y con el espaldar puesto, 1805.


Imagen
E. Detaille. Oficial superior del 7º de Coraceros, su coraza tiene una decoración típica en base a un patrón de hojas grabado en el borde.


Imagen
Reconstrucción del modelo de coraza y casco, fabricados para Napoleón.


Imagen
S. Latin. Carabineros en coraza: un oficial protege a un soldado caído.


Imagen
L. Rousselot. Ejemplares de corazas y cascos. Corazas: 11, 1er modelo (1804-1809); 12, oficial superior (1804-1809); 12, 3er modelo (1809-1815). Cascos: 7, casco de tropa (1804-1806); 8, 9 y 10, cascos de oficiales, el último de ellos del tipo “Minerva".
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

8.2. Cascos.
En consonancia con cierta “moda” dieciochesca, la caballería pesada francesa -incluidos coraceros como los del 8º de “cavalerie”- se habían encontrado sus cabezas protegidas no por cascos sino por tricornios dotados de refuerzos metálicos (en forma de cruz); y eso a pesar de que los dragones contaban con cascos. Ya en 1798 se había planteado la necesidad de dotar a la caballería pesada con cascos pero hubo que esperar a 1801, al final de la guerra.
El coronel Merlin del 8º, consiguió en 1801 que el Ejército del Rin encargara cascos para su unidad, y al parecer fue responsable del diseño. El 1º de coraceros se vio obligado a adoptar el mismo diseño, a pesar de que a su comandante no le gustaron demasiado.

El casco de coraceros estaba basado en el de los dragones: un casquete ligero de hierro dotado de visor y rematado por una cimera de latón. Al casco le daban su espectacularidad, la banda de cuero recubierta de piel sobre el visor (turbante), la pluma (escarlata para la tropa) en el lateral y los adornos de la cresta que incluían un penacho y una crin de caballo. El resultado era un casco espectacular pero por desgracia no ofrecía mucha protección frente a los sables enemigos. Además muchos jinetes encontraban molesta la larga crin.
El modelo de casco no estaba realmente estandarizado, encargando cada regimiento los suyos, por lo que se encontraban variaciones entre unos y otros. En 1811 se introdujo un modelo general que por un lado debía estandarizar el casco y por otro resultar algo más económico. El intento de hacerlo más barato derivó en un modelo de baja calidad, mas endeble e inestable (al ser menos sólida la sujeción de los diversos elementos). A la vista de sus defectos, las tropas intentaron conservar sus viejos cascos; prefiriendo su reparación en vez de su sustitución siempre que fuera posible.
El casco de los oficiales era en principio el mismo que el de la tropa, con ligeras variaciones en calidad y decoración para aquellos oficiales que se lo podían permitir. A partir de 1808 estas ligeras variaciones pasaron a ser más pronunciadas con la irrupción de una moda por cascos “al estilo Minerva”, con un perfil mucho prominente.

Los carabineros se distinguían inicialmente por sus morriones de piel, morriones que los señalaban como “los granaderos de la caballería”. Lamentablemente dichos morriones aunque impresionantes, carecían de un adecuado correaje para sujetarlos bajo la barbilla durante la carga, dando como resultado que muchos acababan en el suelo durante una batalla. Napoleón se alarmó al ver a carabineros con la cabeza desnuda y graves heridas en ella. En un principio se trabajó para dotar a los morriones de un mejor método de sujeción pero con la decisión de dotarles de coraza se prefirió que pasaran también a llevar casco.
Al igual que con la coraza, darles el mismo casco que a los coraceros hubiera supuesto un insulto, así que el casco adoptó una espectacular forma inspirada en los cascos griegos, con un largo penacho escarlata en vez de la crin de caballo. Los cascos eran de cobre, teniendo una tonalidad amarilla los de la tropa y rojiza los de los oficiales.



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Casco de coraceros.


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Morrión de carabineros.


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L. Rousselot. Corazas y cascos de carabineros, la versión con tonos más rojizos es propia de oficiales aunque no todos la llevaban en ese tono.


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Diversos ejemplares de cascos de coraceros.


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J.O.B. (Jacques Onfroy de Breville). Coracero del 5º “en marcha”, 1812. Nótese el curioso recogido de la crin de caballo para evitar que se agite con el viento, asi como un más común uso de un protector para cubrir la pluma escarlata.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por hoff »

Flavius Stilicho escribió:Los carabineros se distinguían inicialmente por sus morriones de piel, morriones que los señalaban como “los granaderos de la caballería”. Lamentablemente dichos morriones aunque impresionantes, carecían de un adecuado correaje para sujetarlos bajo la barbilla durante la carga, dando como resultado que muchos acababan en el suelo durante una batalla. Napoleón se alarmó al ver a carabineros con la cabeza desnuda y graves heridas en ella. En un principio se trabajó para dotar a los morriones de un mejor método de sujeción pero con la decisión de dotarles de coraza se prefirió que pasaran también a llevar casco.
Al igual que con la coraza, darles el mismo casco que a los coraceros hubiera supuesto un insulto, así que el casco adoptó una espectacular forma inspirada en los cascos griegos, con un largo penacho escarlata en vez de la crin de caballo. Los cascos eran de cobre, teniendo una tonalidad amarilla los de la tropa y rojiza los de los oficiales.
A los carabineros les pareció fatal ir blindados, lo tomaron como un insulto a su valor (no queda reflejado lo que pensaron de los barboquejos que se ordenó añadieran a sus morriones para que no los fueran perdiendo por ahí), y solo quedaron aplacados cuando, al ver el uniforme entero (casacas y calzones blancos, blindaje rojizo o amarillo) vieron que era uno esplendido, espectacular y único... Napoleón, que apreciaba su profesionalidad y orgullo (tuvo que emplearlos como escuadrón de escolta a falta de sus habituales cazadores a caballo de la Guardia Imperial) se los ganó por la vanidad y coquetería. :-B
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por hoff »

