Tal vez esté ahí la clave.
Si el Africano hubiese sido cónsul con unos cuarenta años, la edilidad en el 212 a. C. con unos treinta y tres años cuadraría bastante bien. El problema está sin embargo en que en el 218 a. C. habría tenido veintisiete años, con lo cual, si se echan las mismas cuentas con su padre, resulta que éste lo habría tenido con trece años. Ahí es donde falla el sudoku, en la diferencia de edad entre el padre y el hijo. El Africano no podía ser cónsul en el 205 a. C. si su padre lo había sido por primera vez en el 218 a. C. En tal caso habría tenido que ser cónsul unos diez años más tarde, pongamos que en el 194 a. C. Precisamente Lucio, el hermano, fue pretor en el 193 a. C. y cónsul en el 190; curioso además cuando, según Polibio, Lucio era el mayor, algo con lo que, por cierto, no está de acuerdo la Wikipedia.
Se podría entender hasta cierto punto que a Escipión se le diera un cargo especial, ¿pero por qué anteriormente le habían dado ya una edilidad especial? Mi abuelo, por ejemplo, fue a la guerra con diez y seis años y al acabar ésta le tocó hacer la mili. No se la convalidaron, pero más surrealista habría sido que hubiese tenido que hacer la mili con catorce o que así figurase en su historial. Eso es lo que en realidad no cuadra, y mucho menos si se sigue a Polibio:
Por lo visto los dos hermanos se compensaban, porque lo que al menor le sobraba de listo le faltaba al mayor. Si Publio fue edil diez años antes de tiempo, Lucio fue pretor y cónsul con un atraso de otros tantos respecto a la edilidad, y eso que había empezado bien, no tan precoz como su hermano pero bien.Poco después excogitó otra acción semejante (213 años antes de J. C.) Tenía un hermano mayor llamado Lucio Escipión, que pretendía la edilidad, cargo el más honroso entre la juventud romana. Había la costumbre de nombrar dos patricios para esta dignidad, y a la sazón eran muchos los pretendientes. Al principio Publio no se atrevió a declararse competidor de la misma magistratura con su hermano. Pero llegado el día de los comicios, conjeturando por las disposiciones del pueblo que no era fácil a Lucio obtener el cargo, según el grande afecto que a él le profesaba, discurrió que el único medio de conseguir la edilidad para el hermano era si convenidos ambos a dos la pretendían a un tiempo. Para esto, habiendo advertido que su madre (sólo había que ganar a ésta, porque el padre había sido a la sazón enviado a España con el mando de los negocios) andaba de templo en templo sacrificando a los dioses por Lucio, y que le tenía en grande inquietud este acontecimiento, le dijo: que le parecía haber visto dos veces en sueños a él y a su hermano creados ediles, volver de la plaza a casa, y que ella salía a recibirlos a la puerta para abrazarlos y besarlos. A estas palabras la madre, llevada del afecto de mujer, exclamó: «¡Ah! ¿Y llegaré yo a ver ese día?- ¿Queréis, la respondió Escipión, que hagamos la experiencia?» La madre accedió, creyendo que jamás se atrevería a esto y tomándolo por juguete propio de la temprana edad que entonces tenía. Pero él al momento ordenó le dispongan una toga blanca, hábito propio de los que pretendían los cargos; y una mañana que su madre se hallaba en la cama, sin acordarse siquiera de lo que había pasado, toma su vestidura y se presenta en la plaza. El pueblo, que ya de antemano le quería bien, recibió con admiración una acción tan extraordinaria. Pero él después echa a andar al sitio señalado de los candidatos, se pone al lado de su hermano, el pueblo le confiere el cargo, no sólo a él, sino a su hermano en atención suya, vuelven los dos a casa creados ediles, y la madre, fuera de sí con la repentina noticia del suceso, sale a la puerta a abrazar con ternura a sus dos hijos.
Polibio, X.