VIRIATO

Toda la Historia Militar desde la Prehistoria hasta 1453.

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Bernardo Pascual
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Re: VIRIATO

Mensaje por Bernardo Pascual »

Este párrafo es uno de los que mejor narran la batalla de las Vulcanalia:
67¬. "Al año siguiente, Fabio Máximo Serviliano, el hermano de Emiliano, llegó como sucesor de Quintio en el mando, con otras dos legiones y algunos aliados. En total sus fuerzas sumaban unos dieciocho mil infantes y mil seiscientos jinetes. Después de escribir cartas a Micipsa, el rey de los númidas, para que le enviase elefantes lo más pronto posible, se apresuró hacia Ituca llevando el ejército por secciones. Al atacarle Viriato con seis mil hombres en medio de un griterío y clamores a la usanza bárbara y con largas cabelleras que agitaban en los combates ante los enemigos, no se amilanó, sino que le hizo frente con bravura y logró rechazarlo sin que hubiera conseguido su propósito. Después que le llegó el resto del ejército y enviaron desde África diez elefantes y trescientos jinetes, estableció un gran campamento y avanzó al encuentro de Viriato, y tras ponerlo en fuga, emprendió su persecución. Pero, como ésta se hizo en medio del desorden, Viriato, al percatarse de ello durante su huida, dio media vuelta y mató a tres mil romanos. Al resto los llevó acorralados hasta su campamento y los tacó también. Sólo unos pocos le opusieron resistencia a dura penas alrededor de las puertas, pero la mayoría se precipitó en el interior de las tiendas a causa del miedo y tuvieron que ser sacados con dificultad por el general y los tribunos. En esta ocasión destacó en especial Fanio, el cuñado de Lelio, y la proximidad de la noche contribuyó a la salvación de los romanos. Pero Viriato, atacando con frecuencia durante la noche, así como a la hora de la canícula, y presentándose cuando menos se le esperaba, acosaba a los enemigos con la infantería ligera y sus caballos, mucho más veloces, hasta que obligó a Serviliano a regresar a Ituca."
Apiano.
De aquí se deduce que Apiano, en el relato de la guerra de fuego, duplica también dicha batalla. Véase la gran similitud del párrafo anterior con el de la famosa batalla de los elefantes en Numancia.
46¬. "Por consiguiente, los arevacos se reunieron de inmediato en esa misma noche en Numancia, que era la ciudad más poderosa, y eligieron como generales a Ambón y Leucón. Nobílior, a su vez, tres días más tarde marchó contra ellos y fijó su campamento a una distancia de veinticuatro estadios. Después que se le unieron trescientos jinetes númidas enviados por Masinissa y diez elefantes, condujo el ejército contra los enemigos, llevando ocultos en la retaguardia a los animales. Cuando se entabló combate, los soldados se escindieron y quedaron a la vista los elefantes. Los celtíberos y sus caballos, que jamás antes habían visto elefantes en ningún combate, fueron presa del pánico y huyeron hacia la ciudad. Entonces Nobílior condujo a los animales contra las murallas y combatió con bravura hasta que un elefante, herido en la cabeza por una enorme piedra que había sido arrojada, se enfureció y dando un fortísimo barrito volvió grupas contra sus amigos y mató a todo aquel que se le puso en su camino, sin hacer distinción entre amigos y enemigos. Los otros elefantes, excitados por el barrito de aquél, hacían todos lo mismo y comenzaron a pisotear a los romanos, a despedazarlos y lanzarlos por los aires. Esto es lo que les suele ocurrir siempre a los elefantes cuando están irritados, que consideran a todos como enemigos. Y algunos, a causa de esta falta de confianza, los llaman "enemigos comunes". Como consecuencia de este hecho, la huida de los romanos fue desordenada. Los numantinos, al darse cuenta de ellos, se lanzaron desde los muros, y en la persecución dieron muerte a cuatro mil hombres y tres elefantes y se apoderaron de muchas armas y enseñas. De los celtíberos murieron alrededor de dos mil."
Por si fuera poco, la continuación también es la misma. En el primer caso, una vez que Serviliano regresa a Ituca, incapaz ya de enfrentarse a Viriato, se dedica a combatir las defecciones que se habían producido en la retaguardia tras conocerse su derrota.
68¬. "Entonces, por fin, Viriato, falto de provisiones y con el ejército mermado, prendió fuego a su campamento durante la noche y se retiró a Lusitania. Serviliano, como no pudo darle alcance, invadió la Beturia y saqueó cinco ciudades que se habían puesto de parte de Viriato.”