APV escribió:
Flavius Stilicho escribió:La teoría previamente aceptada (desde la época de Federico el Grande) era que una caballería al galope adquiría un “ímpetu” que atemorizaba a una caballería a un paso más lento.
Era la forma tradicional de carga de la caballería francesa durante la guerra de sucesión, avanzar al trote culminada por el disparo de las pistolas y luego el choque a espada, frente a la táctica inglesa de cargar al galope con las espadas.
Federico se uniría a las técnicas de carga a galope, que por ejemplo usaban polacos y suecos (los rusos a inicios del S. XVIII preferían el trote y el uso de las armas de fuego).
Las cargas al galope con las tropas en muraille era rematadamente difíciles, y se necesitaba una caballería muy bien entrenada (tanto jinetes como monturas) para conseguirla según lo estipulado. Lo habitual era que algunos caballos fueran más rápidos que los otros (como en una de las ilustraciones que Flavius nos pone), desordenando un tanto la formación; quizá por eso se cargase al trote o se lanzasen los caballos al galope solo muy al final de la carga, para no romper la cohesión de la formación y que llegase al choque como un todo.
Los rusos de la Gran Guerra del Norte (1700-1721) preferían el trote y el fuego debido a la pobre calidad de sus monturas, que no eran aptas para resistir a los caballos suecos, sacados de las yeguadas de las posesiones bálticas de la corona sueca, posesiones habitadas por aristócratas alemanes que mantenían viva la tradición de la caballería medieval a la carga. Esa escasa calidad puede verse en el hecho de que casi toda la caballería regular rusa de entonces fueran dragones, todavía con su origen de infantería montada muy reciente.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

8.3. Espadas.
Como la mayoría de las caballerías pesadas (y dragones) de la época, coraceros y carabineros estaban equipados con algún tipo de espada de un sólo filo apta para para dar estocadas y no sólo para el tajo. Por ello los sables de dichas unidades eran o bien rectos o como mucho ligeramente curvados. Aunque en otros países el término sable sólo se usaba para sables curvos, los típicos de la caballería ligera, en el caso francés esta era un denominación más genérica.
La gran ventaja de las estocadas era que eran más letales que los habituales golpes de tajo. El problema con los sables rectos es que cuando había una melé de caballería, lo normal era que no hubiera mucho espacio para tirar estocadas y la mayoría de los golpes fueran de tajo, movimiento además que salía de manera más natural a la mayoría de los combatientes, golpes que eran más eficaces si eran dados con un sable curvo.


El sable de caballería pesada (de 1784) fue considerado insatisfactorio, a la vista de los resultados de las guerras revolucionarias, por lo que los regimientos de coraceros estrenaron nueva espada a partir de 1801.
Dicha espada era el sable “An IX” (año noveno), cuyo diseño estaba basado en el sable de 1786 distribuido a las elitistas unidades de las Guardias de Corps y Grenadiers à Cheval. El “An IX” era un sable de hoja recta y plana de un sólo filo, hoja que medía 97,45 cm y tenía un ancho de 28,7 cm a la altura de la parte central. La punta era del tipo “punta en lomo”.
Aunque considerada un buen arma, no dejaba de tener defectos que hicieron recomendable modificarla, para dar lugar al sable “An XI”. Una queja de los coraceros era que la hoja era demasiado pesada, así que en la nueva versión se aligeró al forjarla con acanaladuras. Otra queja era que en el modelo original la vaina era totalmente metálica por lo que las espadas tendían a desafilarse al ser envainadas; por ello se modificó la vaina reforzándola en general y poniendo guías de madera en el interior para evitar que se mellara. También se hicieron algunos arreglos en la empañadura para darle mayor sujeción a los elementos y un mejor agarre.
Aunque el sable “An XI” se empezó a producir, no fue aceptado oficialmente hasta que no se introdujo una ligera modificación en la empuñadura, de tal manera que las barras guarda-nudillos pasaran a unirse a la base del pomo. Por ello a veces se habla de un sable “An XIII”, aunque propiamente seguían siendo iguales al XI en lo básico.

Los carabineros por su parte usaban o bien el sable “An IV” -versión modernizada del sable de 1777 de los “carabineros de Monsieur”- o bien una versión propia del “An IX” que se caracterizaba por tener 4 barras en la guarda en vez de 3. Cuando se les obligó a adoptar corazas, uno de los muchos signos de distinción que se les otorgó para contentarles por el mal trago, fue el de poder adoptar un nuevo sable, distinto a los coraceros, se trataba del sable ligeramente curvo con hoja “a la Montmorency” y una longitud de 97,5 cm. Este tipo de hoja, sería la que se generalizaría en toda la caballería francesa con el “modelo 1822”, con una versión para la caballería ligera y otra para la pesada.

A los oficiales, tanto de coraceros como de carabineros, se les autorizaba a tener versiones más ornamentadas de las espadas si se lo podían permitir; e incluso en algunos casos tenían libertad para elegir sables rectos o curvos según fuera su gusto.


Imagen
Sables “An XI” (arriba) y “An IX” (abajo).


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Sables de carabineros. Los carabineros tenían un gran aprecio al símbolo de la granada que lucían en las empuñaduras de sus primeros sables, llegando al extremo de al tener que cambiar de sables arrancarlo del sable viejo para soldarlo por su cuenta en el nuevo.


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D.A. Cueto. Coracero a la carga. La posición en que se esgrime el sable es incorrecta ya está muy elevado, cuando debería estar alzado pero inclinando la punta hacia abajo para después ejecutar el movimiento de estocada.


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P. Benigni. Carabinero montando guardia, sable “a la Montmorency” en mano; 1810-1812.


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Carabinero peleando en Borodino (1812), sable vs bayoneta. Para atacar a la infantería se consideraban más útiles las estocadas que los tajos.


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Waterloo (1815): combate entre el capitán Edward Kelly del 1º Life Guards y el coronel Habert del 4º de Coraceros. Kelly salió vencedor. Aunque no se ve muy bien, el coronel parece estar intentando hacer una parada con su sable.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Fernando Martín »

Desee luego una estocada es más letal que un tajo.
Eso pienso yo que soy más bien de infantería.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por hoff »

Fernando Martín escribió:Desee luego una estocada es más letal que un tajo.
Eso pienso yo que soy más bien de infantería.
Eso depende de a qué escuela pertenezcas: la de matar mucho al contrario o, simplemente, dejarlo inutilizado para el combate. La primera enfatiza la estocada, que lo deja bien muerto, la segunda prefiere herirlos a tajos para sacarlos del combate.

La hoja a la Montmorency, ligeramente curvada, que empezó a ser adoptada (hablo de memoria) por los Granaderos a Caballo de la Guardia Imperial y luego fue pasando a oficiales de la caballería pesada era un buen compromiso, con una curva para el tajo, pero no lo bastante pronunciada para que fuera poco práctica para las estocadas.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

Cierto, aunque los defensores de la estocada decían que uno podía recibir multitud de tajos en combate sin que ninguno llegara a ser mortal, por lo que habría que ver qué es mejor si una estocada rápida bien dada o perder tiempo dando múltiples tajos hasta que el rival caiga o se canse del vapuleo.
Recuerdo una ilustración de un oficial o suboficial español de la GdI en la que se marcaban los múltiples sablazos que había recibido a manos de los franceses, que se habían ensañado con él sin llegar a matarle. Lastima que no recuerdo el nombre del susodicho.

Una nota interesante, es que el ya mencionado capitán Nolan cuando estuvo en la India descubrió que había un grupo de cipayos capaces de infligir heridas tremendas, cortando extremidades. Intrigado partió en busca de una "superespada" o "técnica arcana". Para su sorpresa los mencionados cipayos usaban viejos sables británicos descartados; su secreto como le explicaron era "afilarlos" hasta el límite de lo posible (algo que por lo visto se descuidaba en Europa) y su técnica era simple: "golpear lo más fuerte posible".

Saludos.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por RODRIGO1 »

Para la estocada tenés que tener mucha pericia, y suerte que no se te rompa la espada, o que se te pierda con la fuerza del golpe, más la velocidad de los dos caballos. Sin duda debe ser algo más definitivo.

Para los sablazos, me parece que los cipayos habían encontrado la "técnica definitiva" (no hay que ser muy inteligente para darse cuenta que por ahí venia el tema) Creo que el sable, permite mayor promedio de bajas a hombres con menos entrenamiento o suerte.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

8.4 Armas de fuego.
La caballería pesada de la época era en general bastante reluctante a ser equipada con carabinas o mosquetones de caballería. Desde su punto de vista, dichas armas estaban destinadas para o bien tropas que no confiaban en la carga con sable o bien para la labor escaramucear; y ambas cosas eran “impropias” de la caballería pesada. Al final la mayoría acababa aceptando la necesidad de que al menos una parte de los jinetes de cada escuadrón tuviera algún tipo de arma larga de fuego, aunque sólo fuera para servicio de los piquetes de vigilancia. Los coraceros se mostraron especialmente reacios a recibir armas largas, alegando razones de sobrepeso y la incomodidad de manejarlas con la coraza puesta.

Tras la captura en 1805 de numerosas armas en el arsenal de Viena, hubo un intento de dotar con mosquetones austriacos a los coraceros pero éste quedó en nada. Napoleón lo dejó pasar por el momento, pero en su mente estaba presente lo ridículo que podía ser que una unidad de coraceros fuera sorprendida en sus acantonamientos, cada vez más comunes en territorio potencialmente hostil; o durante una marcha. Una pequeña fuerza hostil o simples rebeldes podían poner en jaque a toda una fuerza de coraceros, simplemente bloqueando un puente (sin vados próximos) o atrincherándose en un edificio.
De cara a 1812 se ordenó repartir 16.000 mosquetones de caballería a los coraceros/carabineros.
Se trataba de mosquetones de los modelos “IX/XIII” (no había mucha diferencia entre ambos modelos). El “An IX” estaba basado en el antiguo modelo de caballería de 1777. Tenía una longitud de 1,145 m. y un peso de 3,289 kg. El calibre era 17,1 mm. Estaba dotado de una corta bayoneta de 0,487 m.

Los carabineros habían perdido sus armas largas al comienzo de las Guerras Revolucionarias, para cederlas a unidades más necesitada. Al comienzo de la época imperial fueron equipados con mosquetes de dragón de los modelos “An IX/XIII”. Dichas armas tenían 1,417 m. de longitud, 4,275 kg de peso y un calibre de 17,5 mm. Adicionalmente parece que también se llegaron emplear otras armas, como por ejemplo los mosquetes de artillería “An IX”, de 1,30 m. de longitud. Los mosquetes fueron retirados con su reconversión a caballería acorazada, recibiendo por tanto en 1812 las mismas armas que los coraceros.


Algo más populares que los mosquetones eran las pistolas, de las que el coracero debía portar dos. La realidad parece que era bastante diferente y no todos llevaban las pistolas reglamentarias. De hecho en el periodo 1805-1807, varias revistas sacaron a la luz que había regimientos de coraceros que ni siquiera tenían cartucheras, por lo que los que llevaran pistola parece que no esperaban tener que recargarlas en combate.
Hasta mediados del siglo XVIII no era raro que la caballería estuviera instruida para usar tanto la espada como la pistola en la carga; a pesar de la escasa eficacia de esta última. Federico el Grande tuvo que usar muñecos de paja para demostrar a sus jinetes que sus disparos de pistola rara vez daban en el blanco.
Para algunos la pistola apenas era útil mas allá de servir para disparar a un caballo agonizante. Sin embargo la realidad es que podía sacar de un apuro en algún caso extremo. Es conocida la anécdota de que el gran duque Constantino se salvó en Austerlitz gracias a que consiguió herir con su pistola al caballo del feroz mameluco Mustaphá, mameluco que se supone lamentó públicamente no haber podido cortarle la cabeza al gran duque para ofrecérsela a Napoleón.
Bastante más relevante fue el uso que los coraceros dieron a sus pistolas en Dresde (1813). Un cuadro enemigo fue roto gracias a que la lluvia había “inutilizado” temporalmente los mosquetes de la infantería, mientras que los coraceros pudieron hacer uso de sus pistolas que al haber estado a resguardo -las pistoleras quedaban cubiertas por la piel que se ponía encima de la silla de montar- mantenían la pólvora seca.

Las pistolas de caballería eran de los modelos “An IX” y “An XIII”. Ambos modelos tenían el calibre 17,1 mm, y la misma longitud: 0,352 m. Sin embargo la XIII era algo más ligera que la IX: 1,269 kg frente a 1,29.



Imagen
Mosquetón de caballería “An IX”.


Imagen
Pistola “An XIII”.


Imagen
S. Latin. Un coracero (del 9º) descabalgado prepara su pistola, protegido por un trompeta. 1806-1807.


Imagen
W. Kossak. Coraceros durante la retirada de 1812.