En el caso de Nobílior, a continuación debe enfrentarse a idénticas rebeliones, precisamente en Ocili/Axinio. Al final acaba como todos: “sin valor para presentarse en ningún sitio.”
47¬. "Nobílior, después que hubo tomado un pequeño respiro tras el desastre, llevó a cabo un intento contra cierta cantidad de provisiones que el enemigo había almacenado en la ciudad de Axinio, pero al no conseguir ningún resultado positivo y sufrir, por el contrario, también alí muchas bajas, regresó de noche al campamento. Desde allí envió a Biesio, un oficial de caballería, a una tribu vecina para lograr una alianza y solicitar jinetes. Ellos les dieron algunos, a los que los celtíberos tendieron una emboscada en su viaje de regreso. Descubierta la emboscada, los aliados lograron escapar, pero Biesio y, con él, muchos romanos perecieron en la lucha. Bajo la influencia de una sucesión tal de desastres acaecidos a los romanos, la ciudad de Ocilis, donde estaban las provisiones y el dinero de estos últimos, se pasó a los celtíberos . Nobílior, perdidas las esperanzas totalmente, invernó en su campamento guareciéndose como le fue posible. Al contar tan sólo con las provisiones que tenía en él sufrió severamente por la falta de las mismas, por la abundancia de nevadas y el rigor del frío, de modo que perecieron muchos soldados, algunos mientras estaban recogiendo leña, otros dentro del campamento, víctimas de la falta de espacio, y otros de frío."
Tiene gracia que por entonces el frío que hace en Soria ya se había convertido en un tópico. Veamos ahora, para acabar, la versión de las Vulcanalia propiamente dicha:
45¬. "Así pues, Nobílior fue enviado contra ellos con un ejército de treinta mil hombres. Los segedanos, cuando supieron de su próxima llegada, sin dar remate ya a la construcción de la muralla, huyeron hacia los arevacos con sus hijos y sus mujeres y les suplicaron que les acogieran. Éstos lo hicieron así y eligieron como general a un segedano llamado Caro, que era tenido por hombre belicoso. A los tres días de su elección, apostando en una espesura a veinte mil soldados de infantería y cinco mil jinetes, atacó a los romanos mientras pasaban. Aunque el combate resultó incierto durante mucho tiempo, logró dar muerte a seis mil romanos y obtuvo un brillante triunfo. Tan grande fue el desastre que sufrió Roma. Sin embargo, al entregarse a una persecución desordenada después de la victoria, los jinetes romanos que custodiaban la impedimenta cayeron sobre él y mataron al propio Caro, que destacó por su valor, y a sus acompañantes, en número éstos no inferior a seis mil, hasta que llegada la noche puso fin a la batalla. Estos sucesos tuvieron lugar el día en el que los romanos acostumbraban a celebrar una procesión en honor de Vulcano. Por este motivo, desde aquel tiempo, ningún general romano quiso comenzar un combate voluntariamente en este día."
Como en el resto de las versiones, los romanos caen en una emboscada cuando persiguen a los celtíberos, pero aquí, como en la historia de Serviliano y la de los elefantes, la propia batalla se articula también en dos tiempos, la emboscada en sí, la primera arremetida, y el intento posterior de consumar la victoria acabando con el último reducto, momento en el que muere Caro, ya de noche.
Floro, 1, 33, 13:
Hubiera surgido una guerra, y contra todos los celtíberos, si no hubiese perecido el jefe de esta rebelión al principiar la lucha: era éste Olindico, varón que hubiera llegado muy alto por su astucia y audacia; blandiendo una lanza que decía enviada del cielo, y adoptando la postura de un profeta, habíase atraído todos los espíritus; pero su misma temeridad le hizo penetrar de noche en el campamento del cónsul, y junto a su tienda fue abatido por Ia lanza de un centinela.
El nombre Olindico, como ya expliqué, proviene de Salónico, el rey de los celtíberos del Jalón. Ya se está confundiendo a los turdetanos con los numantinos.


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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Bernardo Pascual
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Re: VIRIATO

Mensaje por Bernardo Pascual »

En la mitología épica puramente hispana, incluso autóctona frente a las fuentes externas iniciales, griegas y romanas, se aprecia una continuidad en lo que se podría considerar la saga de un mismo héroe. Se le retrata como un mercenario, un bandido, que acaba unificando a todos los iberos en la lucha contra los extranjeros, romanos o árabes. Se despliega, por ejemplo, en Aníbal e Indíbil, en Viriato y Sertorio o en los mismísimos Cid Campeador y Mudarra. Se repiten una y otra vez los mismos episodios, la afrenta, el destierro y la traición. Tal continuidad lleva a suponer la propia leyenda anterior incluso a sus distintas materializaciones, meros soportes físicos de ésta. El mito de fondo no hace sino contraponer el tópico del individualismo ibero frente a la fuerza que deriva de la unión.

Y uno de los puntos de encuentro más curiosos de todos estos personajes es Sagunto. :~i
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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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