Imagen
P. Benigni. Coracero en servicio de piquete con mosquetón y sin armadura, 1813.


Imagen
Carabineros, 1813-1814; uno de ellos con mosquetón a la espalda.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Fernando Martín »

Si no les gustaban las armas de fuego largas ¿Porqué se les llamaba carabineros?
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

Los de las quejas eran mas bien los coraceros, pero no parece que los carabineros pusieran mala cara en las ocasiones citadas en que tuvieron que desprenderse de sus mosquetes.
El nombre era más bien un tema de tradición, prestigio y de diferenciación. Igual que en otros ejércitos se mantuvo el nombre de coraceros para unidades que ya no llevaban coraza.
A su vez nos podríamos preguntar por qué los granaderos a caballo no exigían que se les dotara con granadas. :)
En el caso de los carabineros, la verdad es que ya no se estilaba entre la caballería pesada el considerar a la carabina/mosquetón como un arma decisiva en el combate; habiendo ganado la partida la carga con sable. Aun así veremos más adelante que un una rara ocasión los carabineros (antes de recibir corazas) hicieron honor a su nombre, por lo que al menos ellos no lo consideraban tan inútil.

Saludos.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Fernando Martín »

Gracias Flavius. Esa tradición significaría que anteriormente habían llevado carabinas?
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

Aunque no he empleado dicho término, el mosquetón de caballería es en sí una carabina en la acepción amplia de la palabra. Hay autores que reservan el término carabina para lo que sería una "carabina corta" o bien para las "carabinas rayadas".
El término de carabineros para la unidad tiene su origén en que el cuerpo se creó en 1691 en base a las ya existentes compañías de carabineros. Al menos en época de Luix XV sí usaban carabinas rayadas, y cuando era necesario también luchaban a pié. Fueron los carabineros los que tomaron al asalto las puertas de Praga en 1741.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

Campañas.

9. 1805: El “debut”.
Los coraceros y carabineros fueron organizados en 3 divisiones de “Grosse Cavalerie”: 1ª (Nansouty), 2ª (d´Hautpoul) y 3ª (Pully). Cada división contaba con 2 brigadas de coraceros, y la 1ª división contaba además con la brigada de carabineros.

La 3ª división de Pully fue asignada al Armée d´Italie (Massena). Estaría presente en Caldiero (30-X), sirviendo como apoyo a la infantería de Verdier. Durante la posterior persecución de los austriacos participaría en la acción del cruce del Tagliamento (12-XI).

Las divisiones 1ª y 2ª permanecieron con la Grande Armée, encuadradas dentro de la Caballería de Reserva (Murat). Sí durante la extraordinaria campaña de Ulm los soldados de infantería clamaban que Napoleón usaba “sus pies” para hacer la guerra, los soldados de caballería como el subteniente Viel del 9º de coraceros relataban como habían tenido que afrontar jornadas interminables, “montados desde antes del amanecer hasta las 9 o 10 de la noche”.
En la primera fase de la campaña, no hubo combates de gran relevancia para la caballería pesada.
En la pequeña batalla de Wertingen (8-X), se estrenó la división Nansouty con una brillante maniobra para cercar a las tropas austriacas aunque estas lograron formar un enorme cuadro y evitar su destrucción. Tras la rendición de Ulm, la brigada de carabineros participó en la persecución de las tropas de caballería austriacas que escaparon del cerco.

Austerlitz (2-XII).
Las disposiciones para la batalla de Austerlitz colocaron a las divisiones Nansouty (1.387 sables) y d´Hautpoul (1.043 sables) en el flanco izquierdo francés, actuando como reserva en el marco del avance conjunto realizado por el 5º cuerpo de Lannes y el cuerpo de caballería de Murat. Enfrente tenían a las fuerzas austro-rusas de Bagration y Lichtenstein.
Tras el choque inicial de ambas caballerías, Murat ordenó a Nansouty intervenir para despejar el frente de la molesta caballería rusa del general Uvarov (que comandaba su propia brigada en el cuerpo de Lichtenstein pero también asumió en la práctica el mando de parte de la caballería del cuerpo de Bagration).
Nansouty hizo avanzar a su división por brigadas, con la de los carabineros (Piston) al frente. La primera unidad rusa en su camino eran los agotados Dragones de Tver que rápidamente se vinieron abajo al ver lo que se les venía encima. La magnifica carga de los carabineros continuó en dirección a los Húsares de Elisavetgrad y Dragones de Tchernigov (15 escuadrones entre ambos), cuya resistencia fue vencida con la llegada de los coraceros de la 2ª brigada (De la Houssaye) de Nansouty
Los rusos se retiraron perseguidos brevemente por los jinetes de Nansouty, que pronto ordenó el repliegue. Durante la persecución el 3º de Coraceros, perteneciente a la 3ª brigada (Saint-Germain) se dejó llevar por su ímpetu, consiguiendo impedir que los rusos se llevaran 7 cañones pero avanzando demasiado lejos y metiéndose en apuros, siendo acosados en su repliegue por los húsares rusos.

La caballería rusa trató de aprovechar el repliegue de Nansouty para coger de flanco a la división de infantería de Caffarelli, cuyos soldados rechazaron la carga inicial. A continuación los reagrupados jinetes de Nansouty ejecutaron una maniobra “de campo de desfiles”, pasando entre los intervalos de la infantería propia en columnas de pelotón para redesplegar en dos líneas, con los carabineros y el 2º de Coraceros en la primera de ellas. La división cargó de nuevo, expulsando a la caballería rusa de la llanura.

Por su parte la división d´Hautpoul, operó básicamente en apoyo de la infantería de la división Suchet en su avance contra las fuerzas de Bagration. La infantería rusa peleó de manera feroz, pero su homóloga francesa contaba con mejor apoyo de caballería, y los ataques combinados de infantería y coraceros acabaron cobrándose su precio resultando la infantería rusa dispersada. El regimiento Arkhangelogord se encontró atacado por todos lados y prácticamente aniquilado, dejando una bandera en manos del 5º de Coraceros (de la brigada Saint-Sulpice).
A nivel anecdótico, entre las menciones del parte del 5º figura la del recluta Jude que acabó desmontado en medio de las filas enemigas. Jude consiguió escurrirse de los rusos pero en vez de regresar tranquilamente caminando hasta retaguardia dando por cumplido su deber, lo que hizo fue coger un mosquete y una cartuchera rusos y unirse a la infantería durante el resto de la jornada.

El precio a pagar por la caballería pesada en la jornada de Austerlitz no fue excesivamente elevado: Nansouty contabilizó 29 muertos y 123 heridos; mientras que la división d´Hautpoul tuvo 41 muertos y 88 heridos.



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A.F. Telenik. Carga de carabineros en Austerlitz.


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E. Mesonnier. Coraceros (12º) se preparan para cargar, 1805.


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P. Benigni. Adjudant Sous -Officier y coracero del 3º, 1804-1805.


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A. Lalauze. Carabinero, 1804.


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P. Benigni. Coraceros del 9º bajo el fuego de artillería, 1805.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

10. Campaña de 1806: Jena.
La formación de las tres divisiones siguió siendo la misma que la campaña anterior. La división Pully permaneció en Italia hasta noviembre en que marchó a reunirse con la Grande Armée, el general d´Espagne asumió el mando en sustitución de Pully.

En la marcha hacia la batalla de Jena (14-X), las dos divisiones pesadas del ejército iban a retaguardia. El grueso no llegó a tiempo de participar, sólo dos regimientos de coraceros de la división d´Hautpoul: el 1º y el 10º (1.046 sables entre ambos) llegaron a tiempo para la última fase. Curiosamente cada regimiento pertenecía a una brigada diferente de la división.
En primera instancia los coraceros formaron en apoyo junto a otras unidades de la caballería de Murat. La caballería de Murat consiguió la rendición del grueso de la división sajona de Zeszchwitz a la que cercaron casi completamente, encargándose los coraceros de aparecer por su flanco izquierdo. Los sajones formaron en cuadro pero al verse aislados fueron convencidos de deponer sus armas y 6.000 se rindieron.

Los coraceros participaron en el último acto de la batalla cuando hubo que lidiar con el cuerpo del general prusiano Rüchel, cuerpo llegado a última hora con intención de cubrir la retirada del ejército prusiano-sajón. Los de Rüchel intentaron contraatacar al ejército francés pero se vieron abrumados por una buena combinación de infantería, caballería y artillería francesas.
Entre la caballería destacaron por su efectividad los coraceros, que dieron el golpe de gracia a las columnas de Rüchel ya en retirada. El 1º liquidó al regimiento Winning, del que se tomaron 400 prisioneros y una bandera. Por su parte el 10º cargó hasta 3 veces contra el regimiento Wedell que, presionado también por la infantería francesa, se derrumbó y acabó casi en su totalidad prisionero.
Respecto a las bajas, sabemos que las del 1º fueron sólo de 2 muertos y 21 heridos.

A continuación de Jena, se produjo una fulgurante persecución del ejército prusiano en la que por fuerza brillaron fuerzas más ligeras como la caballería de Lasalle o las unidades de dragones. Aun así los coraceros no dejaron de aportar su granito de arena.
La completamente fresca división Nansouty participó en la 1ª fase de la persecución, tomando parte en el cerco y rendición de las tropas refugiadas en Erfurt (16-X); siendo precisamente el coronel Préval del 3º de Coraceros el que negoció la capitulación.
La división d´Hautpoul participó en la persecución de Blücher hasta Lübeck, y junto a la brigada ligera Lasalle constituyó la fuerza que cercó a los restos prusianos en Schwartau (7-XI), propiciando la rendición definitiva.




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E. Detaille. Oficial y trompeta de coraceros, al parecer pidiendo indicaciones a un lugareño.


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E. Detaille. Oficial de coraceros haciendo entrega de lo que parece ser una nota de acantonamiento para alojar a su unidad.


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Th. Poilpot. Carga de los coraceros en Jena,


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P. Benigni. Maréchal des logis del 2º de Coraceros con peto “negro”; 1806. Hay testimonio de que al menos un destacamento de dicha unidad se equipó provisionalmente con petos prusianos que encontrarían en algún almacén.

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P. Benigni. Coracero del 2º en capote; 1806- 1807.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

11. 1807 (I): “Coraceros en la nieve”.
En la primera fase de la campaña de Polonia el peso de la acción acabaría recayendo en la 2ª división de d´Hautpoul. La división Nansouty llegaría tarde a Eylau, participando después en la persecución de los rusos teniendo escaramuzas con los rusos en Ostrolenka (16-II) y Wolfsdorf (10-III). Por su parte la 3ª división (d´Espagne) formó parte de las fuerzas dedicadas al sitio de Danzig.


Hoff (6-II).
En esta acción -desarrollada sobre un terreno nevado-, la vanguardia de Murat se enfrentó a la retaguardia rusa, comandada por Barclay de Tolly, retaguardia situada tras un arroyo cruzado por un puente. Murat (o el propio Napoleón según algún autor) no consideró oportuno esperar a la llegada de la infantería francesa de la vanguardia (bajo el mando de Soult) y lanzó a su caballería por brigadas a dislocar a los rusos. Húsares y dragones franceses sufrieron fuertes bajas en un inútil ataque. Tras ellos llegó el turno de los coraceros que acababan de llegar al campo de batalla.
Murat se volvió hacia los recién llegados coraceros y ordenó cargar contra el flanco izquierdo ruso señalando la dirección con su lujosa fusta. D´Hautpoul encabezó la carga con el 1º de Coraceros al frente.
Los coraceros primero cayeron sobre los regimientos de húsares rusos (Izumsk y Oliviopol) que estaban persiguiendo a los derrotados dragones. A continuación se abalanzaron sobre el regimiento de mosqueteros Kostroma y los cañones adyacentes. Según Marbot, los coraceros estaban furiosos con las bajas sufridas por sus compañeros dragones y húsares y desataron una carnicería sobre los 3 batallones del Kostroma. El regimiento se vino abajo y perdió 5 de sus 6 banderas, la 6ª únicamente pudo salvarse gracias a un húsar que consiguió arrebatársela a los victoriosos coraceros. Los soldados del Kostroma en su huida sembraron la confusión en el regimiento que tenían atrás, el Dnepr, que no pudo oponerse a la carga y se retiró en desorden a través del pueblo de Hoff, viendo como uno de sus batallones era también cortado por los coraceros y prácticamente aniquilado.

D´Hautpoul había hecho una brillante carga y Napoleón quiso agradecérselo abrazando al alto coracero públicamente delante de toda la 2ª División. Un jubiloso general se volvió hacia sus tropas afirmando que estaba tan contento que él a su vez estaba dispuesto a besarles el culo en agradecimiento: “Soldats, l'Empereur est content de vous: il m'a embrassé pour vous tous. Et moi, soldats, moi, je suis si content que je vous baise à tous le cul ".
Marbot añadió en su crónica que d´Hautpoul le afirmó a Napoleón que el único modo de agradecerle el honor de haber sido abrazado públicamente era morir a su servicio.


Eylau (7 y 8-II).
La famosa gran carga de Eylau tuvo lugar el 2º día de la batalla. El centro francés se había desmoronado tras un fallido ataque y la única fuerza a mano que tenía Napoleón para cerrar la brecha ,y ganar tiempo para la llegada de refuerzos, era la caballería de Murat. Murat contaba con unos 80 escuadrones de los que probablemente 16 correspondían a los coraceros de d´Hautpoul. En teoría dicha fuerza sumaba 1.900 sables, aunque no sería raro que fueran menos. D´Hautpoul antes de partir le comentó a Napoleón que observara como sus “gros talons” iban a atravesar los cuadros rusos como si fueran mantequilla.
La carga se hizo en medio de una ventisca por un campo nevado, por lo que los jinetes a buen seguro irían enfundados en sus capotes, y la carga se haría a una velocidad más lenta de lo normal.
Tras rechazar a la infantería rusa que atacaba Eylau, la caballería formó en dos columnas, y los coraceros de d´Hautpoul formaron detrás de los dragones de Grouchy, a cuya cabeza iba el propio Murat. Murat y Grouchy dieron cuenta de la caballería rusa que atacaba a la división francesa de Saint-Hilarie. A continuación se enfrentaron a los refuerzos de caballería rusa en el centro, cuya resistencia fue vencida gracias a un ataque de flanco de los propios coraceros. La agotada fuerza de Grouchy paró para reagruparse y dejó que la carga continuara encabezada ahora por d´Hautpoul.
Tras la caballería rusa estaba la gran batería que había destrozado al cuerpo francés de Augereau, pero que ahora se vio estorbada por sus propias fuerzas. Los coraceros cayeron sobre los artilleros cobrándose venganza por sus camaradas caídos. Sin detenerse, la carga prosiguió hacia las líneas rusas de infantería. Los coraceros penetraron a través de dos líneas de infantería, pasando por encima de al menos un batallón ruso que no tuvo tiempo de formar en cuadro. La carga de los coraceros se detuvo al llegar a la 3ª línea rusa constituida por los reservas.
Había sido una gran hazaña, una carga estimada de unas 2.500 yardas. pero ahora estaban en serio peligro, las líneas rusas habían sido penetradas pero no destruidas, volviendo a formar tras el paso de los coraceros y de una 2ª columna de caballería que incluía a los granaderos a caballo. Pronto los exhaustos coraceros se vieron acosados por los cosacos.
Algunos coraceros consiguieron escurrirse por detrás de las líneas rusas; aunque se habla de un destacamento que lo intentó y que fue prácticamente aniquilado por la caballería rusa salvo 18 hombres. El grueso de la división se unió al resto de la cercada caballería en una única columna que cargó de vuelta a través de las líneas rusas. En su regreso tuvieron la ayuda de la intervención desde el otro lado de las reservas de caballería francesa, como la caballería ligera de la Guardia Imperial, pero aun así no dejó de ser una notable hazaña considerando lo cansados que debían estar.
No se sabe cuanto daño causaron los coraceros y sus compañeros a la infantería rusa, probablemente uno no muy excesivo dada la rapidez con que los rusos reformaron. Es muy posible que estos recurrieran a la ya mencionada táctica de dejar pasar la carga a través de algunas unidades para levantarse de nuevo y reformar. En cualquier caso la carga había sido todo un éxito ya que la crisis francesa se disipó y se ganó tiempo para la llegada del cuerpo de Davout.

No hay cifras exactas de las bajas de la carga. Si nos vamos a las tablas de Martinien, que trató de identificar por nombre a los oficiales muertos y heridos en cada batalla, nos salen al menos 31 oficiales muertos y heridos en Eylau. Dichas tablas están incompletas y además es previsible que hubiera oficiales que quedaran atrás prisioneros. Es difícil aplicar una ratio de bajas estimativa entre oficiales y soldados, aunque para dichas tablas y la caballería francesa se llegó a proponer la de 1:10. Así pues tendríamos al menos 300-400 bajas entre los coraceros, de un total estimado para la caballería francesa en dicha batalla que fue de 1.500-2.000.

Entre las bajas destacó una, la del intrépido general d´Hautpoul. Éste resultó gravemente herido en el muslo por un proyectil de metralla en medio del ejército ruso. La herida se complicaría y d´Hautpoul moriría varios días después de la batalla.
Jean Joseph Ange d'Hautpoul (1754-1807) comenzó su carrera militar en 1769. Destacaba por su altura, vozarrón y por hablar el lenguaje del soldado común a pesar de su origen noble. Siendo comandante del 6º de Chasseurs sus soldados impidieron que los comisionados revolucionarios le “purgaran” en 1794. Ese mismo año ascendió a general de brigada (grado confirmado en 1795) y en 1796 a general de división. En 1797 pasó a la caballería pesada, arma con la que ya quedaría siempre asociado. En 1799 sobrevivió a una corte marcial impulsada por Jourdan que lo consideraba uno de los responsables de la derrota de Stokach. En 1800 se cubrió de gloria en la campaña de Moreau en Alemania, consolidándose como uno de los pilares de la caballería pesada francesa y una elección lógica para comandar una de las nuevas divisiones de coraceros.


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G. Neymark. Batalla de Hoff, cuadro encargado para el hall del 10º de Coraceros.


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G. Rava. Murat al frente de los coraceros. La escena intenta ilustrar Eylau aunque se acercaría más a Hoff donde Murat sí acompañó a los coraceros, aunque en ningún caso hubiera cabalgado enmedio de la formación como si fuera un simple soldado.


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L.F. Flameng. Coraceros cargando contra infantería rusa en la batalla de Eylau. En la obra aparece también Murat, aunque este se encontraba con los dragones de Grouchy. Y aún de haberlos acompañado, la misión de un mariscal/general no era la comandar personalmente un ataque a un cuadro.


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Keith Rocco: carga de los coraceros en la batalla de Eylau.


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S. Manni. Coracero sobre la nieve en la campaña de 1807.


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E. Detaille. El general d´Hautpoul.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

12. 1807 (II): Echando más coraceros a la trituradora.
Tras la sangrienta batalla de Eylau era hora de tomarse un descanso y reorganizarse, aunque otras operaciones como el sitio de Danzig siguieron su curso. En el caso de la 2ª división de coraceros además recibió un nuevo comandante para sustituir al difunto d´Hautpoul. El elegido fue el general Saint-Sulpice, herido en Eylau, al mando de la 1ª brigada de la división.
Aunque no se integraron en las divisiones pesadas, a la Grande Armée se incorporaron 2 regimientos de coraceros aliados. Por un lado estaba el holandés nº 2 (no había un 1º de Coraceros) que en 1810 pasaría a ser el 14º de Coraceros francés. Por otro lado, se incorporó el sajón König -único regimiento pesado sajón que conservaba sus caballos-; regimiento que sería renombrado como Leib-Kürassier-Garde tras su destacada actuación en esta campaña. Al parecer ninguno de los dos regimientos estaba en este momento equipado con corazas.


Heilsberg (10-VI).
Por parte de los coraceros, la protagonista de la batalla sería la 3ª división de d´Espagne. Oficialmente la 2ª división también estuvo presente, pero debió llegar demasiado tarde para intervenir. La 1ª división llegó finalizada la batalla.

La 3ª división llegó al campo de batalla con la lucha ya comenzada, y acabó situada en el flanco izquierdo del ejército francés. En palabras de Gonneville, por entonces comandante de un escuadrón del 6º de Coraceros, la división fue colocada en un mal sitio, desprovista de apoyos cercanos y delante de un barranco. La división contaba con 16 escuadrones (Gonneville menciona 15) que ascendían a unos 1.800 sables.
Murat se encontraba cada vez más frustrado con el progreso de la batalla. El general Savary le acusó de necesitar menos coraje y más sentido común, ya que se dedicó a lanzar ataques descordinados por parte de su caballería. Así tras ver derrotados a los dragones, se acercó a los coraceros para que intervinieran. En palabras de Gonneville, Murat se acercó al galope y sin detenerse al pasar delante de d´Espagne, le lanzó un ¡Chargez! sin darle más indicaciones.
La orden implicaba pasar a través de un barranco en columnas una detrás de otra y formar al otro lado con el barranco detrás, teniendo enfrente a una numerosa fuerza de caballería enemiga (los dragones rusos de Uvarov). Una maniobra complicada y potencialmente suicida, al tener un barranco a su espalda. Al final -y con apoyo de la batería ligera de la división- sólo la 1ª brigada (Reynaud) consiguió pasar, quedándose la 2ª brigada (Fouler) al otro lado del barranco.

El primer regimiento en pasar fue el 4º, que tuvo que cargar (al paso) contra la 1ª línea enemiga que se acercaba igualmente al paso. La 1ª línea rusa fue rechazada pero las reservas rechazaron a su vez al 4º, que se salvó de ser destruido contra el barranco por la llegada del 6º. A continuación se dieron una serie de cargas y contracargas en las que para sorpresa de los franceses los rusos no se emplearon a fondo limitándose a mantener a raya a los coraceros. El que los escuadrones rusos no cayeran en masa sobre los 2 regimientos de coraceros probablemente se debiera a que buena parte de la caballería de Uvarov se estaba reorganizando tras haber batallado previamente con otras divisiones de Murat.
El remate al enfrentamiento llegó cuando se acercó una columna rusa en retirada y empezó a abrir fuego contra los coraceros. Esto ya era demasiado y los coraceros emprendieron la huida, perseguidos por la caballería rusa. Al ser impracticable volver a través del barranco, la huida se hizo por la derecha buscando la protección de las columnas francesas que avanzaban por allí.

No parece que la 2ª brigada (Fouler) llegara a involucrarse en el combate en el flanco, por lo que se supone que habría sido la protagonista de las menciones a coraceros luchando más tarde en el centro en salvajes combates, junto a otras unidades de caballería francesa y con el propio Murat (descabalgado en dos ocasiones) de por medio. A dichos combates se acabó uniendo al menos un destacamento de la 1ª brigada compuesto por tropas reagrupadas de sus dos regimientos. Dicho destacamento, llegó a combatir cerca de los reductos rusos en compañía de los coraceros sajones.
La lucha fue especialmente dura en torno al reducto nº 2 situado en el centro de la línea rusa. Uno de los contraataques rusos para retomar el reducto nº 2 acabó con la infantería francesa huyendo hacia las filas de los coraceros que debían estar reformando tras alguna acción. La confusión creada, facilitó el ataque de la caballería perseguidora formada por unidades prusianas: los dragones de Ziethen y los lanceros del regimiento Towarzysz. Tras una dura melé, la brigada de coraceros se retiró derrotada y desorganizada, buscando el amparo de la artillería. Los lanceros prusianos se enseñaron especialmente con el estado mayor de los coraceros: d´Espagne resultó herido de 5 lanzazos, Lacroix (jefe de estado mayor) recibió 2 lanzazos y el general de brigada Fouler otro.


Al finalizar la batalla, la 3ª división acabó muy maltrecha. Como oficial superior ileso entre los altos mandos, tuvo que hacerse cargo de ella el general Reynaud. Los coroneles tampoco habían escapado indemnes, sólo el coronel Merlin del 8º había salido bien parado. De los otros 3, la herida del coronel Herbault del 4º era especialmente grave al ser un golpe de sable en la cabeza y acabaría muriendo un tiempo más tarde. Otro herido a destacar fue el “chef d´escadron” Chipault (4º de Coraceros) que recibió ¡42 heridas!, y tuvo que ser obligado por el general Savary a retirarse en ambulancia. Del 6º regimiento sólo quedaron 5 oficiales ilesos al final de la batalla. A pesar de ser una batalla poco conocida, las bajas de los coraceros parecen haber igualado e incluso superado a las de la carnicería de Eylau, y probablemente rondaron las 400. Según algunas crónicas el 8º perdió uno de sus estandartes de escuadrón en la batalla.


Friedland (14-VI).
Si la 2ª división fue protagonista en Eylau y la 3ª en Heilsberg; por fin le tocó el turno a la 1ª de Nansouty de participar en una carnicería durante esta campaña de 1807.
Napoleón envió inicialmente a Nansouty y Grouchy como refuerzos de caballería para Lannes que había localizado a los rusos en Friedland. La potente división de Nansouty contaba con cerca de 3.250-3.600 sables entre sus 3 brigadas (24 escuadrones).

Nansouty dirigió su división hacia el estratégico pueblo de Heinrichsdorf, en la carretera a Königsberg, pero al ver aparecer unas fuertes columnas rusas el cauto general optó por retirarse al no tener instrucciones claras sobre su misión. Sin embargo dicho movimiento puso en riesgo las líneas de comunicación de Lannes, que alarmado envió ordenes para recuperarlo. Grouchy se hizo cargo de la situación en Heinrichsdorf sumando sus dragones a los coraceros de Nansouty. Hubo una discusión entre Grouchy y Nansouty, ya que el primero exigió asumir el mando en base a su mayor antigüedad y de paso recriminó a Nansouty sus decisiones

Grouchy cargó directamente a través Heinrichsdorf apoyado por Nansouty, cuyos coraceros rechazaron un contraataque ruso. La avanzadilla rusa había sido expulsada del pueblo y Grouchy posicionó a su caballería para anclar el flanco izquierda francés y hacer frente a nuevos intentos rusos de recuperar la posición. Los rusos fueron trayendo fuerzas de infantería y artillería, acompañadas por una potente caballería de 60 escuadrones, a los que había que sumar unos 2.000 cosacos.
El general ruso Uvarov envió al general Lambert, con 35 escuadrones de caballería ligera (15 de ellos de la Guardia), a explorar el flanco francés y buscar una vía de rodearlo. Al salir de una zona boscosa, localizaron a una fuerza de dragones y coraceros, que rápidamente montaban a caballo. Una parte de los jinetes rusos se lanzaron sobre ellos pensando que los habían sorprendido y que podrían derrotarlos antes de que pudieran formar. En realidad se trataba de una trampa (o al menos eso dicen las crónicas francesas) y la primera línea francesa se retiró precipitadamente atrayendo a los jinetes rusos mas allá de Heinrichsdorf. Los rusos fueron contraatacados por el frente por los coraceros de Nansouty y tomados por el flanco por los dragones de Grouchy; siendo derrotados tras una sangrienta melé.
La caballería rusa se reagrupó y volvió a avanzar en gran número. Nansouty dirigió a una de sus brigadas a rodear Heinrichsdorf por la derecha para cargar por el flanco contra la caballería rusa, mientras por el frente avanzaron con los dragones de Grouchy la brigada de carabineros y la otra brigada de coraceros. Se combatió con “furia renovada”, sucediéndose las cargas y contracargas. Los cosacos amenazaban constantemente con caer sobre el flanco y la retaguardia de los coraceros, pero su amenaza es finalmente disipada con la llegada de una división de caballería ligera francesa.
Entre las fuerzas que llegaron para reforzar a la caballería francesa estaban los holandeses del 2º regimiento de Coraceros. Estos se acaban enfrentando a la prestigiosa Chevaliers-Garde (Kavalergardia) rusa, ante la que acaban cediendo pero no sin antes infligir serias bajas. En otro sector de la lucha también estuvieron presentes los coraceros sajones, que sufrieron fuertes bajas.

La caballería francesa mantuvo su terreno, pero después no fue capaz de presionar a los rusos durante el ataque definitivo francés, permitiendo que Uvarov pudiera retirarse sin problemas. Grouchy acabaría alabando la actuación de Nansouty en la batalla, a pesar de sus reproches iniciales.
La división Nansouty tuvo en Friedland 128 muertos y 230 heridos. Los carabineros, especialmente el 1er regimiento, sufrieron mucho en la batalla. Al parecer porque su posición durante parte de ella los dejó a tiro de la artillería enemiga.


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Girbal & Courcelle. Murat en Heilsberg. El mariscal aparece a la cabeza de los coraceros de d´Espagne acompañado por su estado mayor. A su izquierda aparecen los húsares de Lasalle.


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R. Knötel. Trompeta del 7º de coraceros, 1807.


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Un lancero hiere al general d´Espagne en Heilsberg. Bajas como ésta deben ser la que convencieron a Napoleón de ordenar que los estados mayores de las divisiones de coraceros también portaran corazas.


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E. Meisonnier. Coraceros en Friedland, pasando delante de Napoleón antes de una carga. De nuevo una obra más simbólica que realista ya que los coraceros estuvieron actuando sobre todo antes de la llegada del propio Napoleón.


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V. Mazurovsky. Combate en Friedland entre la Leib-Garde rusa y coraceros franceses.


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P. Benigni. Coraceros del 14º en 1810. El 14º se constituyó al absorber al 2º de Coraceros holandés a la disolución del efímero Reino de Holanda (1806-1810). El regimiento conservó durante un tiempo su característico uniforme blanco; pero incorporando corazas ya que parece que por esa época todavía no las habían recibido.


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H. Belange. Carabineros (y dragones al fondo) tomándose un tiempo de descanso, 1807-1808.
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por RODRIGO1 »

"La infantería austriaca arroja sus armas, y cada soldado proclama que es polaco; como prisioneros te acompañan fielmente. La infantería prusiana arroja sus armas, pero las retoma con presteza si perciben la llegada de ayuda. La infantería rusa se tiende (en el suelo), permite la carga continuar, se alza y hace de nuevo uso de sus armas"

Los rusos no pierden sus costumbres, sin importar los regímenes políticos.

Saludos
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Re: ¡Coraceros!: la caballería pesada de Napoleón.

Mensaje por Flavius Stilicho »

Los rusos demostraron ser muy duros de roer. En la campaña de 1806-07, que ahora hemos visto de pasada, lo volvieron a demostrar. Tal vez no fueran un ejército muy refinado tácticamente, y muchos de sus oficiales estaban faltos de formación; pero su infantería era muy tenaz, su caballería era numerosa y de gran calidad, y también contaban con mucha artillería.

Saludos.
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